José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

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Magia de cerca

Me gusta que conmigo sean educados. El regusto satisfecho que me ha dejado El quinto en discordia, la novela del canadiense Robertson Davis(1913-1995) ha tenido un remate impecable. En la página siguiente a la última palabra del relato la editorial ha colocado junto a la conocida cita de Borges orgulloso de sus lecturas, un aviso. «Desde los Libros del Asteroide queremos agradecerle el tiempo que ha dedicado a la lectura de El quinto en discordia. Esperamos que el libro le haya gustado y le animamos a que, si así ha sido, lo recomiende a otro lector.»

He mirado en la estantería más cercana al azar. Ninguno de los libros que he rastreado tenía un guiño semejante. El último detalle de una edición esmerada para una historia que me ha tenido suspendido desde su comienzo.

El quinto en discordia es la primera parte de la Trilogía de Deptford a la que sigue Mantícora -que empiezo hoy mismo– y que concluye con Mundo prodigioso, editada en unas semanas. De la primera cata sólo excelentes resultados: una escritura estilizada y cercana, transparente; una exhibición de sabiduría, hondura y humor; y una muerte misteriosa. Hay vidas de santos, prestidigitadores, soldados, trincheras, mujeres gigantescas y fascinantes, simples y extrañas, y todo el mundo del siglo XX; un reto a los límites personales, los más peliagudos, un espejo moral y un registro de las religiones, de los poderosos y de la fuerza descontrolada y culpable de una bola de nieve, del azar que determina la vida de sus personajes -Ramsay, Boy Staunton, el gran Magnus Eisengrim-, como a Paul Auster, por ejemplo, o a John Irving, dos de sus seguidores más les gusta.

Robertson Davies, ese señor de arriba con toda la barba, fue autor de teatro, periodista y firmante de once novelas. Magnífica literatura para todos los gustos. Se editó en español casi sin brillo hace más de quince años; su nueva editorial pequeña pero con todo el fundamento y el olfato lo reinventa y lo ha colocado donde pueda verse. A mi la primera pista me la dio, como de tantas cosas, Jorge Br., pero he descubierto que el libro está muy bien recomendado, insistentemente aplaudido. Un placer.

¿Quieres saber que creo que eres, Ramsay? Creo que eres un quinto en discordia.

¿No sabes que es eso? En las compañías permanentes de ópera, como las que tenemos en Europa, se necesita una prima donna, siempre una soprano, siempre la heroína y a menudo una tonta; también se necesita un tenor para el papel de enamorado, y una contralto para el papel de la rival de la soprano, la bruja o algo así, y un bajo, que interpreta el papel de villano, del rival del tenor o de cualquier personaje que lo amenace.

Hasta aquí todo está claro. Pero no se puede desarrollar la trama sin otro hombre, que generalmente es un barítono, y que en la profesión se le conoce como el quinto en discordia, porque es el elemento ajeno, el personaje al que no corresponde otro del sexo opuesto. Pero es necesario que haya un quinto en discordia, porque es quien conoce el secreto del nacimiento del héroe, aparece para ayudar a la heroína cuando se cree perdida, mantiene a la reclusa en su celda o incluso puede provocar la muerte de alguien, si eso forma parte del argumento. Tal vez no sea un papel espectacular, pero te aseguro que es un buen trabajo, y que los actores que los interpretan suelen tener una trayectoria profesional mas prolongada que las voces de oro. ¿Eres el quinto en discordia? Sera mejor que lo averigües.

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