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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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El consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico

No te apures, el título de hoy no es más que una opinión, y aunque quede aquí publicada para los restos, será pronto olvidada y barrida de la actualidad en favor de un mensaje mucho más complaciente sobre el consumo de bebidas alcohólicas.

En realidad, el título de hoy tan solo recoge en unas pocas palabras lo que unos cuantos profesionales de la salud venimos defendiendo desde hace mucho tiempo al respecto del impacto que sobre la salud tiene el consumo de bebidas alcohólicas. Pero no te preocupes, insisto, la mayoría de profesionales de la salud opinan lo contrario y jamás osarían pronunciarse en este sentido. Su discurso, ya lo conoces, se parece más al de los periódicos, las bodegas y las revistas: una copita de vino es buena para el corazón… o de cerveza, que también con moderación, vale para casi todo por no decir para todo tal y como vimos en esta entrada de hace unos pocos meses.

Sin embargo, cada vez hay más profesionales que dan la cara para hacer ver una realidad que permanece amordazada en aras del consumismo de este tipo de bebidas. ¿Qué quién pone la mordaza? Si lo dijera aquí me metería en un lío, así que piensa por tu cuenta a quién le puede interesar que se beba más alcohol (vino o cerveza o lo que sea) y utilice para promocionarlo un recurso infalible: tu salud. Bebe (con moderación) que es bueno, sería el megaresumen del asunto. Pero como te decía cada vez se oyen más voces disonantes al respecto de este mensaje que consideran que el hacer cualquier promoción del consumo de bebidas alcohólicas tiene una resultante neta con muchos más perjuicios que beneficios… y de largo.

Alcohol riesgo_beneficioo

El caso es que esos profesionales que nos dedicamos a poner el consumo de bebidas alcohólicas en su sitio apenas conseguimos hacernos oír. No es porque no tengamos razón (claro, que te voy a decir yo) es que tenemos pocos recursos para hacer visible nuestro mensaje (y conste que en este sentido me considero un afortunado). La industria que se dedica a la producción y comercialización de bebidas alcohólicas tiene muchos más recursos que nosotros, y los hace valer. Solo han de elevar su voz por encima de la nuestra para que dejemos de ser oídos. Y eso lo tienen muy fácil, eso se consigue con dinero. Más publicidad, más “informes y estudios científicos” autofinanciados y en forma de noticias y notas de prensa hace que en poco tiempo nuestro mensaje sea barrido de la conciencia colectiva. Al final, el consumidor medio se queda con lo que hay, lo masivo, lo que a golpe de euro, arrasa e inunda con todo lo demás. Y todo ello sin hablar de las relaciones que también a golpe de billete se establecen entre esas empresas y las administraciones sanitarias que terminan haciéndonos llegar el mismo mensaje complaciente… a la par que perjudicial: beber (con moderación) es bueno. Y así no hay forma de competir

Lo cierto es que, todo hay que reconocerlo, nuestro mensaje en sí mismo, no interesa a casi nadie. Bueno, sí que podría interesar, pero es que el otro es la leche… dónde va a parar, que te digan que tu salud sale beneficiada por hacer algo que mola es un mensaje muy potente y “convincente”.

Te cuento todo esto con la excusa de traerte hasta el blog un fragmento del programa de RNE “No es un día cualquiera” en el que se entrevista a un experto sobre este mismo tema. Se trata de David Rodríguez, Dr. en Medicina y especialista en los efectos del alcohol sobre el cerebro y autor precisamente del libro “Alcohol y cerebro”. Me ha parecido muy valiente y muy de agradecer que desde un medio de comunicación público se apueste por aportar este tipo de mensajes contundentes y tan necesarios.

Te invito a que si de verdad te interesa este tema, escuches con detalle las aportaciones de este especialista sobre el tema que, sin ambages y sopesando las diversas circunstancias asociadas al consumo de alcohol, se posiciona diciendo sin duda alguna que el consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico. Injustificable.

 

Puedes ampliar los contenidos del artículo en estas entradas:

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Exagerada promoción salutífera del consumo de bebidas alcohólicas (mi paso por #PintOfScienceSpain)

imageEl otro día tuve el privilegio de ser invitado para dar una charla en el marco de las primeras jornadas de Pint of Science celebradas en España. Para quién no lo conozca Pint of Science tiene como objetivo ofrecer charlas interesantes, divertidas, importantes, sobre las últimas investigaciones científicas, en un formato accesible al público. ¡Y todo ello en un bar! Se pretende de esta forma ofrecer una plataforma que permita a la gente discutir la investigación con las personas que la llevan a cabo. Se trata de una organización sin fines de lucro, dirigida por voluntarios, y que fue creada por una comunidad de investigadores de postgrado y postdoctorales en 2012. El festival se celebra anualmente durante tres días simultáneamente en bares de todo el mundo.

Bueno, el caso es que cuando me la ofrecieron no se me ocurrió mejor idea que hablar sobre los supuestos beneficios del consumo de bebidas alcohólicas sobre la salud, en especial cuando el mensaje complaciente sobre este tipo de productos se dirigen a la población general, así, en plan a lo bruto.

Lo cierto es que meterme en una cervecería de regio abolengo para dar caña (je, je je) a un auditorio cuajado de consumidores de esta bebida no parece lo más sensato… pero me di cuenta después de que tras enunciar mi propuesta, esta fuera inmediatamente aceptada… ya no podía echarme atrás (quién dijo miedo).

Al preparar la charla en el plano más divulgativo posible, pero sin olvidar ni mucho menos la ciencia que había detrás, tuve la feliz idea de ilustrar en cuatro diapositivas (dos para la cerveza y dos para el vino) algunos de los titulares a los que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación a la hora de hablar maravillas del consumo de estas dos bebidas. Pues bien, a pesar de que en otras diapositivas había chistes explícitos con el fin de arrancar al menos una sonrisa… fueron éstas, que no eran chistes, las que terminaron por hacer encanarse a los asistentes. Aquí te las dejo para que juzgues tú mismo si este compendio de titulares reales como la vida misma son o no motivo de risa en especial cuando se tiene la perspectiva de verlos juntitos.

