Después de varios dobles sencillos y EP´s de adelanto, la banda argentina Fin del Mundo nos ofrece por fin su largo, que acumula referencias de guitarras narcóticas y trepidación ambiental. Nada de sueño porteño ni impostura: explosiones en el cielo y la poesía de Alfonsina Storni para demostrar que su propuesta resulta realmente nutricia. Las densas guitarras con las que abren “La noche” son acuciantes restos de la verbena que dejó La Plata en las últimas décadas.
Recordando los momentos más ruidosos de Rosario Blefari pasan a “Las flores” que, con esas percusiones Mo Tucker, como en un San Valentín repleto de sangre, acercan a Srta. Trueno Negro en esa colaboración opiácea que se ha organizado junto a Jota. En los dibujos melódicos de “La distancia” recuerdan a los primeros Victoria Mil (cuando aún se llamaban Victoria Abril). No hay sucedáneo que valga, todo el mundo habla de El mató o de 107 faunos, pero a mí “El fin del mundo” me trae de vuelta los discos solistas de Colombina Parra, con esas atmósferas a lo “prayers for rain” y el resto de las canciones del palo, que se extienden como una gran mancha de aceite, a punto de convertirse en fuego en mitad de la noche.
Me enamoro de “Hacia los bosques”, con el bajo Peter Hook, con un texto que podría ser una fotografía de Sara Facio. La sección rítmica de Fin del mundo, Julieta Limia&Yanina Silva, hacen de la estática un arte sobre el que construir los dibujos de las guitarras de Julieta Heredia y las letras de Lucia Masnatta se abren paso en el punk melódico de uno de los sencillos de adelanto “El incendio”, donde los arreglos parecen resplandecientes sonatas sobre el cielo. Es casetero el registro magnético, como “El próximo verano”, con breves notas de teclado, un movimiento de ajedrez hacia el baile, el día que conocí la música de BARBI RECANATI o el que abrí por primera vez “Su parte de la noche” de Mariana Enríquez. Una banda que, como en “Desvelo”, es capaz de una hipnosis profunda, de una manera de tejer con nylon y amplificadores que arrastra, sin miedo, hacia, como diría la mítica Pequeña orquesta Reincidentes, “Más allá del mar”. Y perdonen por el guiño fácil.
Desde finales de noviembre estarán girando por Europa, con primeras paradas en España.