Archivo de septiembre, 2023

La Tierra y sus límites planetarios, sujetos siempre a controversia

Voy a empezar haciendo mía aquella reflexión inigualable del filósofo y sociólogo esloveno Slavoj Zisek (1949): “No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema”. Esta lección me ha surgido cuando he intentado pensar un poco en el hoy/mañana. Me deja en suspensión emocional crítica ante la incógnita siguiente: “¿Seguiremos creciendo y usando recursos, aumentando la población y gastando materia y energía sin tasa o esto llegará un momento que hará crac?”

Hemos conocido recientemente varias investigaciones en las que se alerta de que el planeta se encuentra ya fuera del espacio vital seguro. ¿Para todas las criaturas? No se sabe. ¿En todos los países?, tampoco del todo. Pero empiezan a verse señales fuertes de riesgos potencialmente peligrosos. ¿Tenemos el tope ahora mismo o dentro de poco? Parte de la ciencia habla del colapso cercano, mientras que otra parte tiene sus dudas. Sea como fuere las perspectivas de que el planeta llegara bastante saneado a 2030 se esfuman. Recordemos que 2030 era la cima de concordia y acuerdos/resultados de la que tanto se ha hablado. Esa justicia social que marcaba el punto de encuentro global. No ha sido así. Se tendrán que retrasar los plazos.

Traemos a este espacio de reflexión parte de lo que explica con claridad Diego Ferraz-Castiñeiras en Twitter. Búsquenlo porque es muy ilustrativo y está explicado con sencillez. Es una especie de resumen para quienes no tengan tiempo de enredarse más con el asunto. Luego cada cual elabora su percepción de horizontes visibles o no, ciertos o exagerados, etc.

Recordemos que lo de los límites no es algo nuevo. De ella hemos hablado más de una vez en este blog, pero hay que recordar o Donella Meadows (1972) y sus Los límites del crecimiento. Nos quedamos con aquello que decía de “la metáfora del espejo” que resumió con acierto Ecologistas en acción en 2020. Atención especial a lo que se dice sobre la moral resultante de la bioeconomía depredadora.

Algo estará sucediendo para que la ciencia lleve tanto tiempo trabajando en investigar para ver el presente o prever el futuro. Vienen publicándose algunos riesgos del medioambiente. Escuchamos, leemos y comentamos cosas que entendemos y otras no tanto. Estamos aprendiendo a mirar a nuestro alrededor. 20minutos recogía el 31 de mayo pasado que se había dado a conocer El primer estudio sobre los límites del planeta advierte que «la Tierra está en peligro». Como resultado de esa preocupación de la ciencia, naciones y organismos internacionales en 2009 se establecieron nueve límites –entendiéndose por límites todo susceptible de empeorar una situación particular o global. Ahora mismo son considerados determinantes de la vida global:

  1. Sustancias químicas artificiales y persistentes (Novel entities). Pongamos aquí plásticos, pesticidas, desechos nucleares y PFAS (los químicos eternos porque son extraordinariamente persistentes en el medio ambiente y en nuestros cuerpos). Evaluado por primera vez en 2022 y ya superado.
  2. Capa de ozono (Stratospheric ozone depletion), muy mejorada desde 1990, año de la superación de límites.
  3. Aerosoles atmosféricos (Atmospheric aerosol loading) como la contaminación del aire y el cambio de uso de la tierra como factores que alteran el funcionamiento de la dinámica conectada como nubes. También patrones atmosféricos antiguos que ahora no sirven para entender la meteorología. Todavía no superado.
  4. La acidificación oceánica (Ocean acidification) a punto de ser superada como delatan de forma significativa los corales o crustáceos, pero no solo.
  5. Flujos biogeoquímicos (Biogeochemical flows) en los que tienen mucho que ver los fertilizantes para cultivos.
  6. Cambios en el agua dulce (Freshwater change), tanto la superficial y subterránea como en la que almacenan las plantas. Superados.
  7. Cambios en el uso de la tierra (Land system change).
  8. Biosfera (Biosphere integrity) que comprende tanto la funcional para que el sistema se mantenga sin convulsiones severas como la que pone atención a la pérdida de diversidad genética que tantos problemas puede acarrear. De hecho ya están superadas ambas.
  9. Cambio climático (Climate change). Aquí cabrían tanto la concentración de dióxido de carbono como lo que podríamos llamar el forzamiento radiactivo.