De la cerveza se ha dicho y se está diciendo:

 Cerveza 1

Cerveza 2

Y del vino se ha dicho y se está diciendo:

Vino 1Vino 2Bueno, no sé cómo lo verás tú, pero en mi opinión creo que hace días que nos hemos pasado cuatro pueblos con esto de recomendar beber cualquier bebida alcohólica y usar para ello la salud como ariete. ¿Sabes porqué? Pues por que el consumo de bebidas alcohólicas sea en la medida que sea, tiene más perjuicios que beneficios. Así, de modo gráfico puse esta diapositiva para ilustrarlo.

Riesgo vs beneficioAhora bien, si queremos ponernos serios también podemos… por ejemplo usando esta bonita gráfica que resume el estudio que hace unos pocos años se publicó en The Lancet en el que se analizaban la magnitud de los daños ocasionados por distintas drogas en Reino Unido ya estén legalizadas o no… te sugiero que mires a la izquierda.

 Lancet

Así pues, recomendar poblacionalmente cualquier ingesta, aunque sea moderada, de bebidas alcohólicas representa en suma un importante incremento del riesgo sobre elementos que tienen un notable impacto en la Salud Pública.

En resumen

¿Pueden (o deben) las bebidas alcohólicas estar presentes en una dieta saludable? Lamentablemente con lo que hoy sabemos, la ciencia no tiene las respuestas claras, contundentes y dicotómicas (sí o no) que nos gustaría. Existen infinidad de riesgos conocidos ligados al consumo de bebidas alcohólicas. Al mismo tiempo el consumo moderado de algunas de estas bebidas se ha asociado con mejores indicadores de salud… sin embargo, la evidencia al respecto no es ni coherente ni concluyente. Con estas premisas ¿no resulta un tanto temerario hacer la presión que se hace en su consumo a partir de la salud? A mí me parece que sí.

Aquí te dejo la diapositiva final en la que después de una hora de charla y no pocas risas de complicidad con el auditorio, resumí mí intervención.

 Resumen

Mi agradecimiento más sincero a los organizadores de Pint Of Science Spain (muy en especial a Fernando Gomollón @gomobel, JuanJosé Sáez @jjsaenzde y José Luis Cebollada) por querer contar conmigo en la primera edición de este evento en España, y por supuesto, a los asistentes que de tan buen grado aceptaron (y agradecieron) mis puntos de vista… lo pasamos francamente bien.

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Si quieres profundizar más sobre la relación del consumo de bebidas alcohólicas en la salud quizá te interese consultar:

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Imagen: @juan_revenga

¿Es tan beneficioso para la salud el consumo moderado de bebidas alcohólicas?

BebercioCerrábamos la semana pasada con la noticia de un bastante posible nuevo etiquetado para las bebidas alcohólicas a medio plazo. Y comenzamos esta con un tema bastante relacionado: la absurdez de atribuir al consumo moderado de alcohol, sin dudas, cualquier beneficio sobre la salud.

He querido dejar un tiempo más que prudencial para hacerme eco de esta noticia que al parecer, tal y como ha demostrado el tiempo, ha sido atada, amordazada y, en definitivas cuentas, olvidada por el paso del tiempo. Claro, como no promociona el consumo de alcohol (ni «moderado» aunque sea)… no interesa.

Tal y como se puede contrastar se trata de una reunión en el Hospital Regional Carlos Haya en la que una serie de expertos desmitifican de forma rotunda aquello de que el consumo de bebidas alcohólicas puede reportar beneficio alguno sobre la salud. Estos expertos lo hacen además sin pelos en la lengua:

El alcohol no presenta ningún aspecto positivo para la salud […]. Un buen vino tomado de manera moderada es menos malo que otras bebidas alcohólicas, pero eso no significa que posea efectos cardioprotectores […]

El alcohol es una sustancia tóxica, adictiva y cancerígena, que mata a 130.000 personas en Europa cada año. Hay 242 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol […]

Las bebidas alcohólicas cuentan con una buena imagen en la sociedad y son bien aceptadas, pero se estigmatiza al alcohólico […]

Cuanto menos alcohol se beba, mejor.

Con estas contundentes palabras se expresó el jefe de la unidad de conductas adictivas del Hospital Clinic de Barcelona, Antoni Gual. A partir de aquí es irremediable hacer la consabida pregunta ¿están estas palabras respaldadas por la ciencia?

Pues lo cierto es que a pesar de haberme desojado buscando la referencia que se cita en el artículo señalado referente a que la prestigiosa revista The Lancet haya hecho una reciente publicación en este sentido… el caso es que no la he encontrado. Al menos como reciente. Pero sí que he encontrado otros estudios interesantes que no creo que deban pasarse por alto, a pesar de que nunca han tenido el impacto mediático de otros estudios de muy inferior calidad que, poniendo el consumo de alcohol en un pedestal, han disfrutado de los fuegos artificiales y el buenrollismo con el que casi no importa qué medio los suele acoger.

Por ejemplo y sin alejarnos de The Lancet, tenemos este de aquí Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis que nos viene a decir que el alcohol es sin lugar a dudas y teniendo en cuenta todos los aspectos (físicos, sociales y psicológicos) la droga más dañina por encima, y no poco, de otras sustancias, otras drogas, consideradas como “duras” (y puedes pensar en la que quieras… el consumo de alcohol le gana en daño general). Pensaras que el anterior estudio descontextualiza el “consumo moderado” y esas cosas, bueno, puede ser cierto, pero aun no he acabado.

