La carrera hacia las elecciones catalanas del 25N

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El Péplum catalán

Si de una cosa se habla en estas elecciones es de profetas y mesías. Más que unos comicios parecen un Péplum con aires bíblicos. Cuando el presidente de la Generalitat, Artur Mas, convocó las elecciones argumentando que se lo había pedido el pueblo en la manifestación de la Diada, desde la oposición ya se le empezó a criticar su discurso mesiánico. Ahora, ya corren por las redes sociales las parodias del cartel de propaganda electoral del candidato de CiU, a quien comparan con el Charlton Heston de Los diez mandamientos. Hasta en TV3 hicieron alusión en su momento al mesías Mas en el programa de humor Polònia.

Lo cierto es que todo el mundo quiere ser profeta en su tierra en estas elecciones. Y la verdad es que si hiciéramos caso de todo lo que se dice no podríamos dormir por la noche, ya que, cuanto menos, parece que se va a acabar el mundo. La candidata del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, ya ha hablado de las cinco crisis (del euro, de financiación, de la Seguridad Social, comercial y de deuda pública) que se producirían si Catalunya fuera independiente. Esto recuerda a aquello de las plagas bíblicas. Otro ejemplo de las profecías políticas que dominan esta campaña.

Y, en general, todos los discursos que estamos escuchando estos días de todos los candidatos son de este estilo. Unos aluden a Ítaca, otros apelan al Desperta Ferro de los Almogàvers y el lenguaje adquiere una dimensión casi de leyenda o de poema épico. Como digo, es un tono generalizado entre todos los partidos, cada uno a su manera. Y, esto, desde el principio, cuando ya se tildó a estas elecciones como las más decisivas e importantes de la reciente historia de Cataluña.

Pese a que se ha descubierto recientemente en Guatemala el calendario maya más antiguo, que desmiente que el 21 de diciembre se acabe el mundo, los hay que aún creen que no llegaremos a 2013. O sea, que los que se hayan propuesto dejar de fumar o perder unos kilos a partir del 1 de enero mejor que lo hagan ahora.

Si seguimos con el discurso apocalíptico de nuestros políticos, incluso podríamos relacionar la fecha que daban los mayas del fin del mundo con la constitución del nuevo Govern catalán. Porque, más a o menos, la cosa irá por ahí, una vez que se sepa el resultado de las elecciones el próximo domingo, día 25. Pero, que yo sepa, de momento, aún ningún candidato se ha atrevido a relacionar los malos augurios del calendario maya con lo que pueda pasar en Cataluña… al menos, de momento.

 

El Conde de Barcelona y la vía andorrana

En estas elecciones -e incluso antes de la precampaña- todo va muy acelerado. Se habló de convocar los comicios antes de que el presidente de la Generalitat los fijara oficialmente; se han escrito ríos de tinta sobre la independencia de Cataluña cuando aún ni siquiera se ha votado el nuevo Parlament; se hace mención a una hipotética salida de Cataluña de la Unión Europea cuando aún ni siquiera se ha convocado un referéndum y todo el mundo se refería a esta posible consulta cuando aún no se habían hecho públicos ni los programas de los partidos.

Es como si todo el mundo hubiera experimentado una especie de Regreso al Futuro, como si todos se hubieran transformado, a su manera, en Michael J. Fox . Con ello, nadie parece tener interés en el día a día. El presente parece ser sobrante, un incordio.

Últimamente he podido hablar con varios economistas sobre una hipotética Cataluña independiente excluida de la Unión Europea. Existe una corriente económica en Cataluña que, ante esta posibilidad, responde: «¡Y qué pasa! No se acaba el mundo». Argumentan que hay muchas maneras de estar vinculado a Europa sin ser un miembro de pleno derecho de la Unión. Hay varios países de la UE que ni siquiera tienen el euro como moneda propia y otros que lo utilizan sin ser miembros de este club del mercado común. Andorra es el ejemplo más cercano, un país donde el catalán es la lengua oficial, con voz propia en la ONU, sin Ejército y que basa su economía en el comercio y el turismo, básicamente.