 

Una representación sencilla de los límites planetarios (2021). En Comunidad por el Clima las hay más completas. Se puede apreciar la evolución. En algunos casos la progresión hacia el peligro ha sido muy grande. (BBC)

Se pueden considerar varias áreas en cada uno de estos límites. Señalemos que en 2009 solamente tres límites estaban superados más o menos totalmente y con mayor o menor intensidad. En 2015 eran cuatro y había aumentado la intensidad de los señalados. En 2022 eran 5 y 6 en 2023. Así pues la situación global del planeta había superado el umbral de lo permitido para vivir mucho tiempo en buenas condiciones. Advertía Diego Ferraz-Castiñeiras  en su espacio Twitter que superar un límite no equivale a que se operen cambios drásticos de hoy para mañana pero alertaba de que ese umbral crítico puede traer consecuencia nefastas para las personas y los ecosistemas. Recogía una frase/prevención de Johan Roscktröm, profesor entonces del Stockholm Resilence Centre de la Stockholm University  que dice así:

No sabemos cuánto tiempo podremos transgredir estos límites clave antes de que las presiones combinadas conduzcan a cambios irreversibles. No perdamos de vista aquello que afirmaba la profesora Katherine Richardson, de la Universidad de Copenhague, implicada en el estudio publicado en la revista Science Advances: «Sabemos con certeza que la humanidad puede prosperar en las condiciones que han existido aquí durante 10.000 años. No sabemos si podemos prosperar bajo alteraciones importantes y dramáticas». Corre prisa que lo entendamos pues “los impactos humanos en el sistema terrestre en su conjunto están aumentando mientras hablamos”.

Por eso hemos de estar preparados para saber contrastar lo que vemos o no de los límites planetarios con lo que dice la ciencia. Mejor si es ciencia independiente como esa que nos presta la revista citada y otras similares. No se trata aquí de manifestarnos si somos negacionistas, retardistas o activistas ante la apreciación de los límites planetarios. Se invita a mirarnos en el espejo del mundo.

NOTA FINAL: Hilo para entender los avistados límites planetarios. Aquí otra versión más detallada y comentada que habla de 10 límites. En fin, la Tierra fuera del espacio vital casi seguro para mucha gente. Aquí otra entrada que postula la esperanza como acción.

 

 

La crisis climática ya sale por el grifo de casa

La presente entrada estaba prevista con un título que hacía referencia a los enredos de la crisis climática con el agua. En la creencia de que quizás así interesase más a la gente.  Además, opino que no se habla suficientemente de esta interacción. Nuestra vida es una red compleja que, por acción u omisión, depende de ambas realidades: clima soportado vs agua disponible. Esa red de redes es un entramado complicado que hay que pensar en conjunto y observar por partes. Afecta tanto a la cuestión vivencial personal como a colectiva, a la economía vs la ecología, a la producción de bienes y servicios. También está presente en las buenas o malas relaciones con la naturaleza. Se esconde en el aire (¿malo?) que respiramos. En fin, nuestra vida es una malla compleja que, por acción u omisión, unión o intersección, resulta bastante dependiente de ambos escenarios. La existencia diaria es una obra de teatro en la que nos cambian el papel de nuestro personaje, o lo olvidamos. Como hay muchas escenificaciones me he centrado en la relación entre el cambio climático y el agua que sale por el grifo. Vaya por delante que yo bebo agua del grifo. La embotellada se queda para emergencias. Sale muy cara económica y ambientalmente. Por cierto, bares y restaurantes están obligados a proporcionarla gratis y de calidad.

En primer lugar insistiremos en lo del cambio climático. Hasta la persona más lerda  establece alguna relación entre las inundaciones de estos días y el sobrecalentamiento de las aguas del Mediterráneo. Además hay gente, que aunque no sean lerda, se ha puesto una venda en los ojos y tapones en los oídos Así han abrazado la religión del “pasado repetido”. Aquella idea que dice que lo que siempre ha sucedido no debe ser objeto de atención. Por otra parte, viajan por las redes opiniones que emponzoñan el asunto. Tanto que defienden que lo de las olas de calor es un invento de la Aemet, “que está sujeta” a los dictados de no sé quién. Pero uno es persistente en la creencia de que la Aemet es de lo que mejor funciona en este país de crecientes incrédulos climáticos combatientes. Algo similar viaja por Francia con respecto a las previsiones de Métèo-France. En el Reino Unido se incrementa un “climexit” espoleado por los bulos de la extrema derecha y gentes afines. Pues bien, según dice la Agencia Estatal de Meteorología las olas de calor no hacen sino crecer en número y en duración. Hasta Rtve está preocupada por el asunto y ha puesto a nuestra disposición una base de datos en donde quienquiera puede ver las soportadas en España desde su nacimiento. Fijémonos en el gráfico de Copérnicus/Climate Change Service en el que se aprecian las anomalías de temperatura en Europa. Por supuesto que los negacionistas –bastantes vivirán en una burbuja de aire acondicionado- dirán que es un cuento maléfico, qué solo un incremento del calor no significa cambio climático. Les vendría bien pasarse por la web de Copernicus, aunque estos datos sean de 2021.

