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El despertar de Carmen de Burgos, defensora de la mujer

Mi chica, Ana Westley (awestley.com) triunfa hoy en La Voz de Almería. El diario líder de mi tierra publica mi artículo sobre Carmen de Burgos, la más importante defensora de la mujer en el siglo XX y la más odiada por Franco. Colombine sufrió eclipse total y sus obras fueron quemadas durante la Dictadura… hasta que murió el tirano. Ahora, la gran Carmen de Burgos revive en la obra de Asunción Valdés («Revivir. La nueva Carmen de Burgos») y en el óleo espléndido de mi esposa. ¡Qué buen ojo tuvo Toni Cabot, director de Publicaciones del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, al convertirse en editor de esta obra magna de Asunción Valdés!

Ana Westley, ante su óleo de Carmen de Burgos.

Mi artículo en La Voz de Almería (26/05/23)

Para aquellos que, como yo, tengan dificultad para leer la letra pequeña del diario o no puedan ampliar el texto en su móvil, copio y pego a continuación el texto de mi artículo en Word. Ahí va:

Almería, quién te viera… (29)

El despertar de Carmen de Burgos

J.A. Martínez Soler

Una señora de 94 años, apoyada en su bastón y del brazo de su sobrina, se acercó emocionada, a pasos cortos, al caballete que sostenía el óleo de Carmen de Burgos, Colombine, en el aljibe árabe del Hotel Catedral. Sorprendida, y con sus ojos brillantes, al borde de la lágrima, se dirigió Ana Westley, la autora del retrato:

“Es ella. Es ella. La reconozco. Se parece mucho a mi suegra Pura, su prima hermana”.

La mujer que celebró el viernes, 19 de mayo, el parecido del retrato de Colombine con Pura, la madre de su marido, José Miguel Naveros Burgos, era Emilia Pardo Santayana, madre de mi amigo y colega Miguel Naveros Pardo. Miembros de la familia de nuestra heroína, que tuvieron miedo a hablar de ella durante la Dictadura, se reencontraron con sus recuerdos gracias a este retrato sobre madera (que permanecerá en el Hotel Catedral) y a la obra descomunal de Asunción Valdés (“Revivir. La nueva Carmen de Burgos”) en dos tomos.

Ana Westley con Emilia Pardo ante el óleo de Carmen de Burgos, tía de su marido Jose Miguel Naveros Burgos.

Pintura y literatura (óleo y libro) fue un doble lujo para quienes llenamos el aljibe de Jayrán, primer emir de la taifa de Almería, un lugar mágico parar rendir homenaje a la principal defensora de la mujer en el siglo XX, la más odiada por Francisco Franco quizá, y no solo, por sus crónicas de la guerra de África.

También para mí fue una jornada cargada de recuerdos emocionantes. José Miguel Naveros Burgos, sobrino de la célebre periodista, escritora, partidaria del voto femenino y del divorcio, pedagoga, masona, defensora de los derechos de la mujer, contraria a la pena de muerte y a la violencia de género, fue el primer periodista de carne y hueso que conocí en mi vida cuando yo era adolescente. Frecuentábamos la biblioteca Villaespesa del Paseo y la redacción del Yugo donde yo publiqué mi primera crónica juvenil.

Años más tarde recibí, no sin emoción, un premio con el nombre de Naveros Burgos. Su hijo, Miguel Naveros, fue quien me llevó, en 2009, ante la tumba de Carmen de Burgos en el Cementerio Civil de Madrid. Junto a Federico Utrera (Autor de “La voz silenciada” de Canal Sur), Marijé Orbegozo y José Luis Martinez, editor de La Voz de Almería, entre otros, nos juramentamos para resucitar la figura de nuestra paisana Carmen de Burgos, cuyo nombre fue borrado de la memoria colectiva de España (sufrió la “damnatio memoriae” de los romanos) y sus más de 250 obras, condenadas al fuego inquisitorial del franquismo. Su nombre (el único de mujer) fue incluido, con el número 9, en la lista de autores prohibidos. Fue un eclipse total de Carmen durante toda la ominosa Dictadura… hasta que murió el tirano.

