El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Comentario del libro «¡Adelgaza! sin que te tomen el pelo ni te quiten la salud»

Hace tres o cuatro fines de semana fui con la familia al súper del Corte Inglés y al pasar por la zona de novedades editoriales llamó mi atención entre muchos otros el nombre de un autor entre tanta bacanal dietético-editorial-adelgazante (estamos en la temporada propicia para que nuevos libros que tratan estos temas vean la luz o se reediten). Se trataba de José Enrique Campillo doctor en medicina y para mí toda una garantía de éxito para encontrar entre sus páginas un mensaje coherente, racional y basado en la evidencia a la hora de abordar todas estas cuestiones. ¡Hombre! –pensé- por fin alguien que escribe y al que le publican un libro sensato sobre estos temas. Para quienes no lo conozcan, editorialmente hablando me refiero, les recomiendo muy vivamente que se acerquen a una de sus anteriores obras, “El mono obeso”, una obra imprescindible para quien quiera comprender de forma sencilla el papel que juega nuestra herencia genética en el desarrollo de unas enfermedades concretas a las que el Dr. Campillo llama de la opulencia (colesterol, la diabetes o la obesidad, etc.). En el se explica cómo muchas de estas dolencias están muy relacionadas con el diseño evolutivo y con las “versiones anteriores” de otros homínidos anteriores a nosotros con los que compartimos “rama” dentro del árbol evolutivo. En mi opinión, muy recomendable.

Volviendo al tema de hoy, un hojeo rápido del libro confirma mis expectativas, o casi. De entrada la portada me chirría un poco (sí, ya sé que soy un pelín raro) pero lo del recurrente tema de la manzana y la cinta métrica, además de aburrir, me despierta un cierto grado de desasosiego; una especie de “ay, ay, aaaaay”, para que me entiendan.

El libro comienza genial, impecable; el autor justifica el porqué del mismo y hace una declaración de intenciones en relación a lo que el lector va a encontrar en su interior, pero… que contiene una terrible contradicción, la primera. El autor sostiene de manera contundente que adelgazar no es fácil, y coincido a pie juntillas con él, es más, yo diría que para una buena parte de personas adelgazar resulta condenadamente difícil. Sin embargo, en la misma introducción, al hablar de qué se va a encontrar el lector en este libro, afirma textualmente que el método que se propone “es fácil, natural y actualizado con la incorporación de los últimos conocimientos científicos sobre alimentación y salud”… ¡vaya! Algo que choca diametralmente con el Real Decreto 1907 / 1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria. Más en concreto este RD, cuando se refiere al adelgazamiento prohíbe explícitamente hacer referencia a:

  • Proporcionar seguridades de alivio o curación cierta.
  • El uso del término “natural” como característica vinculada a pretendidos efectos preventivos o terapéuticos.

Ya en materia el autor explica someramente y con criterio cuáles son las causas de la obesidad, pero llega a afirmar que para que el plan de adelgazamiento sea “completamente eficaz” es preciso que el interesado esté al corriente de los entresijos sobre las causas de la obesidad.

Aporta también una tabla de kilocalorías referidas a determinadas raciones (supongo que de lo que él considera estándar o medias) poco “ajustadas”: Por ejemplo, al establecer la ración estándar de cereales de desayuno en 50g (es menos), afirmar que un yogur desnatado aporta unas 70 kcal. (suele ser, relativamente, bastantes menos), sostener que un vaso de zumo de fruta contiene de 40 a 60 kcal. (suele ser, relativamente, bastantes más) etc.

Más adelante hace una descripción de las típicas dietas conocidas como milagro bastante matizable y, posteriormente, pasa a hacer su propuesta dietética que contiene desde mi particular punto de vista muy pocas herramientas prácticas. Ahora bien, se centra durante una buena parte de la obra en resaltar la importancia que tienen la motivación, la mentalización y el aumento del gasto energético (actividad física) en cualquier abordaje dietético con tintes adelgazantes. Y así, que quieren que les diga le alabo el parecer y el proceder. A mí juicio, me hubiera gustado más un libro centrado en estos aspectos y menos en los dietoterapéuticos que son a todas luces insuficientes (y en ocasiones mejorables) en una obra de estas pretensiones.

