Algunas palabras sobre A despecho del mundo de Daniel Izquierdo Clavero

En La ceniza de las catedrales, la primera parte del libro, ya encontramos los restos de las Iglesias, la fe perdida, cantar de cantares en papel quemado. Un poema, Talegaria, sobre Rafi Escobedo -yo era un niño y repetía como en un juego quién era el asesino de los Marqueses de Urquijo-, muerte y sueño que se se confunden cuando la vida es prisión y monotonía, fumar chinos, esquivo narcótico en esta torre: <>, mientras que <>. Un amigo de mi padre decidió quitarse la vida como había hecho su padre unos meses antes. El padre no dijo nada a nadie. Simplemente se quitó los zapatos y se lanzó por la ventana. Clarividencias, el suicida siempre se descalza antes de unirse al vacío, antes de subirse sin calderilla a la barca de Caronte: <>.

Editan Los Libros del Gato Negro y se puede adquirir aquí.

«Daniel Izquierdo va armado de pasión y personajes, sobre ellos construye una épica del cariño a lo largo de este libro, denso y nutritivo, donde uno entra y sale por distintos resquicios, tanto estilísticos como históricos».

Entre el COVID 19 y 1944 uno puede encontrar un número primo y, de nuevo, el balcón y el salto: <>. Bucle de fuego y frío. ¿Hay algo de profundidad en la costra del poder? ¿En la denuncia de occidente, del liberalismo? ¿me quedo con la imagen o le doy una vuelta? ¿le pido al autor que sea más explícito para luego burlarme? ¿Qué metáfora utilizo para los ansiolíticos que tomo para ir a clase para poder superar la desazón profunda que me provocan algunos alumnos y cómo sus padres me escupen en el alma y sus costumbres son despiadadas? Firmo el Acta diurna del profesor de matemáticas y me entrego a la labor del sereno con ínfulas de crítico nocturno. Cualquier viaje a la ciudad me recuerda que mi ciudad ya no se parece a ninguno de los recuerdos que tengo de ella. Me permito compartir los versos y con ellos volver a construir miniaturas: <>, ¿Quién atiende los exilios interiores de los otros docentes del 2020? ¿Quién acusa a mi padre, a mi madre, maestros de los cincuenta, de ocupar el lugar, mientras se apartan el pelo largo y contemplan la llegada a luna en Luesia, allí donde reinó el maestro Ángel Guinda? Cuánta belleza se acumula entre las altas torres de los palacios de la suficiencia ideológica.

El mejor de los poemas, o uno de los mejores -nunca un poemario puede ser una carrera de sacos-, es el monumental Palabras impronunciables y esa sensación compartida: <>, la ausencia solo es real cuando muere el recuerdo, <>. Saboreo los melocotones de Maluenda desde mi habitación en Atea, y casi estiro los brazos y, desde mi ventana, intento robarlos: <<Qué pequeña es la boca que amamanta el hambre/con un libro en las manos/no bien salido el Sol>>.

«Daniel Izquierdo es un escritor de fondo, nos lleva de la mano, entre personajes entrañables, entre muertos que siguen vivos, entre terruño y hormigón».

En la segunda parte La soledad y la desesperación, volvemos a los años 40, entre 1940 y 1945, cuando solo el terror recorría las estepas , 1939, las fechas cuando la muerte disfrutaba recogiendo lo sembrado durante años, perfectamente maduro, perfectamente pútrido. <<Señaló con los ojos a las nubes y borró (sin borrarlos) los alambres (y el óxido) de la ventana>>, ¿Qué edad tiene el mundo cuando mata? Durante muchos cursos tuve una foto de Maryam Mirzakhani en la puerta de mi departamento. Era lo primero que veía por las mañanas antes de agarrar libros y apuntes. Su rostro de ojos profundos, parecía recordar cuando Irán era Persia y las muchachas podían hacer integrales triples en minifalda. Aquellos sistemas euclídeos, laicos y sólidos, cuando no tiene sentido, el monstruo primigenio de Lovecraft se introduce, como un Imán, entre los recodos de las esquinas no euclídeas. Los monstruos siempre esperan al otro lado del umbral, (En la ciudad de R’lyeh, el difunto Cthulhu espera soñando)

Genealogía sagrada y también trigo y cansancio, estirpe que salta en lo cualitativo y bocadillos como presa que oculta el hambre. Pon mayúsculas al HAMBRE. Mi abuela también lo hacía: << Mis abuelos viajeros del hambre a la espiga/mis padres viajan de la espiga al pan/nosotros viajamos del pan a la rutina/¿Dónde irán de viaje los que han de llegar?>>

La tercera parte, El Jardín de flores caídas, recuerda a una canción de Spinetta, a la manera en la que conjugaba a Artaud con Pescado Rabioso. El jardín de los presentes es el humus de los que se ausentan. El poema con el que abre esta parte del libro contiene versos como <>, la ansiedad anticipatoria es una enfermedad del poeta. Yo la comparto.

«Hay poetas que viajan y poetas que vuelan. Poetas que recortan las flores y otros que simplemente escarban en la tierra».