Este otro interesante estudio publicado en el British Medical Journal hace apenas dos meses aclara bastante las cosas y deja pocas dudas:

Las asociaciones benéficas entre un bajo consumo de alcohol y la mortalidad por cualquier causa pueden ser atribuibles en buena parte a una selección inadecuada de los grupos de referencia y un inadecuado manejo de los posibles factores de confusión. Cuando se compara la población abstemia (no bebedores) con otros grupos de población que sí bebe el posible beneficio del consumo de bebidas alcohólicas solo se pone de manifiesto en el grupo de mujeres de más de 65 años. En el resto de grupos clasificados por edad y sexo no se ha encontrado beneficio alguno para la salud a partir del consumo de ninguna medida de alcohol. En cualquier caso y además de mínimas, todas las posibles asociaciones protectoras podrían explicarse a partir de sesgos en la selección de la muestra.

En un editorial adjunto a este artículo se explicaba, no sin razón, que incluso si el alcohol resultara tener un efecto protector contra una cierta patología, este también aumentaría el riesgo de contraer otros problemas de salud (cuestión que ya puse de manifiesto en su día en esta entrada).

Vino ¡salud a raudales!... o no

Vino ¡salud a raudales!… o no

En mi opinión estamos de nuevo ante la misma historia anteriormente repetida (o en la actualidad) con no importa casi que alimento, producto o nutriente. Es decir, por la razón que sea en un momento concreto se pone en alza el consumo de un determinado alimento (bien por intereses comerciales poco loables o bien por las limitaciones de la ciencia en un momento dado) o por el contrario se criminaliza. En cualquier caso, de esta forma se tiende a crear una sensación de que ese mensaje forma parte de una especie de Ley universal, al estilo de la Ley de gravitación universal. Luego, con el paso de tiempo, los avances en el conocimiento científico (recuerda “la maleta de Asimov”) no solo pueden llegar a cuestionar los planteamientos anteriores sino que en no pocas ocasiones llegan a contradecirlos de forma bastante contundente (recuerda el caso del huevo).

Creo que este caso, el del alcohol… sea cual sea su matriz alimentaria que lo vehiculice (desde el whisky al pacharán pasando por el vino y la cerveza) a cada día que pasa se añade un mayor contenido a la literatura científica de forma que en este caso se apunta a que beber alcohol es más dañino que lo contrario… que es lo que se ha venido afirmando en los últimos años.

En cualquier caso y suponiendo que yo esté equivocado, en lo que creo que no hay confusión alguna es al respecto de que con el tema del alcohol, a día de hoy, las cosas no están nada claras. Así, en este sentido, estando la salud en juego, yo me quedo con la frase final de este estudio que sostiene lo que a mi juicio debiera marcar la línea de intervención en la promoción de las bebidas alcohólicas a través de la salud.

Lo más probable es que cualquier promoción de alcohol por razones de salud termine ocasionando mucho más mal que bien.

No estaría mal que nuestras autoridades sanitarias tomaran nota de este “principio”. Estoy convencido que será una lucha encarnizada en la que los sectores implicados pondrán todo de su parte para que el paradigma salutífero del consumo moderado de alcohol no pierda comba.

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Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

 

Cuando la resaca acecha

ResacónUn año más, este de víspera, traigo a colación una de las preocupaciones que a buen seguro van a ser #TrendingTopic en las próximas horas y que atañen a las cuestiones nutricionales. Me refiero al abuso alcohólico y a una de sus inexorables y dolorosas consecuencias: la resaca.

Te lo conté hace un año, cuando con la ciencia en la mano pusimos del revés el mito aquel de que un clavo saca a otro clavo… una cuestión que en el ámbito de la carpintería podría tener su aquel, pero no desde luego cuando de bebidas alcohólicas se trata. Es más, en el caso de “un clavo a saca a otro clavo”, y tratándose del consumo de bebidas alcohólicas, esta práctica parece que está más asociada a una excusa tras la que se esconde un genuino problema de alcoholismo, que a un benéfico remedio contra la resaca.

Y sabes que no hablo por hablar, hace dos años publiqué un post en el que se ponía de relieve el especial interés de la población general en esta época del año al respecto de conocer remedios contra la resaca. Un hecho que según las estadísticas repunta cada fin de semana a lo largo del año pero que en Año Nuevo se multiplica por cinco.

Sea como fuere tampoco este año las noticias son especialmente halagüeñas, el estado de la cuestión sigue siendo el mismo. Te lo resumo en una frase:

No existe ninguna intervención eficaz para prevenir o tratar los síntomas de la resaca.

Esta misma es la conclusión general del artículo de 2005 Interventions for preventing or treating alcohol hangover: systematic review of randomised controlled trials (“Intervenciones para prevenir o tratar la resaca alcohólica: revisión sistemática de ensayos controlados aleatorios”)

Es más, no te lo pierdas, esta revisión sistemática contempló el uso tanto de aquellas estrategias consideradas como convencionales (aspirina, ibuprofeno, paracetamol… ) como las complementarias (consumo de extracto de alcachofas, miel, ginseng, fitoterapia en general…) e incluso las más domésticas (ducharse, consumir pizza, huevos, plátanos, tomar el aire…) y, según ella:

No hay nada que ayude a prevenir o tratar la resaca alcohólica que no sea la abstinencia o, cuando menos, la moderación.

Puede que te sorprendan este tipo de conclusiones cuando en la cultura popular existen algunos remedios que se han tomado por infalibles… pero es lo que hay. Así, cuando los más habituales e incluso popularmente admitidos remedios preventivos o paliativos se observan bajo el prisma de la ciencia, la realidad que nos queda es que no hay nada como dar tiempo para que los naturales procesos biológicos cumplan con su cometido.

Por último, entre los estudios más recientes con una lectura ligeramente positiva en cuanto a la resaca merece la pena mencionar esta publicación Does hangover influence the time to next drink? An investigation using ecological momentary assessment (“¿Influye la resaca en el tiempo transcurrido para volver a beber? Una investigación de evaluación ecológica puntual”) que sugiere que, al menos de forma modesta, padecer una resaca podría aumentar el tiempo en el que los bebedores frecuentes se enfrentan a la próxima copa.

