Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Archivo de abril, 2008

Reflexiones a balón parado

1: Hay final inglesa. Pero si gana el Manchester United que nadie diga que ha ganado el fútbol inglés.

2: El Manchester administra el espacio, el talento y el músculo como si fuese un equipo italiano, eficaz y aburrido. Y empieza a dominar las triquiñuelas, un virus desconocido en las islas.

3: ¿Cuándo acabará la infinita chorrada -de fortuna, eso sí- que dice que el Barça es más que un club? La carga simbólica le sobra: y dota de razones a los demás para ser , también, más que un club. Pretensión absurda: harto difícil es gestionar un club como para usarlo, mal dirigido además, como bandera. El Barça, que duda cabe, es más que un club: es un sentimiento. También el Espanyol es un club y un sentimiento, y en ambos cabe la catalanidad. Son, acaso, dos maneras de entender Catalunya; y en ambos casos sería un error. Como dicen los buenos árbitros, «jueguen, jueguen…»

4: Que de eso se trata.

5: Conviene que todo el mundo se haga cuentas cuando dice que va a ganar el triplete y cosas de esas. No existe un equipo que merezca ese nombre que no haya tenido una alineación titular. Puede haber quince titulares, no veintidós. Y nadie resiste cerca de sesenta partidos al año en las condiciones idóneas. Ahora mismo están todos al borde de sus fuerzas: también en Stanforf Bridge y en Anfield Road. Los «ingleses» de la final.

6: No lo harán, porque están dirigidos por necios. Pero si los clubes de fuste, los que pagan dinero a espuertas, se conjuran para no contratar jugadores africanos mientras no cambie de sitio la Copa de África, la Copa de África se juega en julio aunque sea de noche. No lo duden. Y lo notarían todos los equipos, ya lo creo… Después de una competición copera de la máxima exigencia los jugadores ya no son los mismos: están vacíos para mucho tiempo.

7: Lo más triste de todo es que no podemos decir que el Barça mereciera ganar: sólo podemos decir que el Manchester tampoco lo mereció.

Un bolero en Old Trafford

Dos de los grandes equipos europeos (y mundiales) se han enfrentado en la primera semifinal de la Champion´s League. Uno de ellos ha sido capaz de marcar un gol en 180 minutos: el otro, ni eso. Ya está dicho todo.

Cayó el F. C. Barcelona: adeu. A Europa y a una temporada nefasta: será, me temo, una despedida con consecuencias.

Te queda un regusto agridulce después de este segundo partido, el de vuelta en Old Trafford (¿a qué deleznable poeta se la habrá ocurrido esa soplapollez de «el teatro de los sueños»?). Ganó el que más suerte tuvo: es decir, el que no tuvo en sus filas a Gianlucca Zambrotta. Un pase suyo a Schools, cuando tenía a media plantilla propia alrededor, supuso el único gol del partido.

Llegó en el momento más inoportuno: cuando el Barça, a base de un desgaste que luego se pagó, estaba encerrando al United en su área. Era, probablemente, el escenario deseado por Ferguson, de nuevo más listo que su rizado oponente en el banquillo. El Barça salió con todo. El tremendo marcaje sobre Xavi dejó las manos libres a Deco, y el portugués lo aprovechó estupendamente, con dos tiros que rozaron las maderas del arco defendido por Van der Sar. También fue interesante la posición de Iniesta, haciendo de Ronaldinho por la izquierda y generando alguna llegada del mayor interés.

Pero Samuel es una sombra. Y Messi, el explosivo Messi, tiene carrte hasta el borde del área. Cuando un equipo no está en forma se hace imposible ese diamante del fútbol que es el último pase. No lo tuvo el Barça y fue incapaz de marcar.

Del segundo tiempo ni hablamos. Con decir que la única ocasión fue un cabezazo de Henry a las manos del portero del Manchester está dicho todo.

