Son probablemente las dos producciones biográficas más importantes del año y las más esperadas. Sin embargo el resultado ha sido bien distinto, en un caso debemos hablar de cierto éxito y en el otro de rotundo fracaso.
Se trata de Elvis (Baz Luhrmann, 2022) y Blonde (Andrew Dominik, 2022), dos lanzamientos que aspiraban a altas metas. El esperado biopic de Marilyn Monroe fue uno de los lanzamiento estrella de Netflix pero tras ver la película y las cifras de la plataforma, solo se puede hablar de fracaso, tanto a nivel artístico como comercial. Existe más o menos acuerdo tanto en la crítica profesional como entre el público en poner por encima el trabajo realizado por Luhrmann. Tanto FilmAffinity como IMDB otorgan un aprobado a la «rubia explosiva» (5,8 y 5,5 respectivamente), frente al notable a la que llega la «leyenda del rock and roll» (7 y 7,4).
De lo mejor de Blonde es sin duda la protagonista, Ana de Armas, con una actuación magnífica y que está presente en todas las apuestas como candidata a los Oscar del año próximo. Respecto al biopic del «Rey del Rock», comparte sobre todo el buen hacer de su protagonista, Austin Butler. Quien sabe si compartirá candidatura de la Academia de las Artes y las Ciencias con la hispanocubana, aunque tiene difícil vencer al favorito para casi todos, Brendan Fraser.
Elvis nos muestra la vida de Elvis Presley (1935-1977), cantante convertido en todo un icono mundial. Con Austin Butler como el «rey del rock & roll», la historia se guía bajo los ojos de la persona más importante en su carrera, su agente, a modo de narrador. El coronel Tom Parker, que interpreta Tom Hanks, fue su descubridor y con el que tuvo una relación compleja, y cuyos problemas se alargaron más allá del mito, manteniendo litigios con sus herederos.
Paralelo al biopic, relata también el devenir social de los Estados Unidos de los años 50, con sus miserias, donde el estilo de Elvis cae casi como un meteorito.
Otro de los personajes clave en la historia de Elvis es Priscilla Presley, a la que da vida Olivia DeJonge, y de la que actualmente se está preparando su propio biopic, dirigida por Sofia Coppola y que será protagonizada por Cailee Spaeny y contará con Jacob Elordi como Elvis.
Blonde nos cuenta una historia de Marilyn Monroe (1926-1962) basada en un betseller homónimo de Joyce Carol Oates, lo que puede ser su gran pecado. Basar películas biográficas en novelas, algo muy habitual, suele traer problemas importantes, ya que este tipo de género no está obligado a tener rigor histórico más allá del que convenga a su autor en base a la historia que quiera narrar. Esto ya lo «sufrimos» en algunas historias de personajes de la Antigüedad, donde las producciones preferían fijarse en obras de Shakespeare en lugar de acudir a las fuentes originales.
Desde luego el parecido físico de Ana de Armas con Marilyn Monroe es asombroso. Aquí podéis ver una comparativa realizada por nuestros compañeros de Cinemanía que lo demuestra con con varias de sus fotografías más legendarias: ‘Comparativa: ¿cuánto se parece Ana de Armas a Marilyn Monroe en ‘Blonde’?‘.
Más allá de las licencias que se toma la novela, como olvidarse de su primer matrimonio, o los curiosos cambios de formato de la cinta y los repentinos pasos del color al blanco y negro, lo peor es el foco donde sitúa a la «rubia explosiva», centrándose en su lado más psicológico como mujer maltratada e inestable, en lugar de dar cuenta del personaje icónico que sigue siendo hoy en día. Así incide en sus problemas en los rodajes (que los tuvo), la dramática afinidad a las pastillas para salvar sus depresiones, sus abortos y la búsqueda casi enfermiza del padre al que nunca conoció.
Las tormentosas relaciones fueron el reflejo de su vida y nos muestran una Marilyn desamparada desde niña, sin ningún apoyo, y que debe tener sexo para poder abrirse paso en el difícil mundo del espectáculo. El comienzo de la historia es la relación con su madre Gladys (Julianne Nicholson) y cuya falta de cariño la perseguirá toda la vida. Resulta llamativa la relación amorosa que tuvo con los actores Charles Chaplin Jr. (Xavier Samuel), hijo del legendario interprete de «Charlot», y Eddy Robinson Jr. (Evan Williams), donde aparecen en la cinta en sus encuentros sexuales, aunque no haya demasiadas pruebas de que sucediera en realidad.
Después llegó su segundo marido (primero en la cinta), el legendario jugador de beisbol Joe DiMaggio (Bobby Cannavale) al que la película se refiere como el «ex-deportista», y que la vejaba y maltrataba por los celos (y al que, curiosamente, se acercó en sus últimos momentos). Su tormentoso enlace apenas un año y después apareció el que fue su gran amor, el dramaturgo Arthur Miller, interpretado por Adrien Brody. Fueron seis años de casados y mucha presión política por las ideas izquierdistas el escritor, en la época de la «caza de brujas» del senador McCarthy. Ambos estaban muy enamorados pero al final, la relación, como todas las que tuvo en su vida, terminó y fue el comienzo de su final.
La última relación que nos muestra es la que tuvo con el presidente John F. Kennedy (Caspar Phillipson), en una escena en un hotel donde es llevada casi como un secuestro a satisfacer las necesidades sexuales del Presidente, pese a que tampoco hay evidencias de tales relaciones más allá de una amistad.