También he intercambiado puntos de vista con políticos catalanes sobre el papel de la Familia Real en todo este asunto. Desde CiU ya se ha lanzado algún mensaje públicamente pidiendo que el rey Juan Carlos I de un paso atrás y deje al príncipe Felipe en un primer plano. «El problema fuerte» en las relaciones de Cataluña con el Estado es el Rey, afirmó Oriol Pujol. Y es que la carta que publicó el Monarca denunciando las «quimeras» independentistas poco antes de la reunión Rajoy-Mas en Madrid no sentó nada bien en la coalición nacionalista.

Dicho esto, ¿es el Príncipe Felipe la figura llamada a ser clave en una nueva Transición española, ya sea hacia el federalismo que propugnan los socialistas, hacia el soberanismo de los nacionalistas o hacia el inmovilismo que defienden los partidos más centralistas?

No hay que olvidar que el Rey de España es Conde de Barcelona, un título más importante de lo pueda parecer. Solo un ejemplo: cuando Juan de Borbón renunció en 1977 oficialmente a sus derechos dinásticos a favor de su hijo Juan Carlos, no quiso desprenderse del título de conde de Barcelona, pese a que éste está vinculado al titular de la Corona.

Ahora, volvamos a Andorra. Un pequeño país enclavado en medio de las montañas del Pirineo. Nadie se mete con él y va acumulando años y años de vida propia, con sus propias leyes, su Constitución, su presidente y sus Copríncipes. Esto es, la Iglesia y Francia o, lo que es lo mismo, el Arzobispo de Urgell, Joan- Enric Vives, y el presidente francés, François Hollande. Con protectores como estos, ¿para qué quieren un Ejército?…

Y, ahora, juntemos todos estos elementos y tendremos otra de estas teorías futuristas. ¿Qué pasaría si Cataluña se saliera de España pero mantuviera el euro, como Andorra, a la espera de ingresar en la Unión Europea? ¿Y si se buscara un Copríncipe protector? ¿Por qué CiU confía más en el papel del Príncipe Felipe que en Juan Carlos I? Los catalanes, ¿estarían dispuestos a mantener un Conde de Barcelona, como figura simbólica protectora, a cambio de su independencia?

¿Son más republicanos que independentistas?… Solo un dato para acabar: cuando el Parlament, justo al final de esta última legislatura, votó a favor de que el próximo Govern catalán convoque un referéndum soberanista, en cambio, rechazó quitarle los títulos nobiliarios catalanes a la Familia Real española. Todo esto en la misma sesión parlamentaria. ¿Por qué?

 

El rescate de los partidos

La pesca es un hobby para muchos y, últimamente, se está convirtiendo otra vez en un medio de subsistencia ante la falta de recursos de las familias. En Cataluña se están dando varios casos en que se ha prohibido expresamente pescar en varios ríos bajo amenaza de fuertes sanciones ante el incremento de pescadores. En el tramo final del Besòs, por ejemplo, la multa puede llegar a ser de 6.000 euros.

Me ha dado por hablar de pesca hoy porque eso es lo que hacen los partidos en época electoral: lanzan sus anzuelos para pescar votos. Uno de los peces más comunes que tenemos es la carpa, que en varios lugares del mundo se considera una especie invasora. En japonés se ve que se denomina koi, cuyo homónimo también significa amor o afecto. ¿Curioso? Si volvemos al plano político, sí, porque los partidos buscan ganarse a sus votantes tirando la caña al río con el máximo de mimo.

Pero, ¿qué está pasando en estas elecciones catalanas? Pues que los partidos no tienen suficientes euros para derrochar en grandes campañas. Ni tan siquiera se ven muchos carteles por la calle, ni banderolas en las farolas (ni mucho menos, anuncios en la prensa). Entonces, ¿qué es lo que se lleva este año?… Pues, precisamente, las carpas.

