José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

La vanguardia va a la luna y vuelve

1.Laurie Anderson se pasea por España, escalas en León, Madrid, Gerona. La mujer que vale para todo, para dar clases de escultura asiria, o hacer música con explosivos, la juglar tecnológica que ha firmado con Burrowhs, Brian Eno, con Philip Glass, o Lou Reed, por supuesto, (ahora comparten intimidad) y que ha hecho de la tecnología su altar, llega ahora ligera de equipaje. Ya no necesita dos caminones cargados de aparatos, ni grandiosas pantallas. Se conforma con dos mochilas y un violín. Y su relato, por supuesto. La mujer multimedia que deslumbró a principios de los años 80 con una llamarada pop – aquel Superman antibelicista- vuelve ahora para pensar y recitar sobre la guerra, el nuevo terrorismo y la pérdida del mundo tal como lo conocemos, el tiempo y como pasa: The end of the moon. Todo eso después de haber estado casi en la Luna, buscando el arte entre los científicos de la NASA como artista residente. ¿Qué encontró allí? Todavía no lo sabe, porque arte y ciencia tienen mucho en común: ambos no saben qué están buscando, dice. Lo encuentran, en todo caso. Su último gran descubrimiento del siglo XXI: lo mínimo, la miniaturización, la sencillez, la pureza.

•••

2. En Barcelona, en el Museo de Arte Contemporáneo, también rastrean la pureza, la primera mirada. Pocas palabras, la misma música que acompaña a Laurie Anderson, y miles de imágenes, entre ellas las de Stan Bakhage, uno de los grandes del cine experimental, sin sonido, sin narración, que a principios de los años 60, ya buscaba la inocencia, trasladando el expresionismo abstracto a sus películas. Pintó los fotogramas, los rayó, hasta encontrar la esencia de la imagen, de la mirada, la luz :

«Imaginad un ojo libre de las leyes de la perspectiva creadas por el hombre, un ojo no influido por la lógica compositiva, un ojo que no responde a los nombres de las cosas, sino que debe conocer cada nuevo objeto descubierto en la vida a través de una aventura de la percepción. ¿Cuántos colores hay en un prado para el niño que gatea, ignorante del verde? ¿Cuántos arcoiris puede crear la luz para el ojo que no ha sido educado?»

•••

3. Cincuenta años de distancia para llegar al mismo sitio.
Nos llegan las viejas vanguardias neoyorquinas y allí rastrean los surcos de nuestros clásicos.

Al final, los pequeños, los raros, los otros, terminarán compitiendo en los museos.






3 comentarios

  1. Dice ser Jorge

    ¿Hay un problema con los comentarios?

    11 octubre 2006 | 13:45

  2. Dice ser america

    Acabo de escuchar como en una radio que la única referencia que tenían de Laurie Anderson es que es la novia de Lou Reed. Ya se que es una artista de minorias, de vanguardias, pero de ahí a conocerla sòlo por ser novia de quien es, me parece un poco fuerte.

    11 octubre 2006 | 13:46

  3. Dice ser aemrica

    Creo que sí había un problema, porque yo lo he intentado muchas veces hasta que por fín he podido entrar a dejar el comentario.

    11 octubre 2006 | 13:56

Los comentarios están cerrados.