Por Tom
Al llegar a España tras su experiencia tan dura – la travesía del mar, y quien sabe qué tipo de horrores antes-, nos parece -o por lo menos a mí me parece- que la odisea de los que buscan asilo se ha acabado, están a salvo. Pero no es así.
Casi todos los adultos y niños que llegan a las costas de España quedan detenidos durante 72 horas y de allí los adultos van a los centros de detención de inmigrantes durante hasta 60 días, esperando su deportación. Si resulta que no se pueden deportar, están liberados, pero no tienen ningún derecho y técnicamente están obligados a salir del país.
Los refugiados, mientras se procesan sus peticiones por asilo, están alojados en condiciones bastante penosas según aseguró en 2017 Human Rights Watch. En la organización hablaban de detenidos dentro de celdas frías y húmedas, a veces en oscuridad, que en breve serían trasladados a otras celdas para una detención de larga duración, esperando que les deporten… algo que podría tardar muchísimo.
Denunciaban que las celdas, en algunos casos, no tienen luz natural, ni ventilación y solamente disponen de un colchón en el suelo. Los detenidos permanecen en las celdas a menos que salgan para una revisión medica, para tomar huellas, o incluso usar el aseo si no lo hay. Los hombres no reciben cepillos de dientes aduciendo que se pueden convertir en arma.
Hay relatos de niños jugando en charcos de agua de los váteres rebosantes. Los detenidos no tienen abogados individuales, ni reuniones privadas con los abogados, y apenas reciben información acerca de la aplicación para asilo.
Se necesitan cambios. Hay que encontrar lugares alternativos durante los primeros 72 horas, lugares con más libertad de movimiento, acceso a aseos, y productos higiénicos. Se debe facilitar información sobre sus derechos en cuanto aplicaciones de asilo, y reuniones individuales con abogados. También, en el caso de no ejecutar las ordenes de deportación, habría que buscar alternativas a la detención.
La detención de personas esperando deportación debería ser usado como último recurso, durante el tiempo mínimo posible, y siempre y cuando la deportación sea segura y se intente conseguir rápidamente. Ademas las Naciones Unidas recomiendan que la detención de niños cese cuanto antes.