No obstante la peor crítica por mi parte se la lleva el final del libro en la que el autor en los dos últimos capítulos valora la eficacia de determinadas sustancias y terapias con pretendida acción adelgazante. Los divide en cuatro grupos: (1) fármacos oficiales, (2) complejos con reconocimiento científico de un cierto efecto antiobesidad, (3) remedios a base de plantas que influyen en el peso corporal y (4) productos fraudulentos y peligrosos… Una forma como cualquier otra de complicarse la vida ya que lo más fácil (y real) hubiera sido hacer sólo dos categorías, la primera y la última. Por ejemplo en la 2ª categoría (“complejos con reconocimiento científico de un cierto efecto antiobesidad”) el autor incluye:

  • Los fructooligosacáridos: No hay ni un solo artículo en la literatura científica que relacione el uso de este complemento alimenticio con la mejora –o empeoramiento, ya digo que no hay ni uno solo- de una situación de obesidad. Sí que es cierto que poseen un cierto efecto saciante, pero de ahí a decir que es un “complejo con reconocimiento científico de un cierto efecto antiobesidad” me parece un tanto desatinado (en especial por todas aquellas personas que pueden leer su libro y no tienen ni idea de estas cuestiones)
  • El chitosan: Es posible que el autor esté interesado en conocer que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) expresó su opinión científica en 2011 (legalmente vinculante) al respecto del efecto sobre el peso y contra la obesidad que tenía esta sustancia, y que su conclusión fue que no se puede establecer una relación causa efecto entre el uso del chitosan y la reducción del peso o la mejora de una situación de obesidad.
  • La fucoxantina: En este caso el autor habla de esperanzadores ensayos con efecto quema-grasas en modelos animales. No obstante se le pasa por alto una importante revisión sobre el tema realizada en la revista científica Obesity Reviews en la que concluye que pese a los esperanzadores hallazgos con determinadas sustancias en cuanto a su capacidad quema-grasa (como en el caso de la fucoxantina) la realidad es que nada de nada. A modo de curiosidad merece la pena citar que ni tan siquiera la EFSA ha recibido consulta alguna al respecto de esta sustancia y su capacidad adelgazante, así que si algún producto se vende haciendo dichas alegaciones estará etiquetado en contra de la legislación vigente (por que para poder hacerlo la EFSA ha de dar su visto bueno).

Por último, en el apartado de remedios a base de plantas también vuelve a atribuir a determinados extractos e infusiones vegetales propiedades adelgazantes, pero lo único que se consigue en realidad con tales afirmaciones es desenfocar un problema que tan bien tenía enfocado el libro en sus comienzos.

En definitiva un libro con un sabor agridulce para el profesional; y que en el caso del lector de a pie éste podrá encontrar ideas acertadas y beneficiosas, sí, pero también con el riesgo de que asuma errores a base de hablar de una evidencia científica que en algunos casos, como los ya reseñados, brilla por su ausencia.

Sea esto dicho con el mayor de los respetos (y también admiración) hacia el autor, se vuelve a hacer bueno el aforismo que dice que en los libros sobre dietas dirigidos a la población general cabe encontrar cosas buenas y originales, pero las buenas no son originales y las originales no son buenas.

Nuevo libro: «Secretos de la gente sana»

Acaban de hacerme llegar una interesante obra titulada «Secretos de la gente sana» escrita por Julio Basulto y María José Mateo de la mano de la Editorial Random-House Mondadori.

Según el subtítulo de la obra: «Cinco pasos para mejorar y conservar la salud» (un poco pretencioso a mi juicio, mejor hubiera sido: cinco pasos para «procurar o intentar mejorar…» la salud) se trata de ofrecer al lector interesado una serie de claves con las que adquirir o retomar aquellos hábitos de vida más beneficiosos que otros, y siempre a la luz de la actual evidencia científica aportada por el primer autor. Y ya que estamos, la palabra «secretos» en el título tampoco es santo de mi devoción, resulta incluso inquietante… ¿tienen secretos la gente sana para hacer que su vida sea precisamente eso, sana? Creo que no. Unas simples comillas a ambos lados de la palabra hubieran aclarado bastante. Es posibre que se trate, de nuevo, de cuestiones de Marketing editorial.