Nuestros colegas de la Asociación de la Prensa de Almería alzaron esa misma antorcha de recuperación de la memoria y convencieron al alcalde, Luis Rogelio Rodríguez Comendador Burgos, para que dedicara el Paseo Marítimo a Carmen de Burgos. Un gesto que honra a un alcalde del PP, pariente de la propia Colombine, y que le agradecemos. Lo cortés no quita lo valiente.

También compartimos unas risas con la madre de mi amigo Naveros, al recordar la relación de su hijo (del PSOE) con el alcalde (del PP), ambos parientes de la grandísima Carmen de Burgos. Cuando se cruzaban por las calles de Almería, Luis Rogelio le saludaba con un “Adiós, primo”. Mi amigo Naveros solía replicarle diciéndole “No me llames primo”.

Asunción Valdés (periodista, ex directora del Telediario de TVE y ex jefa de prensa de la Casa Real), presentó su biografía de Colombine con brillantez y glosó la figura de nuestra paisana con calidez y admiración. Su obra comienza con esta cita: “En 1916, preguntaron a Carmen de Burgos “¿Cuál será su legado póstumo?”. Ella respondió: “Mi resurrección”.

Su respuesta fue profética. Ana Westley, con su pintura, y Asunción Valdés, con su escritura, están contribuyendo a resucitar su legado. Los almerienses defensores de los derechos de la mujer estamos en deuda con ellas.

Al concluir su disertación, Asunción nos encomendó algunas tareas que no debemos olvidar: “Recordar a personas importantes, injustamente olvidadas, es una obligación para periodistas y docentes. Debemos conseguir que el nombre de Carmen de Burgos se incluya en los libros de texto. Los alumnos de Almería deben conocer la vida y la obra de su ilustre paisana. También los de Andalucía y España entera”.

Podríamos empezar, por ejemplo, por incorporar algunas de sus obras a la “Biblioteca Martínez Soler” del Centro de Profesores de Almería (que lleva el nombre de mi hermana, defensora de los ideales de Carmen de Burgos). Y seguir incluyendo su nombre en los libros de texto de Enseñanza no universitaria.

Por lo que Liborio López García, subsecretario del ministerio de Educación, nos dijo hace poco en el Ateneo de Madrid, me conta que el Gobierno quiere introducir el nombre y las ideas pioneras de Carmen de Burgos en sus reformas educativas. Según el subsecretario, “las ideas de Colombine sobre la Enseñanza tienen una rabiosa modernidad y no solo para su época”.

Para quien quiera saber más de la primera periodista española en nómina y primera corresponsal de guerra, la más notable defensora de os derechos de la mujer, puede acudir al portal Carmen de Burgos, recién incorporado con 324 registros, a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Su creador, Roberto Cermeño, nos lo recomendó apasionadamente al presentarlo en el aljibe de Jayrán.

La vida de Colombine, según Asunción, es la de una superviviente “con inteligencia darwiniana”. Chales Darwin dijo que no sobrevive la especie más fuerte sino la que mejor se adapta a los cambios. Y eso hizo nuestra heroína con valentía y seguridad en sí misma para libarse de un marido maltratador y buscarse la vida en Madrid con su única una hija. En sus novelas se aprecia una fuerte carga autobiográfica: “La mal casada”, “El último contrabandista”, “Puñal de claveles”, etc.

Después de las intervenciones emocionantes de Asunción Valdés, mi colega, y de Ana Westley, mi esposa y maestra en feminismo, no encuentro palabras para cantar mejor que ellas las excelencias de esta almeriense tan ilustre y tan injustamente sepultada durante 40 años de Dictadura. Mil gracias a Asunción Valdés y a Ana Westley por contribuir a la resurrección anunciado por la propia Carmen de Burgos. Y al hotel Catedral por albergar el retrato que mi chica ha pintado de ella con mucho gusto y emoción.

Asunción Valdés, Ana Westley y su óleo de Carmen de Burgos, en el Hotel Catedral de Almería.

Asunción Valdés, Ana Westley y su óleo de Carmen de Burgos, en el Hotel Catedral de Almería.

