Editados por Los libros de la Imperdible en diciembre de 2022 dentro de su colección Corte y Edición, no son plaquettes, no son miniaturas, no son arquetipos poéticos. Son poemas sobre papel, belleza de mano, para llevar en el bolsillo. Porque todo poeta que se precie debe llevar poemas en el bolsillo.
Recuerdo el paraguas de Praga como el impermeable de Nueva York, David juega con sus palabras y las amansa, quiere que sean dóciles en el papel y salvajes si se convierten en cartas de amor. Dice: «En el cuarto bajo no hay tierra ni agua/en el cuarto bajo no hay amor ni aire«. El amor es algo «Que me hace duelo tirar«. Abejas muertas y soñar con playas que se alejan. El poeta, al despertar, tiene arena en las manos, pero no distingue si son restos del sueño que no pudo atrapar o el polvo que la soledad se empeña en acumular.
David sabe que la muerte es negra. NEGRA. Pero no negra como el blues o el jazz, es negra como las temperas de un niño, como la plastilina de colores cuando se mezcla y ya no hay manera de separar los colores: «La muerte es el silencio más completo«. Entre la fruta y la macedonia griega solo hay un beso de diferencia. Mezcla todas las frutas y algunas están pasadas, otras olvidadas y todas son dulces. El poeta que habla con el sabor de las cosas pequeñas en la boca es un poeta grande. Repite conmigo. Un poeta grande.
«Mientras se inventaron las guerras» yo fui muy pobre. Yendo de la cama al living, bebiendo de los pezones de una mujer que no era la mía. Eso es también serenidad y amor. O jeta. Los lugares inexplorados se acercan poco a poco: Ártico, Canadá, Praga, Admusen, Lovecraft y Basora. Porque los escritores son también lugares extraños y lejanos. Aquellas bestias que Borges dibujaba con sus ojos ciegos son sus únicos habitantes. Oriundos, como los argentinos que traían los equipos españoles en los setenta. En la playa de Gros se deslizan los tupés y las centralitas. Allí construiremos fortalezas de la soledad. Pero todo será un poquito mentira. Lo haremos para dar pena a las chicas, una excusa para que vengan a calentarnos los pies con sus cuerpos de agua caliente.
El fuego de la poesía es un endecasílabo, un pasajes arrasado, un hombre que baila con calentura, el patio del colegio donde juegas con un amigo al que olvidarás, un amigo que quiere ser bombero de mayor. Uno de los mejores poemas de David Musgo quedará atrapado para siempre aquí, entre los otros poemas: ha muerto un poema y los versos son dorados: «Mi esposo el poeta el poeta nunca escribiría esos versos/Diré,/Él no, no era de escribir así».
Chicuelita es una excusa porque, al final, todas las mujeres bellas usan el nombre que desean usar. Solo si deciden, tu soplete podrá acceder a su acero impenetrable. Ya nos contarás, mariachi de la Ribera.
Beber llanto en latas (abierto 7/24 ó 24/7) es un postmoderno sin miedo a ser acusado de Don Delillo, un Bukowsky valiente que no necesita acudir al alcohol para intoxicarse, porque calienta su corazón con versos y una sed diferente.
Un chicle gastado, Nina Simone: «No habrá bises» pero habrá lluvia que recoja la voz de la Simone y será una lluvia de meteoritos. «Mientras dure la guerra/las banderas estarán sucias». Un cepo que atrape miserias: «Seré un loco desmesurado/y nunca nadie vendrá a buscarme». Sergio es hábil practicamente del extrañamiento, de la ausencia de mar para el artista de interior. Crisis habitual entre poetas que se ajustan el corazón con el deseo de sus pies embriagados de arena mojada.
Decide tu lugar porque tu lugar ya te ha elegido: «Vivo en las afueras/de las puertas del campo». En aquel sendero el fondo es un montaje y son «Allí donde el mundo/es un punto y aparte/y la vida no mengua». Mi álbum de cromos está lleno de días repetidos y no sé si encontraré a alguien con quien pueda cambiarlos. Odín y Zeus saltan de mis tebeos y bailan cumbia. Menú del día y suscripción, volvemos a los días que parecen repetidos. Solo la salvan «las chucherías teñidas de saudade». Sardinas de cubo, regaliz de palo, calcomanías, ULTRAMARINOS BASALTO. La resistencia de los que todavía guardan sus dientes de leche por si hay que empeñárselos al ratoncito Pérez.
Pupilaje es una palabra hermosa, Sergio. El Midi-Libre de 1970, una de las primeras carreras que ganó Luis Ocaña. La crono terminaba en Carcasona. Poesía sería encontrar una puerta en tu castillo que nos hiciera viajar en el tiempo hasta ese día. Mitómanos sin mito. Poesía en pesetas, poesía en ULTRAMARINOS BASALTO.