Se ha caído. Con la cabeza bien alta, desde luego. Yo creo que esta plantilla (y este club) requiere una mente más oxigenada al frente. Pero eso ya no es cosa mía. Queda, decía, un cierto regusto, como de bolero: ahora, después del partido, nos toca arrepentirnos de lo que pudo haber sido y no fue. Que sea pronto…

El gran Rafa

Parece justo empezar por él, dado que su tristeza caníbal nos conmovió en el artículo anterior. En efecto, Davydenko y Federer han pagado los platos rotos de la ira del balear, que tuvo que dejar a dos compañeros malheridos en el camino. ¡Cómo está Rafael Nadal! No creo que nadie le haya levantado un 4-0 a Roger Federer desde juveniles.

Eso sí: dado el enorme desgaste físico asociado a su modo de entender el juego me sigue pareciendo un gasto inútil jugar los dobles, aunque se ganen, como esta vez, también en excelente compañía. Le conviene administrarse: si lo entrega todo en este viaje de primavera que acaba en París (Barcelona, Roma, Hamburgo…) se va a quedar sin gas para la temporada de hierba. Y uno que está en condiciones de ser el más grande tiene que aprobar algunas asignaturas: y el primer examen a fondo (para matrícula de honor, por supuesto: es lo malo de ser Rafa Nadal) lo va a tener en Wimbledon.

¿Será este año? Si sigue jugando partidos de dobles, lo dudo.

Pero han pasado más cosas. Porque hay vida más allá del fútbol. Carlos Saínz sí ganó el rallye de Centroeuropa, cultivando de manera exquisita su absolutamente admirable carrera. Fortuna (que otras veces le ha faltado) frente a infortunio: Nani Roma se salió de pista. También ha ganado la fase regular de liga ACB el Real Madrid. Y, además, Alejandro Valverde ha ganado de nuevo la Lieja-Bastogne-Lieja. Y Chema Martínez, con su aire de fakir, ha ganado la marstaón de Madrid: africaneando, que se dice. Un día completo.

Aunque éste era el día de los segundos. Pasada la decepción de perder una final, en Murcia tienen que valorar el subcampeonato de Europa de fútbol sala como lo que es: una hazaña. Segundo salía en el Gran Premio de Montmeló Fernando Alonso, algo simplemente impnesable en Barhein. Luego la carrera manda: aún falta un trecho para llegar a Ferrari y, por si fuera poco, el monoplaza se rompió a media carrera, cuando el enigma consistía en saber a qué distancia del podio podía llegar el fantástico piloto asturiano: mientras soñábamos con distancia nula vimos salir el humo blanco del coche. Por lo menos vimos la final de Montecarlo sin zapear. Segundo quedó también Dani Sordo en Jordania. Para el piloto cántabro esa posición empezará a parecerle poco enseguida: todavía le quedan cosas por aprender. Pero las prenderá, sin duda.

Y segundo es el Villarreal, a cuatro puntos del tercero. Es decir, del todopoderoso Barcelona. ¡Ya tiene mérito lo del equipo de Manuel Pellegrini! Los dos primeros de la competición hicieron sus deberes: el líder, además, repescando gente para el año próximo, como Javier Saviola, que tanta falta ha hecho en muchos partidos este año. Listo, con rodaje en el fútbol de alta competición, fresco y sabiendo estar en el sitio: me alegré por él, que es un chico que siempre ha cumplido y nunca ha dicho esta boca es mía. El segundo ganando en el Ruiz de Lopera, con un gol de Marcos de los que ponen los pelos de punta: a todos menos a él. Hay que estar muy sobrado para atreverse a lanzar ese missil. Lo está: y la Eurocopa a la vuelta de la esquina.

De los perseguidores mejor ni hablamos: como una escopeta de feria. Ya saben, Atlético, Rácing, Sevilla, Espanyol

Cuatro puntos deberían ser suficientes. Es, también, lo que piensan en Getafe, Valencia y Valladolid cuando mirarn hacia abajo y ven a un Zaragoza en puestos de descenso. Haciendo la goma, el Recre, que firmó el certificado de defunción del Levante, y el Osasuna, al que le siguen pitando cosas increíbles. Los errores no suelen tener tendencia, pero el caso de los navarros hace pensar que algo falla… Y encima recibne al Madrid, al que el Reyno de Navarra no se le da bien y que está a dos empates de la corona. La pena es que quieren que el Barcelona les haga pasillo…

El pobre Rafa

Algo muy especial está sucediendo en este fin de semana: algunas de nuestras grandes estrellas deportivas están en plena competición y no será malo hablar un poco de ellas.