Así pues, más allá de las legales consecuencias que propicia el consumo de bebidas alcohólicas y centrándonos en tu salud y próximo malestar… puedes hacer lo que quieras, desde tomar megasuplementos de vitamina B1 a mazarte a huevos crudos, mantequilla y alcachofas el día de antes; o si lo prefieres, encomendarte a Dionisioal final tu melopea, sus consecuencias y tu resaca no dependerán tanto de ello, como sí lo hará de tu sentido común frente a las copas.

Sea como fuere, os deseo de verdad que entréis con buen pie en 2015 y que este año esté cuajado de buenas oportunidades.

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Imágenes:  hyena reality freedigitalphotos.net

Tomar alcohol ayuda a calentarse en ambientes fríos: el mito y los San Bernardo

Frío y alcoholCon el frío puertas afuera y el alcohol fluyendo a raudales puertas adentro no es infrecuente que en estas fechas y en ciertos corrillos se vuelva a poner en alza la duda de que si la ingesta de bebidas alcohólicas, en especial las de alta graduación, puede servir de algún modo para ayudar a soportar el rigor de las temperaturas. Sobre el papel, hay que reconocerlo, pinta más o menos bien, las bebidas alcohólicas “queman” en el momento de su ingesta y, además “arden” si se les aplica una llama, más fácil cuanto más alta sea su graduación. Suena muy bien sí, pero… es más falso que un fuera de juego de futbolín.

Por si esto fuera poco, también contamos en nuestro tergiversado acervo cultural con la imagen de unos perros, los San Bernardo, que estando especialmente adaptados para el rescate en alta montaña, portan un barrilito de algún aguardiente resucitador (brandy, whisky…) que se supone ayudan a aquellos que se han perdido en tan gélidos parajes. Sí, lo tenemos grabado a fuego en nuestra memoria asociativa, pero… es tan falso como que la Heidi de Johanna Spyri haya corrido descalza (o con sus suizos zuecos) alguna vez por las praderas alpinas.

Ambos conceptos son falsos, tanto el de que el las bebidas alcohólicas ayuden a mantener el cuerpo caliente como el que los San Bernardo lleven (o hayan llevado jamás) en la práctica el consabido barril. Vamos a verlos.

Beber alcohol acelera la hipotermia

Entre los efectos fisiológicos asociados de forma indefectible con la ingesta de bebidas alcohólicas figura la vasodilatación. Este proceso tiene lugar gracias a la capacidad de los vasos sanguíneos (tanto arterias como venas) de dilatarse frente a determinados estímulos y situaciones ambientales. La vasodilatación implica que los capilares sanguíneos correspondientes a la circulación periférica (la más externa y cercana a la piel) se dilaten y se aproximen hacia el exterior. De esta forma aumenta la cantidad de sangre que corre inmediatamente bajo la piel y, si el entorno es frío, la perdida de calor (que no la ganancia) es impepinable. Supongo que habrás reparado alguna vez en los típicos coloricos característicos de quienes han empinado el codo… pues eso es un claro signo de la vasodilatación: los coloricos de quien ha bebido se deben a que la sangre se hace “visible” al dilatarse los capilares de las mejillas. Ese efecto, aunque no sea tan patente como en los mofletes, sucede en todo el cuerpo. Tal y como es previsible si esto sucede y si el entorno es frío, el resultado consiste en una mayor pérdida de calor corporal, al menos más rápida que si no se hubiera producido esa vasodilatación fruto de haber tomado bebidas alcohólicas.

Pero espera, espera… [podrá pensar alguno], nadie me puede decir a mí lo que yo siento y, después de haber bebido, siento más calor y soporto mejor las temperaturas bajas.

Es cierto, y tendría toda la razón. Eso pasa, pero tiene su explicación; en concreto, dos explicaciones:

CapilaresEn primer lugar ese mayor flujo de sangre cerca de la superficie corporal ayuda a que esa sangre se sitúe más cerca de nuestros termoreceptores de la piel y de ahí que nuestra sensación sea de aumento de la temperatura. Todo un peligro ya que el resultado general de esa situación implica una más o menos rápida disminución de la temperatura interna del cuerpo, a pesar de que el sujeto no es consciente ya que su piel se mantiene caliente. Es peligroso ya que en esta situación disminuyen las naturales defensas del cuerpo frente a las temperaturas frías (que consisten de forma típica en la vasoconstricción para reducir el flujo sanguíneo hacia la piel y mantener mejor así la temperatura interna).

En segundo lugar, el cuadro se agrava si tenemos en cuenta que el alcohol es en cierta medida un anestésico… es decir, la verdadera sensación de frío va a tardar más en ser realmente percibida… y más cuanto más “anestesiado” esté el individuo.

La poco fiel imagen del barril de los perros San Bernardo

Perro san bernardo con barril

Tal y como explicó en su día mi buen compañero y vecino Alfred López (@yelqtls) en esta entrada, la imagen que tenemos de esta raza de perros (en verdad pastores alpinos) se debe a la ocurrencia de un artista de cierto renombre en su época quien con más intención colorista que otra cosa le plantó uno de estos barriles a uno de los perros que retrató en una de sus obras allá por el siglo XIX. En dicha obra se representaba una imagen de rescate perruno y a pesar de que nunca han llevado el consabido barril… desde entonces hasta nuestros días.

La historia de estos perros de rescate, se encuentra indisolublemente ligada a los monjes que fundaron y “regentan” el hospicio de Grand Saint Bernard (sito en el paso del mismo nombre en los Alpes suizos). Y de ahí el nombre que le dieron a aquellos mastines que en su día les ayudaban a rescatar viajeros perdidos o accidentados. Con aquel cuadro como punto de partida, pronto se hizo popular la imagen de estos perros con el consabido barrilito de la mano de los dibujos de animación, novelas populares, etcétera. Sin embargo, los monjes del hospicio Grand St. Bernard aseguran que sus perros ni lo llevan ni lo han llevado nunca… más que nada por el efecto contraproducente que tendría entre aquellas personas que fueran a rescatar.

