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Aburrido y asqueado de la tomadura de pelo

Por Ángel Villegas Bravo

Me aburre tanta tertulia, donde algunos de los tertulianos demuestran escaso respeto por sus interlocutores, se quitan la palabra unos a otros y defienden lo indefendible con un cinismo que espanta. Algunos, voceros del Gobierno del PP, demuestran una falta de imparcialidad y un partidismo indignos de alguien que se llame periodista. Porque se pueden defender las ideologías que se quiera, pero no se puede decir que lo blanco es negro.

Me aburren los torpes intentos de TVE y de Telemadrid por hacernos comulgar con ruedas de molino y por volver a las teorías conspiracionistas; me aburren los/las periodistas de cámara, haciendo funciones de acompañamiento y orientando los contenidos de los programas en la dirección que le place a los que gobiernan. Políticos cansados

Me aburre y me asquea que los que antes se referían con desprecio a las fotocopias de los papeles de Bárcenas y tachaban todo ese feísimo asunto de corrupción como mentiras, ahora lo llamen «golfo que ha engañado al Partido Popular».

Me llena de indignación la presión sobre los jueces, las artimañas de presentarse como acusación particular para entorpecer la causa contra el acusado, las quejas de los que dicen estar sufriendo acosos judiciales. Estoy más que harto de políticos inútiles, que demuestran una escasa preparación y que tienen como casi único argumento el «y tú más».

Me parece una tomadura de pelo que se tarden lustros en dictar sentencias, que los encausados se escapen, las más de las veces, de rositas y que nadie devuelva la «pasta» que ha robado. Porque todo ese dinero hace falta para aliviar a los parados, para no repagar medicinas, para los desahuciados, para los engañados por las preferentes, para unas pensiones y salarios más dignos, para bibliotecas, para no subir las tasas universitarias de manera indecente, para becas, para la sanidad y para tantas otras cosas, no sean los privilegios y las mamandurrias de una clase política que (al menos algunos de ellos, con el silencio cómplice de muchos otros) deja mucho que desear.