Anomalías de la temperatura en superficie en verano (junio-agosto) del conjunto de Europa entre 1950 y 2021, en relación con el periodo de referencia 1991-2020. Fuente de los datos: ERA5, EOBS. Crédito: C3S/ CEPMPM/KNMI.

Cualquiera que piense al menos un segundo relacionará el calor con el agua disponible para los seres vivos, circulante por el suelo o agrupada en acuíferos. Más calor y seguido durante muchos días supone más evaporación y evapotranspiración. Si además no llueve empieza a temblar el grifo que sustenta la vida y el que llega a nuestras casas y lugares de trabajo. La “pertinaz sequía” que ya se decía en tiempos de la dictadura para retratar a la árida tierra nuestra va a ser identificativa del futuro, si creemos en lo que dice la NASA. Ya en el último marzo –que normalmente no es un mes especialmente seco- avisaba que sus satélites detectaban que España se teñía de marrón por la sequía. No acaban ahí nuestros pesares. 20minutos  alertaba de que el proceso climático en complejo cambio podía llevar a que en España se encontrase en la situación de soportar de manera habitual temperaturas por encima de los 50 grados, si no cambia una serie de patrones. Mientras, el agua se sigue idealizando a la hora de buscar un rincón de economía o descanso, incluso para practicar deporte. Me atrevería a decir aquello de que sin agua no hay (habrá) vida (saludable) para todos (incluidos los no humanos, sean vegetales, animales, hongos y seres microscópicos, a los que tanto debemos).

El agua tiene muchas caras. Más si es vista desde la apropiación humana, de sus ventajas e inconvenientes. El agua que sale por el grifo en los lugares que tienen la suerte de poseerla también sufre altibajos. Puede no tener la calidad deseada. Bien lo saben los lugares donde han sufrido cortes por su toxicidad o por las enfermedades intestinales provocadas (caso Tarazona actualmente). Ni siquiera pueden guisar con ella. A veces sale con restricciones, como las que han soportado y está sufriendo muchos pueblos y algunas ciudades durante este verano precedido de meses y meses sin precipitaciones. En ocasiones no sale ni un hilillo. Ahí está la crisis climática (o la situación “coyuntural” en el abastecimiento de agua para los negacionistas). Así está sucediendo en muchos lugares de España y la Europa rica. En Alemania, el Rin dejó de ser navegable. Los grifos lo notaron. Aquí damos por hecho que tenemos un derecho a disponer del agua deseada, sin trabas. Sí, pero con algún pero. Dado el actual largo periodo de sequías meteorológicas acumuladas, las sequías hidrológicas merman el derecho humano hasta extremos nunca vistos desde hace unos 50 años. Rtve incluía en un artículo del 25 de agosto pasado “Mapas de la sequía: el 40% del país, en alerta o emergencia por escasez de agua”. Deténganse en todos los gráficos, también en el que marca el indicador combinado de sequía (CDI) en Europa (1-10 agosto 2023). Para la gente curiosa sirve el estado actual de los embalses.

Por qué será que poca gente repara en lo que olvida de anotar en su diario con el agua. Desde que se levanta hasta que se acuesta, contando todas las veces/acciones que tienen relación con hechos u objetos en los que el agua está presente, o lo estuvo en su construcción o en su manejo. También las ocasiones en las que abre o cierra un grifo. Alguien de mi entorno me sugirió una respuesta convincente hasta ahora: porque siempre sale agua del grifo, porque existe el grifo. Lo cual me llevó a mi infancia en la estepa monegrina y recordar que en nuestra casa tampoco hubo un grifo hasta el año 1968. Increíble, pero cierto. Cuando el agua salió por primera vez de aquel grifo fue todo un espectáculo que congregó a la familia. Permanentemente recordado. El “Cuéntame televisivo” en estado puro.

No podría faltar aquí la mención al inglés Thomas Grill que en 1800 lanzó al mundo su grifo, parecido al actual. Qué diría si viera los grifos electrónicos, los monomando (ahí estaba Alfred Moen en 1937) o los táctiles de hoy. Qué pensarían todos al enterarse de que más de 2.000 millones de personas no tienen un grifo en su casa. Y el cambio climático no se lo va a poner más fácil. Por eso la ONU debería ir pensando en incluir en su calendario el Día Mundial del grifo.  No hemos dicho nada de la situación mundial, de si abundan o escasea los grifos. Lo reservamos para otra entrada. Si alguien desea un anticipo lo tiene aquí.

