La aventura equinoccial de la metanización de la vida

Diríamos, para empezar, que es otro de los intangibles de los que hablábamos en una entrada anterior en este blog. Ni se ve ni se toca, pero a la vez permanece omnipresente en nuestras vidas. Digamos que su importancia se debe a una posición ambivalente. La vamos a tratar de explicar porque merece la pena que la información de este gas fluya por nuestro cerebro y matice nuestras acciones cotidianas. Digamos que le tenemos manía, así como suena. Primero porque alguien ha dicho por ahí que el metano que hay en las capas bajas de la atmósfera está causado por los eructos de las vacas y otros animales (desde los microorganismos hasta las hormigas y ese escenario sin un manejo compensado que se llama ganadería intensiva). Y es verdad pero no solo se escapa por esos conductos. Sabemos que también se libera en las áreas septentrionales de Europa, Asia y América, que antes estaban permanentemente heladas y tenían el gas atrapado. Ahora con el cambio climático dejan demasiado tiempo la puerta abierta y se sale nuestro enemigo. También sueltan algo los mares y en otras muchas actividades humanas.

¡Qué pena que no podamos guardarlo en grandes tanques para ver si lo podríamos utilizar para algo!, al menos evitaríamos su contribución al efecto invernadero, al calentamiento del aire porque forma una especie de cobertura que impide que el calor sobrante escape hacia partes más altas. Digamos ya que el metano (CH4), que desde la etapa preindustrial ha podido incrementarse un 120 % en las capas bajas de la atmósfera. Aunque se mantiene tal cual es menos tiempo en el aire que otros gases como el CO2, es más peligroso para ese fenómeno tan nombrado llamado calentamiento global del aire. La gente de la ciencia nos advierte de que casi las dos terceras partes de las emisiones “fugitivas” de metano las provocan las grandes empresas en la extracción de los combustibles fósiles. ¡Podrían poner más cuidado! Por cierto, hemos leído en una noticia que el mayor punto negro emisor de metano en Europa se encuentra a unos 18 km de Madrid, en el vertedero de Valdemingómez. Así es que, tomemos nota, los vertederos, las reacciones químicas en ellos producidas por las sustancias orgánicas en descomposición y otras combinaciones raras liberan metano sin control. Aunque hay casos en los que se procura minimizar el impacto, como sucede en la Mancomunidad de Pamplona y sus sistema de metanización. Menos mal que hay alguna noticia positiva, como la que alude a que el CSIC español está colaborando en un estudio que asegura que mediante un aditivo que se añadiría a la comida de los rumiantes reduciría un 30% sus emisiones sin dañar la salud de los animales.

Activistas de Greenpeace en el vertedero de Valdemingómez. (PEDRO ARMESTRE PARA GREENPEACE – Archivo)

Pero esta vida está llena de contradicciones: también queremos poseer el metano, bien que en su ensamblaje de gas natural. Tanto que los países son capaces de emprender guerras “metanizadas”, así la llamaban en una noticia reciente a la invasión de Ucrania por el ejército ruso. Los gasoductos que transportan el gas natural (en su mayor parte metano) desde los yacimientos rusos hasta la Unión Europea están ahora en el centro de la controversia mundial. Que sí los corto, que si no…. Alemania ya ha cortado el Nord Stream 2, con el consiguiente quiebre de esta empresa. No entendemos cómo los países adelantados y precavidos como Alemania y otros del centro de Europa hacían funcionar sus empresas y sostenían su calidad de vida en un suministrador poco serio. Por ahí ya se barruntaba que a poco que cambiaran las coyunturas mundiales les podía cerrar el grifo a las autopistas del gas: la “Yamal-Europa”, que atraviesa Bielorrusia y Polonia para llegar a Alemania, y el corredor ucraniano, que conecta Rusia con los países al sur de Alemania. Para colmo, el nivel de reservas europeas es en estos momentos anormalmente bajo, en torno a un 45%, cuando lo normal para estas fechas del año era un 70%. Parece ser que este  déficit se debe principalmente a los depósitos alimentados por Gazprom, que ha preferido vender poco a pesar de los altos precios. Vaya, ya vemos por donde van las maniobras.

