BecConsejo: «Tómatelo con humor»
Todos fallamos y a los periodistas se nos ve. Perdón por meterme en el saco, sé que siendo becario debería agachar un pelín la cabeza (sobre todo porque yo cometo más errores que el resto), pero os pido clemencia. Dejad que disfrute de mi efímera fama, de mis pocos momentos de gloria. Dejad que diga que soy periodista.
Lo que os contaba… que los errores de los periodistas quedan para siempre, en papel, en radio, en televisión… y en Internet. Hoy os traigo unos cuantos ejemplos de distintos medios que nos dejan claro que esta profesión entraña riesgos.
1. Endulzar la muerte no sirve de nada
Cuando murió la niña de Lo que el viento se llevó quise restar dramatismo a la historia, ser un poco más poético, intentar salir de lo habitual… y decidí titular «Y el viento se llevó a Cammie King Conlon», en un juego de palabras que mis jefes no supieron entender.
2. Técnicas para restar dramatismo
Supongo que si seguís el blog de vez en cuando, sabréis que cuando me parece pongo una palabra, la tacho, y pongo otra al lado para hacer el chascarrillo. Por ejemplo: «La vida es muy dura, pero aún es peor ver una película de Médem tener que levantarse a las seis para trabajar». Bueno, baste este ejemplo para saber que la técnica es más cachondeo que otra cosa y que, desde luego, uno debe andarse con pies de plomo antes de ponerlo en una noticia. No obstante, puedes ser valiente y tomarte a risa que Evo Morales le sacuda un rodillazo a un rival. Entonces, para quitarle dramatismo a la escena, puedes hacer un juego de palabras con «Evo», «huevos» y… bueno, lo que veis a la derecha (visto en Público -gracias @MirenM–).
3. Dispara a todo para acertar
A veces, cuando dos cosas se llaman igual, hay cierta confusión. ¿Dónde será? ¿A qué se referirá? ¿Mejorará su juego el Madrid o seguirá siendo así de peñazo durante toda la temporada? ¿Lo del Barça es temporal o no va a levantar cabeza?
La confusión es tal que no sabes por dónde tirar, si por una o por otra y terminas haciendo lo que un amigo mío hacía en los dictados del colegio: ponía las «v» con el rabillo medio alto de modo que no se supiera bien bien si era una «b» o una «v» (mi amigo, como imagináis, no llegó nunca a la Universidad).
Esto, traducido al ejemplo que os traigo, donde hay un acto que se celebra en «La Almudena» da como resultado un titular de catedral y un texto de cementerio (visto en El Mundo -gracias Paco Pil-).
4. Repetir para que quede claro
Con este último ejemplo os voy a dejar tranquilo, porque si no nos vamos a estar hasta las tantas y seguro que vosotros tenéis planes, habéis quedado, tenéis amigos… vamos, justo lo contrario de lo que me pasa a mí.
A veces lo que quieres es que una idea quede clara. Bueno, no que quede clara, sino clarísima. Tan clara que puedas verte reflejado en ella. Por eso, cuando explicar las cosas no es suficiente, hay que repetirlo: una, dos, tres, cuatro… cuantas veces sea necesario.
Si además de repetirlo puedes ponerlo todo juntito, en la misma página, para que se vea de un golpe visual, perfecto, misión conseguida. Más vale que sobre que no que falte, como dicen en mi familia (visto en El País).
PD: Os he traído un ejemplo de cada periódico, para que luego no digáis… que algunos últimamente están muy protestones 😛