Como no podía ser de otra forma en el comentario de un libro presente en este blog, la alimentación, los hábitos alimentarios, las costumbres sociales del comer o no comer, etc. y su influencia en la salud es uno de los temas centrales de la obra, pero no el único. La necesidad de «tomar conciencia» sobre lo que nosotros podemos hacer por dicha salud es otro de los pilares en los que se incide de forma importante.

Conociendo como conozco a los autores por otra obra anterior («No más dieta» (2010), de la misma editorial mencionada) preveo una agradable lectura, interesante, instructiva y estimulante.

Aunque editado en la siempre práctica colección «DEBOLS!LLO» un breve vistazo sirve para darse cuenta que no estamos ante el típico manual de autoayuda vitalista carente de más documentación que las buenas intenciones de un autor cualquiera. Citas, referencias y menciones a artículos científicos o a páginas de Internet con las que poder argumentar los contenidos y ampliar información son abundantes y están perfectamente detalladas en un estilo de comunicación que empeza a ser un rasgo diferencial (muy de agradecer) de Julio Basuto.

A la espera de poder disfrutarlo como merece, para lo que hace falta dedicar un cierto tiempo, les invito a hojearlo en su librería con el espíritu de lo que para mí tiene todos los ingredientes de ser un valor (casi) seguro. Por cierto, también está disponible en versión ebook.

Comentario del libro «La dieta anti Dukan»

Hace unos días ya les comentaba la noticia de una nueva aparición editorial, el libro titulado «La dieta anti Dukan» de Terica Uriol y Ana María Pascual de Ediciones B, y prometí que lo leería y que lo comentaría.  En esas estamos. Vamos allá:

Páginas: 222, de las cuales 111, justo la primera mitad, se dedican a desmontar el método Dukan (además de otras dietas de moda) es decir, a hablar de lo perjudicial que es y de los «posibles» efectos secundarios del método Dukan y de otras dietas de moda o milagrosas. «Posibles» está entre comillas porque pese a la opinión dogmática de que estos efectos secundarios son inherentes al seguimiento del método Dukan, en las ciencias de la salud resulta conveniente hablar más en términos de probabilidades o de aumento o disminución del riesgo, que en forma de «seguridades».

El tiempo que le dediqué en una lectura crítica y analítica fue de 4 horas y media. Tiempo en el que dilapidé un taco de post-it enterito con el fin de anotar aquellos aspectos del libro que llamaron mi atención o que, con mucha más frecuencia, simplemente estaban mal o eran inexactos o susceptibles de matización. Me llamó la atención qué:

  • El índice ocupa nada más y nada menos que 5 páginas, y que
  • En la segunda mitad del libro, las otras 111 páginas, lejos de encontrar una detallada propuesta dietética, se hallan: una pequeña loa a la dieta mediterránea; la presentación del «original» método propuesto por la autora, «la dieta del bocadillo», y del que se dice de sí misma Terica Uriol ser la inventora; además, recetas y más recetas (hasta ocupar 25 páginas con ellas) y, al final, un llamamiento a la «depuración» para todos aquellos a los que les hubiera ido mal el método Dukan (y no en referencia a la depuración mental, que bien podría ser, si no a la necesidad de seguir algún tipo de estrategia dietética depurativa post-Dukan).

Vamos a ver, en el libro encontramos cosas buenas y cosas no tan buenas. A mi entender es bueno:

  • La existencia en el mercado de una réplica, más o menos documentada, a los arriesgados planteamientos propuestos en el método Dukan con sus infinitos ejemplares vendidos. Una alternativa a quienes sin conocer demasiado del tema se plantean con espíritu crítico la apisonadora editorial del señor Dukan.  Ya está, se acabó, no le encuentro mayor bondad.