Vayas donde vayas te encuentras con una carpa de algún partido político, ya sea en una rambla, en un mercado, en un puente o en medio de una feria de entidades de barrio. Sí, los partidos se han lanzado al arte del carpeo para ganarse el amor y afecto de los catalanes. Vemos a los militantes y simpatizantes en las calles, repartiendo folletos e intentando cazar adeptos para su causa. Pero, ¿solo quieren el voto?

Resulta que en estos tiempos de apretarse el cinturón no solo los bancos o incluso países enteros necesitan ser rescatados, también, los partidos. Todos dicen que han reducido sus presupuestos. Incluso lo anuncian como queriendo dar ejemplo, pero, en realidad, como se dice en catalán on no n’hi ha, no en raja.

El carpeo solo es una de las maneras de ahorrase dinero. También los hay que emiten una especie de bonos para que simpatizantes y amigos les financien la campaña a cambio de devolverles luego el dinero. Sí, el rescate ciudadano de los partidos ya está aquí.

En Cataluña aún no se han podido poner de acuerdo para aprobar medidas de transparencia en la financiación de las diferentes formaciones políticas, entre otras cosas, porque la última ha sido una minilegislatura. Pero, lo que sí que está claro es que, cuando la pesca de la carpa (o mediante las carpas) deja de ser un hobby y pasa a ser un método de subsistencia… es que algo muy, pero que muy gordo está pasando.

 

Independencia, 98-Unión de España, 63

Independencia, 98-Unión de España, 63. No es el resultado de un partido de baloncesto, sino una curiosidad relacionada con el Speakers’Corner que 20 minutos ha organizado en Barcelona, en el parque de la Ciutadella, a muy pocos metros del Parlament de Cataluña. Pese a que se han podido escuchar muchos discursos, podríamos decir que también ha sido una jornada muy matemática.

Ha habido cerca de 130 ponentes, que han hablado durante 10 horas seguidas. Solo hemos hecho una parada técnica para reponer de gasolina el generador (como os he explicado, el Speakers’Corner lo hemos celebrado en medio del parque y no había más corriente eléctrica que la que hemos generado nosotros). Pero, vamos con los números. Suponiendo que de media podemos decir unas 100 palabras en un minuto, multiplicado por los 60 minutos de una hora, nos da una cifra aproximada de 6.000 palabras cada hora. O sea, a lo largo de la jornada, los oradores han pronunciado al menos 60.000 palabras.

Antes del Speakers’Corner nos habíamos propuesto que, al final del día, queríamos saber qué palabras se habían pronunciado más. Con esto, obtendríamos los términos clave que han preocupado más a los políticos y entidades sociales que han participado en este macromaratón de oradores. Y este es el resultado: Independencia/Estado catalán es la idea más reiterada por el conjunto de representantes de partidos y de la ciudadanía que han participado en este evento. A continuación, Derecho a decidir/referéndum/consulta, con 67 repeticiones. A estos les ha seguido Estado español/Unidad de España, con 63.

También hemos querido calibrar hasta qué punto el hecho de pertenecer o no a la Unión Europea era algo que preocupaba, sobre todo, en relación a un hipotético Estado catalán. Pues bien, la ecuación Unión Europea/Euro ha obtenido 48 resultados.

Pero, no hay que olvidar el gran peso que ha tenido la palabra clave Recortes (sociales y de derechos), con 81, mientras que el concepto de pobreza ha acabado con un 66. A partir de aquí, podemos agrupar palabras clave, si queremos seguir jugando. Así, el bloque Independencia/Derecho a decidir suma 165, mientras que Recortes/Pobreza obtiene 147. Si a Independencia/Derecho a decidir le añadimos la variante Estado español/Unidad de España obtenemos un 228.

Por lo tanto, el Speakers’ Corner ha sido un reflejo de lo que viene siendo la precampaña y, ahora, la campaña. El debate soberanista ocupa un espacio central, preeminente, pero tiene mucho peso también todo lo relacionado con los recortes sociales y los estragos de la crisis.

