Durante estos días se celebra en Madrid la Cumbre del Clima. En ella se hablará de muchas cosas, entre otras de los malos augurios ligados al aumento global de las temperaturas, al decir de los científicos. El futuro climático siempre es una incógnita, se ve en forma de hipótesis, tanto negativas como positivas, pero es seguro que tendrá repercusiones en la vida de las personas. La evolución de las temperaturas ambientales, esas que tanto condicionan la vida de todos los seres vivos, pinta el futuro de color rojo, de alarma.
Miremos hacia 2050, pongamos el foco en las ciudades, donde vivirá la mayor parte de la gente; allí donde se concentra una buena parte de las amenazas del cambiante clima. Centrémonos mejor en las grandes capitales. Si las previsiones se cumplen, algunas de esas ciudades ahora muy distantes y marcadamente diferentes se parecerán, podrían incluso hermanarse. Esto será debido a las temperaturas, que marcarán la vida colectiva. A pesar de estar situadas a miles de kilómetros, la temperatura media y los episodios de calor que padecerán, sí padecerán, las trasladará en el mapa.
Apunten desplazamientos sonoros y calurosos: Madrid parecerá Marrakech, Londres se hermanará con Barcelona, Estocolmo simulará ser Budapest y así muchas más. Tanto que se pronostica que “tres de cada cuatro ciudades del mundo, para 2050, experimentarán un cambio sorprendente en sus condiciones climáticas, mientras una quinta parte soportará situaciones dramáticas y nuevas, nunca vistas antes”. Es más, París, la ciudad que en 2015 quiso ser la puerta para entrar en la coherencia climática, parecerá Canberra, en donde los episodios de calor dejan a la gente maltrecha. El artículo de investigación de un equipo de investigadores liderado por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich -ETHZ– sobre este tema publicado en PLOS ONE dice muchas más cosas interesantes. Visiten esta Web y lo comprobarán. Era una noticia de verano, el nuestro, pero la preocupación sigue vigente; nadie nos ha dicho que el incremento global de temperaturas se va a detener. Si dudan, visiten las previsiones de la OMM (Organización Meteorológica Mundial)
National Geographic dibuja con maestría este asunto, con tanta claridad que no podemos evitar reproducirlo: “los investigadores han comprobado, como tendencia general, que casi todas las ciudades es como si se desplazaran climáticamente hacia los subtrópicos. Esto supone que las ciudades del hemisferio norte están cambiando con extraordinaria rapidez, unos 20 kilómetros por año-; es como si se hubieran pegado a ciudades situadas unos 1.000 kilómetros al sur. Por el contrario las ciudades de los trópicos están cambiando hacia condiciones más secas.”
Por si esto fuera poco, está el asunto de las islas de calor –incentivadas por la profusión de asfalto y cemento, techos y casas, acristalamientos, climatizadores y calefacciones, transporte insostenible, etc.-, que se está volviendo más intenso con el cambio climático: en algunas ciudades se dan diferencias de 4 ºC a la misma hora según se midan en el centro, habitacional o de oficinas, o en la periferia.
No los vamos a cansar desde aquí con más preocupaciones, pues estamos pendientes de que la Cumbre del Clima Chile Madrid 2019 vaya bien, que de ella salgan resultados sustanciales, que los gobiernos y empresas se pongan las pilas (renovables), que todas las personas reaccionemos. Además, estamos a las puertas del invierno y hablar de calores agobia, pero no olviden las alertas, esas que dicen que el clima ya no es lo que era y habremos de prepararnos para sus enfados, o para sentirnos habitantes de otra ciudad.