Viento de Levante Viento de Levante

"No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras" Juan Luis Vives

Entradas etiquetadas como ‘PSOE’

¿Partidos nuevos con caras nuevas? Podemos, UPyD y Ciudadanos se nutren de muchos excargos de IU, PSOE y PP

Partidos políticos ‘nuevos’ pregonan que ellos representan la regeneración, la nueva forma de hacer política con caras nuevas. Pero, ¿son realmente caras nuevas? ¿nunca han ostentado cargos públicos en la Administración? ¿seguro?

Rosa Díez

La líder de UPyD, Rosa Díez

En Podemos, partido que más despunta en las encuestas y de más reciente creación, muchos de sus dirigentes proceden de Izquierda Unida, donde estuvieron en segunda o tercera fila. Es conocido que Juan Carlos Monedero, por ejemplo, fue asesor entre 2000 y 2005 de Gaspar Llamazares cuando este era el líder de IU.

Si bien es cierto que Podemos es el partido que cuenta con más caras nuevas, la mayoría prácticamente desconocidos hasta antes de las elecciones europeas en política, no es menos cierto que también han realizado algunos fichajes polémicos procedentes de antiguos partidos.

En Valencia, Podemos nombró portavoz en Llaurí a Vicent Climent, histórico y polémico ex alcalde que fue condenado a cárcel y estaba prófugo.

El otra localidad valenciana, en concreto en Benicull, el alcalde Joan Vicent Geribés, anunció que se daba de baja de Esquerra Unida (la federación regional de IU) para integrarse en Podemos. Ante el revuelo y las acusaciones de transfuguismo, Podemos tuvo que rechazar su incorporación, aunque había participado activamente en Círculos de Podemos en la comarca de La Ribera, según admiten fuentes de la formación de Pablo Iglesias.

En Unión, Progreso y Democracia (UPyD) también hay destacados dirigentes que proceden de otros partidos. En Alicante, por ejemplo, el candidato de UPyD a Les Corts es David Devesa, exdirigente del PP en Benidorm que elogiaba a la formación de la gaviota y que ahora los critica de forma furibunda.

La propia Rosa Díez procede del PSOE, donde fue consejera en el Gobierno vasco, eurodiputada e incluso optó a liderar el Partido Socialista, pero logró un resultado muy pobre en el Congreso en el que venció José Luis Rodríguez Zapatero a José Bono.

Ciudadanos es, probablemente, el partido que con más descaro se ha nutrido y se nutre de ex dirigentes procedentes de otros partidos políticos. Y luego hace hincapié en que representan un partido nuevo, con caras nuevas e ideas nuevas.

Albert Rivera

El presidente de Ciutadans, Albert Rivera.

En Valencia, uno de sus referentes en la provincia es José Enrique Aguar, exalcalde del PSOE en Benetússer durante dos décadas. Se decantó en un congreso del PSPV-PSOE por el exministro Antoni Asunción frente al entonces oficialista Jorge Alarte y Aguar acabó fuera del partido. Hoy es uno de los hombres fuertes de Albert Rivera en la Comunidad Valenciana.

En Alicante, su líder es Emigdio Tormo, exdirigente del PP de Elche que se enfrentó a la actual alcaldesa popular, Mercedes Alonso. Se fue del partido y no tardó en afiliarse a Ciudadanos. Otros cargos del PP como Juan Córdoba, Emilio Argüeso o Fernando Mut, ex presidente del PP en Gandía y exdirector general de Arquitectura de la Generalitat también se han integrado en Ciudadanos.

En esta guerra de fichajes hay trasvases incluso en los propios nuevos partidos. El ex líder de UPyD en la Comunidad Valenciana, Alexis Marí, acaba de anunciar su integración en Ciudadanos, ha despotricado contra el autoritarismo de Rosa Díez en UPyD y ha pedido a sus afiliados que se sumen también al partido que lidera Albert Rivera.