(EP/Archivo)

Letanías ambientales buscan ecologismo sostenido

Recordemos, sin pensarlo más de dos segundos, un condicionante medioambiental de la vida colectiva, aunque nos afecte poco personalmente. Después otro, y otro; así hasta diez. Eso es más o menos lo que hacen institutos de opinión para sí mismos o por encargo de entidades varias. El eurobarómetro europeo o la encuesta sobre los hogares españoles del INE servirían de ejemplo. Los asuntos elegidos, presentados en un orden solo determinado por su importancia valorada, son a veces una idealización posible o deseos incumplidos. Componen una especie de letanía mediática que podría servirnos de guía de compromiso. Para nada religiosa como esas que tanto prodigan los distintos cultos cuando hablan con sus dioses. Como tal también está sujeta al poder del pensamiento y su vinculación con la razón más o menos objetiva. ¿Porque son racionales los principios religiosos? Lo dejamos aquí para que cada cual explore.

La lista que sale de una encuesta de opinión sobre las preocupaciones ambientales tiene claroscuros, agrupados en ventajas e inconvenientes. A veces la misma ventaja es un inconveniente a escala global. Imaginemos que todas personas han puesto en primera posición el cambio climático. Muy interesante pero a la vez complejo de buscar para bien para tanta gente. A escala personal será una ligazón, más o menos seria, que impide/favorece la comprensión de la vida actual. Además nos ayuda a prever un poco la futura para beneficio propio o de otras personas. Algo así como el disfrute y la esperanza interrelacionados. ¿Pero es posible semejante premio en este 2023?

Numerosos carteles colocados por activistas. (EFE/Archivo)

Por desgracia, no hay unanimidad a la hora de ver y prever el alcance de los problemas ambientales. Es lo que se conoce como disonancia cognitiva. Más o menos es hacer algo sobre una cosa muy diferente a lo que se piensa sobre ella. Volviendo al ejemplo del cambio climático. Se puede pensar lo que es y hacer algo que sin duda lo incentiva. No se llenen de ansiedad quienes lean esto. Esa tensión e incomodidad se da en muchas personas. Vivir razonándose todo es un ejercicio complejísimo. Un estadio personal si se quiere pero también colectivo pues nos separa como sociedad. Sabemos por experiencia, y por lo que dicen voces reconocidas en la filosofía de la vida, que debemos convivir con paradojas y contradicciones. Diríase que querer vivir sin malgastar la vida de otros es una letanía de buenos deseos. Por eso recurrimos, sea inconscientemente, al autoengaño. Nos sirve para subsistir. Para no mirar a nuestro alrededor. De esto saben mucho –o lo ejercitan a las mil maravillas- los poderes públicos y los grandes tenedores del dinero o la influencia mediática.

Los humanos somos eso, humanos. Por lo que estamos sujetos a las contradicciones de la vida. Me parece que leí a Z. Bauman que la gente, los filósofos mucho más, se empeña en la ardua tarea de diseccionar las contradicciones de la vida con los útiles mentales del pensamiento. Así, tras un juicio reposado, las contradicciones se transforman en paradojas. Estas son a menudo como dolorosas espinas si las llevamos al cuerpo de la filosofía. La formal o la comprensión de la vida. Me pongo en situación de la sequía generalizada en el arco mediterráneo. Intento razonarla y casi lo consigo. Me apoyo en que es normal después de tanto tiempo sin llover. Después vinieron incendios pavorosos al casi todo el hemisferio Norte. Hasta en el lluvioso Quebec  o en el oeste canadiense; un ejemplo de la paradoja. Trajo consigo muchos pesares a sus habitantes. Cómo entender la sequía y los incendios mediterráneos y después las cuantiosas y erráticas inundaciones que se llevan todo por delante. El paradigma podría ser la Grecia quemada e inundada.

Vista de los efectos de la borrasca Daniel en la localidad de Kastro, en el centro de Grecia, el 7 de septiembre de 2023. (LAPRESSE)

Tal es el estado de la cuestión que estamos a punto de pleitear con los dioses griegos. Sin duda una larga letanía sin provecho para el pensamiento o la razón. Paradojas y contradicciones, ansiedades y autoengaños. ¿Será eso la esencia de la vida?

Me da por pensar en el ecologismo sostenido. Solo intentar responderme a una pregunta: qué querría decir J. Locke (1632- 1704) cuando expresaba aquello de que si la sociedad civil tuviese una finalidad esencial esta sería evitar y remediar los inconvenientes del estado de naturaleza, que se producen forzosamente cuando cada hombre es juez de su propio caso. Me hago una pregunta personal que podría servir para otra gente que sufre de disonancias cognitivas en la cosa ambiental. Será más sencillo cambiar las conductas para acercarme a la creencia o al contrario, cambiar la creencia para acercarme a las conductas. Un regulador podría ser los posibles damnificados de una u otra acción. Ciertamente daría para muchas letanías, autoengaños o no, controversias y paradojas. Año 2023 por ejemplo. Un país: España como parte de Europa.