Venía Gorka Roig de Motel#3 y yo lo conocí en una noche fría en Salem´s Lot. No había vampiros pero sí guitarras eléctricas y fantasmas de fuego que se empeñaban en caminar a tu lado. Presenta ahora su primer LP como Caligrama, La dama del Manzanares, título sugestivo que, además, da nombre al primer corte, con efluvios narcóticos de Spacemen 3 y desarrollos llenos de dolor y sangre. Un disco compuesto en plena distopía, con la imponente originalidad del que toma los elementos que lo rodean y le da autenticidad a lo básico. Elevamos sintetizadores en estos lunes de hierro y llenamos de alarmas los devotos de la procesión austral. Me gusta La canción de Marta Peirano porque hay psicobilly suicida y sintético, de bote, descongelado de mala manera para la ocasión. Como diría Leonard Cohen mientras componía en calzoncillos y armado con un casiotone en el garaje de su casa: <>. Aquel Javier Almendral que buscaba Vírgenes Adolescentes y en el desorden, la transpiración, como en Fuerza 15 cuando esperas un puñetazo en la boca para poder entonar igual que aquel que espía el juego de los niños. La compañía de María Schultz en Sígueme estoy perdido permite invocar el espíritu de Anita Lane, el caballo sigue sin domarse y no estamos muy seguros de qué cuerpo ha elegido la cantante para hacerse carne mortal. Es el azar del ángel al que prendieron fuego a sus alas. Un mundo que parece haber perdido para siempre las guitarras berlinesas es un mundo que merece ser convertido en ceniza. Ojalá pudieras haberte inventado alguna mentira, amigo venenos y después de una tormenta de tormento dejar la electricidad desbocada y a su ritmo.
Después de nunca aparece una bossa nova. Sí, Caligrama sabe que los caballitos de anís nos acercan a los cantábricos de emociones y esperando del cielo caigan botellitas en vez de querubines pide una vida extra y para ello roba una moneda de cinco duros. Bello ese Puñal de claveles. En la estación del amor hay un horario que solo conocen los espíritus y cuando la mar está más brava es hora del baño de los muertos: no tienen nada que perder. Fantasma en Cala Higuera tiene el verso del disco: <>. Llegamos a Girándula, donde está el terreno fronterizo, donde los amigos de Leone invitan al tequila y las tarántulas, ebrias de amapola blanca, se muerden entre ellas. Como un personaje de Rafa Berrio o de Barry Gifford, todos venimos del mismo árbol de especies vengativas. Plenitud, una muy acertada de Saturday de Yo la tengo, parte de una caja de ritmos afónica, un sonido quebrado de corazón enfermo, un acorde de órgano divino, humores de las entrañas que manchan la pared del bar. Tav Falco buscaba pareja en los baños de la no wave y por la mañana, con resaca y un korg desajustado componía algo de belleza. Películas del Padre Murphy, desconchado y caballeroso. Porque ser dipsómano no es excusa para evitar la elegancia, así Abro una botella más me permite saludar a Juan Luis Panero, me han dicho que está intentando que Kavafis aprenda a tocar la steel guitar.
Caligrama mezcla oscuridad y sentimientos, sigue adscrito a la línea brumosa de Baladamenti y se incorpora con gusto a la copla fronteriza que va del Calamaro más oscuro a la factoría Triquinoise haciendo discos tributo a Raphael. Se nota que el club de Compro oro y de Leone tiene cada vez más compañeros de fe, este mandaloriano no cree en más dios que Rowland S. Howard.