Como la cosa está fea, el presidente de EEUU señor Biden se “ha ofrecido” a compensar el cierre del grifo ruso con el gas natural licuado traído desde su país. Pero claro, no ha dicho que una buena parte procedería del fracking, maniobra altamente peligrosa que algunos pretenden resucitar también en España. Aquí, la población de muchas autonomías, también en Europa ya ha expresado su oposición a semejantes desatinos por los desperfectos ambientales que lleva asociados. Quienes están a favor lo argumentan diciendo que con todo esto se reducirá el precio de la electricidad, las industrias podrán sobrevivir y las vacas y ovejas seguir comiendo su pienso, entre otros beneficios. ¡Ah, y seríamos más autosuficientes! Vaya lío. Quienes manejan eso de la información mundial no hacen otra cosa que confundir a la gente con medias verdades.

Más todavía nos cuesta entender que el precio de la electricidad que ahora consumimos en nuestros pueblos y ciudades, la que mantiene a las industrias, se establezca en razón al mayor precio del gas, que se ha multiplicado por cifras de dos dígitos desde que los rusos invadieron Ucrania, ¡en poco más de un mes! Lo cual puede llevarnos a la ruina total. A ver en qué queda la excepcionalidad ibérica que dicen ha autorizado la UE para que portugueses y españoles paguemos menos por la electricidad.

Mientras, estamos pendientes de aquel acuerdo de la COP26 de Glasgow de reducir un 30% las emisiones de metano en 2030. Una curiosidad: China, India y Rusia no se comprometieron.  Hasta los EEUU estuvieron de acuerdo. Claro esta vez no estaba en medio el señor Trump. Veremos si la invasión rusa de Ucrania no retrasa los años del compromiso.

Estamos ante un sueño de dimensiones equinocciales, casi tan complejo como el giro de la Tierra alrededor del Sol. Hemos leído La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, de Ramón J. Sender, un escritor español que no ha tenido el reconocimiento merecido. En ella novela la aventura de encontrar El Dorado, la fuente de todas las riquezas. Nuestro tesoro sería conseguir en la vida global un intervalo libre de metano, cada vez mayor porque hemos limitado nuestras emisiones y hemos encontrado sustituto al gas natural, para no hacer peligrar los incrementos de temperatura pactados a escala planetaria. No lo hemos conseguido al comienzo de la primavera equinoccial terrestre de 2022. ¿Será en el equinoccio de otoño? Pero ojo, en los personajes de Sender hay muchas amenazas, intereses propios, intrigas y daños a los demás. ¡A ver si el metano se convierte en un nuevo El Dorado!

La vida se ha “metanizado”. A ratos se nos hace incomprensible. Es como si tuviera un centrifugado continuo que no nos deja huir de las metáforas como aquella que dice que el metano es una de ellas. Dudamos cuando la trama de todo lo que hemos escrito antes se mezcla con nuestra existencia: nos emocionamos en algunos momentos y en otros pedimos socorro. ¿A quién? ¿A nuestros políticos o las empresas gasísticas? No sintonizan en la misma onda. Mientras tanto algunos nos empeñamos en construir la teoría del todo: ser ecologistas hasta la médula o enviar todo a la porra y que sea lo que metano quiera. El resto de la gente mira sin ver, pero la procesión va por dentro en forma de billetes que se le escapan, o en cadenas de la vida propia o ajena.

1 comentario · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser la energía limpia no tiene por qué ser transparente...

    España que tenga cuidado.
    Puede ser una potencia energética limpia y eso puede atraer rapaces de todo tipo, incluso desestabilizaciones externas.
    Cuidadín que el mundo no está aún precisamente solidario.

    07 abril 2022 | 11:16 pm

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