Si te ha gustado esta entrada igual te interesa consultar:

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Nota: Gracias a Fernando Frías (@FerFrias) por sus aportaciones alpinas

Imágenes: Simon Howden vía freedigitalphotos.net; y Daniel Steger vía Wikimedia Commons

Consumo de alcohol, cáncer y salud cardiovascular según la OMS (de nuevo)

Comentaba en la entrada de ayer la publicación de un nuevo informe del Organización Mundial de la Salud al respecto del consumo de bebidas alcohólicas y su impacto sobre la salud.

Es probable que si no has tenido el tiempo o la ocasión de echarle un ojo al informe completo te interese conocer qué hay de nuevo al respecto de algunos de los temas más candentes que afectan a la salud cuando del consumo de este tipo de bebidas se trata. En concreto lo que se refiere al impacto del alcohol, su origen, cantidad, forma de consumirlo y demás al respecto del cáncer y la enfermedad cardiovascular. Así pues…

Opinión de la OMS (2014) sobre alcohol y cáncer

En la página 12 del informe en cuestión se puede leer textulamente:

Se ha identificado el consumo de alcohol como cancerígeno en los siguientes tipos de cáncer: oral, nasofaringe, faringe, orofaringe, laringe, esófago, colon, recto, hígado y mama en mujeres. Además, es probable que cause cáncer de páncreas. A mayor consumo, más aumenta el riesgo de todos estos tipos de cáncer, teniendo en cuenta que incluso un consumo tan bajo como el de una bebida o menos al día implica el aumento significativo de algunos tipos de cáncer, como por ejemplo el cáncer de mama en las mujeres.

Opinión de la OMS (2014) sobre alcohol y enfermedad cardiovascular

La relación entre el consumo de alcohol y las enfermedades cardiovasculares es compleja. El efecto cardioprotector beneficioso de niveles bajos de consumo de bebidas alcohólicas para la enfermedad isquémica coronaria y el ictus isquémico desaparecen en el momento que hay ocasiones en las que se produce un consumo elevado. Por otra parte, y con independencia de la pauta de consumo [moderada vs elevada] el consumo de alcohol implica efectos perjudiciales sobre la hipertensión, la fibrilación auricular y el accidente cerebrovascular hemorrágico.

Todo ello sin mencionar otras enfermedades (neuropsiquíatricas, gastrointestinales, infecciosas…) para las cuales el consumo de alcohol (en relación o no con el patrón de consumo) implica un aumento importante del riesgo… y por no hablar de otras circunstancias que propicia su consumo en relación con la posibilidad de causar lesiones voluntarias (suicidio, violencia…) o involuntarias (accidentes de tráfico, laborales, etc).

Así pues, en mi opinión, el mensaje ha de ser claro:

A la hora de encontrar razones para argumentar el consumo de bebidas alcohólicas, deja la salud a un lado. Desde una perspectiva integral, y por este motivo, no se puede justificar.

Quizá te interese consultar:

El efecto del alcohol sobre la salud. La opinión de la OMS

¿Sabes si eres alcohólico?

Bebidas alcohólicas y salud: ¿Buena o mala relación?

¿Quién dice que la cerveza es buena para la salud?

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Nota: En otros blogs también se da cuenta de esta postura (incómoda para algunos) que refiere que en lo que respecta a la salud, no hay cantidad de alcohol, por pequeña que sea esta, que sea más beneficiosa que no beber alcohol. Si quieres puedes echarle un vistazo a este post de Julio Basulto ( ) en el blog Comer o no comer

Informe OMS 2014: consumo de alcohol y salud en el mundo

Alcohol OMS_2014La Organización Mundial de la Salud acaba de hacer público un nuevo informe al respecto de la situación general en el mundo en lo que se refiere al consumo de bebidas alcohólicas y su relación con la salud.

Supongo que, de nuevo, levantará bastantes ampollas entre todos aquellos productores, distribuidores y vendedores de bebidas alcohólicas, sean los que sean, ya que el consumo de este tipo de productos no vuelve a salir bien parado que se diga.

Puedes acceder al informe completo en este enlace. No es especialmente largo pero tampoco se puede catalogar de breve y por tanto me gustaría entresacar algunos de los datos que este informe pone de relieve. Tal y como explica el documento en sus primeras páginas se trata de un informe que a través de cuatro capítulos trata de: aportar una perspectiva general sobre consumo de alcohol y su relación con la salud pública (capítulo 1); aportar datos sobre el consumo de alcohol entre los distintos países y sectores de la población (capítulo 2); informar de las consecuencias que tiene para la salud el consumo de bebidas alcohólicas (capítulo 3); y las principales políticas que con mayor o menor responsabilidad aplican los distintos países sobre el consumo de bebidas alcohólicas (capítulo 4). El grueso del mensaje de cada uno de estos capítulos puede resumirse de la siguiente forma.

Capítulo 1: Consumo de alcohol y Salud Pública

  • El alcohol es una sustancia psicoactiva capaz de generar una dependencia. Las bebidas alcohólicas han sido ampliamente utilizadas en diversas culturas desde hace mucho tiempo. El consumo dañino de alcohol causa un número importante de enfermedades, y supone una carga social y económica para la sociedad.
  • Los factores ambientales son elementos clave a la hora de explicar tanto las diferencias como las distintas tendencias históricas en el consumo de alcohol, así como los distintos perjuicios ocasionados por su consumo. Entre esos factores condicionantes destacan el desarrollo económico y cultural, la accesibilidad de la población al alcohol y también la implicación y la eficacia de las políticas nacionales sobre su consumo.
  • Los daños relacionados con el alcohol dependen del volumen consumido, del patrón de consumo y, en raras ocasiones, la calidad de alcohol consumido.
  • El efecto perjudicial del alcohol incluye más de 200 posibles enfermedades y lesiones, entre las que destacan el alcoholismo, la cirrosis hepática y el cáncer.
  • Entre las últimas relaciones sugeridas por las investigaciones figuran aquellas que sugieren una relación [no causal, sino como elemento circunstancial] entre el consumo de alcohol y algunas enfermedades infecciosas tales como la tuberculosis y el VIH / SIDA.
  • Tanto en el panorama general mundial como en las distintas regiones y países se ha establecido una amplia variedad de estrategias y políticas para reducir el uso perjudicial del alcohol.

