Como indica la portada de esta nueva edición, El contorno del abismo (Vida y leyenda de Leopoldo María Panero) de J. Benito Fernández editado por Anagrama en su colección Biblioteca de la memoria es una versión actualizada de la obra del mismo título que apareció en el año 1999, cuando el siglo languidecía y Leopoldo María Panero, a pesar de lo narrado a lo largo de esas páginas, se acercaba a un mito inmortal en el panteón de los malditos españoles. Han pasado cinco lustros y Leopoldo María ha muerto, como también lo han hecho sus dos hermanos, Ana María Moix o Ángel Guinda, que aparece, como otros muchos aragoneses, en esta monumental y excelentemente documentada, biografía.
Monumental porque la vida de Panero está en constante batalla con su obra. En realidad existe un paralelismo entre las dos: sus años de creatividad más lúcida en los setenta coinciden con la formación del mito, mientras que sus últimos pasos, tanto vitales como literarios en los primeros lustros del S.XXI son una retahíla de prolíficas obras menores a la vez que Panero pasa de referente a espectáculo circense. Los que tuvimos la suerte de poder leer la primera versión de este libro e introducirnos en el Panero de los Novísimos, enamorado de Ana María Moix, con la apasionante correspondencia con Pere Gimferrer fuimos testigos también de su importancia en la contracultura española de la Transición, sus primeros libros, la relación con Eduardo Haro-Ibars y su conversión en icono de “El Rollo” para acabar desembocando en locura y el internamiento, primero en Madrid y, finalmente, en el manicomio de Mondragón. Desde el estreno de “El desencanto” de Jaime Chávarri hasta “Después de tantos años” de Ricardo Franco en 1994, Panero pasa de escritor a símbolo. De poeta a loco.
En los ochenta, en plena Movida madrileña, su fama, fruto de la película de Jaime Chávarri, lo convierte en un referente para los músicos y artistas que deambulan por la capital de España. Su amistad con Luis Antonio de Villena y, por supuesto, su encuentro con Ángel Guinda una noche dipsomaníaca que desembocará, en 1987, en el espectáculo “Más margen malditos”, mítico montaje de El Silbo Vulnerado con poemas de los mencionados Panero, Guinda y Ramón Irigoyen estrenado en el zaragozano Teatro del Mercado. En 1993 había comenzado a colaborar con Javier Sardá en una tertulia de “locos” en La ventana de la cadena Ser para, en 1997 debutar en televisión, también con Sardá, en “Crónicas Marcianas”. Pero esa misma exposición mediática lo lleva unos años de fama, donde la poesía queda en un segundo plano para colocar los focos directamente en el poeta incontinente, con una cuerda como cinturón, deambulando por la vida cubierto de una nube de humo a modo de aislante social.
Los años de Panero en el siglo XXI, los que incluye con profusión de detalles y una narrativa ágil y compacta Benito Fernández, serán una gira casi constante por España y Latinoamérica. Panero pasa más tiempo en ferias o dando charlas y recitales que en el manicomio de Las Palmas de Gran Canaria, donde se ha trasladado desde el País Vasco. En 2004 lo podemos escuchar en el Festival de Periferias de Huesca junto al poeta y profesor Alfredo Saldaña. Ese mismo año Enrique Bunbury y Carlos Ann graban Panero, un libro-disco, con textos del poeta. Su paranoia solo se ve calmada por la presencia de algunas personas, por ejemplo, el catedrático Túa Blesa, cuya presencia en el libro es constante y sanadora, testaferro de la obra del poeta. En marzo había fallecido su hermano Michi Panero. En Canarias, y durante sus últimos años de vida, se suceden los libros compartidos con personas y personajes, una bulimia de publicaciones de una calidad cuestionable, donde un Panero degradado física y mentalmente, encuentra consuelo en la compañía breve de admiradores y algún amante. Es el tabaco y la leche su convulsa pasión. Su cuerpo se resiste a detenerse y, aunque no puede realizar el simple acto de la escritura, parece esperar el fallecimiento de su hermano mayor, Juan Luis Panero en septiembre de 2013 para, después de unos pocos meses, escapar al mundo de Nunca Jamás, aquel que nunca quiso abandonar. Panero muere en marzo de 2014. No se puede decir que comienza la leyenda, porque la leyenda nunca lo abandonó.