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Soy el Drenthe del periodismo

Lo descubrí el otro día y me quedé anonado anonadado (mejor dicho). Es de esas cosas que no sabes muy bien cómo pasan… yo me levanté una mañana, me miré al espejo y lo vi claro: soy el Drenthe del periodismo, la eterna promesa que nunca explotará y cuyo puesto de trabajo es difícilmente justificable.

Soy muy voluntarioso y eso no me lo va a quitar nadie, pero me vale de poco, porque también soy muy malo… como Roy. A mí no me pita el Bernabéu, pero me pitan los lectores. Él ha entrado llorando a casa, a mí mi madre muchas veces no me deja entrar de lo mal que lo hago.

Son cosas que pasan sin que te des cuenta, pero con unos cuantos ejemplos extraídos de una entrevista que le hicieron en el diario As al bueno de Royston lo vais a entender.

Dice Drenthe: ¿Por qué se cae menos? «Era un problema por mi forma de correr. Cuando iba rápido apoyaba mucho la parte exterior del pie y en esa zona no hay tacos».

Digo yo: ¿Por qué cometo menos erratas? «Era un problema de mi forma de escribir. Antes sólo usaba los pulgares, ahora empleo todos los dedos».

EJEMPLO:

Drenthe: «Hablo mucho conmigo cuando estoy en casa».

Yo: «Me dejo muchos comentarios cuando estoy en casa».

EJEMPLO:

Drenthe: Sobre si tiene calidad para jugar en el Madrid «¿No te gusta cómo juego?»

Yo: «¿No te gusta cómo titulo y las fotos que elijo?»

EJEMPLO:

PD: Sí, es una teoría un poco bizarra, pero era la única manera de que podáis conocer al gran Royston Drenthe (la entrevista original no tiene desperdicio).

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O tienes un iPhone, o te largas

Leo sorprendido en ALT1040 y en Telam que la Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri (Estados Unidos) establece como requisito indispensable para los alumnos que quieran estudiar allí la posesión de un iPhone o un iPod touch. Y se quedan tan anchos.

Lo grave es que no es una recomendación, sino una obligación. O lo tienes, o te vas a casa. Cómo lo pagues es tu problema. ¿Su argumento? En su opinión, es como pedirle a un ingeniero que se compre una calculadora.

Pues nada, si alguno de esos ingenieros va para astronauta, que se compre una nave espacial, que se la pueden requerir en cualquier momento (y se recomienda tener parcelas habitables en algún planeta del sistema solar, que seguro que da puntos). ¿Y si vas para cura? Ay, amigo mío. Ahí ya necesitas una carta firmada expresamente por Dios. Y que a nadie se le ocurra ser arquitecto (no por el dinero, sino porque cinco o seis años llevando una mochila con ladrillos no hay cuerpo que lo resista).

PD: A alguno le hará gracia, pero queda demostrado que la de becario es una profesión cómoda. No te piden nada, ni te obligan a nada. Y si les caes medio bien, hasta te dan un blog para que no les molestes. Estoy encantado.

PD2: Como bien decís en los comentarios, es cierto que a todos nos han obligado a comprar los libros del profesor, pero no es igual. Primero, porque no cuesta lo mismo, y segundo, porque se pueden hacer fotocopias.

PD3: ¿Os imagináis esto del iPhone como algo obligatorio en España? Sería la risa. Yo, más o menos, me lo imagino así:

El mismo profesor te lo quitaría para que no te distraigas. «Estos cacharros os vuelven idiotas», diría.

Tu colega el de la camiseta negra de «anarquía y birra fría» te llamaría pijo (aunque luego él guarde la moto que le compró papá en la casa de la sierra)

Tu mejor amigo, el que suspendía todas, te miraría con resignación y te llamaría gilipollas por querer estudiar ahí.

El pijo declarado te diría que él tiene uno mucho mejor y más caro.

Tus padres, con toda la razón, te recordarían a diario que lo uses para estudiar, y no para hacer el tonto.

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Alcayde y la fábrica de titulares

Hace tiempo que le había perdido la pista a Carmen Alcaye, esa ‘lengualarga’ (no lo digo yo, sino ella -le mide 8 cm.-) que tantas tardes tomateras nos regaló.

Fue verla el otro día en el ‘Guinness World Récords’ de Telecinco (a este programa si que no cre que me engancho -duré cinco minutos y un`par de tipos partieron un montón de cocos-) y preguntarme: ¿Qué ha hecho esta muchacha después de ‘Aquí hay Tomate’?

Puse su nombre en el ‘Google Noticias’ y no averigué nada, pero como lo que vi me hizo más gracia, dejé de investigar. Sólo con ver un par de enlaces recordé la esencia tomatera de este producto televisivo: es una fábrica de titulares.

En sólo una semana es capaz de medirse la lengua en directo, rebuscar fallos entre los pezones de un especimen y ponerse el traje de cultureta en una entrevista en la que dice tener alma de escritora, madera de actriz… y que sale muy guapa en cámara.

No, si al final va ser un talento periodístico (como yo, jejeje). Yo no descartaría nada. De hecho, ‘El País’ está haciendo una serie de entrevistas a maestros del periodismo. Igual la incluyen.

«El fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla». Por lo que leo de Ben Bradlee, vicepresidente y ex director de ‘The Washington Post’, parece que comparte muchos valores con la presentadora (al menos el ‘tomate’ era una garantía de veracidad, profesionalidad y pulcritud, ¿no?).

PD: Mucha suerte, Carmen, con tu nuevo prorama. ¡Y danos más titulares!

PD2: Sí, el titular era para hacer la gracia con ‘Charlie y la fábrica de chocolate’.