Por Tom
Los británicos, tras votar por salir de la Unión Europea casi tres años atrás, ahora se ven obligado a votar en las elecciones europeas.Y en consecuencia se ha montado, entre otras cosas, un alboroto tremendo entre y dentro de los partidos políticos.
Los Tories se encuentran en una especie de lucha entre gladiadores entre los que quieren permanecer en la Unión, los que no, los de Theresa, los que están en su contra y los que ya se fueron para unirse al nuevo bebé de la política británica The Independent Group (ahora, según, se llama Change UK).
May ya ha declarado que se va sí o sí, o sí, que ya había confirmado esto ocho veces antes. Los que seguirán están nerviosos por si, en su ausencia, asciende el enigmático Boris Johnson y de repente No Deal asoma la cabeza.
Al partido laborista, bajo el mando del inefectivo Jeremy Corbyn, no le va nada bien, aunque mejor que los Tories que no es nada difícil. Dentro del mismo partido hay gente que está por permanecer y por salir de la UE, y el partido pretende satisfacer los dos bandos… algo como poner piña en la pizza y luego palillos para quitarla.
Mientras los dos partidos principales se quitan la ropa, se llenan de aceite y luchan por cambiar la redacción exacta de un posible trato para el ‘Brexit’ que al parecer ya nadie quiere, hay un lobo solitario que se ha colado en la política británica de nuevo. Hablo, por supuesto, del volátil Nigel Farage.
El hombre, cuyo bufonesco comportamiento durante la campaña del Leave en los días antes del voto de junio 2016 aún se recuerda, ha remontado aprovechándose de la situación como es su táctica clásica.
Ya ha hecho un rebranding de su antiguo partido UKIP, ahora el Brexit Party, y está utilizando las elecciones europeas como ronda dos del referéndum de ‘Brexit’.
En la luz (o oscuridad) de la confusión de los demás partidos, Nigel parece para muchos aportar un poco de claridad, un grito de guerra ante el que la gente podría acudir en manada. El estilo de Farage es criticar e insultar en general, sin ofrecer nada de soluciones ni cambios. Pero hay personas a las que les gusta, porque mientras los demás fracasan de una manera completa y profunda, Nigel sigue desencadenando una cortina de fuego anti-europeo que ha captado la imaginación del público.
Tener en el Parlamento Europeo a un candidato anti-europeo no tiene mucho sentido, ¿no?
Pues no será la primera vez. Cuando aún era capital del barco UKIP, Farage guió su partido a una victoria que le condujo al europarlamento en 2014.
Al parecer no aprendemos, no avanzamos y nos deleitamos de la caída.