Retrato de Carmen de Burgos, realizado al óleo sobre madera por Ana Westley (awestley.com)

Crónica de Manuel León en La Voz de Almería

La nueva biografía (en dos tomos) de Asunción Valdés sobre Carmen de Burgos.

A la entrada en el aljibe árabe construido por de Jayrán, está expuesta mi talla del primer emir independiente de la Taifa de Almería. El óleo pintado por mi chica y mi talla en madera de cedro, unidos en el aljibe del Hotel Catedral. ¿Qué más puedo pedir?

Talla de Jayrán, en madera de cedro, una de mis primeras obras recién jubilado como director general del diario 20 minutos.

QR de Colombine, para más información

El tiempo agiganta la figura de Ontiveros

Muchos personajes importantes hablaron ayer de la figura imponente de Emilio Ontiveros, catedrático, economista, divulgador, escritor, científico, empresario…

Recordando a Emilio Ontiveros

Para mí, fue el Keynes español del siglo XX. Todos alabaron, con razón, su grandeza en cada campo que tocó, en sus libros, investigaciones, análisis, innovaciones. A los tres meses de su muerte, tan prematura, apenas presté atención a los discursos espléndidos, en fondo y forma, a los halagos póstumos merecidos de mi amigo Emilio.

Con todo el público aplaudiendo en pie, la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, entrega a los hijos de Ontiveros la Medalla de la Orden del Mérito Civil, concedida al maestro a título póstumo.

Mi mente voló a tiempos pretéritos cuando nos conocimos, hace medio siglo, en un bar, modesto pero limpio, de la calle Toledo. Todos hablaron de sus logros, de sus aportaciones a la ciencia y a la divulgación económicas. Sí, pero apenas mencionaron su bondad natural, sin impostura, ni sus abrazos apretados con golpes sonoros en la espalda, su amable sinceridad, su fino sentido de humor y sus carcajadas, su forma apasionada y humilde de disfrutar del conocimiento y compartirlo, su curiosidad voraz, su generosidad y su amor por la gente.

Emilio en mi casa con media pandilla. En primer plano, mi hijo David que ya tiene 34 años.

Emilio con Ángel Berges, su amigo y socio de toda la vida.

Mi mente, cargada de minucias cariñosas y recuerdos entrañables, recordaba al amigo, no al genio. Fui repasando, como en una película interior, aquel día, cuando hablamos por primera vez, ante un menú económico, de cómo arreglar España e incluso el mundo si se terciaba. Emilio venía del PT (Partido del Trabajo). Era progresista y un poco más «rojo» que yo.

Con mi suegra Geraldine Westley, Solita Salinas y Juan Marichal, en primer fila. Lorenzo, Flavio, Joaquín y Emilio, al fondo. Ana Cañil da de comer a mi hijo David, su ahijado.

Luego convergimos en los ideales de la socialdemocracia para mejorar la vida de la gente y regular la voracidad de la mano invisible del mercado.

Amigos de Emilio: Joaquín Estefanía, Pepa Bueno, Miguel Ángel Noceda, Andreu Misé, Claudi Pérez y un servidor, al término del acto. Repoker de ases y reina de diamantes. Faltó en la foto nuestro Xavi Vidal Folch.

¡Tantos recuerdos inolvidables en mi casa de Almería y en la suya de Rascafría con Mencha y sus hijos! Sin su ayuda, y la de Iñaki Santillana, nunca hubiera concluido con éxito mi tesis doctoral sobre el mercado de la noticia, que comencé a preparar en la Universidad de Harvard (1976-77). El profesor Ontiveros formó parte del tribunal de doctorado de la Complutense ante el que defendí mi tesis. Cuando Televisión Española me despidió como corresponsal en Nueva York, tras la entrevista preelectoral que hice a José María Aznar en 1996 (con preguntas que el «hombrecillo insufrible» no apreció), Emilio me animó a buscar refugio académico en la Universidad de Almería, mientras amainaba la tormenta desatada por la Moncloa para expulsarme del periodismo. (Lo cuento con más detalle en mi libro «La prensa libre no fue un regalo»).