En sentido contrario sí que le encuentro diversos puntos débiles y que quiero señalar con el más puro afán de crítica constructiva. En cuanto a la forma:

  • La utilización de testimonios para defender los aspectos negativos del método Dukan. Resulta que en el documento de Postura del Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AED-N) referido al método Dukan y publicado en la web del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (y que es mencionado en el texto para remachar su mensaje), se menciona que el método Dukan es milagroso por reunir una serie de características entre ellas la de incluir relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad. Resulta cuando menos chocante que en este libro se encuentren no menos de 10 testimonios o casos (reales o ficticios, quién lo sabe) a los que se dedican, más o menos, 36 páginas. Hacerlo así, con testimonios, es una de las claves para desenmascarar dietas milagro.
  • La escasez de citas y referencias en la bibliografía, hay muy pocas. Sin ir más lejos el documento del GREP-AEDN contiene 22 citas bibliográficas para refrendar su postura en un documento que escasamente ocupa un folio y medio. Sin embargo, el libro aporta 21 citas bibliográficas para criticar a Dukan, para apoyar sus tesis, para defender su «dieta del bocadillo», etc. algo a todas luces escaso. No obstante la autora hace mención a múltiples estudios de espectaculares resultados, que no digo que no sean ciertos, pero que desde luego no cita o no lo hace de la forma más idónea para que el lector interesado pueda comprobarlo por sus propios medios. Como decía Ben Goldacre en su muy recomendable «Mala ciencia«, escribir un libro con «apariencia» erudita es muy fácil, consiste en dispersar unos cuantos números entre paréntesis o en superíndice a lo largo del texto… eso le da el aspecto de una obra erudita.
  • Pero lo peor no es no citar, lo peor es plagiar y hacer propio el trabajo de otros. En concreto en la página 28 del libro la autora menciona 6 claves para distinguir las dietas milagro, pues bien, esas 6 son las mismas que las que se pueden encontrar en el documento de la American Dietetic Association «Position of the American Dietetic Association: food and nutrition misinformation«. Pero hay un detalle más, en el libro se mencionan 6 como las premisas de las dietas milagro, y no 9. Tantas como 9 son las que contiene el documento original. ¿saben cuál de entre las tres que faltan no se menciona? Pues sí, acertaron, la de «incluir relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad«.
  • Además, de nuevo en la página 28, se señalan una serie de características para descubrir las dietas milagro, entre estas, aquellas que se caracterizan por prometer resultados rápidos, sin esfuerzo y anunciando que son seguras, algo en lo que estoy totalmente de acuerdo. No obstante, al hablar de su dieta dice textualmente que es una «dieta eficaz, sana, divertida y, sobre todo fácil de seguir». ¿No es esta una forma bastante directa de contradecirse salvo que también se considere su propuesta dietética como una más entre las dieta milagro?
  • Siguiendo con temas relacionados con la forma es francamente mejorable la escasa precisión con la que en el texto se hace referencia a los profesionales sanitarios. Para empezar la autora, Terica Uriol, en la contraportada, viene definida como «dietista-nutricionista» y no lo es. Miente en cuanto a su categoría profesional (ver Ley 44/2003 de Ordenación de Profesiones Sanitarias, LOPS). ¿Verdad que nadie se diría de sí mismo que es médico sin serlo o por el mero hecho de saber mucho de medicina? Médico es quien tiene el título universitario que así le define y le representa como tal. Pues con el término dietista-nutricionista (las dos palabras juntas y separadas por guión) sucede exactamente igual, se precisa de un título universitario concreto y no se es dietista-nutricionista por el único y mero hecho de saber mucho de estas disciplinas. En este sentido y de igual forma se refiere al señor Dukan en términos de «doctor» cuando no lo es, como «nutricionista» o «dietista» cuando tampoco; a los verdaderamente «dietistas-nutricionistas» como simplemente «dietistas» o «nutricionistas» y de ella misma se dice en la presentación «nutricionista», una denominación sobre la que habría que discutir mucho su adecuación a la luz de la disposición adicional segunda de la LOPS: «No podrán utilizarse otras denominaciones [profesionales] que, por su significado, puedan inducir a confusión con aquéllas».
  • Ya por último en este aspecto, la portada. Manzana (verde) y cinta métrica al canto. En cuanto al título, en la portada, destaca la palabra Dukan sobre cualquier otra reservando sólo para el apellido del señor Dukan la letra de mayor tamaño. Una práctica legítima, que duda cabe, pero cuestionable desde un punto de vista utilitarista.