Fernando Alonso corre en casa. No existe este año ese run run nacional que ha acompañado a los grandes premios los años anteriores: el chico parece estar sin coche. Sin ironías: ha sido dos veces campeón del mundo de Fórmula 1 y sólo la ausencia de cerebro de su anterior director deportivo le privó del tercero consecutivo. Es, evidentemente, un gigante del deporte español. Esta semana comentaban desde Ferrari que no entra en sus cálculos el fichaje del asturiano por la escudería del cavallino. Lógico: a nadie en su sano juicio se le ocurriría tener a dos campeones del mundo con el mismo volante. De manera que no es noticia.

La verdadera noticia es que el Renault anda un poco mejor. La marca ya ha sido bicampeona del mundo con Fernando: coches algo menos rápidos y mucho más fiables, en aquellos dos años inolvidables. Así que se conocen el rumbo: éste debe ser un año de pocos éxitos, pero de ninguna manera un año perdido. Aunque ya so suene el run run de otrora…

Tampoco está mal lo que están haciendo el otro rey de nuestro automovilismo, Carlos Sáinz, en el Dakar suplente que se corre por Centroeuropa. Es segundo, a 22 segundos de Peterhansel. Por si fuera poco, el gran Nani Roma es tercero. Ahí sí que se ve el recambio: Dani Sordo encabeza por ahora el Rallye de Jordania.

También estamos agitados grandes y chicos a cuenta de la fase final de la NBA, con la presencia de Jose Calderón (y la ausencia de Jorge Garbajosa, que nadie lo olvide) en el equipo de Toronto. De momento, 2 a 1, y el base extremeño decisivo. Aunque, no nos engañemos, el foco no está en Canadá: está en Los Ángeles, donde los Lakers han acabado en cabeza de su conferencia y llevan pecisamente de cabeza (2 a 0, por ahora) a los Nuggets de la capital de Colorado. Allí, levemente a la sombra de un genio llamado Kobe Bryant, juega otro genio, éste de Sant Boi del LLobregat: Pau Gasol. Que, por cierto, está que se sale. Nadie ignora la inmensa calidad del base de los Raptors: pero parwece lógico depositar más confianza en el equipo angelino. Y, además, pau es algo más que un jugador de baloncesto extraordinario: es un icono.

Puestos a hablar de éxitos, ahí están los murcianos de El Pozo jugando la final de la Copa de Europa de fútbol sala frente al equipo de Yekaterinburgo, la ciudad en la que fueron asesinados todos (supongo) los miembros de la familia Romanov. Con esos antecedentes yo ctreo que la Copa debe venir a Murcia, caray…

Por eso decía lo del pobre Rafa. Está el chaval de Manacor intratable, como todas las primaveras: aquel spring boy de hace tres años es ya un spring man. La pena es que para llegar a semifinales, donde tiene una cuenta pendiente con Nikolai Davydenko, ha tenido que pasar sobre la infinita clase de Juan Carlos Ferrero, el de la mandíbula de cristal, y sobre el rocoso carácter de David Ferrer, que sólo sabe morir matando. Con los dos ha compartido muchas cosas, y son amigos (nunca en la cancha, claro…): así que ha tenido que sufrir dejando en la cuneta a dos jugadores soberbios y a dos chavales majísimos. Pero aver quién puede con Rafa en primavera, cuando va lanzado a por su cuarto Montecarlo

Que tengáis mucha suerte, chavales…

Reflexiones de alguien no demasiado culé

Lo importante, después de empatar en casa con el Manchester United, no es saber que se pudo ganar el partido: también se pudo perder. Lo importante es saber que se puede ganar la eiminatoria en Old Trafford.

