En muchos lugares, por todo el mundo, se han aprovechado las aguas milenarias del subsuelo, de los freáticos. Más todavía en aquellos sitios donde las precipitaciones eran escasas. Poco a poco lo extraído de los pozos ha ido reduciendo su caudal; hace años que muchos se han secado. Todos tenemos grabadas las imágenes de documentales o películas en donde la búsqueda del agua del subsuelo era una aventura; solamente hacía falta ver como la elefanta matriarca golpeaba el cauce seco con su pata para hacer un charco sanador. O aquella otra de Mali que conducía por el desierto a su manada para encontrar un hilillo de agua y salvar a todos de la muerte segura. ¿Lo olía? Parece que sí, según dice el documental de Discovery en Youtube. En África están muy mal las cosas. Nos quedamos en profunda reflexión tras leer la entrada “La peor sequía en 40 años golpea millones de estómagos en el Cuerno de África”, publicada recientemente en 20minutos.es.
No sé por qué me ha venido a la memoria una imagen de Moisés golpeando una roca, una peña del monte Horeb, y saliendo agua para mitigar la sed del pueblo judío en su huida de Egipto. Debe ser porque lo he visto representado en cuadros de Tintoretto, Scipione Compagno o Murillo, etc. Haga una búsqueda en el Museo del Prado quien tenga curiosidad. Verá la cantidad de reproducciones de este fenómeno en la pinacoteca española y en museos del mundo. ¿Significará la fertilidad del agua emergente, o un endiosamiento práctico, o la magia en estado puro?
Algo parecido, buscar agua del subsuelo, hacen los zahoríes con sus palos mágicos, radiestesia, pero no golpean nada. Los científicos no los dan por tales, pero el Ayuntamiento de Madrid ya reguló su oficio a principios del siglo XVI, según cuenta con detalle el Instituto Cervantes. En fin, que sea o no verdad o magia nos apoyaremos en aquel dicho de que “si no cae agua del cielo, búscala en el subsuelo”. Que este año no le sirve ni a Doñana, nuestro tesoro natural universal, que por la maldita falta de lluvia y la voracidad de los que hacen pozos legales o ilegales se está quedando seco. SEO/Bird Life califica la situación de probable colapso con consecuencias dramáticas; debido principalmente a la mala gestión. ¿Nos quedaremos tan tranquilos dejándoles esa herencia a las generaciones futuras? Tendrán argumento para hacer una película de terror.
También hay películas que hablan de sequías y aguas de acuíferos. En La sed del mundo, película documental de Yann Arthus-Bertrand, se encuentra cierta denuncia social a la vez que se hace un homenaje a la naturaleza y sus ciclos. Por cierto, cuando se estrenó en 2014 levantó alguna controversia en círculos ecologistas debido a quienes fueron sus patrocinadores (Gucci, Fnac, Puma, etc.). Habría que verla. Pero si no se puede adquirir la película no está mal pasarse por el Planetario de Pamplona o en la Casa de las Ciencias de La Coruña y ver lo que allí se cuenta sobre la búsqueda del agua en el universo.
Todo esto nos sirve de introducción para llamar la atención sobre la denuncia de Greenpeace de que los acuíferos españoles descienden en cantidad de agua a la vez que aumentan en contaminación. Es más, en la Cuenca del Ebro, una de las más importantes en agua en el subsuelo, un 34 % está contaminada (en mal estado químico debido en buena parte a la contaminación por macrogranjas, pero también por una agricultura intensiva o a la existencia de suelos contaminados por industrias ya abandonadas, vertederos o residuos procedentes de filtraciones de los tanques de gasolineras). Además el 65 % de sus acuíferos están sobreexplotados.
Un ejemplo paradigmático podría el PN de Las Tablas de Daimiel, seco como nunca. El informe Sos acuíferos de Greenpeace es para ponerse a temblar pensando en la posibilidad de que cada vez llueva menos y consumamos más a la vez. Anotemos de ese informe que “El 44% de las masas de agua subterránea en España se encuentra en mal estado, según los documentos de elaboración de los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027) presentados por las Confederaciones Hidrográficas. Esto significa que España ha incumplido ya el plazo de 2015, el de 2021 y corre un alto riesgo de incumplir en 2027 los objetivos ambientales fijados en la Directiva Marco del Agua”. Pero no se contenten con estas cifras. El informe merece una lectura detallada. Busque su territorio en el mapa y verá cómo si se encuentra cerca o lejos del desastre acuático, debido a la sobreexplotación y a la contaminación por vertidos tóxicos que anulan la capacidad de embalse de socorro de los acuíferos.
Por cierto, recuerdo que se hablaba de contaminación del agua en Erin Brockovich, un drama de Stephen Soderbergh que protagoniza Julia Roberts entre otros. Basada en hechos reales supone una entretenida lectura de la tragedia de las familias que usan el agua contaminada (por maniobras especulativas de grandes empresas) y enferman. ¿Quién se acuerda del desastre de Aznarcóllar casi 25 años después?
En fin, que es tarea de todos, las administraciones incumplidoras a la cabeza, salvar los acuíferos si queremos tener agua en caso de sequías permanentes. Como lo defienden los ecologistas que claman por preservar la magia de los acuíferos. Como decía hace ya más de 50 años el científico y precursor ecologista Loren C. Eiseley: si hay magia en el Planeta está contenida en el agua. Sin duda algo de esto imaginaban Moisés y los zahoríes, acaso los pintores que interpretaron el golpeo en la roca. Magia como esperanza, ligada al agua virtual o real. Es una de las escasas soluciones que nos restan si queremos dejar un legado vivo a las generaciones futuras. Y si no…