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Cuatro tipos valientes

Ayer hizo 41 años que murieron tres tipos valientes. Se llamaban ‘Gus’ Grissom, Ed White y Roger Chaffee, y eran astronautas de la NASA. Su misión de aquel funesto 27 de enero de 1967, Apolo/Saturno 204 (AS-204), era poner a prueba ciertos sistemas de uno de los elementos (el módulo de mando) que conformaban el vehículo Apolo, con el que los Estados Unidos pretendían, y conseguirían años más tarde, alcanzar la luna. Eran tiempos de histeria y gloria, en los que un feroz enfrentamiento ideológico había abandonado los campos de batalla para pasar al campo del prestigio, a través de la ciencia. La carrera espacial había reemplazado a una guerra abierta que los contendientes temían porque el vencedor quedaría tan muerto como el vencido. La superioridad tecnológica no se demostraba en la confrontación de las armas, sino que se reflejaba en las hazañas de la conquista del espacio, con la que la tecnología de la guerra estaba estrechamente emparentada. Pero las victorias en la carrera por las estrellas eran tan valiosas como las conquistas de antaño. Y tan buscadas.

Y sin embargo la misión AS-204 fue un desastre desde el principio. La nave espacial que coronaba uno de los gigantescos Saturno IB que Wernher von Braun había creado estaba mal construida, y su construcción estaba mal documentada. Algunas decisiones de diseño, como la de ahorrar peso usando un sistema de atmósfera compuesto por un 100% de oxígeno a presión, o el que la puerta del modulo se abriera hacia adentro y careciese de cargas explosivas de emergencia, resultaron fatales. Paradójicamente fue la peripecia de ‘Gus’ Grissom con la cápsula Liberty Bell 7, que se hundió al dispararse los goznes explosivos tras el amerizaje, lo que justificó que aquella versión del Módulo de Mando Apolo no los llevase. Por si fuera poco posteriores investigaciones revelaron cableados mal aislados, zonas donde el aislante se pelaba por el roce, e incluso que los trajes de nylon de los propios astronautas creaban electricidad estática suficiente para generar chispas. En una atmósfera de oxígeno puro, en la que muchas sustancias que no parecen combustibles arden como la yesca.

Eran tipos valientes. ‘Gus’ Grissom había formado parte del grupo de 7 pilotos de pruebas que se convirtieron en los primeros astronautas estadounidenses del Proyecto Mercury, descrito en el libro y la película. ‘Elegidos para la Gloria‘ (The Right Stuff). Fue el segundo estadounidense en salir al espacio, pero antes había volado 100 misiones de combate sobre Corea. Ed White había hecho el primer paseo espacial de los EE UU, y era Teniente Coronel de las fuerzas aéreas. Chaffee, el único que no había salido al espacio, había sido condecorado por sus misiones de reconocimiento durante la Crisis de Cuba. Su habilidad como pilotos y sus conocimientos de ingeniería les sirvieron de poco cuando algo, nunca se supo exactamente qué, prendió fuego a su astronave varada en tierra. En 17 segundos sus angustiadas transmisiones y sus intentos (inútiles) de abrir la compuerta se detuvieron. Cuando los rescatadores consiguieron abrir la puerta, cinco minutos más tarde, el fuego se había apagado solo. Los tres astronautas estaban muertos, asfixiados y quemados. Sólo mucho más tarde la Unión Soviética hizo pública la muerte en 1961 de Valentin Bondarenko, uno de sus propios cosmonautas, en un accidente similar. Las astronaves Apolo fueron rediseñadas en profundidad para evitar que se repitiera el problema, como lo fueron las soviéticas: una simetría más de la muerte y el valor que demuestra que aquellos cuatro astronautas que murieron enfrentados estaban mucho más cerca de lo que pensaban: todos eran humanos.