Me he prometido a mí misma que no iba a entrar aquí a valorar si de Gran Hermano hubo demasiadas ediciones o si en Mediaset se quedaron cortos. Pero en algún momento, estaba claro, esa gallina dejaría de poner. Y el filón vino en un sustituto que yo recuerdo perfectamente haber dicho allá por 2001: «¿Pero cómo van a hacer eso en una isla? No, no, seguro que es hasta ilegal. Eso no lo hacen». Pues lo hicieron. Reality en una isla. Lo llamaron, como todos sabemos, Supervivientes.
Empezó a emitirse en 2003 y, con la salvedad de algunos años de parón, cumple ya 20 años. Por «esa isla desierta» y sus pantallas han pasado decenas y decenas de famosos y extraños que han ofrecido a la audiencia todo tipo de emociones viscerales propias y ajenas. Algunos se van y no son recordados más allá de la primera semana de cotilleo, hasta que se expulsa al siguiente. A otros el público les coge un especial cariño. Y eso pasó con Abraham García, el ganador de la edición de 2014.
Aquella edición tal vez fue algo más especial que otras porque el formato llevaba tres años sin emitirse, y para su regreso a la tele contaron con algunas personalidades del momento, como Bibiana Fernández, Chiqui Martínez y Katia Aveiro (la hermana de Cristiano Ronaldo).
Después de dos meses y pico en antena, entre marzo y mayo del aquel año, se erigió como ganador Abraham García, que ya había participado antes de llegar a la isla en Gandía Shore, que había conseguido llegar a la final sin haber sido nunca nominado. Aun así, ganó por un pequeño margen: obtuvo el 50,4% de los votos.
Contra todo pronóstico, no se convirtió en contertulio habitual de diferentes programas de la cadena y apenas se le ve en televisión. Sin embargo, en redes sociales es muy activo. Se presenta como artista, se dedica al ocio nocturno y el motocross y, como buen influencer, colabora con varias marcas.