Estos son algunos casos en la Comunidad Valenciana, pero hay muchos otros en toda España. Caras desconocidas puede, pero no son políticos nuevos.

IU, UPyD, ERC y Compromís, los otros ‘trasquilados’ por el ciclón Podemos

Pablo Iglesias

Pablo Iglesias, líder de Podemos.

La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha arrojado como grandes titulares el fuerte crecimiento de Podemos (que se ha convertido en la primera fuerza política en voto directo de España, con un 17,6% de los votos, y tercera en estimación de voto 22,5% de los votos); la significativa caída del Partido Popular, que baja a la tercera posición en voto directo -11,7%- aunque mantiene la primera en estimación de voto -27,5%-; y la paulatina mejoría del PSOE, que tras la dimisión de Rubalcaba por el fracaso en las pasadas europeas de junio parece remontar, poco a poco, bajo el liderazgo de Pedro Sánchez: los socialistas suben del 21,2 al 23,9 en intención de voto. En definitiva, España pasa de un bipartidismo a un tripartidismo (PP, PSOE y Podemos sumarían juntos el 73,9% de los votos).

¿Dónde está el 26,1% restante?

Cayo Lara

El coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara

Izquierda Unida es la cuarta fuerza política en intención de voto, según el CIS, pero con una caída brutal: pasa del 8,2 al 4,8% de los votos. IU es la formación más fagocitada por Podemos, y en menor medida por el PSOE. Cayo Lara, que antes de las europeas de junio se mostraba crítico con Pablo Iglesias, se está abriendo ya a la posibilidad de pactos. Obviamente, si no lo hace corre el riesgo de ser casi engullida por Podemos. Además, un sector de IU, liderado por el diputado nacional Alberto Garzón y por la parlamentaria en la Asamblea de Madrid Tania Sánchez (compañera sentimental de Pablo Iglesias) son partidarios de impulsar ya alianzas con Podemos.

UPyD es la quinta formación política en intención de voto, 4,1%, pero tenía el 5,9% en julio. Su caída también es muy importante proporcionalmente, y sus fugas van en varias direcciones (Podemos, algo PSOE y algo Ciudadanos). Rosa Díez se ha enfrentado a una crisis interna por la posible alianza con Ciudadanos, a la cual ella era muy reacia desde el principio. La lideresa de la formación magenta ha impuesto sus tesis, pero por el camino han caído el eurodiputado Sosa Wagner (que fue cabeza de lista al Parlamento europeo y acaba de dimitir tras ser relevado de portavoz por sus críticas a la dirección) o el coordinador de UPyD en la Comunidad Valenciana, Alexis Marí, que criticó la falta de educación de la cúpula de Rosa Díez y Toni Cantó, y respaldó a Sosa Wagner por su postura favorable a un entendimiento con Ciudadanos, el partido de Albert Rivera.

Oriol Junqueras

El líder de ERC, Oriol Junqueras

CiU, sexta fuerza, con un 3,8% de los votos, ha mejorado y ha subido del 2,9% de los votos en julio al 3,8% en octubre. Quizá el protagonismo que ha cobrado de nuevo Artur Mas con el 9-N alternativo ha impulsado a la formación nacionalista, justamente en detrimento de ERC (séptima fuerza política en España), que cae de un 3,3 a un 2,3% de los votos. El caso de corrupción de Jordi Pujol parece no haber hecho mella en CiU, mientras Esquerra Republicana tendría fugas en unas generales hacia Podemos.

La octava fuerza política estatal sería Compromís, la formación econacionalista valenciana que se presenta coaligada con los ecologistas de Equo, con un 1,1% en estimación de voto. No obstante, Compromís, sufre un significativo retroceso al caer tres décimas (logró un 1,4% de intención de voto en el CIS de julio). Es otra de los partidos políticos que sufre directamente el efecto ciclón de Podemos.

