La curiosidad simple de una programación delicada y un romanticismo que no suena cursi, son palabras básicas que todos podemos compartir. Eso es el disco de Casero, Me doy cuenta editado por Primavera Labels. Los juegos de voces de No te lo quiero decir funcionan a distintos niveles. Esa manera de susurrar que nos conecta con el comienzo de siglo, cuando las voces brumosas eran nuestro alimento cada día. El camino de DORIAN en Solo tu amiga, con las bases trepidantes, es uno de los mejores temas del LP. Afinamos la guitarra y el nylon con tambores que tienen algo de ritual, Llego contenta, es un híbrido de orgánico y electrónico, donde la voz nos recuerda a la Teresa Iturrioz de Single. Y en Cosas que creo funcionamos en niveles de esta década, la rebeldía que escupe palabras, Rocío Márquez con Bronquio han abierto ese camino que es un horizonte infinito donde se deslizan las notas y los sentimientos. La ola de Silvana Estrada, María Rodes desde España, Javiera Mena entre Chile y Madrid, todas cubren por igual el suspiro que comenzó en Francia con la Hardy o la Vartan.
Al final todo eran souvenirs que traíamos en los viajes, todavía eran cedés, porque las cosas funcionaban así. La base de Me viene bien nos lleva, aunque sea por un instante, a un baile en mitad de la habitación, a esa hora bruja del sábado por la tarde, justo antes de salir, maquillada o no, con la ropa elegida o por elegir. Has tachado un número del móvil, así que solo te queda rellenarlo con copas y un buen pinchadiscos. Y el cierre, con Esa situación, nos ofrece otra cara de Casero, con guitarra y voz, saliendo de la zona de confort: ¿os acordáis cuando Jota hizo que todas las mujeres de los noventa nos parecían malas sirenas que te dejaban sobre la arena, con el bajón de las sustancias? Pues ahora han llegado las despechadas y te lo dicen a la cama. Amor y desamor. A todos nos gusta el ácido de vez en cuando, la salsa agridulce, el limón después del tequila.