Ignacio Ontiveros glosó la figura de su padre. La intervención más entrañable del acto.

Emilio y Mencha reinaban en Rascafría (Madrid), junto a mis compadres Ana Cañil y Joaquín Estefanía, María e Iñaki Santillana y otros amigos que habían fijado allí su segunda residencia. Atraídos por el «Círculo de Rascafría», Ana Westley y yo quisimos reconstruir un pajar arruinado para convertirlo en nuestra cabaña de jubilación y compartir los fines de semana con nuestros amigos más queridos del valle del Lozoya. Emilio me dijo, entre risas, que mi presencia (yo salía entonces en el Buenos días de TVE) había revolucionado el mercado inmobiliario de los corrales abandonados de la sierra y disparado los precios. Dormíamos en su casa, o en la de los Santillana o de los Estefanía. Ese sueño de jubilación lo acabamos cumpliendo en Almería, junto al Mediterráneo.

Me colocaron en un sitio de honor, junto al joven Ignacio Escolar, hijo de Arsenio, y director de eldiario.es. Compartimos fotos de sus hijos y mis nietos.

Lo más emocionante del homenaje de ayer a Emilio Ontiveros fueron las intervenciones de su compañera Monserrat Dominguez, de su amigo y socio Ángel Berges y de su hijo Ignacio. Lo más divertido, que hubiera provocado sonoras carcajadas a nuestro Emilio, fue el discurso, agudo y certero, de Manuel Vicent, siempre genial.

Manuel Vicent cerró el acto con un retrato literario magistral de Emilio que nos hizo reír y… casi llorar.

Fue el broche de oro al homenaje que AFI (Analistas Financieros Internacionales) dedicó al gran hombre que fue el sabio Ontiveros. Solo dos economistas fueron mencionados varias veces durante el acto: Keynes y Ontiveros. No fue casual. La figura de mi amigo Emilio se va agigantando a medida que pasa el tiempo y, no sin dolor, tratamos de digerir su pérdida descomunal. DEP.

Fundación AFI Emilio Ontiveros

 

 

1985: Cuando TVE temía a las privadas

«Las televisiones privadas están al caer y tenemos que preparar a TVE para resistir esa competencia». Eso fue lo primero que nos dijo José María Calviño, jefe de RTVE, en un rincón apartado de la cafetería del Palace. Trataba de contratarnos para que le diéramos la vuelta a los tres telediarios. José Luis Martinez (alias Flavio en la clandestinidad), de La Vanguardia, y Joaquín Estefanía y yo, de El País, nos miramos sorprendidos (y halagados) por la oferta. Hoy recibo por twitter un recuerdo extraordinario.

Los nuevos telediarios de TVE nacieron en enero de 1985. Le dimos la vuelta a la tortilla.

«No podemos dar en el Telediario lo que pasó ayer porque lo vemos publicado hoy en la portada de los diarios. Debe ser al revés. Los diarios deben publicar hoy lo que ya dio el Telediario de ayer». Ese fue el reto de Calviño.

José Luis Martínez, Julio Bernáldez y yo, al frente de los nuevos telediarios de TVE en enero de 1985.

Nos pusimos manos a la obra y creo que, no sin leves conflictos iniciales entre fijos y contratados, entre veteranos de la Casa y nuevos paracaidistas de la prensa impresa, lo conseguimos. Debo reconocer que muy pronto los veteranos nos ayudaron muchísimo a los recién llegados.

Entrevista a Felipe Gonzalez, candidato presidencial en las elecciones de 1986, en el Buenos Dias de TVE. ¡Qué jóvenes! Página 410 de mi libro «La prensa libre no fue un regalo» que os recomiendo para este verano.

José A. Martínez Soler, Director-presentador del informativo Buenos Días de TVE en TP. (1986)

Portada de mi libro «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Marcial Pons). Ahí cuento mis múltiples pasos por Televisión Española.

De mi paso por la prensa de la Dictadura y la Democracia hablé como si fuera libre, con Javier del Pino en A vivir de la Cadena SER antes de que se fuera de vacaciones.