Completan el top ten de la política española las formaciones nacionalistas vascas: en esta ocasión el PNV, que mantiene su 1% en intención de voto, sería la primera fuerza en Euskadi en unas generales, al caer Amaiur una décima, del 1% al 0,9% de los votos.

Toni Cantó naufraga en Valencia: los sondeos dejan a UPyD fuera de Les Corts

Dos encuestas conocidas en un breve intervalo (una de Metroscopia publicada por El País el 9 de octubre y otra de Sigma Dos difundida por el PP valenciano el 14 de octubre) coinciden en que UPyD, la formación que lidera Rosa Díez, no entraría, a día de hoy, en Les Corts Valencianes al no superar la barrera electoral del 5% de los votos a nivel autonómico. Sigma Dos le otorga un 3,8% de los votos y Metroscopia aún menos, un 3,3%.

El diputado de UPyD Toni Cantó. (EFE)

El diputado de UPyD Toni Cantó. (EFE)

Tal resultado sería un fracaso absoluto para la formación magenta, especialmente porque en los pasados comicios europeos de junio logró un buen resultado, 8,47% de los votos (147.723 sufragios). Y porque además el diputado nacional y conocido actor Toni Cantó será previsiblemente su candidato a presidente de la Generalitat: este sábado se enfrentará en primarias a otros dos candidatos, los desconocidos José Vera (un médico de 75 años de Elche) y Ernesto Santillán (un dirigente de Valencia que tiene cierto predicamento entre las bases).

Es cierto que las encuestas son sólo eso encuestas, pero sí apuntan tendencias, y la de UPyD en la Comunidad Valenciana, uno de sus principales graneros de voto, no es nada buena pese al fuerte desgaste tanto del PP como, en menor medida, del PSPV-PSOE.

¿Qué ha pasado para que UPyD no sólo vea frenado su ascenso, sino que incluso sufra un significativo retroceso?

En mi opinión varios factores están debilitando a la formación magenta de Rosa Díez y Toni Cantó, no sólo en la Comunidad Valenciana sino en toda España.

Una muy importante es la potente irrupción de Podemos, el partido de Pablo Iglesias, que con su mensaje ‘anticasta’ y ‘antiprivilegios’ ha eclipsado a UPyD como el partido abanderado de la regeneración política. E incluso los ha englobado dentro del ‘establishment’ y, por tanto, una parte más de la ‘casta’.

Otro asunto que ha debilitado, y mucho, a UPyD es su guerra interna a raíz del hipotético pacto con Ciudadanos. Los improperios cruzados entre el eurodiputado Francisco Sosa Wagner, defensor de la alianza con el partido de Albert Rivera, y los diputados nacionales Irene Lozano y Carlos Martínez Gorriarán sin duda ha dañado la imagen de partido de aire fresco y sensato de UPyD.

El pasado 19 de agosto Wagner denunció que en UPyD hay “prácticas autoritarias”, en alusión sin citarla a Rosa Díez. Por su parte, Lozano contestó al día siguiente que “es difícil” que alguien “iguale en mezquindad” al eurodiputado por el que sólo dos meses antes pedían el voto. Y Martínez Gorriarán fue más allá: acusó a Sosa Wagner, que fue el cabeza de lista de UPyD al Europarlamento, de practicar “corrupción política pura, ha engañado masivamente, es un mentiroso al 100%”.

La guerra interna, que ha derivado en apertura de expedientes disciplinarios para todos ellos, no ha acabado, aunque sí ha menguado. Wagner, de hecho, se congratuló del nombramiento de Miguel Arias Cañete como comisario europeo de Energía, mientras que horas después Martínez Gorriarán la consideró “una mala noticia”.

Albert Rivera

El presidente de Ciutadans, Albert Rivera.

