En mi anterior post intentaba explicar por qué ha tomado Rajoy las primeras medidas que tomó. Sin embargo, no ha querido contestar a mi pregunta final.
Recortad el deficit no es incompatible con fomentar medidas de apoyo al crecimiento, aunque la Sra. Merkel se empeñe en la contrario y aspire a dominar los países periféricos del sur mediante la intervención fiscal. Al menos, en esto hemos salido ganando pues en el siglo XX los alemanes se empeñaban en conquistarnos mediante la fuerza bruta. Las reformas estructurales seguro que nos vendrán bien, aunque es imperativo asegurarse que las empresas, sobre todo las grandes que tienen caja, no utilizarán la reforma laboral para sustituir mano de obra «cara de despedir» por más barata de cara al futuro.
Pero esto no es lo importante, lo importante es generar un impulso para que crezca de nuevo nuestro PIB. ¿Es difícil? Creo que no, aunque exige dedicación y visión. De lo primero no le falta al Gobierno. De lo segundo no estoy tan seguro, pero ahí van algunas ideas, por si le sirve.
El PIB tiene varios componentes: demanda privada, demanda pública, formación bruta de capital fijo y balanza comercial.
– La demanda privada no aumentará hasta que aumenten los ingresos de las familias, pero sobre todo hasta que no se restaure la confianza eliminando incertidumbres.
– La demanda pública: mejor que no se incremente, ya que hemos visto lo despilfarradores que son los gobiernos autonómicos y del Estado, del PSOE y del PP. Ahora hemos tocado a rebato, y se trata de apagar el incendio del deficit público.
– La formación bruta de capital fijo suele ser más una consecuencia de la reanimación de la actividad, que una forma de relanzar la economía. Es deseable, esta vez, que la construcción de viviendas no se desmande como lo ha hecho en el anterior ‘boom’. Pero también es necesario que el sector bancario se ajuste todo lo necesario, con el reconocimeinto de pérdidas en sus balances y las consecuentes fusiones, para que finalmente se encaucen créditos al sector productivo.
– Nos queda, por lo tanto, la balanza comercial. Las exportaciones han sido las que nos han permitido salir del agujero de la crisis en 2010, aunque ahora crecen de forma modesta. Y somos un país extraordinariamente potente en este campo y muy competente. Solo nos queda ser algo más competitivos. Somos grandes productores hortofrutícolas, tenemos una industria de turismo de las más potentes del mundo, y somos también muy buenos en manufacturas no químicas, industria de las energías renovables, etc. Se trata pues de fomentar estas industrias en el exterior.
Fomentar la marca «España» es una buena iniciativa. Promover las exportaciones con las actividades del ICEX, de nuestras embajadas y servicios comerciales por el mundo, volver a pre-financiar exportaciones, fomentar el I&D&i de empresas exportadoras, etc… ¡Pero, claro, sin hacer trampas! No son las empresas del Ibex 35 solo a las que hay que apoyar, que también, sino a las Pymes. No se trata de que para cada acción haya que convocar a los de siempre, para que salgan en la foto y se queden contentos. No se trata, en fin, de lo de siempre para los de siempre. De lo que se trata es de ayudar, animar y empujar hacia adelante lo mejor que tenemos que son los emprendedores españoles que saben perfectamente lo que hay que hacer, pues lo han hecho muchas veces y saben más que nadie.
Ahora bien, si seguimos preocupandonos solo por las cajas de ahorros, los 4 bancos de turno y las 5 constructoras que han ayudado al dislate que vivimos, estaremos usando de bomberos a los pirómanos. ¡Y no es eso lo que necesitamos!