 

Money, Money, Money… Mani

Este arranque de las elecciones catalanas me recuerda a la canción Money, Money, Money (Dinero, dinero, dinero) de Abba, que relata cómo una mujer que está harta de trabajar por un poco de dinero planea encontrar un hombre rico que la mantenga y cumpla sus caprichos. También me recuerda a Money, de la película Cabaret, con una Liza Minnelli espléndida.

Ambas canciones definen la contienda política del 25N. Por un lado, el portazo de Madrid al pacto fiscal y, por otro, los recortes en servicios de los últimos años en plena crisis y con la palabra rescate en boca de todos. Pero el debate monetario se ha llevado desde el primer momento al plano sentimental y cultural.

Así lo demuestra el experimento que 20 minutos ha realizado con los siete candidatos a la presidencia de la Generalitat de los partidos con representación parlamentaria. Les hemos pedido a todos que escojan una fotografía representativa de los últimos dos años.

Artur Mas (CiU), Oriol Junqueras (ERC) y Alfons López Tena (SI) han optado por la manifestación de la Diada del 11 de Septiembre; Alicia Sánchez-Camacho (PPC) y Albert Rivera (Ciutadans) se han decantado por la del 12 de Octubre. Joan Herrera (ICV-EUiA) ha elegido otra concentración, pero esta vez  contra los recortes sociales. Y Pere Navarro (PSC), ex-alcalde de Terrassa, se ha decantado por una imagen de Vallparadís como símbolo de progreso.

En cualquier caso, queda claro que estas siete imágenes son una síntesis de esta campaña, marcada por el money, money, money y las manis.

Fénix, 25.11

Ya estamos de vuelta con las elecciones en Cataluña, que a todo el mundo les ha cogido a cotrapié, incluso al president de la Generalitat, Artur Mas, que es quien las ha convocado. Pocos (o nadie) se imaginaban que este mes de noviembre, justo dos años después de los últimos comicios, volveríamos a estar enfrascados en otra contienda. Lo que se hablaba antes del verano, incluso en los círculos de CiU, era convocar las elecciones en 2013, aunque sí que es cierto que ya había un cierto runrún sobre que podían caer antes de fin de año.

Hoy, vuelve el blog La Urna, con el que os intentaré explicar interioridades de estas elecciones, como ya lo hice en 2010.  Hace poco más de un mes, un importante parlamentario catalán me explicaba que todos los políticos se sentían «como el pastor que va detrás de las ovejas intentando que no se le escapen». Es decir, que los rápidos acontecimientos les habían desbordado por completo y, especialmente, la manifestación del 11 de Septiembre en Barcelona, durante la última Diada. A esto se le unió luego la reunión en la Moncloa Rajoy-Mas sobre el pacto fiscal. Y, de allí hasta aquí… sin parar.

De momento, se me ocurren dos expresiones (muy catalanas) para definir el nivel de estrés que transmiten los políticos catalanes, en general, y las personas que han tenido que diseñar sus campañas a toda prisa: les ha pillado con los pixats al ventre (con los meados en el vientre) y van de bòlid (o sea, van de culo). Y también nosotros, los periodistas (¿por qué negarlo?). Todo esto de estas elecciones exprés me recuerda al mito del ave Fénix, que resurge de sus cenizas.

Ahora, a nadie le extrañaría que, a finales de 2013, volviéramos a tener otras elecciones. No sé si habéis visto El vuelo del Fénix (1965), aquella película en la que los pasajeros de un avión averiado deben sobrevivir en el Sáhara. Esto es lo mismo. En estas elecciones más de uno tiene la sensación de estar en un desierto donde unos dicen que hay espejismos y otros aseguran que han visto una salida.

El tema está en cuál es la dirección correcta para salir de entre las dunas. Y el calor aprieta. Yo, en este blog, no os diré lo que debéis pensar, sino que os intentaré explicar lo que piensan los actores de esta película y por qué piensan así. Como veréis, hay muchos protagonistas y otros muchos antagonistas, como un culebrón.