El posible pacto con Ciudadanos, que es prácticamente imposible según confiesan fuentes de la dirección de UPyD, sigue debilitando a la formación de Rosa Díez. De hecho, Albert Rivera, casi omnipresente en ciertos medios de comunicación nacionales debido al proceso independentista que se vive en Cataluña, aprovecha para presentar a Ciudadanos como un partido nacional, nuevo, defensor de la unidad de España y que, según dice, a diferencia de UPyD antepone los intereses nacionales a los de partido, al buscar una alianza con Rosa Díez. Le va comiendo terreno, creando estructuras internas por todas las comunidades y realizando un mensaje similar en asuntos como la defensa de la unidad de España, mientras les acusa de no tender puentes, sino lo contrario, hacia un pacto electoral. Y UPyD no está sabiendo combatir a nivel comunicativo la inteligente estrategia de Ciudadanos y Albert Rivera.

Pero el resultado final puede ser que ambos partidos obtengan unos resultados pobres en muchas comunidades y ayuntamientos, al quedar fragmentados. Para Ciudadanos no sería tan malo porque sería su primera intentona, seguramente entrará en bastantes ayuntamientos pequeños y medianos, y, además, prevé un crecimiento significativo en Cataluña. Pero sí para UPyD, un partido más obligado a dar un salto cuantitativo y cualitativo importante, especialmente en un contexto de una crisis económica, social y política que ya dura seis años y que está debilitando mucho al bipartidismo tradicional.

Comunidad Valenciana, fragmentación política

Una de las pruebas es la Comunidad Valenciana donde UPyD y Ciudadanos, de poder entrar con fuerza en el Parlamento valenciano y los principales ayuntamientos (Valencia, Alicante, Elche, Castellón…) pueden quedar fuera de casi todos ellos.

González Pons con Fabra

El eurodiputado del PP, Esteban González Pons, con el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra

Volviendo a los sondeos, ambos arrojan un retroceso del PP, que, aún ganando con claridad, perdería la mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana y lograría entre 32 diputados (Metroscopia) y 43 (Sigma Dos) con entre un 30% y un 36,4%. En el Parlamento valenciano están en juego 99 diputados, la mayoría absoluta se logra a partir de 50.

La segunda fuerza sería el PSOE que lograría entre 23 y 29 diputados. Podemos irrumpiría con mucha fuerza, al conseguir entre 17 y 20 escaños. Tanto Compromís como Esquerra Unida accederían también al Parlamento valenciano, pero con mucha menos fuerza de la prevista por la irrupción de Podemos: Compromís, coalición en la que tanto Mònica Oltra como Enric Morera aspiran a ser los candidatos a presidir la Generalitat, lograría entre 10 y 14 escaños; Esquerra Unida, por su parte lograría entre 5 y 7 diputados.

Así, lo lógico es que hubiera un pacto cuatripartito de izquierdas, en el que Podemos resultaría clave. El problema es que Pedro Sánchez, líder del PSOE, ya ha dicho que descarta pactar con “los populistas” de extrema izquierda, a quienes equipara con la extrema derecha francesa de Marie Le Pen.

Ximo Puig

El líder del PSPV, Ximo Puig, en la votación del secretario general del PSOE.

De acatar las órdenes de Pedro Sánchez, el líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, necesitaría entonces poder sumar más diputados que el PP con una alianza con Compromís y Esquerra Unida, para formar un gobierno en minoría, con el PP y Podemos en la oposición y que, juntos, sumarían más diputados que el equipo de gobierno.

Otra opción de gobierno sería un pacto PP-PSOE, el preferido por la clase empresarial valenciana, pero descartado en principio por Ximo Puig. Esta hipotética alianza sí sumaría una clara mayoría absoluta.

Y otra posibilidad de gobierno, con la que sueña Alberto Fabra, el actual presidente de la Generalitat, sería un gobierno en minoría del PP, con pactos puntuales con el PSPV-PSOE como socio prioritario, y casi exclusivo. Para ello, el PP valenciano necesitaría lograr una clara victoria electoral, cerca de la mayoría absoluta, que el PSOE quedara con un muy mal resultado y Podemos casi alcanzara a los socialistas.