Capítulo 2: Patrones de consumo de alcohol

  • En 2010 el consumo de alcohol puro per cápita en todo el mundo fue de 6,2 litros entre la población de más de 15 años. Esto implica una cifra diaria de 13,5 gramos de alcohol puro al día.
  • Se estima que una cuarta parte de ese consumo (el 24,8 %) provenía de bebidas alcohólicas de fabricación casera o producidas y vendidas fuera de los controles gubernamentales. El 50,1% de todo el alcohol que se consume en el mundo y que sí se controla, se consume en forma de bebidas espirituosas.
  • El 61,7% de toda la población mundial de 15 o más años no ha probado el alcohol en el último año. En todas las regiones de la OMS se observa que la abstención de beber alcohol es mayor entre las mujeres que entre los hombres. Del mismo modo, también se observa unas diferencias significativas en la prevalencia de consumo de alcohol en las distintas regiones de la OMS.
  • Aproximadamente el 16,0 % de los bebedores de 15 años o más reúnen los criterios de un alto consumo de alcohol episódico.
  • En general, cuanto mayor es la riqueza económica de un país, más alcohol consume y menor es el número de la población abstemia. Como regla general, en los países con ingresos más altos se observan mayores consumos de alcohol per cápita y una prevalencia más alta de consumo episódico de alcohol entre los bebedores.

Capítulo 3: Consecuencias sobre la salud

  • En 2012, se produjeron unos 3,3 millones de muertes, (el 5,9% de todas las muertes a nivel mundial) a causa del consumo de alcohol.
  • Existen diferencias significativas por sexo en la proporción de muertes debidas al alcohol. De ese 5,9% mencionado, el 7,6% perteneció a los hombres y el 4,0% a las mujeres.
  • Además de los fallecimientos, también en 2012, se estima que el 5,1% de todas las enfermedades y lesiones que supusieron una merma importante en la calidad de vida (cerca de 139 millones de casos), fueron atribuibles al consumo de alcohol.
  • Los mayores porcentajes de fallecimientos y de años de vida sana perdidos con respecto a las expectativas atribuibles al consumo del alcohol se encuentran en la región europea de la OMS.

Capítulo 4: Políticas e intervenciones sobre el consumo de alcohol

  • Las políticas sobre el consumo de alcohol se desarrollan con el objetivo de reducir el su uso nocivo, así como para reducir los perjuicios sociales y sobre la salud atribuibles al alcohol en el marco de una determinada población o sociedad. Estas políticas se pueden estructurar en distintos planos: mundial, regional, multinacional, nacional y subnacional.
  • En los últimos años muchos países de la OMS han demostrado un mayor liderazgo y compromiso con sus políticas al respecto de la reducción del uso nocivo del alcohol. La mayor parte de los países que presentaron sus informes, indicaron tener políticas nacionales sobre el consumo de alcohol más estrictas en 2012 que en 2008, con límites de alcoholemia más estrictos.

Si quieres, quizá te interese consultar:

El efecto del alcohol sobre la salud. La opinión de la OMS

¿Sabes si eres alcohólico?

Bebidas alcohólicas y salud: ¿Buena o mala relación?

¿Quién dice que la cerveza es buena para la salud?

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‘Mediterraneamos’: inspirando a los jóvenes en la dieta mediterránea

RapUna nueva campaña institucional trata de acercar la dieta mediterránea, en esta ocasión a los más jóvenes. ‘Mediterraneamos’ es su nombre y pretende dar a conocer y vincular el típico patrón dietético mediterráneo a un grupo de edad bien concreto, aquel entre 13 y 16 años tal y como se puede ver en su página web. Cuenta con el asesoramiento de la Fundación Dieta Mediterránea y el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

En esencia se trata de promocionar unos adecuados hábitos dietéticos y de estilo de vida entre la población de educación secundaria a partir del seguimiento de los preceptos más básicos de la dieta mediterránea. Así, invita a los chavales a conocer y hacer uso de este planteamiento dietético.

Además, el plato fuerte de la campaña se centra en la promoción de un concurso de vídeos en los que, en clave de rap, los chavales puedan dedicar sus particulares odas a la dieta mediterránea.

Hasta aquí todo bien… o casi bien, porque hay algunas cosas con las que no coincido demasiado, y otras con las que disiento completamente. No me gusta el tema del haber escogido el estilo rap cuando esta es una opción cerrada. A parte de que me parece que a todo el constructo mediterráneo el rap le cae como a un Cristo dos pistolas. Pero pasando por encima de esta apreciación personal (allá cada cual con sus fobias y filias) creo que hubiera sido una mejor idea, con más posibilidades, el que el tema musical hubiera estado abierto a otros estilos, no solo el del mencionado rap. Ellos sabrán.

Otra de las cosas que a mi parecer no están bien hechas es que en la web se diga que se pueden visitar los perfiles de esta iniciativa en canales como Facebook, Tuenti y YouTube; sin embargo me costó Dios y ayuda encontrar la página en cuestión en Facebook ya que esta está asociada a la del MAGRAMA y con la palabra “mediterraneamos” en Facebook no se obtiene ni un solo resultado. En cualquier caso, por si la quieres, la tienes aquí. En lo que respecta a Tuenti, no puedo decir nada, como no soy usuario no puedo entrar; y en cuanto al canal en YouTube a día de hoy solo está el rap promocional y no hay, tal y como se anunciaen la web ninguna “información divertida e interesante sobre la Dieta Mediterránea”.

Pero lo que me parece un despropósito superlativo es el enlace que puedes encontrar en esta página de la web ‘mediterraneamos’ (ver nota de actualización al final de esta página). En ella se encuentra un vínculo que te sugiere la posibilidad de recibir más información sobre la Dieta Mediterránea y te conduce a una página de la Fundación homónima… ¿Y que encontramos en esta página? Pues nada más y nada menos que las 10 recomendaciones básicas, repito, básicas, de la Dieta Mediterránea. Incluida entre ellas la número nueve, que dice textualmente:

El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo.  El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.