Siento no haber escrito una previa del partido: a veces hay que arriesgarse. En el fondo habría dicho en buena medida lo que digo ahora:

a) No son invencibles. de hecho son muy sensibles al delirio combinativo azulgrana, a esas paredes eléctricas por abajo, con Messi, Andrés o Xavi tocando de primera y Samuel recibiendo con ventaja: la única manera de sacarle ventaja a Río Ferdinand. O a Evrá, por citar otro de mis vicios… Ahí se les hace mucho daño. A Eto´o le hicieron un penalty en una de esas llegadas que él mismo anuló, como si fuera británico: siguió de pie, aunque perdió toda la ventaja.

b) Son buenísimos: espero que Iniesta no vuelva a regalarle un balón a Cristiano Ronaldo en la frontal del área (ya le darán el de oro, hombre…). También al portugués le hicieron penalty: menos mal que el árbitro estaba por la no intervención.

c) Parece mentira que no se puedan regar los jardines en Barcelona y que esté la pólvora tan mojada. ¡A ver si han puesto en marcha ya la tubería esa del no-trasvase del Ebro (¡hay que joderse, hombre…!) y no nos hemos enterado! A Samuel se le nota que no es todavía él mismo: mira abajo antes de rematar. Y eso no es así: Samuel siempre ha mirado entre los tres palos. Para ponerla enre ellos.

d) Sostengo, sobre todo, que aunque hemos visto un buen Barcelona NO hemos visto al MEJOR Barcelona. Espero y deseo que lo veamos dentro de unos días en la ciudad inglesa. No hacen falta retoques: este equipo está bien. Hace falta que cada uno de los nuestros esté al noventa por ciento. Y, si es preciso, al ciento diez.

e) Me reafirmo en algo que vengo observando hace tiempo: es difícil ganar a los equipos ingleses, pero no porque juegen mejor al fútbol. Como diría el gran Javier Krahe, habrá que atribuirlo a una cuarta dimensión. De hecho el que mejor juega no es de esta partida. Y al noventa por ciento el que mejor juega viste de azul y grana.

¡Venga, chicos! O anem, nois. En mayo Moscú está muy bonito y os queremos ver allí. Un golito en Manchester y luego hablamos: aunque sea de aquellos que metía Deco cuando jugaba al billar a tres bandas.

¡Molta sort!

Un rival para el Barça

O para el United. Pero voy a seguir creyendo hasta el final que los chicos de la Masía tienen una cita con la Plaza Roja.

Rojos eran en la noche del martes nuestros colores: Pepe, Álvaro, Xabi y Fernando eran cuatro argumentos de mucho peso.

No tuvo su noche Fernando. Se sigue moviendo de lujo y creó dos ocasiones, una en cada tiempo, de las que no se suelen fallar. Y menos él. Debe tener complejo de Cesh. Como tampoco la tuvo Drogba, sin problemas.

¿O sí? ¿Si tienes al titular fundido (the Kidd) o a medio gas (Drogba) no parece razonable darle minutos a lo que está en el banquillo? Que no es Soldado, son Crough y Anelka. No acabé de entender a un Benítez sobreexcitado, cosa que tampoco me gusta nada.

Por lo demás, un partido inglés en esatdo puro. Presión, velocidad, entrega, todo eso. A veces fútbol del bueno; pero se conocen muy bien y saben como estorbarse. Lo más meritorio, esa fe del Chelsea que le hizo meter un balón en el área en el minutto 94. Pero conviene destacar algunas cosas. Por ejemplo, que los dos goles fueron de los de Pablo Motos: a trancas y barrancas, uno de ellos en propia puerta.

Los dos equipos son agobiantes. Pero hay propuestas futbolísticas que les pueden resultar muy indigestas. Esperemos a ver qué cocinan para los otros reds entre Rijkaard, Neeskens y Eusebio.

¡Ah! Por supuesto que no está acabada la historia. Me temo que volveremos a ver un calco de este partido y deseo, claramente, que Torres ande mejor de puntería en Londres.

