Por José María Heras Muñoz
Ante la actual discusión al respecto, quizá sea útil conocer dos hechos de los que fui protagonista en uno y testigo en otro.
La noche en que ganó Zapatero llevé a Ferraz docenas de banderas españolas que fueron aceptadas sin problemas por sus partidarios; claro que no tenían los parches políticos que tanto nos dividen.
La noche en que perdió Zapatero fui testigo único ante su sede –no había ningún partidario, ni periodista- del paso burlesco, en coche y andando, de pasaron burlándose varios grupitos del PP; uno estos últimos, mostrando la bandera española, gritó: “¡Viva España!”, a lo que el vigilante de la puerta del PSOE respondió, con tono poco convincente, que ellos hacían lo mismo.