La carrera hacia las elecciones catalanas del 25N

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Querido Gary Cooper

Fred Zinnemann nos regaló a todos los cinéfilos en 1952 una auténtica joya, Solo ante el peligro, un western psicológico en el que Gary Cooper se pone en la piel de un sheriff que, en el día de su boda, debe enfrentarse en solitario a un grupo de forajidos, liderados por un malo muy malo a quien hace años ya mandó a la cárcel. A partir de aquí, el espectador asiste a la agonía del protagonista, que ve como todos le dan la espalda (incluso su mujer) y vive una lucha interior que nos pone los pelos de punta, porque el tiempo pasa y se acerca el momento más clave de su vida. Hay quien ve paralelismo entre esta película y la acción del maccarthismo en plena guerra fría contra el comunismo, cuando la sociedad estadounidense estaba aletargada por la caza de brujas. Revisando este espléndido filme con la perspectiva de los años, está claro que sus mensajes se pueden aplicar a nuestro aquí y ahora. Fijémonos, por ejemplo, en el duelo entre los dos principalSolo ante el peligroes candidatos a presidir la Generalitat de Catalunya. Uno, José Montilla (PSC), posiblemente, se juega su ser o no ser político. Realmente, ¿alguién ve en la oposición a todo un president si pierde estas elecciones? Tendrá que pasar el relevo a otro (¿quizás a Montserrat Tura?). Es curioso como uno de los anuncios del PSC nos muestra a Montilla solo, con un primerísimo primer plano, donde se le pueden ver hasta los poros de la cara, como si fuera Gary Cooper a punto de batirse en las urnas el 28N para decidir no sólo el futuro de Catalunya, sino también el suyo. Porque, al final, aunque tenga un partido detrás, quien ganará o perderá será él. En el caso de Artur Mas (CiU) pasa exactamente lo mismo. También podemos ver un anuncio en el que se destaca él en primer persona antes de pasar a un plano más general con sus militantes detrás. Y es que el tiempo pasa también para él. La prueba está en su propia página web, donde un reloj nos recuerda continuamente los días, las horas, los minutos e incluso los segundos que faltan hasta el domingo de las elecciones (la web de Montilla solo cuenta los días). Pero es que Mas también estará solo ante el peligro, también es consciente de que no puede pasar cuatro años más en la oposición y que, si pierde, quizás también tendrá que dejar el primer plano de la política. Son dos garycoopers que luchan entre ellos y contra ellos mismos. Y sólo puede ganar uno.

Bienvinguts

Hace poco, en Madrid, cuando un camarero se enteró de que era catalán, me espetó: «¡Bienvingut!». No me dijo ni «benvingut» ni «bienvenido», sino un max-mix en catañol. Hoy arranca este blog, la Urna (se escribe igual en catalán que en castellano), que se acabará el 28 de noviembre, cuando sepamos si el próximo president es Artur Mas o si repite José Montilla, salvo sorpresa. Pese a que faltan tres semanas para la contienda ya hay mucho que comentar, porque la frontera entre la precampaña y la campaña sólo la marcan ahora los carteles electorales que empapelan las calles.

Montilla y Mas se están comportando como dos clones opuestos: llevan semanas peleándose por la chorrada de si hacen uno o dos cara a cara televisivos y si son en catalán o en castellano. Al final, acabarán haciéndolo en catañol y en la intimidad, como decía Aquel. Ejercitan la política del ping-pong sin raquetas. Después, que nadie se extrañe si la Generalitat se gasta dinero para incitar a la participación. Y es que el divorcio entre políticos y ciudadanos ya no lo salva ni Perry Mason.

Montilla despidió la lMontilla, visto como superhéroeegislatura pidiendo a sus escuderos del tripartit que «treguessin pit» (por favor, no traducir como «sacaran el pito», sino como «sacaran pecho») por la obra de govern, pero a ERC ya le envió el recado de que nada de referéndums independentistas para volver a pactar, que es como decirle a un niño que no coma caramelos. Tanto es así que el líder socialista ya se ha apresurado a dejar claro que ya no quiere ni a ERC ni a ICV de compañeros de viaje. No quiere dudas y, además, esto del tripartito no deja de ser para él una herencia de Pasqual Maragall. Quiere hacer la travesía él solo, pero la incógnita es saber si el día después del 28N la hará a bordo del Queen Mery o del Titanic. A Montilla, se están esforzando en darle apariencia de tipo cachondo e, incluso, cachillas, dibujándolo como un superhéroe y con un vídeo sobre La vida de Monti, a lo Monty Phyton. Pero, en realidad, va camino del Doctor Jekyll y Mister Hyde, por aquello de que lleva en la misma mochila a Corbacho y a Tura, para intentar contentar a españolistas y catalanistas, ahora que el PSC ya pinta menos en ZPlandia. Pero incluso ICV ha enseñado más la senyera hasta ahora que ellos.

A Mas, los sociatas lo muestran como el de siempre, con otra película de los Estudios Collboni, Artur Mas de lo Mismo. No hacía falta, una de las grandes apuestas del líder de CiU es conseguir el concierto económico, que tienen los vascos desde… ¿hace cuántos años ya? Así las cosas, el PP ha acaparado el discurso sobre inmigración y Ciutadans, dispuesto a dar hostias a los que auguran su desaparición, tiene al Yoyas de simpatizante y se ha apuntado a la moda de los cortos, rebelándose en pelotas.

Quien no sabemos si se volverá a bajar los pantalones, como en el aeropuerto, es Laporta (su ex friend Rosell no se ha solidarizado con él con esto de los números grana del Barça). Y Carretero ya veremos cuántos votos reagrupa. Entonces, ¿cuál sería el cambio para Catalunya? ¿La CORI del Elvis Presley de Reus y Carmen de Mairena?  ¿O Pere, el hámster que una web promociona for president? Lo dicho, bienvinguts, que esto no ha hecho más que empezar.