Un día me enamoré de ella dice Daniel. Solo un personaje tan extremo puede ser real, amor de página en blanco. El único que es eterno. Como la Princesa Leia en mi corazón, en Caballero escudero me atrapa el verso: <>. Un caballero que no leía letras, solo melancolías, ¿Qué es lo moderno? ¿Dónde queda el progreso? ¿Escribe el poeta para él, para ellos, para los que lo leen, para los que le gustaría que lo leyeran, para los que le gustaría que leyeran, así, en general? Más belleza, duerme mi mujer a mi lado y es toda ella arte y yo creo ser parte de su historia, historia del arte. Ordeño es un poema de amor bizantino, de Turquía y el Bósforo, un parpadeo turolense en mitad del camino: baja poquita agua y en la tierra quedan pocos sedientos. Yo soy tu Vértigo, el matemático, que siente los pasos en la nuca, sabe que es la noche, que ya no es escenario, es compañía. Escribir en la noche acompañado por ella, con la edad todo cambia y Daniel lo refleja perfectamente en su poema Vértigo:<>.

Poemas-historia que surcan la piel como un río: «El niño era ciego y el prestidigitador manco,/dos silencios que añaden extensión la silencio». Y los Perros callejeros: jeringuillas, Terry Venables, un seat, el humo que hace funcionar la vida, cómo sustituimos a los yonquis por muertos vivientes de series de televisión. Detrás de cada balón hay siempre un niño y una aguja antes de cada chuta. El sistema es injusto por definición. Niño que quiere ser poeta, no principito. Todo huele a sábado. El cielo sobre Barcelona tiene ángeles que ocultan el trapo bajo las alas.

 

Cuarta y penúltima parte, La vida vendimiada. Los poetas siguen sabiendo encontrar el humus entre el terruño. Historias de hambre y pensamiento, incluyendo una palanca y un iphone (arado en el reciclado). En El mundo en la cadiera recuerdo que la sangre de Alloza se derramó en los escondites que dejaban de serlo y allí los abuelos que quedaron abonaban los sueños que apartaban el frío, con un misticismo tribal de belleza: <>. Poemas como Abstracción tienen algo de patafísica poética, de borgiano verso sin control silábico, de los poemas narrativos de Carver. Mientras que Demógrafos perversos hace juego con los números, la humilde presencia frente al absurdo anonimato «Un banco de silencio gangrenado en el menisco del tiempo». Endina en Belchite y mi abuela en Alloza y la de Víctor Guiu no lo sé. Erundina es la broma que trae el hambre en la posguerra, el hambre con el que la muerte amansa en pan negro y hervía la achicoria: « Erundina, qué bello país/lo demás sombra». Abandonar el perfume que te recuerda a tu mujer es una despedida de cuatro semanas, para morir juntos, como si así la muerte fuera más comprensiva, poesía de la edad: «Las palabras de hogaño son aromas vivos/en el cuello perdido de un abuelo muerto». Nacer cuando ves el mar, acompañar de la mano a tus abuelos, el rastro de las lágrimas que son la guía de toda una vida.

Final, una coda, con Ángel Petisme y José Antonio Labordeta que expandieron semillas de los recuerdos del campo, licenciados que volvieron a las urbes mientras sentaban cátedra. Teruel y la docencia, la espera, la conservación, el ADN de una familia que impregna la pulpa de un árbol. El amor es una casa rodeada de silencio.

Daniel tiene que sentir la paz de haber conservado en sus páginas la esencia de su familia, agridulces recuerdos de décadas: «La memoria, en la esquina mercenaria del silencio, /teje su telaraña./El rocío pende de sus hilos de arena».

Escribe aquí tu comentario





    Normas para comentar en 20minutos.es

    • Antes de enviar su comentario lee atentamente las normas para comentar en 20minutos.es.
    • Esta es la opinión de los internautas, no la de 20minutos.es.
    • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
    • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
    • Por favor, céntrate en el tema.
    • Algunos blogs tienen moderación previa, ten paciencia si no ves tu comentario.

    Información sobre el tratamiento de sus datos personales

    En cumplimiento de lo dispuesto en el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, y Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales le informamos que los datos de carácter personal que nos facilite en este formulario de contacto serán tratados de forma confidencial y quedarán incorporados a la correspondiente actividad de tratamiento titularidad de 20 MINUTOS EDITORA, S.L, con la única finalidad de gestionar los comentarios aportados al blog por Ud. Asimismo, de prestar su consentimiento le enviaremos comunicaciones comerciales electrónicas de productos y servicios propios o de terceros.

    No está permitido escribir comentarios por menores de 14 años. Si detectamos el envío de comentario de un usuario menor de esta edad será suprimido, así como sus datos personales.

    Algunos datos personales pueden ser objeto de tratamiento a través de la instalación de cookies y de tecnologías de tracking, así como a través de su acceso a esta web desde sus canales en redes sociales. Le rogamos consulte para una más detallada información nuestra Política de Privacidad y nuestra Política de Cookies.

    Los datos personales se conservarán indefinidamente hasta que solicite su supresión.

    Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión y portabilidad de sus datos, de limitación y oposición a su tratamiento, así como a no ser objeto de decisiones basadas únicamente en el tratamiento automatizado de sus datos, cuando procedan, ante el responsable citado en la dirección dpo@henneo.com

    Le informamos igualmente que puede presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, si no está satisfecho con en el ejercicio de sus derechos.