Un Ximo Puig debilitado tendría muy complicado conformar un gobierno cuatripartito, de hecho el candidato de Podemos (que aún se desconoce) podría reclamarle ser el presidente, o presidenta, de la Generalitat Valenciana.

Pero para todo esto aún faltan mucho, las elecciones autonómicas son el 24 de mayo de 2015. Todos los partidos políticos tienen margen de mejora, y de empeoramiento.

Montoro reparte el pastel … y la Comunidad Valenciana se come las miguitas

Rajoy saluda a Fabra

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.

No señor Monago, no. Los mochuelos y los yuppies sí se enteran. Es muy fácil. Tal como coinciden los principales periódicos nacionales de Madrid en sus portadas (20minutos, El País, El Mundo, ABC), la Comunidad Valenciana es la más perjudicada por el actual sistema de financiación autonómica. También Baleares sale trasquilada. Son las dos únicas regiones que sufren tajo gordo tanto en el déficit fiscal (aquí por debajo de Madrid y Cataluña, que es aún mayor, sobre todo Madrid) como en la financiación (en esto Madrid y Cataluña están en la media).

Apela usted, señor Monago, a la solidaridad y a no tocar nada de nada. Normal. Tal como certifica el informe de los expertos encargado por el Ministerio de Hacienda, Extremadura tuvo en 2011 una balanza fiscal (diferencia entre lo que recauda cada Comunidad y lo que acaba recibiendo del Estado) más que positiva. 2.991 millones de euros. La Comunidad Valenciana, en cambio, un déficit fiscal de 2.018 millones de euros. Se dice pronto. ¿Por qué merecen más solidaridad los extremeños que los valencianos, señor Monago?

Pero es que ahí no acaba la injusticia. La balanza fiscal es una injusticia para Valencia, pero la financiación autonómica lo es mucho más. De cada 100 euros que reparte el Estado en la financiación, la Comunidad Valenciana recibe 88,4 por habitante por 115,1 que recibe Extremadura. ¿Es justo eso, señor Monago? Cada riojano, 123, cada cántabro, 123… ¿Es justo?

No se trata de lloriquear como plañideras, ni de utilizarlo para sembrar la animadversión hacia el resto de españoles como hacen algunos nacionalistas. Se trata de reivindicar lo que es justo para corregir un sistema muy injusto.

En la Comunidad Valenciana empieza a haber una sensación de hartazgo que no sabemos cómo puede desembocar. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, prometió que cambiaría el sistema de financiación autonómica cuando estaba en la oposición. Ganó en noviembre de 2011 por mayoría absoluta y, previsiblemente, no va a cambiar el sistema de finaciación, que el mismo reconocía que era injusto, antes de las elecciones, ni las autonómicas, ni las generales.

El Gobierno valenciano, todos los partidos políticos valencianos, los empresarios valencianos, los sindicatos y la práctica totalidad de entidades sociales valencianas exigen que se rectifique cuanto antes este discriminatorio sistema, que afecta de lleno al sostenimiento del Estado del Bienestar Social. Pero el ministro Cristóbal Montoro y su mano derecha, el secretario de Estado, Antonio Beteta, se dedican a dar largas y a desautorizar al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, cuando reclama lo que es justo.

Obviamente, están cavando la fosa para la tumba del PP en la Comunidad Valenciana, pero no sé si se percatan de que, indirectamente, también están comenzando a cavar la tumba del propio PP nacional. Si se creen que manteniendo los graneros de votos de Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cantabria y La Rioja, y hundiéndose en la Comunidad Valenciana y Madrid van a volver a ganar las elecciones generales con mayoría holgada, es que están fuera de la realidad.

Fabra con los empresarios valencianos

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en un acto con empresarios valencianos.

De momento, en la Comunidad Valenciana se perfila un gobierno cuatripartito de izquierdas, capitaneado por un PSPV-PSOE a la baja, condicionado por los econacionalistas de Compromís (que se espera que acaparen gran parte del creciente malestar de los valencianos con el maltrato del Estado), más Esquerra Unida (IU) y Podemos.

