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Hay personas de Cola cao y personas de Nesquik. Amantes de los perros y amantes de los gatos. Y tantos entusiastas de las alfombras como aquellos que huyen de ellas. Una bipolaridad que se extrema en el caso de los suelos enmoquetados, tan presentes en otros países más fríos.

Todo tiene su porqué: tanto alfombras como moquetas son increíblemente cómodas y cálidas cuando paseamos descalzos sobre ellas, peeerooooo… son tan delicadas de mantener como una barba frondosa y tupida, requiriendo una limpieza constante y atenciones especiales.

Si te descuidas –y es extremadamente fácil hacerlo- el paso del tiempo, las manchas y otros problemas van dejando huella en su tejido, echándolas a perder.

Algunos estudios sugieren que el tiempo medio de vida de una alfombra o moqueta antes de ser reemplazados alcanza los 7 años. Pues bien, hemos investigado los mejores trucos y hábitos para elevar esa cifra hasta el infinito… ¡y más allá!

Regla #1: Instaura una Ley de pies descalzos y síguela a rajatabla

Si fuiste tan fan de la serie Mad Men como nosotros, recordarás la manía al respecto de uno de los accionistas de la agencia Sterling Cooper Draper Pryce. Bert Cooper tenía mucha paciencia con los desmanes de sus subordinados, pero nunca, NUNCA, permitía a nadie pisar su alfombra con zapatos.
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¿Crees que es solo cuestión de zen? En absoluto: tus pies pasean a diario sobre todo tipo de suciedad que, después, regresa a casa agarrada a las suelas de tu calzado.

¿El perro del vecino? ¿El servicio de tu bar favorito? ¿Aquel charco? Mejor, déjalos fuera, porque las estadísticas afirman que el 96% del calzado entra en contacto con materias fecales.

Un truco casi necesario si te atienes a esta norma –y has de hacerlo para disfrutar plenamente de tu alfombra- es ofrecer a tus visitas dos cosas: un lugar donde dejar su calzado, y unas zapatillas suaves de recambio para aquellos más reticentes a mostrar los tomates de sus calcetines.

Regla #2: Haz limpiar tu moqueta o alfombra por un profesional una vez al año

Esto, como mínimo. Pero si se trata de zonas de mucho tránsito, tienes niños en casa o fumas, la limpieza en profundidad ha de hacerse de 2 a 4 veces al año, e incluso más si tienes mascotas en casa.
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Cuenta con nuestro servicio de limpieza de moquetas a cargo de profesionales de confianza para asegurarte un mantenimiento óptimo cada vez.

Regla #3: Compra una buena aspiradora…

Hay cosas en las que puedes ahorrar en casa. La aspiradora no es una de ellas. Compra un buen modelo, con gran capacidad de aspirado y, a ser posible, buenos filtros de aire para ayudarte a deshacerte de todo aquello que no quieres bajo tus pies o en tus pulmones.
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Mantén su depósito siempre, al menos, por debajo de la mitad de su capacidad. Y limpia los filtros después de cada uso para hacer un trabajo óptimo.

Regla #4: … y dale uso semanal, ¡como mínimo!

Hay una buenísima noticia al respecto: pasar la aspiradora es una de las actividades domésticas que más calorías te ayudan a quemar. Refuerza tu zona abdominal –tu monitor del gimnasio lo llama core, que suena mucho más cool– y tus brazos por igual.

Ahora, crea una buena playlist con tu música favorita para darlo todo en la disco y… ¡Ponte en forma con tu nuevo electrodoméstico favorito!

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Viviendo solo y sin mascotas, te servirá con pasar la aspiradora una vez por semana. Si sois familia, hazlo al menos dos veces. Y para una familia grande o muy activa, o con mascotas, cuatro veces a la semana (es un buen momento para enseñar la importancia de compartir… ¡también las tareas domésticas!).

Cuando pases la aspiradora, da de cuatro a seis pases en las zonas más concurridas, y de dos a tres pases en las áreas de poco tráfico.

Regla #5: Mueve los muebles

Las marcas que dejan las patas de los muebles se hacen permanentes cuando pasa un cierto tiempo sobre las fibras de una alfombra, tapiz o moqueta. Para evitar esto, cambia ligeramente su posición cada pocos meses.
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Truco: aprovecha estos momentos de cambio para hacer una limpieza aún más profunda, también de los muebles, y para replantearte el exceso de muebles u objetos que pueden estar abotargando tu decoración.

Regla #6: Se proactivo con las manchas

Una mancha es un derramamiento al que no se prestó la suficiente atención. Si eres rápido actuando frente a cualquier mancha, puedes evitar que se quede a vivir en tu preciosa alfombra o moqueta.

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Limpia inmediatamente cualquier fluido y empápalo en agua jabonosa para después frotarlo con cuidado.

Algunas manchas requieren tratamientos especiales. El vino tinto, por ejemplo, se ataca mejor con agua con gas: empapa el área afectada y coloca un paño encima para absorber (no frotes). Enjuaga con agua fría. Si persiste, echa por encima bicarbonato de sodio para que absorba la mancha, y después aspira.

Si se trata de caramelos o chicles, echa agua fría y trata de rascar los restos con cuidado y la ayuda de un cuchillo. Si la mancha persiste, aplica unas gotas de detergente líquido, un poco de agua templada, y frota suavemente con toallitas de papel, repitiendo hasta que la mancha haya desaparecido.
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¿Qué te parece nuestro plan para salvar tu alfombra, Nota?

¿Tienes otro truco mágico que quieras compartir con nosotros? ¡Comenta aquí debajo!

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