Por Vicky
De mi última visita a la librería de mi barrio salí con las memorias de Edna O’Brien, una escritora irlandesa de la que mucho he oído hablar y de la que poco había leído. A lo que fue su paso de un pueblo remoto de Irlanda a la gran ciudad de Londres, y posteriormente de muchas otras del mundo, decidió llamar Chica de campo. Me identifiqué un poco al leer el título y lo compré.
Una de las cosas sobre las que reflexioné al terminar el libro fue que O’Brien se movía de un país a otro con tanta facilidad porque tenía la suerte de hablar un idioma global. O quizás no. Recordé que mi primer contacto con Madrid fue muy distinto. Hice ese viaje con mi familia y como era la única que hablaba castellano, me encargué de hacer todo tipo de comunicaciones. Desde pedir una taza de chocolate con churros a charlar con el recepcionista del hotel sobre el calor insoportable del verano en la ciudad. Todo el mundo me halagaba por lo bien que me expresaba, a pesar de que yo misma me daba cuenta de algunos errores que cometía al hablarlo.
“Tu castellano es mejor que el de muchos españoles” es la frase que más he escuchado hasta la fecha. Y es cierto que estos días de turismo en Madrid me ayudaron para ganar mucha confianza. Por lo que entenderéis por qué mis expectativas eran altas cuando me vine a vivir en la capital.
Pero la verdad es que por muchas pruebas de idioma que hubiera aprobado y por muchos libros educativos que hubiera leído, en ningún momento me enseñaron cómo solicitar la apertura de una cuenta bancaria o que la palabra “tronco”, que me soltó mi primera amistad en el país, tiene un uso coloquial aparte de ser un elemento estructural de un árbol.
Ante esas complicaciones opté por practicar con mi inglés. Por lo general, en las zonas turísticas y en los negocios en los que se espera tratar con extranjeros, el inglés suele ser fluido. Pero existe una posibilidad muy alta de que tu casero de 60 años, ni hable ni entiende inglés. Y es que, el verdadero problema al comunicarte en un idioma que no controlas, no es hacer la pregunta, sino entender la respuesta.
Según la última encuesta del INE, tan solo el 40,3% de los españoles sabe usar el inglés. Un 16% de la población maneja otro idioma, que no sea el anglosajón, y el resto solo habla su lengua materna. Es decir, si tu plan es integrarte en España y no quedarte en interacciones básicas con la gente local, más te vale ponerte las pilas con el idioma oficial.
Si tu experiencia hasta el momento es distinta a la mía, ahí van más pruebas. Notarás una gran diferencia de “trato” en cuanto busques tu primer trabajo. Y es que para el día a día explotar la comunicación no verbal te regalará muchas anécdotas y risas, pero no funciona igual en un ambiente laboral. De todas las ofertas a las que había aplicado, curiosamente solo se interesaban las que tenían que ver con el sector turístico o la enseñanza de idiomas. Incluso en mis primeras prácticas, como becaria, me redirigirián a la parte internacional, porque como alguien me dijo “ahí te sentirías más cómoda”.
Mucha gente tiene la percepción errónea que por el mero hecho de que provienes de otro país, eso te convierte en ciudadano del mundo. Pero no tienes porqué tener conocimientos más allá de tu propia cultura, ya te basta con aprender esta.
Tuvieron que pasar seis meses para darme cuenta de que conviene estar exclusivamente en un ambiente ‘multicultural’ o relacionarme todo lo que se pueda con la gente local. La primera opción te permite vivir sin ningún problema en la ciudad como uno más, pero se juega la integración. En el segundo caso se requiere un esfuerzo más grande, pero merece la pena.
Aunque al principio te cueste comunicarte bien, es la manera más eficaz de aprender el idioma rápido y obtener contactos que te pueden ser valiosos para lograr tus objetivos. La ventaja de vivir en una capital multicultural es que siempre va a haber alguien alrededor que sepa acercar posturas y culturas.
Nada que no se pueda conseguir si hay ganas y determinación. Luego, el buen trabajo se justifica con hechos. No tengas miedo a exponer lo que vales y lo que has avanzado, pero no pierdas tiempo para eso. Antes de ceder a lo fácil, recuerda que lo que todos esperan de un nativo o un extranjero es ver potencial. El resto se puede moldear.
aquí nunca te pasaría lo que me pasó en Londres , pedí el postre en un restaurante (dessert) y debí pronunciar algo parecido a desierto (desert) y la camarera me preguntó: Do you want it with camels or without them?
20 septiembre 2018 | 1:28 pm