Dicen que el problema viene con la globalización, pero barrunto que empezó antes. La globalización trajo a la par el concepto desarrollo/crecimiento sostenible. La idea, dispersa por su falta de concreción universal, por las desigualdades que provocó queriendo limitarlas, es en sí misma un oxímoron. Esta palabra de génesis griega tiene una virtualidad equívoca pues entrelaza agudeza y estupidez. En algún lugar leí que desarrollo sostenible era una tontería ingeniosa inventada por el poder económico para engañarnos.
El mundo actual es una fábula de desigualdades; no se sabe qué moraleja nos traerán. Este conjunto marcadamente antropizado merodea también por el oxímoron: la especie humana, diversa y a la vez hiperconectada, se afana en ser lista y a la vez estúpida. Se lo hace ver una y otra vez la gente de la ciencia. Si fuese lista para ver que tiene un porvenir oscuro, no cometería estupideces que ahoguen tu futuro.
Los gobernantes de la Unión Europea aseguran haber hallado el recorrido, que no plano, para gestionar la isla global. Lo dicen una y otra vez, en ocasiones con palabras animosas, en otras con serias reprimendas. Buscando en los numerosos escritos y normativas sobre cambio climático o gestión integral de la vida en su página, nos encontramos con un documento. Se conoce como GreenComp. Marco europeo de competencias para la sostenibilidad. Se plantea como encuadre al que sumergirse y del que no se debería salir; debe estar basado en alianzas, primero europeas. Busca hacer competente a la ciudadanía en un desempeño diario que también tiene algo de novela: la sostenibilidad. Palabras ordenadas que a la vez tienen mucho de plano, porque vienen representados varios recorridos. El mapa/proyecto de vida no es una huída; ha sido idealizado concertando muchas voces. Un espacio mental en el que chocan muchas sensibilidades como sucedía en La Hispaniola creada por Stevenson. Un símbolo con algunas cruces rojas y direcciones que pueden ser interpretadas de diferentes maneras, pero que distingue a las acertadas líneas si llevan al compromiso colectivo. Un símbolo que nos avisa del desenfreno salvaje de la piratería en la isla/planeta, en este caso protagonizada por “los del crecimiento sin límites”.
Como en la novela de Stevenson, aquí también habrá bandos enfrentados. GreenComp se convierte en un compendio de aventuras que nos sirve a nosotros y al planeta para recuperar atributos positivos, y adaptarnos a la realidad. Para evitar caer en aquel “mundo perdido” en el que se podría clasificar la novela de Stevenson. Pero GreenComp también supone un viaje emocional hacia otro mundo imaginado. Es una fábula posible para no dar el mundo por perdido (en este caso la enorme isla Tierra, más bien un archipiélago de interacciones múltiples). Un símbolo que enseguida suena a algo verde pero al leerlo se ve que en realidad es multicolor, porque “comp” no es un apellido sin más. Quiere nombrar tanto competencia como hacerlo en compañía. Ambas palabras son engañosas si se quiere, pero pueden ser también una quimera reconfortante en este ya bien entrado siglo XXI. Competencia es esa cualidad de luchar por conseguir algo, una palabra con prefijo con – en compañía de, junto a-. Pero competencia pertenece a dos familias distintas: competer y competir. La primera es incumbencia como cosa que compete, en este caso a todos nosotros; la segunda es la acción y efecto de competir por alcanzar un logro, aquí todo el planeta entra en competición consigo mismo.
La inmersión en GreenComp nos ha concretado el verdadero sentido de la sostenibilidad, tan emborronada desde hace unos años por intereses comerciales o políticos. Nos ha hablado de las limitaciones del viaje, nos ha preguntado si en ese camino encontraremos competencias para la sostenibilidad de la isla, nos ha ilustrado lo que significa encarnar la sostenibilidad, asumir su complejidad, si son posibles futuros sostenibles. Pensamos de nuevo en el calor mundial y en las extendidas sequías, en la emergencia climática con efectos socioambientales evidentes. En fin, GreenComp nos ha guiado en la búsqueda de la asunción del símbolo que debe guiar la vida en el planeta global; una hipótesis de largo recorrido. Por eso hemos programado desde la Fundación Alternativas, en colaboración con El Diario de la Educación y Octaedro digital, el webinario abierto “Sostenibilidad y educación, juntas en la encrucijada transformadora”, el jueves 20 de abril a las 16:30 CEST. Invitamos a todas las personas que desde los ámbitos educativos de la educación formal o no formal, desde la gestión ambiental, se preguntan si todavía es posible convertir la isla planeta en un escenario de sostenibilidad, una tarea colectiva como la escritura de la novela de Stevenson; con problemas y enfrentamientos sí, pero abierto a la esperanza de descubrir y disfrutar ese tesoro por tantos anhelado.