Un cuatripartito que puede abrir otro frente por el ‘derecho a decidir’ (Compromís, EU y Podemos lo defienden), y el PSPV, aunque defiende un Estado federal unitario, podría alienarse con la posición del PSC (sus hermanos de Catalunya) a favor del ‘derecho a decidir’ si se ve forzado por sus previsibles tres socios de gobierno. La Comunidad Valenciana se convertiría a partir de mayo de 2015 en otro problema gordo para la cohesión territorial de España tal como la concibe el PP, que se sumaría al de Cataluña, el País Vasco y, probablemente, también Navarra. Galicia, de momento, la tiene controlada el PP con la mayoría absoluta de Alberto Núñez-Feijóo.

El PP valenciano podría pasar a la oposición no sólo por los casos de corrupción que le salpican (Carlos Fabra, Pedro Hernández, Gürtel…) y por algunos escándalos como el aeropuerto de Castellón o el cierre de Canal 9, sino, sobre todo, por la sensación de que si gobierna su partido en España la Comunidad Valenciana se lleva las migas del pastel que reparten Montoro y Rajoy, y que engullen Monago y otros. Y encima Alberto Fabra aparece como un mendigo ninguneado constantemente por el Gobierno central, por Génova… y despreciado por el beneficiado Monago, que le llama ‘yuppie’ y ‘mochuelo’ (como a Ignacio González).

Sectores del PP valenciano temen que el runrún que empieza a correrse entre algunos alcaldes y empresarios hasta ahora afines a los populares llegue a concretarse: la creación de un partido autonomista valenciano de centro-derecha. El modelo sería un partido tipo Coalición Canaria o Unión del Pueblo Navarro. Con vocación de gobierno en la Comunidad Valenciana e influyentes en Madrid, reinvidicativos en cuanto a infraestructuras pero sin llegar a tener ningún tipo de aspiración secesionista.

La patronal valenciana está más que harta con Montoro… y empiezan a cansarse también del propio Rajoy. Y no estamos hablando del numeroso empresariado mediano valenciano, que también.

José Vicente González, máximo responsable de Cierval; José Vicente Morata, presidente del Consejo Superior de Cámaras de la Comunitat Valenciana; el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, especialmente crítico con Montoro; Federico Félix, presidente de Pro AVE; el presidente de la Confederación de Empresarios de Castellón, José Roca; Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), o el propio Juan Roig, dueño de Mercadona. Las ramas sindicales de UGT y CCOO apoyan también la reinvidicación y están al tanto de los movimientos.

Los pesos pesados empresariales se están organizando y en cualquier momento van a pegar un puñetazo en la mesa tan fuerte que le pueden saltar las gafas por los aires a Montoro. De momento, más le vale recibirlos pronto y no cabrearlos más.

Los contactos de la patronal valenciana con el poderoso (y de momento silencioso) empresariado madrileño han comenzado. Rajoy tiene que buscar una solución para Cataluña, pero al mismo tiempo debe dejar de asfixiar a la Comunidad Valenciana y a Madrid. El reparto del pastel debe cambiarse y debe ser justo. Si no lo es, habrá movimientos políticos de calado. En Valencia ya se están produciendo.

Ábalos, el hombre fuerte de Pedro Sánchez en Valencia

El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, está perfilando su nueva Ejecutiva, con la que deberá encarar las próximas y decisivas citas electorales (comicios autonómicos y municipales de mayo de 2015 y los comicios generales previstos para noviembre de 2015).

Sánchez quiere realizar una profunda renovación tanto en la cúpula del partido como en la dirección del Grupo Parlamentario. Quiere caras nuevas y gente de confianza.

Pedro Sánchez

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez

Su principal apoyo en su enfrentamiento interno en primarias con Eduardo Madinaha sido la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, la poderosa lideresa del PSOE andaluz.