El mismo día en que comienzan estas elecciones se estrenará la versión cinematográfica de la rocambolesca historia de Èric Bertran, un adolescente que fue juzgado en la Audiencia Nacional por terrorismo informático por haber pedido a una cadena de supermercados por correo electrónico que etiquetara en catalán. ¿Sabéis cómo se titula la película? Fènix 11.23. Pues, si tuviera que escoger un título para un filme sobre estas elecciones catalanas sería Fénix 25.11. Hoy, empieza el rodaje.

Papa Noel o los Reyes Magos

El PSC tiene un dilema. Debe escoger entre Papa Noel (centrarse en mantener sus alcaldías del cinturón rojo metropolitano en las municipales, como piden sus alcaldes) o los Reyes Magos (iniciar ya su renovación, sin esperar al Congreso de otoño, y pensar ya en recuperar la Generalitat, sin perder los ayuntamientos y las instituciones metropolitanas). Y se puede plantar en las elecciones locales sin tener aún un nuevo líder definido.

El PSC ya ha perdido el Govern, uno de los tres Reyes Magos, pero sería un golpe más duro que las principales alcaldías socialistas se empezaran a teñir de CiU, como en un efecto dominó. Si nos fijamos en el 28N, los municipios socialistas que aún tienen algo de margen son Santa Coloma de Gramenet (que ya hace meses empezó su renovación, tras el caso Pretoria, con la nueva alcaldesa, más joven y con recorrido) y Cornellà (la antigua casa del president Montilla, donde sus paisanos no le abandonaron).

Pero Badalona no se puede confiar, ni Terrassa o Sabadell. Y Barcelona entró en la UCI. Con este panorama, el PSC corre el peligro de que L’Hospitalet se convierta en su Sant Cugat –ahora, el único gran reducto metropolitano de CiU– tras las municipales, como el pueblo galo de Astérix y Obélix. Y es que los hijos de los votantes socialistas de los 80 ahora les piden algo más. En campaña, fracasó la estrategia de movilizar a Corbacho, Felipe González y compañía. Ya no da sus frutos.

Los barrios de las ciudades metropolitanas han mejorado mucho (también, gracias a la lucha vecinal) y, ahora, la nueva joven clase media urbana demanda algo más. Muchos hijos de votantes socialistas del Baix Llobregat apostaron por CiU el 28N. ¿Por qué? Quizás lo sabe Papa Noel o… ¿quizás los tres Reyes Magos?

Tridente en el banquillo

El Barça del Dream Team, con Romario, Laudrup y Stoichkov era una cosa cuando jugaban los tres juntos y, otra, cuando no lo hacían. Aún así, era innegable que todo el equipo tenía un estilo de juego que ha llegado hasta hoy, con Pep Guardiola, quien, de jugador, también saboreó las mieles del éxito del tridente. Si llevamos esta reflexión al campo de la política, observamos que la evolución del tripartito en estos últimos siete años ha sido errática en su última fase, hasta el punto que ha acabado con su hecatombe.

Una de las razones de esta debacle ha sido que no se ha mantenido fiel al espíritu fundacional de esta especie de tridente político. Estos últimos días se han alzado voces críticas con la campaña de los socialistas, porque apeló a mensajes negativos, como Artur más de lo mismo, y no positivos. Pero, quizás el gran pecado de los partidos del tripartito fue no defender juntos lo que habían hecho de bueno en la última legislatura e intentar que no se notara tanto lo malo. Es decir, dar a entender a la población catalana que no eran un tripartito más de lo mismo.

Pero sólo un elemento de este tridente, ICV, sacó realmente pecho del Govern d’Entesa y, curiosamente, fue el que consiguió los mejores resultados de los tres (bajó, sí, pero se la pegó mucho menos de lo que lo hicieron PSC y ERC). Está claro que Montilla, Carod-Rovira y Saura no son los Romario, Laudrup y Stoichkov de la política catalana, pero si sus partidos no hubiesen apostado por dejar en el banquillo la idea del tridente, quizás, ahora, no estaríamos hablando de un tortazo electoral tan espectacular. No se supieron explicar cuando gobernaban, como han reconocido ellos mismos, ni mucho menos cuando dejaron de hacerlo.