Reflexiones de alguien no demasiado merengue

Ayer, probablemente, se acabó la liga de este año. Tiene un justo ganador, el Real Madrid, que culminó en El Sardinero su aplastante dominio sobre cuatro de los cinco primeros de la clasificación: sólo falta saber su resultado ante el Barcelona, pero presumiblemente en can Barça están por otras apuestas, del mayor interés, por cierto. Para todos: siempre hay gente que anda ronceando por ahí, es inevitable, pero la gente con sentido común, llámense Calderón, Raúl o Pepe, tienen (tenemos) preparada la bufanda blaugrana para el miércoles.

Eso quiere decir varias cosas. En primer lugar, que el Madrid, mientras iba acoplando novedades, cosa nada sencilla, ha hecho bien su trabajo. Como un equipo serio. Las ligas las ganan los equipos serios.

Vimos, en segundo lugar, algo del Madrid del año que viene y que ya habíamos atisbado en varios partidos: un equipo de primer toque, con gente de mucha velocidad individual en el centro (los holandeses sobre todo), un medio centro que cada vez se acopla mejor al fútbol europeo sin perder ese carácter de los argentinos, una defensa que, si es respetada por las lesiones, puede convertirse en infranqueable, un hombre extraordinariamente hábil por bandas, como Robinho, y un gran portero. De Raúl no hablamos: cuando juegan un ariete abre huecos para que el otro marque y cuando no juega los marca él: uno de los individuos más marcados del mundo. Cobra más que todo el Congreso y corre como un juvenil. Cuando se acabe, que se acabará, se habrá roto el molde. Le mandaremos una foto a Luis y otra al grupo de sabios que le ha negado el balón de Oro a un tipo con tres Copas de Europa. Por ahora. Y Guti y Van Nistelrooy, ustedes perdonen.

¿Qué necesita? Vengo de ver ese programa infame de la Sexta, que hace que el fútbol deje de gustarme: entre otras cosas porque sólo hablan del Madrid y del Barça. No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Porque vergüenza es la que demuestra un equipo de pueblo, como el Villarreal, o la segunda vuelta del Deportivo de la Coruña (o la primera del Espanyol de Barcelona), o las victorias de un equipo agonizante y de unos jugadores que no cobran. O las campañas de Rácing, capaz de jugar de tú a tú al líder, y Almería, que fue capaz xde endosarle cuatro a un señor equipo como el Sevilla.

En el programa se han liado la manta a la cabeza con el crack ese que no acaba de llegar. Los cracks se hacen: pregunten por don Fernando Torres en Liverpool. El Madrid necesita sangre joven arriba, alguien más resolutivo que Gonzalito Higuain, que sigue siendo un jugador muy válido, por cierto. Y poco más: recuperar a Metzelder y cubrir mejor los laterales por si fallan Ramos y Heinze. El equipo está hecho. El estilo, también. Le hace falta estar vivo en el mes de marzo, que es su asignatura pendiente de estos años: cosas de la recuperación física. Y poco más.

Aunque sea por anticipado, enhorabuena…

Ricos y bobos

Bien hubiera querido titular este texto como «La riqueza y el símbolo»: pero la blogosfera es territorio comanche y conviene llamar la atención desde el principio. En cualquier caso, bien titulado está. O, si lo prefieren, gilipollas con pasta.

En le fondo no quiero que hoy sean objeto de mis palabras personas de las que ya he hablado: ¿para qué hurgar más en la herida del Valencia, un histórico de nuestro fútbol, el equipo de una ciudad pujante y una terreta inolvidable, el club de Puchades, de Pasieguito, de Claramunt, de Kempes…? Hay ricos competentes y ricos que no lo son, y eso es una obviedad que se puede extender a los pobres, a los de medio pelo y a las monjas clarisas. La riqueza y el símbolo expresaba con toda correción mi escándalo cuando José María García (el gran José María García, sin duda: de él proviene casi todo el periodismo deportivo español de la radio actual: incluso el bueno) emprendió aquella campaña en pro de las sociedades anónimas. La ganó: salvo que no se pueden tratar los sentimientos, que son la esencia de los clubes de fútbol, como se tratan los objetos de ferretería.

He aquí que, de pronto, los equipos tienen dueños: ya no son los scoios, los sufridos socios, los que se quedan con un equipo averiado después de que el figurón de turno haya equivocado la gestión. Ahora los socios se quedan con un par de narices: ni siquiera son socios, son meramente abonados, espectadores, gente que va a mirar… aunque lleven los colores de su equipo, sea grande o pequeño, en lo profundo del alma.

