Por Vicky
A veces conscientemente y otras no, los gestos que utilizamos mientras hablamos con una persona, la expresión facial que adoptamos o nuestro modo de movernos en un sitio pueden marcar una gran diferencia en el mensaje que transmitimos. Incluso hay estudios que confirman que muchas personas -sobre todo jóvenes- han perdido oportunidades laborales no por no ser lo suficientemente cualificados, sino por no saber estar en la fase de la entrevista.
Incomodidad, nerviosismo, expectativa, arrogancia o ilusión. Nuestro cuerpo consigue hablar mucho más que nuestra boca. Y a pesar de que hay una ciencia entera detrás de la comunicación no verbal, cada uno de nosotros es diferente y en consecuencia habla su propio idioma. En este sentido, hay reglas universales pero también muchas particularidades.
En Grecia el idioma puede generar auténticos quebraderos de cabeza para sus visitantes, ya que no se considera especialmente fácil de aprender. Por lo que quizás una buena manera de empezar a interactuar con los nativos es gesticulando.. ¡con cuidado! Algunos gestos que en España significan una cosa quieren decir todo lo contrario en según qué destinos y conocerlos puede salvarnos más de un malentendido.
Empezando por lo mínimo que se necesita para mostrar cercanía, el saludo se hace igual. Levantando una mano con los pulgares arriba. Eso sí, es importante mantener los dedos juntos y no extenderlos demasiado. De lo contrario este gesto pasa a ser un insulto equivalente al del sacar el dedo. De hecho, en mi país es poco habitual que se saque el dedo. Este insulto griego se conoce como moutza, aunque puede recibir más denominaciones según la región.
Se lanza la palma hacia delante y cuánto más cerca llega a la persona a la que se destina este gesto más ofensivo se considera el acto. Para mostrar indignación, la moutza se puede reforzar empleando las dos palmas de las manos.
Luego, también hay que saber decir ‘no’. En Grecia se puede decir expresamente, utilizando la palabra, o sin decir nada y levantando ligeramente la cabeza hacia arriba y subiendo un poco las cejas. También puedes incluir sonidos a este gesto y casi suspirar un ligero ‘tsk tsk’. En este caso, no se dice con desprecio, sino que solamente viene a indicar negación rotunda.
Otros gestos de mucho interés son aquellos que cogen más de un significado. Yo llamaría al siguiente ademán el ‘’madre mía’’. Para decir ‘’madre mía sin decirlo, tienes que realizar un movimiento de una mano como si estuvieras removiendo el aire. No de forma brusca para que parezca que estás quitando un insecto de tu cara, sino acariciando el aire pero rápidamente. Este gesto puede utilizarse para algo bueno o también para algo que te parece absurdo. A menudo se acompaña por la expresión ‘’po-po’’, que es parecida al ‘’ay ay’’.
Cuando se quiere expresar duda y preguntar ¿ti? (¿qué?), nos diferenciamos bastante de los italianos. Llevamos una mano a la altura del pecho y posicionamos los dedos como si lleváramos una pistola, pero sin tener el puño tan apretado. Después se gira la mano manteniendo esta postura una sola vez y bastante rápido. No verás ni movimiento de los hombros como a veces se hace en España ni las dos manos lanzadas hacia fuera. Eso último más bien parece un gesto de frustración.
Por último, los griegos son un pueblo agradecido (sic) y pueden mostrar su satisfacción de varias maneras. A la hora de desempeñar el rol de comensales, te dirán que la comida ha sido muy rica colocando la mano en su tripa y moviéndola ligeramente. Al principio te puede parecer que sufren alguna molestia o dolor estomacal, pero significa todo lo contrario.
Estas son algunas de las diferencias más marcadas en la expresión corporal, las que a primera vista pueden extrañar. En el resto, tanto españoles como griegos coincidimos bastante y lo que definitivamente ayuda entendernos es nuestro carácter abierto que tiende a empeñarse para ayudar y hacer sentir cómodo a su interlocutor.