El tsunami de Montilla

José Montilla había alertado a los votantes socialistas que, si no ganaban estas elecciones, se les venía encima «el tsunami conservador». La gran ola provocada por la clara victoria de CiU le ha acabado de ahogar y,tras una «larga» reunión de la Ejecutiva socialista, comunicó que renuncia a su escaño en el Parlament de Catalunya. No será el líder del PSC en la oposición «por convicción», para «dar ejemplo» de que «no» se agarra «ni al cargo ni a la silla» tras la debacle electoral y para dar voz a «una nueva generación».

Aun así, de momento, tomarán el timón socialista en el hemiciclo catalán dos veteranos del aparato, Joaquim Nadal, que se posiciona como presidente del grupo parlamentario en sustitución de Manuela de Madre, y Miquel Iceta, que sigue de portavoz. Según Montilla, reúnen «la solidez, la experiencia y el conocimiento de los temas» que esta situación de paréntesis postelectoral requiere. Y es que en el horizonte de otoño de 2011 se vislumbra un congreso socialista en el que saldrá el nuevo primer secretario, en sustitución de Montilla, y líder del PSC en la oposición.
Montilla no quiso dar nombres para su posible sucesor, pero sí que lo hizo el ex presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, quien agradeció el gesto «generoso» de Montilla de dejar paso a otros activos del partido («ya tocaba, estaba bastante cantado»), como Montserrat Tura y su propio hermano, Ernest Maragall. Para Montilla, el hecho de que Tura –una de las representantes del ala catalanista del PSC– haya sido su número 2 en estas elecciones no quiere decir necesariamente que sea su sucesora.

Montilla justificó su renuncia a liderar la oposición para favorecer «la renovación del PSC», un proceso al que él quiere dedicar sus «nuevas energías», pero que necesita otro director de orquesta socialista que lleve la batuta del partido. «Hay que reconstruir una alternativa de gobierno creíble desde el primer día», explicó el candidato derrotado, «combinando la experiencia de gobierno y parlamentaria con las nuevas voces preparadas» del PSC.
Por el momento, se ha escogido a Nadal como opción transitoria –fue candidato a la presidencia de la Generalitat en 1995 y ha sido conseller del último gobierno tripartito– porque es una garantía, en opinión de Montilla, de que harán «una oposición firme, responsable y con la mano tendida en cuestiones de país».

Montilla descartó que se deba adelantar el congreso socialista previsto para después del próximo verano. «Se tienen que reforzar valores y renovar ideas», pero siguiendo un calendario, «sin pausa y sin prisas», aseguró. El PSOE no tardó en reaccionar al anuncio de la renuncia al escaño de Montilla y se mostró confiado en que en el PSC «hay suficiente banquillo» para sustituirle. Para el PP, el líder socialista ha sido víctima de «sus imposturas», que, al final, «se pagan».Montilla, en cambio, achacó su estrepitosa derrota electoral a la crisis económica, las tensiones generadas por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, el discurso sobre la inmigración, la desafección política y algunos errores del gobierno, que no enumeró. No citó una mala campaña como posible causa de su caída al vacío. La Ejecutiva socialista, según explicó, no versó sobre las próximas elecciones municipales, en que CiU podría arrebatar al PSC la alcaldía de Barcelona. «Son unos comicios muy importantes para nosotros», reconoció. «Estas elecciones han sido una lección, pero recuperaremos la confianza de los electores antes de las municipales, afirmó el alcalde de la capital catalana, Jordi Hereu. En cualquier caso, en la reunión de la plana mayor socialista hubo algunas notables ausencias. «Viene quien quiere y quien puede», atajó Montilla, que no sólo ha perdido la presidencia de la Generalitat, sino su presente y futuro en el PSC.