En cuanto a los contenidos:

  • Poca chicha, adecuada eso sí, pero poca chicha. Haciendo buena la expresión de D. Abel Mariné relativa a que las dietas de moda tienen cosas originales y buenas pero que las originales no son buenas y las buenas no son originales, en este libro encontramos un montón de cuestiones históricamente conocidas y defendidas por la comunidad científica. Me parece estupendo, lo digo de verdad, el poder contar con un libro que denosta aquellas propuestas dietéticas carentes de aval científico y que proponen una forma de comer más equilibrada y que es acorde con las recomendaciones común y racionalmente aceptadas. Pero la originalidad brilla por su ausencia.
  • No me convence el uso del concepto práctico de «dieta». La venta o publicidad de una solución a los problemas de obesidad a partir del «hacer dieta» me parecen estrategias desafortunadas e ineficaces en el momento de dirigir este mensaje a la población general. Entiendo que, en lo que se refiere al título, las cuestiones de marketing editorial hayan tenido un peso importante. No pretendo entrar demasiado en este tema y prefiero dirigir a todo aquel que esté interesado en el concepto de no hacer dieta jamás al magnífico libro de Julio Basulto «No más dieta» Ed. Random-House Mondadori (nótese que también figura en su portada una manzana verde, sí, pero tachada en lo que podría ser entendido como un mensaje de lo que se va a encontrar dentro).
  • Hay mucho más, inexactitudes varias y errores poco deseables. Por ejemplo, me dejó de piedra la siguiente expresión (página 57): «Otros efectos adversos del estado de cetosis son las cefaleas […] El motivo es que el cerebro no está bien alimentado sólo con grasa«.
  • No me resisto a dejar de destacar en relación a los contenidos, la invitación que se hace en el libro a la necesidad de «depurar» el organismo tras el seguimiento durante un tiempo del método Dukan. Fíjense en este reciente artículo («Alternative Detox«, publicado el 31 de enero de 2012 en la prestigiosa publicación British Medical Bulletin) en él se razona que las terapias desintoxicantes como herramienta y fin dentro de las terapias alternativas, incluidas las dietéticas, constituyen un reclamo publicitario habitual, pero que carecen hasta el momento de la evidencia necesaria en cuanto a su utilidad. Los autores del artículo mencionado recomiendan por tanto huir de todas aquellos métodos, dietas o sistemas que realicen afirmaciones tendentes a la desintoxicación: naturopatía, homeopatía o estrategias dietéticas desintoxicantes (o depurativas) entre otras. En descargo de la obra que ahora comento se puede decir que este artículo es muy novedoso, más que la publicación del libro. No obstante, el uso de estos conceptos (desintoxicante, depurativo, etc.) es y ha sido considerado por la comunidad científica como sospechoso y habitualmente vinculado a un entorno poco serio.
  • Por último, conviene también prestar atención a las recetas propuestas y al carácter «divertido» del plan «la dieta del bocadillo, tal y como se hace referencia a ella en el libro. Cuando alguien te invita a que en una receta de cogollos con anchoas escurras el aceite de la lata (hasta aquí aceptable) y que además las seques con un papel absorbente o te sugiere que para una receta de arroz con pollo se utilice media cucharada de aceite para freír toda una pechuga de pollo cortada en dados, conviene preguntarse qué concepto tiene ésa persona de la diversión en la mesa.

En resumen, un libro que quizá le pueda venir bien a quien no tenga mucha idea de nutrición o a quien crea (equivocadamente eso sí) que «hacer dieta» es una de las claves para adelgazar. Por todo lo demás, dada su escasez de buena originalidad y su falta de rigor no cabe sino plantearse una vez más la pregunta, ¿hacía falta? Yo creo que no.

 

 

Manzanas, básculas y cintas métricas

¿Se puede hacer una comunicación relativa a la salud a través de la alimentación sin incluir como imagen de recurso…

una manzana (a poder ser verde),

una cinta métrica (a poder ser de costurero) o

una báscula (a poder ser de baño)?

Parece que no: Tómense la molestia, por favor, de comprobar las imágenes de recurso que se utilizan en libros (normalmente de dietas), publicidad (normalmente de productos o programas adelgazantes), pósters, televisión, etc. cuando el contenido del mensaje haga referencia a la alimentación, la salud y/o a la imagen. En prácticamente la totalidad de ellas aparecerá uno de los tres elementos anteriores, cuando no dos, o incluso las tres al mismo tiempo: La imagen de una manzana rodeada por una cinta métrica sobre una bascula es ya el epítome de la cuestión. Llamativo.

