No llega a ser noticia importante aquí -excepción hecha de unos cuantos medios de comunicación y de la llamada de auxilio de varias ONG- que más de 33 millones de personas se hayan visto afectadas por las consecuencias que las torrenciales lluvias han provocado en un tercio de Pakistán; muchas de ellas sufrirán largo tiempo y en varias generaciones las consecuencias de las mayores inundaciones de la historia del país. Es que han sido más de 20 días de lluvias torrenciales que han desbordado las capacidades de evacuación del río Indo.
Tal desastre ha obligado al Gobierno a declarar la situación como “estado de calamidad”. Lógico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que las zonas afectadas se encuentran en el nivel más alto de emergencia. Más todavía si se tiene en cuenta que por ahora ya hay más de 300.000 desplazados: los migrantes climáticos. Tan grave o más es que hay que añadir los damnificados por la destrucción de la tercera parte de los sistemas de abastecimiento y saneamiento de la zona, que tanto tiempo y esfuerzo llevó construir. Se han deteriorado enormemente y suponen un paso atrás en el bienestar social. Además, las aguas residuales se han mezclado con las procedentes de las inundaciones y van dejando regueros tóxicos por allá donde pasan. Los expertos anuncian graves problemas de salud y de alimentación durante mucho tiempo en las zonas afectadas. El Gobierno de este país de más de 220 millones de habitantes no dispone de recursos económicos para hacer frente a semejante tragedia. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) se lamenta de las dificultades que tienen las brigadas de ayuda y asistencia humanitaria para acceder a las regiones más afectadas; las carreteras de aquellas zonas han desaparecido.
Cientos de miles de viviendas han quedado bajo el agua en en la provincia de Sindh, en el sureste del país. Los habitantes de la zona denuncian que el Estado les ha abandonado, pero es que ni el Gobierno ni las ONG (varias, como Unicef, han movilizado fondos de emergencia) pueden hacer llegar remedios urgentes a la trágica situación. Tanto es así que el secretario general Antonio Guterres ha lanzado desde la ONU una petición de solidaridad mundial. Tan grave es el asunto que hemos leído titulares que lo califican como “una carnicería climática”, en un país que pese a no contribuir mucho al cambio climático, del que Guterres culpa a los países industrializados, sufre sus consecuencias. A la vez que advierte que “los impactos del cambio climático se dirigen a un territorio inexplorado de destrucción”. “Pakistán no contribuyó al cambio climático, pero está pagando el precio”, denunciaba un artículo el 13 de septiembre pasado publicado en The Washington Post.
Lejos de allí, en la Europa rica, también se notan los efectos del cambio climático. Pensemos en si en España se pueden provocar migraciones climáticas. Nos ha sorprendido conocer que un 46% de españoles creen que tendrán que migrar por el cambio climático. Este dato, que supone 9 puntos más que la media mundial, se extrae de una encuesta realizada por Ipsos para el Foro Económico Mundial. No sabemos si los encuestados están pensando en desplazamientos internos, aunque sería lo más probable. Ver los artículos de Migraciones Climáticas. De la misma encuesta se concluye que España es el segundo país que ya afirma estar notando de forma severa los efectos del cambio climático (71%), solo por detrás de Hungría (74%). También analiza la relación entre cambio climático y uso de combustibles fósiles, y muestra una preocupación general por el incremento de precios de estos. Más información en el Informe Fomento de la Transición Energética Efectiva 2021 del Foro Económico Mundial. Casi por los mismos días leemos el medio ambiente ocupa el quinto lugar entre las preocupaciones de futuro de los españoles, según el CIS, en el que se afirma que “casi el 90% de los españoles cree que el cambio climático se está produciendo y el 87% pide medidas enérgicas al Gobierno”. Sin duda, el alza de precio de los combustibles y sus repercusiones en la inflación habrán hecho de impulsores de estas preocupaciones. ¿O será por las recientes olas de calor o por los estragos de este mes en la costa mediterránea y sus aledaños? Me gustaría conocer lo que opinan los ciudadanos pakistaníes de todas estas cuestiones. Siempre nos falta a los países ricos el contrapunto de la visión de los pobres.
Si cambio climático supone desgracias y restricciones, si puede originar migraciones, ¿qué estamos haciendo personal y colectivamente para mejorar las perspectivas? Como se pregunta Intermón Oxfam: ¿Te imaginas perder todo lo que tienes en una noche de tormenta? Que cada cual movilice su pensamiento y asocie lo uno y lo otro en sus acciones diarias. Pakistán queda tan lejos que dificulta la percepción del futuro próximo en sus desgracias, y ¿en las nuestras?
me parece oportuno el post en cuanto debemos ser mas atentos de lo que sucede alrededor en nuestro entorno verde
26 septiembre 2022 | 4:10 pm