Editado por Gold Leaf Productions el nuevo disco de Sarah McCoy es un catálogo de joyas ocultas, una degustación de lo mejor que puede ofrecer una garganta curtida, una compositora magnífica, un producto orgánico que recorre décadas de historia de la música del alma. Escuchar Weaponize me como un extracto de pura épica noventera, donde las calles no tienen nombre, curvas donde el destello de la electricidad marca un camino hacia un Berlín desconocido en el que camina el fantasma de Juleel Cruise. O el salvajismo de Nina Simone, encurtidos y sustancias, Go Blind, espectro de Elvis -un disco de fantasmas y espectros, de espiritismo respetuoso-, girando a su alrededor, jugando con las programaciones y las palancas, palabras que preguntan: ¿Qué botón detendrá el mundo? ¿qué botón lo pondrá en marcha de nuevo?
Un tema como Take it all nos hace preguntarnos qué habrá sido de los coyotes, los pianos, Natalia Merchant o la Harris, aquellos versos en las paredes de los cuartos de motel en el desierto. Sé que me escuchas, Aline Kominsky-Crumb, sé que sigues buscando los discos de piedra, 76 r.p.m, bebiendo de la sangre de las hijas de Odetta. Un oráculo, Oracle, son tiempos oscuros, hay que buscar un lugar donde uno pueda sentirse seguro, que la huida sea una canción de cuna: todas las calles parecen intersecciones donde uno puede convocar a su demonio favorito, pedir consejos a Anita Lane, a sus sicarios, a los tiempos de las malas semillas que atrapan tu alma.
La fenetre te recuerda cómo los lobos entraron en París, se colocaron barreras y maderas claveteadas en las puertas de los garitos del Barrio Latino para seguir dentro la fiesta, pero no es excusa, no es fuerza, llama a la Piaf, llama al programador que escapó a Nueva Orleans: está con el Doctor John y Willy Deville fumando opio en una esquina tranquila. En Sorry for you nos queda la sensación de que el trip-hop ha vuelto, con acidez y rodajas de lima, disculpa por hacerte esperar, no sabía qué garganta pensabas utilizar para deslumbrarme: usaré la de los momentos especiales. Y un cierre como You are not alone, como un cielo que aplasta, levantamos los brazos y sostenemos el azul, con violines y piano. Belleza completa. Palabras para el final, palabras para el alimento.