Por Tom
Lo de los análisis llegó a mis oídos por primera vez cuando era aún muy recién llegado. Fue en una clase de inglés en una empresa de seguros. El grupo me dijo que la siguiente semana a lo mejor llegaban tarde porque se tenían que hacer ‘los análisis’.
“¿Análisis?”, pregunté. No tenía ni idea.
“Yes! You know, the analysis!”, me dijeron.
Pues no sabía, y me explicaron que son unos análisis de la sangre y de varias cosas demás.
Yo, que no hablaba español aún y la explicación en espanglish no lo dejó muy claro, entendí que eran unos análisis semejantes a los que te hacen al entrar al ejército. Los de sustancias ilícitas.
Me pareció bastante fuerte que en la oficina hubiera pruebas anuales de drogas, pero bueno, estaba en un país nuevo, habría cosas nuevas. Me pareció aun más sorprendente sobre todo por un tal Javier que, al menos a mí, me parecía que no había manera de que aprobara esta prueba debido a su aspecto medio-descolocado desde las ocho de la mañana.
Se me olvidó por completo lo de los analysis hasta unos meses después cuando, en otra clase, otro alumno llegó casi llorando porque resultó que los análisis revelaron que tenía el colesterol a un nivel que casi dio un infarto al médico. En consecuencia, tuvo que dejar de comer, entre otras cosas, huevo, cosa que reducía ese hombre de cuarenta y picos años a un estado bastante patético.
Volví a preguntar por los análisis y descubrí que son análisis generales de la salud.
En Reino Unido ‘los análisis’ no existen en las empresas. Te ocupas de tu propio salud, y punto.
Me pareció todo un detalle que haya normas que estipulen que cada año los empleados tiene que hacerse análisis. Y aunque los resultados no siempre sean los que desees, seguramente hay gente en mucho mejor estado de salud hoy en día por estas pruebas.