Pero no ha sido el único. Entre las federaciones más importantes que han apoyado a Pedro Sánchez está la valenciana, si bien el resultado en la Comunidad Valenciana de su  principal adversario Eduardo Madina ha sido bueno, y la victoria del nuevo líder del PSOE, por estrecho margen.

Ximo Puig, líder del PSPV, ha pregonado oficialmente una «neutralidad activa», aunque ha respaldado de tapadillo a Pedro Sánchez. Por contra, sus adversarios internos en la Comunidad Valenciana, tanto Toni Gaspar, como el vicesecretario general y portavoz del PSPV Francesc Romeu han hecho campaña abiertamente por Madina.

En realidad, el más firme de los apoyos a Pedro Sánchez en el PSOE valenciano ha sido el del diputado nacional y secretario general del PSPV de la provincia de Valencia, José Luis Ábalos. Es quien ha estado en el equipo de confianza de Sánchez desde hace semanas y ha preparado con él la estrategia política y los actos de apoyo en Valencia.

Ábalos

El diputado nacional del PSOE José Luis Ábalos

Por ello, ahora Ábalos suena para un puesto relevante en la nueva dirección. Si Sánchez le ofreciera un cargo de relevancia éste debería renunciar a la secretaría general provincial en Valencia.

El gran perdedor en el socialismo valenciano ha sido el portavoz Francesc Romeu, que desafió abiertamente Ximo Puig, dijo que es muy débil y se atrevió a cuantificar en un 60% los apoyos que obtendría Eduardo Madina.

El resultado verdadero ha sido de un 45,5% para Pedro Sánchez, un 41% para Madina y un 13,5% para Tapias, el candidato de la corriente minoritaria Izquierda Socialista.

La cabeza de Romeu ahora podría rodar en el PSPV. Muchos cargos cercanos a Ximo Puig consideran que debe dar un golpe de efecto, destituirlo y quitarse un problema.

Al respecto, argumentan que Francesc Romeu está cuestionando constantemente el liderazgo de Ximo Puig «de una forma desleal». «Si Ximo quiere evitar que haya otros que se atrevan a imitarle, debe cortar de raíz estas insubordinaciones que debilitan mucho al socialismo valenciano».

La gran duda de Rita Barberá: retirarse u optar a la alcaldía de Valencia

Rita Barberá medita mucho sobre la posibilidad de optar a alcaldesa de Valencia en los comicios municipales de mayo de 2015. El reto la atrae, pese a que las encuestas auguran la posible pérdida de la mayoría absoluta del Partido Popular.

Rita Barberá, alcaldesa de Valencia

Rita Barberá, alcaldesa de Valencia. Foto Paco Llopis (20 minutos)

Barberá gobierna Valencia desde 1991 (entonces con un pacto con la hoy casi extinta Unió Valenciana) y ha logrado mayorías absolutas holgadas (en 1995, 1999, 2003, 2007 y 2011).

Ha cambiado la ciudad y la ha diseñado casi a su gusto: la zona portuaria, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Parque de Cabecera (con el moderno zoológico Bioparc) son solo algunas de las grandes obras urbanísticas de Valencia bajo su Alcaldía.

Hay dos escollos (la prolongación de Blasco Ibáñez hacia el mar por el Cabanyal y el Parque Central, el llamado Hyde Park de Valencia) que Rita Barberá da por hecho que se pondrán en marcha antes de las elecciones.

Se ve capaz de salvar la mayoría absoluta del PP, o al menos salvar el Gobierno con un pacto con UPyD, pese a la pujanza de partidos a la izquierda del PSOE como Compromís y ahora Podemos.

Pero al mismo tiempo sabe que son tiempos de cambio. La proclamación de Felipe VI y la abdicación de Juan Carlos I ha hecho que Barberá medite, y mucho, si no es mejor retirarse a tiempo. Ya antes le impactó la retirada del Papa Benedicto XVI y el relevo por el Papa Francisco.