Recuerdo mucho aquella tontería de «venir a servir y no a servirse»… Un modelo de frase vacía: quien se mete en esto viene a servirse y. si vale, a servir. Sirven Ángel Torres, Fernando Roig, Patxi Izco, José María del Nido… porque son listos, porque son coherentes, porque algo saben del secreto del éxito en el país que ha llevado el éxito a los altares: the right man in the right place… Pero ¿quién los conocería si no fuera por el fútbol? Es ésa una retribución a la que tienen derecho: por hacerlo bien. Lo hubieran hecho igual de bien si Getafe, Villarreal, Osasuna o Sevilla fueran de los socios, sin duda. Y un tipo como Soler, en las condiciones anteriores, hubiera durado tres partidos.

No digo nada de la floración de submarinos, aviadores o paracaidistas: ¿qué pinta Samper en Murcia, qué pintaba Baldassano en Cádiz (lo de Fernando Sanz es otra cosa, evidentemente) o qué pinta en Burgos Domingo Novoa? Nada: y los enamorados de los colores, los pimentoneros, los amarillos, los blanquinegros, a verlas venir…

O a esperar que se vayan, porque el pozo está seco.

Proteger al rey

Hay un proceso al que no sé si he dedicado el comentario que merece: la asunción, por parte de la directiva entrante del Real Madrid (el año pasado) del papel de Joan Plaza como máximo responsable del equipo de baloncesto. Fue un acierto: la directiva escuchó la opinión de los expertos, Antonio Martín y Alberto Herreros, y entregó uno de los buques insignia de la casa a la inexpertas manos de un segundón sobre el que se tenía la mejor opinión. Con Plaza el equipo ganó la copa ULEB y la liga española. ¡Ahí queda eso!

Se preparó un equipo para entrar en la final a cuatro de este año: en Madrid precisamente. No se consiguió. Y aquí viene el toque actual: sin desmayar en la admiración por el técnico catalán y por la decisión de la cúpula, algo está fallando este año.

El Real Madrid no entró en esa final por un punto. Para ser más exactos, porque nadie hizo una falta personal a un jugador del Maccabi en los interminables segundos de posesión que acabaron con una canasta triple. ¿Se puede decir que ése es un fallo del entrenador? Sin duda. Pelillos a la mar, que no vuelva a suceder, otro año será… todo eso: pero se trata de un fallo que no se comete en el equipo de juveniles en el que juega mi hijo, caray… El Real Madrid ya perdió una copa de Europa en tiempos de Lolo Sáinz: pero nada se le puede achacar al entrenador, uno de cuyos jugadores (permitirán que no quiera acordarme de su nombre, pobre chaval) falló tres tiros libres cuando sólo necesitaban dos puntos. Esas cosas pasan, eso es el deporte… Tampoco es el caso de la canasta estratosférica de Djorjevic al Joventut en la final de Estambul (creo recordar que fue en tierras rurcas): la Penya ganaba de dos, no valía la pena llegar a la prórroga y se defendió correctamente al genio balcánico, pero un crack es un crack y la suerte no estuvo con los de Badalona.

El partido entre los dos mejores equipos de la liga me dejó, de nuevo, la impresión de un Plaza a medio gas. Es normal que la gente esté gastada a estas alturas: la Araña Smith tenía su día negro, Raúl andaba demasiado acalorado y sólo Felipe y Bullock parecían a tono con un partido verdaderamentee exigente, en el que Ricky parecía el veterano del partido (¡qué manera de eliminar enemigos, qué morro y qué talento el de este chico!), Rudy (¿alguien lo dudaba?) iba a sacar lo mejor de sí mismo el el último cuarto y los demás tiraban como locos de oficio: salvo Mallet, que simplemente tiraba de tres como si fuera Robin Hood con el arco. Con el partido igualado pasaron dos cosas: una posesión de dos segundos de la Penya que acabó en un ali.hoop de Rudy (con todos los respetos: ¡no me jodas, Joan!) y una cuarta falta de Lewis Bullock, que era la única esperanza blanca desde el perímetro. La única.

