José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Centro, radios y periferia

Mide poco más de un metro sesenta y tiene poco más de veintiún años. Scarlett Johansen es la mujer más sexy del mundo, lo ha decidido la última revista Esquire, donde escribía Truman Capote, por ejemplo. Al acabar la entrevista preguntó: ¿Qué tal mi cerebro? ¿Qué tal mi corazón? ¿Qué tal mis riñones y mi vejiga, además de las curvas?. porque también es actriz. Desde El hombre que susuraba los caballos, o antes Sólo en casa, (la tres: por algo se empieza) o El hombre que nunca estuvo allí y antes Ghost World y después Lost in traslation, La joven de la perla, La isla, Match Point; en unos semanas, Scoop, otra vez con Woody Allen, luego The Prestige, Los diarios de una canguro, o como se vaya a llamar, y la historia de la hermana de Ana Bolena, con Natalalie Portman; y María, la reina de los escoceses, y no se qué de una gladiadora, como una partida de parchis siempre con seis doble, como esas bicicletas en las que no se puede dejar de dar pedales. Hoy llega con La Dalia Negra, de Brian de Palma y James Elroy, por este orden, aquella historia criminal con un actriz aspirante a estrella que alguien descuartizó. Ella no es la muerta, no lo puede ser. Lo suyo es una carrera hacia el centro del éxito universal: una gotas de MMonroe, una imagen medida, en el borde, cuidada por su madre, manager y productora, unos toques de inteligencia sin pretensiones, de modernidad exacta, y todo lo que se puede ver. Aunque vaya en bicicleta.

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Tres periferias.La primera como su propio nombre indica, un festival que se llama así que empieza hoy y que se arriesga a mezclar vanguardia y fiestas populares. Lo hacen en Huesca, que no está precisamente en el centro de ningún sitio. Pero traen la danza más geométrica de Dani Panullo y las Chirigotas de Cádiz, afropunk, minimal, bugalú, chanantes, revisiones de Pérez Prado y tecno minimalista. Se arriesgan a no ser sectarios, a no poner barreras, a recuperar mitos y descubrir aromas. Sólo hay que buscar, con lo que cuesta. Pero, dónde hay que firmar.
La segunda, Valladolid o lo que es lo mismo cine de Bélgica, Méjico, Irán, Irlanda, Chile, Hungrìa., Rumanìa, Argentina, Canada y España. Lejos del centro.Me gusta la definión: entre la curiosidad y la calidad. Entre, esa es la clave.
La tercera, todavía más lejana: Aki Kaurismaki, el directir de cine finlandés, el de La chica de la caja de cerillas o Nubes pasajeras o El hombre sin pasado, ha decidido retirar su última película de la carrera de los oscars. Hace dos años fue finalista, pero anunció que no pasaría por Hollywood. Ahora no quiere que Luces del cepúsculo, la película que termina su trilogìa de la precariedad, elegida por sus compañeros para ir a Los Angeles, ni siquiera sea candidata. No le gusta Bush. A muchos les dará igual; a él, no. Así que pocas palabras más para un tipo de diálogos escuetos, historias desnudas y esenciales, otro cine, que en 1999 hizo una película muda y que se solidarizó con el iranì Abbas Kiarostami cuando le negaron un visado a Nueva York.

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Cosas que pasan en los rincones. De los periódicos. Quiso seducirle con una plegable: están de moda, dijo. Ahora la bicicleta es estilo de vida, estilo sostenible, el que se lleva. Pero él quería otra cosa. Y ahí estaba en una plataforma, en el rincón más iluminado. Ésa era. De acuerdo, seis mil euros por una bicicleta parece demasiado aunque sea eléctrica. El vendedor, que supuso que el cliente podría ser abogado o joyero según sus estadísticas, le dió la enhorabuena, caballero, se incorporaba al club de los ciclistas, de la gente que se mueve en dos ruedas, millones en todo el mundo occidental, señor, cada día más en España, eléctricas o plegables, las de moda, tantas, buenas bicicletas, con estilo, no bicicletas chinas, demasiado baratas, y a las que hubo que poner un arancel europeo de casi el 50 por ciento, para que no nos invadiera el mercado, dijo, tío. El cliente se fue, la vendrían a recoger en una furgoneta. Al otro lado del mundo, un cliente chino miraba el coche del rincón de un escaparate: ahora podía. Hace ocho años, igual que el 6o por ciento de los habitantes de Pekin, él iba en bici. Ahora, menos del 2o por ciento. Y menos desde hoy, cuando el cliente saliera de la tienda con un volante entre las manos.

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3 comentarios

  1. Dice ser lua

    Me gusta Scarlett

    20 octubre 2006 | 13:09

  2. Dice ser MM

    En Match Point,Scarlett Johansen, supo Allen sacarla partido, cosa que en la película futurista «La isla» aparece con una actuación que no se lo cree ni ella, mediocre e insulsa.Personalmente no me parece su estilo muy original, mismos cánones…poca originalidad, claro, si la asesora su madre..

    20 octubre 2006 | 14:02

  3. Dice ser no

    nbv

    23 octubre 2006 | 11:25

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