El agua es fundamental en nuestra dieta. El vino es un alimento tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.

A ver, que yo me entere… ¿se les está lanzando a los jóvenes entre 13 y 16 años el mensaje de que el vino “debe tomarse con moderación y durante las comidas y que el vino es un alimento tradicional en este planteamiento dietético con diversos efectos beneficiosos”?

Me temo que en este punto han metido la pata. Cuando no, además, han traspasado una bien delimitada linea roja, es decir, el haber incurrido en una soberana ilegalidad al promocionar (ni tan siquiera de forma subliminal) el consumo de vino entre menores de edad. Dejando de lado el tema del rédito final sobre la salud en términos de riesgo/beneficio que tiene asociado el consumo de vino aunque sea en cantidades moderadas (algo que yo tengo muy claro) creo que promocionar esta «recomendación básica» entre la población objetivo no es de recibo y además opino que es ilegal.

En mi opinión, ‘mediterraneamos’ parte de una buena iniciativa, pobremente promocionada e implementada y con terribles errores. A mí así no me gustan las cosas. Señores del Ministerio y de la Fundación, están a tiempo, así que por favor, rectifiquen. Rectifiquen.

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Actualización de última hora: Apenas 12 horas después desde la publicación de este post, el Ministerio de Agricultura, Alimentación  y Medio Ambiente o la Fundación Dieta Mediterránea, o los dos al alimón, han cambiado el enlace de la discordia y, ahora el vínculo aludido te redirige a otra página en la que no se hace mención alguna al consumo de vino entre jóvenes de 13 a 16 años (afortunadamente) que es lo que habrás visto. El enlace que estaba y ahora no es este de aquí. Agradezco al MAGRAMA y a la Fundación Dieta Mediterránea su rápida y acertada rectificación.

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Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

El bonito brillo azul eléctrico de un gintonic de discoteca

Gintonic UV_Todd HuffmanQuizá te hayas preguntado alguna vez porqué tu gintonic dicotequero refulge con un eléctrico y cautivador color azul mientras que al parecer resulta imposible obtener un resultado similar con cualquier otro combinado. No, no es por ti, ni por que tú lo valgas, ni porque tu aura se transmita desde tu mano a tu combinado.

La clave está en la tónica. Uno de los compuestos genuinamente originales de esta bebida es la quinina. Se trata de un alcaloide natural, blanco y cristalino producido por algunas especies del género Cinchona. Tiene un característico sabor amargo (de ahí la originalidad de la tónica como bebida) y presenta unas nada desdeñables propiedades antipiréticas, antipalúdicas y analgésicas.

El caso es que el sulfato de quinina que está en tu gintonic discotequero, presenta fluorescencia primaria (otros lo llaman fluorescencia nativa). La fluorescencia es un proceso de interacción entre la radiación y la materia en el cual esta materia es capaz de absorber radiación electromagnética de una fuente específica, por ejemplo de la conocida como “luz negra de las discotecas y muy rápidamente “devolver” otra radiación de mayor longitud de onda, en este caso en el espectro visible (radiación de menor energía que la que ha absorbido) que es la que ves.

Aunque hay otros cócteles que llevan tónica en su elaboración, el gintonic es el único que goza de una importante popularidad, y esa es la razón de que veas brillar con “luz propia” a los gintonics, y solo a ellos,  en un local que utilice “luz negra”.

Nota bene: Tal y como comenté en otras entradas, por pequeño que sea, no existe un consumo de bebidas alcohólicas que sea beneficioso para la salud. No hace falta que la próxima vez que te dejes caer por una discoteca compruebes lo del gintonic. De hecho, si has leído hasta aquí es porque ya conocías el fenómeno y querías conocer la explicación. Por cierto, y por si quieres insistir, el efecto es el mismo cuando en las mismas circunstancias utilizas tónica sola.

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Foto: Todd Huffman vía fllickr.com (creative commons)

 

Excusas erróneas (y frecuentes) para tomar un suplemento vitamínico

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Hay bastantes personas que se escudan en argumentos poco racionales para tomar un suplemento vitamínico. No es que estén en riesgo de que su dieta no les aporte las cantidades necesarias de estas, el caso es que suelen acudir a ellos muchas veces como una especie de seguro, una especie de “por si acaso”. A pesar de no son necesarios en muchos casos hay dos mensajes claros que se suelen repetir con demasiada frecuencia. Por un lado el de más vale prevenir que curar y por el otro el de un poco más (de la vitamina que sea) no me va a hacer daño.

Con independencia de que sea o no cierto el hecho de que “un poco más no me va a hacer daño” (las cosas no funcionan así) el hecho incontrovertido es que, lejos de que tengan o no el efecto deseado suponen una inversión monetaria. Veamos cuáles son los errores más típicos y la realidad con respecto a decidirse por tomar un suplemento  vitamínico. Como veremos la mayor parte provienen de ideas fruto de una cierta desinformación nutricional:

Error: Las vitaminas aportan energía

Realidad: No hay ninguna vitamina que aporte energía por el simple hecho de incorporarla en un suplemento. Sin embargo, el error quizá tenga el punto de partida de considerar que algunas de ellas, en especial las vitaminas del grupo B, intervienen de forma importante en las vías metabólicas específicas de producción de energía. Es decir, las vitaminas no aportan energía, pero sí ayudan al proceso de obtención de esta. Dadas las cantidades con las que las vitaminas han de aportarse en la dieta (mili o microgramos) las vitaminas no son, ni de lejos una fuente de calorías. Es posible que si alguien se siente con “más energía” o más pletórico tras tomar alguno de estos suplementos se deba a un efecto placebo. Aun así, si alguien tiene una deficiencia vitamínica concreta no hay una relación conocida entre el hecho de tomar el suplemento en cuestión y el sentirse “más enérgico” a continuación.

