1: Hay final inglesa. Pero si gana el Manchester United que nadie diga que ha ganado el fútbol inglés.
2: El Manchester administra el espacio, el talento y el músculo como si fuese un equipo italiano, eficaz y aburrido. Y empieza a dominar las triquiñuelas, un virus desconocido en las islas.
3: ¿Cuándo acabará la infinita chorrada -de fortuna, eso sí- que dice que el Barça es más que un club? La carga simbólica le sobra: y dota de razones a los demás para ser , también, más que un club. Pretensión absurda: harto difícil es gestionar un club como para usarlo, mal dirigido además, como bandera. El Barça, que duda cabe, es más que un club: es un sentimiento. También el Espanyol es un club y un sentimiento, y en ambos cabe la catalanidad. Son, acaso, dos maneras de entender Catalunya; y en ambos casos sería un error. Como dicen los buenos árbitros, «jueguen, jueguen…»
4: Que de eso se trata.
5: Conviene que todo el mundo se haga cuentas cuando dice que va a ganar el triplete y cosas de esas. No existe un equipo que merezca ese nombre que no haya tenido una alineación titular. Puede haber quince titulares, no veintidós. Y nadie resiste cerca de sesenta partidos al año en las condiciones idóneas. Ahora mismo están todos al borde de sus fuerzas: también en Stanforf Bridge y en Anfield Road. Los «ingleses» de la final.
6: No lo harán, porque están dirigidos por necios. Pero si los clubes de fuste, los que pagan dinero a espuertas, se conjuran para no contratar jugadores africanos mientras no cambie de sitio la Copa de África, la Copa de África se juega en julio aunque sea de noche. No lo duden. Y lo notarían todos los equipos, ya lo creo… Después de una competición copera de la máxima exigencia los jugadores ya no son los mismos: están vacíos para mucho tiempo.
7: Lo más triste de todo es que no podemos decir que el Barça mereciera ganar: sólo podemos decir que el Manchester tampoco lo mereció.