Y Bullock siguió, desoyendo la primera regla del ajedrez, que es proteger al rey. En el siguiente encuentro Ricky Rubio lo echó: es demasiado listo, los árbitros se trgaron una personal que no era, lo que quieras: pero Bucllock se fue y se acabó el partido. Uno, que es verdinegro desde los tiempos de Buscató, lo sintió, porque el partido estaba siendo muy bonito. Mi chaval, que es más merengue que don Santiago Bernabéu, lo sintió porque perdía su equipo. Total, lo sentimos todos, uno más que otros: yo tenía pocas dudas sobre el resultado final.

Porque aunque estime en mucho lo hecho por Plaza, aunque esté seguro de que algunos fallos de este año no se van a volver a producir, no tengo duda de ningún tipo acerca de quién es el maestro y quién el discípulo.

La semana trágica

Ya tiene dueño la Copa de S. M. el Rey: se ha ido a Valencia, junto a las exiguas aguas del Turia. Uno, que es muy valencianista, aunque no tanto como mi admirado Arsenio Escolar, estaba esta vez de todo corazón con el Getafe, que había dejado el jueves una cuenta pendiente con la justicia. Estaba escrito, al parecer, que los porteros alemanes le iban a traer mala sombra al equipo de la barriada del suroeste de Madrid: si Oliver Khan tenía que consolar al Pato Abbondanzieri por su pifia en el segundo gol alemán, esta vez fue Hildebrand el que sacaba un balón envenenado de Braulio a la misma cepa del poste. Hubiera supuesto el empate a dos. Un poco más tarde, una mala recepción de Ustari, que aún no estaba colocado, y la inteligencia de Morientes significaban el definitivo 3-1. Estaba escrito, al parecer, que no era ésta la semana de los porteros argentinos.

¿Hubiera sido justo el empate en el remate de Braulio, o en el balón del Pirata Granero que escupió el travesaño? Sin duda. No seré yo quien haga la crónica de un partido que mis compañeros de deportes van a niquelar. Es cierto que el Getafe salió dormido y que el Valencia usó con especial talento la movilidad de sus tres ratones de arriba, Silva, Villa y Mata, para obtener un excelente primer gol. De Mata y de cabeza: alguien estaba dormido. Aunque creo que el mérito es del desconcierto que los movimientos de los tres delanteros provocaron en la defensa azulona. Luego un saue de esquina perfecto del maestro Silva, de esos que parecen fabricados para la llegada de alguien de atrás: lo justo para que Alexis se vengara de los desdenes de sus últimos días en el Coliseum de Alfonso Pérez.

Pero todos sabíamos que iba a remontar: bastaba recordar el espectáculo del Olímpico de Munich. Y así fue. Poco a poco fue imponiendo ese fútbol de toque y sentido, encerró al valencia en su área y a generar peligro. Por la derecha se notaba menos, con la fuerza de Miguel y el sacrificio de Arizmendi, a quien Koemann ha encontrado un puesto de mosca cojonera muy interesante. Moretti, más desasistido, tuvo que hacerle un penalty a Contra, el héroe de estos días. Y el Pirata no falló: 2-1.

Hubo cambios por lesiones y cambios porque la gente anda ya con la gasolina justa. La pérdida de Albiol y Moretti dejaba una defensa ciertamente vulnerable por alto, y Laudrup lo entendió a la perfección sacando a Braulio y dejando descansar a Tena. Fue un acierto: Braulio casi marca. Fue un error: Tena no estaba para sujetar al Moro. Esto es el fútbol.

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Enhorabuena al Valencia. De todo corazón. Pero déjenme decir que lo del Getafe es para quedarse sin adjetivos: le ha sobrado futbol, talento, méritos para haber llegado más lejos en dos competiciones de altísimo prestigio y en la misma semana. Aunque haya sido una semana trágica. Chapeau. Y habrá que esperar que la Justicia se acuerde alguna vez de esa barriada sel suroeste de Madrid…