Los niños y los perros pueden ser los mejores amigos, si los adultos asumen la responsabilidad de cuidar a ambos

Hace un par de semanas fue noticia una investigación publicada en la revista ‘Pediatric Research’ que, tras analizar 1.646 hogares con niños de dos a cinco años, llegaba la conclusión de que aquellos que venían de hogares con perro gozaban de un mejor bienestar social y emocional. De hecho ponían en dígitos ese bienestar, llegando a asegurar que tenían un 23% menos de probabilidades de tener dificultades generales con sus emociones e interacciones sociales.

Hay multitud de estudios de toda índole que nos recuerdan que los perros y los niños pueden establecer relaciones muy enriquecedoras para ambas partes; nos muestran que mejoran su actividad física, reducen el riesgo de tener alergias y asma, estimula su confianza, reduce su ansiedad… Y más allá de la ciencia, hay una magia especial y visible entre niños y animales, una fascinación inicial que es deslumbrante. No sucede con todos, es cierto. Hay niños que no sienten esa afinidad o a los que puede el miedo, un miedo muchas veces inoculado por adultos. También hay animales que no gustan de la compañía infantil.

Las ventajas de crecer con un animal son muchas, sí, y muchos niños desean y piden tener un animal, pero no debemos olvidar que la responsabilidad última de ese ser vivo es siempre nuestra, de los adultos. Un niño, da igual que sea ya mayor y responsable, no puede hacerse cargo de un animal. Somos nosotros.Y todos en la familia debemos estar de acuerdo, a ser posible entusiasmados, con la idea de su llegada a nuestro hogar.

Sabemos de sobra que los animales no son juguetes, nos han repetido hasta la saciedad que son una responsabilidad para toda la vida y un miembro más de la familia por muchos años y que implica gastos y tiempo. Pero aun sabiéndolo, a veces los adultos nos lanzarnos a la piscina sin reflexionar sobre la profundidad del agua cuando al otro lado de la balanza esta la ilusión de nuestros hijos.

Debemos contenernos si no tenemos claro que podemos asumir su cuidado por siempre. Tanto reflexionar y frenarnos, como reflexionar y dar el paso, es una gran enseñanza para nuestros hijos. Obrando así estamos mostrándoles con nuestro ejemplo, la mejor escuela, la importancia de meditar nuestras decisiones, ser empáticos y consecuentes con nuestras circunstancias.

Y aunque esté hablando sobre todo de perros y gatos, lo mismo es aplicable para pequeños mamíferos, aves o reptiles, que con demasiada frecuencia son premios de consolación por el perro o el gato que no llega y que acaban mal atendidos, ignorados y muertos.

3 comentarios

  1. No se quienes están peor si los que mueven la cola o los que hablan con perros esperando comprensión ¿tu que opinas?

    25 julio 2020 | 19:45

  2. Dice ser manual

    Soy padre de 3 hijos y tengo bastantes animales que adopte cuando la hija mas pequeña tenia dos años , es muy recomndable leer este post ya que si tienes un jardin que cuidas bien y tienes animales se nota mucho en el desarrollo emocional y sentimental , tener animales con niños pequeños crea ese vinculo de afectividad y de madurez al cuidar de ellos, un gran post

    27 julio 2020 | 12:54

  3. Dice ser hoka shoes

    es muy recomndable leer este post ya que si tienes un jardin que cuidas bien y tienes animales se nota mucho en el desarrollo emocional y sentimental

    08 septiembre 2020 | 11:15

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