Tampoco los pollos piaron ni los cerdos gruñeron ante la recomendación lanzada a primeros de agosto por la ONU de cambiar la dieta cárnica y evitar el despilfarro alimentario (cercano al 10% de lo que se produce) para que la vida mundial no se colapse. De resultas, mucha gente pensó que las vacas son las causantes de todos los males. ¡Qué culpa tienen ellas! , más sabiendo que ha aumentado mucho más el consumo de carne de pollo y cerdo, suman más del 35% del total en cada uno de estos dos, que de los filetes vacunos. Es de suponer que las vacas hubieran mugido si se les hubiera preguntado, por más que ellas no entiendan de las ideologías que nos señalan qué y cómo comer, y por qué.
Se dice por ahí, siempre para criticar, que la verdad que más interesa es la que da de comer, por eso se habla una y otra vez de la seguridad alimentaria. A la vez, se apuesta por desregular lo establecido como hábito, o por costumbre, para regularlo como estilo de vida. ¡La gente es tan reacia a los cambios!, incluso cuando ve beneficio en ello.
En fin, que las vacas no se molestan ni en mugir; nadie les va a hacer caso. Seguro que si hablaran se quejarían sobre todo de que la ganadería intensiva y sobreexplotada provoca el sufrimiento animal, no solo el suyo.
Los mercados alimentarios sufrieron un tembleque con lo que concluyeron los 107 expertos de 52 países del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) de la ONU. Temen la rebelión de la gente, cuando la canción de la vida lleva el estribillo de la salud; que es más o menos lo que decía el informe. Aunque confían en que las personas se sigan alimentando con el silencio, cuando se hace cómplice de indigestiones o enfermedades futuras. Por más que la gente sepa que el metano de los pedos de las vacas, junto con los gases de pollos y cerdos, nos están intoxicando el aire.
El mensaje de “menos proteínas cárnicas”, que lanza el informe, no se puede simplificar; Norte y Sur no se alimentan igual. Quienes son optimistas aseguran que valdría con que los habitantes del planeta que tienen más necesidades nutricionales –miren hacia África y esos otros lugares con el IDH (Índice de Desarrollo Humano) bajo, que suponen la mitad de la población mundial- pudiesen aprovechar una tercera parte de lo que les sobra, o tira, la gente sobrealimentada y hipernutrida, la del Norte. Esta ha incrementado de forma considerablemente el consumo per cápita de grasas vegetales, carnes y calorías desde mediados del siglo pasado. De ahí que el informe alerte de que pueden ser ya más de 2000 millones las personas con sobrepeso u obesas en el mundo.
Las más de 1500 millones de vacas, los 25.000 millones de aves de corral, junto con 1.000 millones de cerdos que asegura la FAO que transitan cada año por el mundo armarían una algarabía al unísono para plantear una pregunta abierta: ¿Este asunto es una tendencia necesaria para responder a la crisis climática, al despilfarro alimentario, enfrentarse al sufrimiento animal en general, o más bien una moda? Eso que por ahí se llama, con cierta carga peyorativa, la creciente “carnofobia”.
Si tienen interés por cómo se podría elaborar una dieta sostenible y saludable para las personas y el planeta pueden consultar otro informe de la ONU, publicado en el enero último “Alimentos, planeta y salud” en The Lancet, visto desde la hipótesis de que para 2050 sean 10.000 millones las personas que pueblen el planeta.
Lo que parece claro es que el asunto -más o menos carne en relación con crisis climática y despilfarro alimentario- no lo solucionan los animales sobreexplotados. Es tarea de la política global de mercados y estrategias, de leyes reguladoras y acciones. gubernamentales, de la cultura alimentaria en general. Pero también se necesita una apuesta personal. Cada cual que busque su argumento; aunque no estaría de más experimentar durante un tiempo aquella promoción publicitaria, lanzada por no recuerdo quién de los países ricos, que decía “si menos carne más vida”.
Por cierto, dicen los científicos que, a este paso, no cabremos todos y las vacas, pollos y cerdos en la Cima 2030.
Los pedos de las vacas ahora van a ser mas peligrosas que las centrales nucleares o las deforestaciones,, anda que tu si que tienes que irte a cagar con esta noticia
01 octubre 2019 | 3:31 pm