Algunos promotores-vendedores-distribuidores de este tipo de suplementos se aprovechan de la ignorancia del consumidor y le tienden una trampa jugando con las verdaderas funciones de las vitaminas y el efecto ansiado por el usuario (una vez más aquello de decirles lo que quieren oír)

Error: Los alimentos de hoy en día son deficitarios en nutrientes

Realidad: Lo  cierto es que en la actualidad las posibilidades de variedad y cantidad de los alimentos que consumimos en los países desarrollados son inigualables con respecto a años anteriores. Y eso es lo que garantiza un más que suficiente aporte de vitaminas y otros micronutrientes. En algunos casos, ciertas explotaciones agrarias intensivas han limitado de forma sensible la presencia de algunos minerales en el suelo, en especial selenio y yodo. Sin embargo, se pueden obtener cantidades más que suficiente de estos nutrientes como para cubrir las necesidades individuales a partir de otros alimentos, por ejemplo los de origen animal en el caso del selenio y con el uso de la sal yodada de modo general para el caso del yodo, tal y como recomienda la OMS.

Error: Las vitaminas ayudan en las situaciones de estrés

Realidad: Dejando de lado el estrés físico debido a cansancio o agotamiento físico, el estrés “mental” no aumenta las necesidades de vitaminas (o minerales), ni es causado por su déficit, ni tampoco se utilizan en su tratamiento. Es casi seguro que a lo largo de la vida cada uno se enfrente a momentos mejores y peores fruto de las circunstancias, pero la falta de vitaminas no es ni causa ni solución para esas situaciones de mayor abatimiento o de tensión. De nuevo el recurso fácil de la pastilla milagrosa que todo lo cura planeará sobre nuestras cabezas como solución milagrosa para algo que tiene una explicación (y ya no sé si una solución) mucho más sencilla.

Error: Se toman para prevenir y/o tratar un resfriado u otra enfermedad

Realidad: A día de hoy no existe una evidencia científica suficiente que sugiera que las dosis muy altas de cualquier vitamina (o suplemento mineral) prevengan o curen ninguna enfermedad del tipo cáncer, resfriado, diabetes, etc. Incluidas las megadosis de vitamina C que en el mejor de los casos podría ayudar a, una vez que se sufre el resfriado, reducir algunos de sus síntomas, y además, con bastante probabilidad no de forma muy significativa y siempre dependiendo de una cierta variabilidad individual. Tienes una interesante publicación de la Cochrane  Library al respecto del papel de la vitamina C en la prevención y tratamiento del resfriado común en este enlace

Error: Se toman para contrarrestar los efectos nocivos del consumo de alcohol o del hábito tabáquico

Realidad: En los fumadores las recomendaciones de consumo de vitamina C son de 90mg frente a los 60mg de los no fumadores. Estos 30mg “de más” son fácilmente obtenibles de una alimentación adecuadamente diversificada y variada. Sin embargo, ha de quedar bien claro que tomar suplementos vitamínicos en ningún caso va a prevenir de los efectos nocivos para la salud derivados de ambos hábitos. De forma sencilla: aunque fumar implica una mayor necesidad de vitamina C, esto no quiere decir que tomar más de esta vaya a evitar contraer cáncer de pulmón. Y lo mismo en el caso del consumo de alcohol: tomar más vitaminas (o minerales) no va a proteger más el hígado.

Error: En el deporte son necesarios los suplementos porque se necesitan más vitaminas

Realidad: La primera necesidad aumentada que tienen los deportistas, con independencia de la modalidad deportiva es la energética. Gastan más energía y, por tanto, es preciso aportar más. Así si un deportista come más y lo hace de forma adecuada, resulta fácil de comprender que con esos alimentos “de más” se incorporen también más vitaminas. Ejemplo: Pongamos que las necesidades energéticas medias son de unas 2.500 kcal/día y supongamos que una dieta adecuada y equilibrada para esa persona le aporta un valor vitamínico general cifrado en “X”. Entonces, un deportista que supongamos necesita 5.000 kcal/día comerá el doble que el anterior y su alimentación contendrá un valor vitamínico general de “2X”, el doble. Has de saber que ninguno de los requerimientos medios de vitaminas o de minerales duplican sus recomendaciones en el adulto por ningún concepto. Es decir, una alimentación convenientemente planificada puede (y debería) aportar todas las necesidades de microelementos en el caso del deportista (contadas excepciones aparte)

Recuerda:

1. Los suplementos de vitaminas (y minerales) no deberían utilizarse nunca para compensar una mala elección de alimentos. Revisa tu alimentación y déjate de “tecnicismos”

2. No es buena idea que si no estás especializado en el tema hagas un autodiagnóstico de tus necesidades vitamínicas o posibles deficiencias basándote en lo que puedas leer en internet. Confía en los profesionales especializados.

3. No vas a obtener ni a producir más energía o a sentirte “más vital”  por tomar un suplemento.

4. El establecer vínculos entre cansancio, estrés, falta de rendimiento, etc, y la “necesidad” de suplementos suele ser propio de una estrategia de venta interesada y poco o nada realista. Establece una pauta dietética adecuada, haz ejercicio, descansa y tómate tu tiempo para relajarte.

5. Entra dentro de lo posible que puedas comer algún vegetal con menos vitamina C (por decir algo) que antaño. Pero afortunadamente será un caso aislado y como ya sabemos que comes de una adecuada y variada oferta de alimentos esto carece de la menor importancia en términos generales.

6. Los suplementos, por muchos que tomes, nunca compensan las agresiones que realices sobre tu salud con el alcohol o el tabaco, por poco que los uses.

7. Si eres una persona con riesgo aumentado en relación con la posibilidad de sufrir un déficit nutricional (edad avanzada, mujer embarazada, síndromes malabsotivos, con determinadas intolerancias o alergias, etc.) consulta con un profesional sanitario adecuado

8. Y si no es así, más valdría revisar tu cesta de la compra antes que tu botiquín.

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Foto: veo_