Este año, sí

«Este año, sí». Eso es lo que decían los seguidores del Barça en tiempos pasados cuando conseguían un título después de años de sequía. Es la misma expresión que hizo servir ayer CiU para celebrar su victoria. Y es que, como se dice popularmente, a la tercera va la vencida. Artur Mas, tras siete años de «travesía por el desierto», como él la define, será el próximo presidente de la Generalitat de Catalunya, con «humildad, responsabilidad y esperanza», como un «servidor» y «no como un salvador». Si bien CiU no ha conseguido los mejores resultados de su historia (62 escaños, a seis de la mayoría absoluta), sí que tiene una amplia ventaja sobre su más inmediato competidor, el PSC, que ha sufrido su mayor descalabro (28 escaños), con «un resultado muy inferior» a sus expectativas, y que le mueve a «tender la mano» a Mas.

Los socios del tripartito también padecieron su castigo: ICV fue la que aguantó mejor, pese a perder dos escaños (se queda con 10); ERC cedió 11 (obtuvo 10), se situó como quinta fuerza y dio alas al independentismo de Joan Laporta (SI), la nueva fuerza de un Parlament (con 4 escaños) en que habrá 7 partidos (los independentistas de Joan Carretero y la ultraderecha de Plataforma X Catalunya se quedaron a las puertas). Con récord de candidaturas (114), los catalanes (fueron a votar más que en 2006 y se rozó el 60% de participación) han vuelto a ampliar el elenco de formaciones, como ya pasó en 2006 con Ciutadans, que se mantiene con 3 escaños y seguirá 4 años más.

Pese a su clara victoria, CiU no ha obtenido la mayoría absoluta y tendrá que llegar a pactos estables o puntuales con otros. CiU proclamó «la victoria del catalanismo», pero tendrá que dilucidar si cierra estas alianzas con los dos partidos independentistas (ERC y SI) o con el PPC, que vuelve a ser la tercera fuerza en detrimento de los republicanos, tras conseguir sus mejores resultados (18 escaños). A Mas ya le han puesto las primeras condiciones. El SI de Laporta sólo le ofrecerá sus 4 escaños si aprueba una ley de independencia para proclamar la emancipación de Catalunya si así lo deciden los diputados catalanes con libertad de voto, como «en la votación para abolir las corridas de toros». Durante la campaña, ERC se acercó a CiU, con el que coincide en pedir el concierto económico, algo que el PPC no está dispuesto a darle a Mas como moneda de cambio para gobernar. Aunque, en el horizonte, aparecen las elecciones generales de 2012 como claves para aclarar con quién deberá negociar Mas en Madrid su principal promesa electoral. Y es que el líder de CiU quiere obtener el concierto económica ya en 2013. Otro punto importante de estas elecciones es que el PSC ha sufrido una «derrota» muy dolorosa. Pero no sólo ha perdido estrepitosamente su candidato, José Montilla, sino que, además, es el primer secretario del partido. Ayer ya anunció que no se presentará a la reelección en el cargo. De hecho, en la campaña ya reveló que no volvería a ser el candidato socialista. Ahora, se abrirá un debate interno en el PSC para su sucesión y, asimismo, para fijar el nuevo rumbo a seguir, tal como reconoció Montilla. Se tendrán que renovar «las propuestas y los liderazgos». Estará por ver si coge el testigo al ala más catalanista, con Montserrat Tura, u otros activos, como Antoni Castells o Carme Chacón.

Otro nubarrón que se cierne sobre el cielo socialista son las municipales de 2011, donde CiU aspira a quitarles la alcaldía de Barcelona. Con los resultados de ayer no es difícil, ya que CiU se impuso en la capital. En cualquier caso, en la batalla para movilizar a su electorado, simbolizada en la coincidencia de que PSC y CiU celebraron sus grandes mítines en el Palau Sant Jordi, ha quedado claro que Mas ha sido el caballero ganador y Montilla, el dragón vencido.