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Foto: @juan_revenga

Ideas buenas y originales (no siempre van de la mano)

Magnífica la reflexión de D. Abel Mariné, Catedrático emérito de Nutrición y Bromatología de la Universitat de Barcelona publicada en en el suplemento de salud de La Vanguardia (página 4).

En referencia a las dietas de moda:

 

«De estas dietas cabe afirmar que tienen cosas buenas y originales, pero las buenas no son originales y las originales no son buenas».

 

Amen. Pocas veces tanta verdad fue condensada en tan pocas palabras.

Nótese que no se refiere a las dietas milagro, si no a las de moda. Entendiendo que cualquiera de las de moda son al mismo tiempo milagrosas.

 

Tres consejos en seis palabras

 

Come comida. No demasiada. Fundamentalmente vegetales

Decálogos y corolarios son habituales en el mundo del consejo dietético. Gran número de personas se aventuran a darlos bien respaldados por su formación sanitaria, bien basados en la experiencia personal, bien en el «me han dicho / he oído / he leído» etc. o quizá por una mezcla de todas ellas. Lo peor es que en no pocas ocasiones los receptores de tales consejos recibimos esta información y, tras procesarla de muy diversa forma, nos reconvertimos en emisores de nuevos consejos. Sobre el mundo de la física cuántica o de la dinámica de fluidos no diré que suela ser así, pero en materia de dietética, alimentación, nutrición y salud sí. Me refiero a que este tipo de conocimiento viene a ser algo parecido al derecho para opinar de futbol, todo un clásico.

Bien, a lo largo de mi formación y experiencia personal me he encontrado con infinidad de decálogos que trataban de resumir en unas pocas palabras las complejas relaciones entre la alimentación, la salud y la imagen, unos con mayor fortuna y otros con menos. Después de leer muchos me han quedado claras una serie de características que debe reunir un buen consejo en este terreno:

  • Ha de ser sencillo, entendible por la mayor parte de todos aquellos a los que se dirige,
  • Difícilmente malinterpretable,
  • Factible, posible y fácil de aplicar,
  • Ha de estar basado en el consenso científico más relevante y,
  • No ha de tener la obligatoriedad de ir agrupado en número redondo, como 3 ó 10

Hace un par de años mi amiga Eugenia me regaló un libro que reunía (casi) todas estas características al dar consejo. Se trata de «El detective en el supermercado» de Michael Polland (Ed. Temas de Hoy). Daré cuenta del libro más adelante, porque la obra al completo no está exenta de claroscuros. No obstante el autor comienza de forma impecable aportando tres consejos que en mi experiencia considero la síntesis más concisa y precisa que se puede hacer del acto alimentario en lo que se refiere a la salud. Además se jacta de poder darlos en seis palabras, lean otra vez:

  1. Come comida
  2. No demasiada
  3. Fundamentalmente vegetales

Quizá el primero de ellos sea demasiado críptico (el autor lo traduce como «come sólo aquello que tu abuela identificaría como comida»), pero los demás no dejan demasiado espacio para la duda. Ya saben.

Nuevo libro: «La dieta anti Dukan»

 

Acaba de ver la luz el enésimo libro sobre dietas, «La dieta anti Dukan«. Ya tardaba. He de reconocer que aun no he tenido tiempo de echármelo a los ojos pero no tardaré demasiado.

En la nota de prensa que acompaña su lanzamiento se dice que «… por fin llega a los lectores un libro que explica claramente por qué [la dieta es peligrosa para la salud] y propone una manera mejor de adelgazar».

Estoy de acuerdo en que existen infinitas mejores formas de adelgazar y mantener el peso perdido conservando la salud que hacerlo a partir del método Dukan, es más, considero que su propuesta es una de las más desacertadas entre las posibles.

Así pues demos un voto de confianza a este libro que sin lugar a dudas se publica, con toda la intención, a rebufo de un desacertado pero muy popular método. Y es que precisamente es el tema del rebufo el que no me deja buen cuerpo a priori. En cualquier caso la pregunta es inevitable: ¿hacía falta?

Ya veremos.