Barberá cuenta con el problema añadido de que, a sus 65 años (el próximo 16 de julio cumplirá 66 años) sabe que aunque salvara la mayoría absoluta (algo muy complicado) tendría difícil agotar toda la legislatura y plantarse en 2019 con 70 años.

Debería presentarse para tratar de ganar y, poco después, retirarse y ceder la alcaldía a algún sucesor, o sucesora, de su equipo más cercano. Eso sí, sería irse por todo lo alto con una nueva victoria electoral.

Y otro problema es que, aún ganando, lo más probable es que tuviera que entenderse con UPyD (a lo mejor con el actor Toni Cantó). Y Rita Barberá, acostumbrada a mandar ella sola, difícilmente llevaría bien eso de ‘cortejar’ a un partido recién llegado (en 2011 la formación de Rosa Díez no logró representación en el Consistorio de Valencia).

Souvenir de Barberá con falleras

Souvenir de Barberá con falleras

Y todo ello sin descartar un tercer supuesto, que sería el más terrorífico para la calificada por Mariano Rajoy como ‘la alcaldesa de España’, sería que la izquierda pudiera gobernar en coalición (un PSOE a la baja, una firme Esquerra Unida, un titubeante Compromís y la pujante Podemos de Pablo Iglesias).

Después de 24 años al frente de la alcaldía, Rita Barberá sabe que los valencianos, los mismos que le han dado gobiernos con más del 55% de los votos, podrían ‘jubilarla’ de forma deshonrosa si dan la mayoría a la izquierda.

¿Dará la cara y se la jugará aún a riesgo de salir por la puerta de atrás? Ella dijo que no es una rata que salta cuando el barco se hunde «porque no se va a hundir», recalcó… Pero Barberá tiene mucho olfato y sabe que el barco está haciendo aguas y hace falta achicar mucha para evitar que encalle en la playa de la Malvarrosa. La decisión es suya y la sabremos pronto. Quizá en septiembre, después de descansar unos días este verano en Jávea (Alicante) y meditar mucho: contrapondrá pros y contras y tomará la decisión final. En el Palacio de la Moncloa (Mariano Rajoy), en la calle Génova número 13 (Dolores de Cospedal) y en Presidencia de la Generalitat Valenciana (Alberto Fabra) están todos a la espera. ¿Qué decidirá?

Blasco, del comunismo revolucionario a conseller del PSOE, del PP, y ahora al trullo

La historia personal de Rafael Blasco es, probablemente, una de las más peculiares entre los políticos españoles.

Rafael Blasco

Fotografía de archivo tomada el 08/03/2012, del exconseller de Solidaridad Rafael Blasco. EFE/Kai Försterling

Nacido en Alzira (Valencia) en 1945, militó en su juventud en varios partidos antifranquistas, primero en el Partido Comunista de España (PCE), luego en el Movimiento Comunista de España (MCE) y posteriormente en el extremista Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), que rechazaba la reconciliación nacional promovida por Santiago Carrillo y apostaba por forzar la caída de la dictadura franquista por métodos que no descartaban la lucha armada. Esta militancia, todavía bajo el franquismo, le llevó a situaciones de exilio.

Ya en democracia, Rafael Blasco se fue acercando al Partit Socialista del País Valencià-PSOE, partido en el que su hermano Francisco fue alcalde de Alzira. Tanto se fue acercando que acabó de conseller de Presidencia del primer gobierno autonómico de Joan Lerma en 1983. Su poder era inmenso en el gobierno socialista.

Blasco se casó con Consuelo Císcar, secretaria personal del ex president de la Generalitat Joan Lerma y hermana de Ciprià Císcar, que también fue conseller de Educación y llegó a ser el número tres del PSOE (secretario de Organización Federal) con Felipe González.

Rafael Blasco fue nombrado conseller de Obras Públicas y Urbanismo en 1985 y en 1989 fue destituido tras una denuncia por sobornos a funcionarios de la Conselleria a cambio de la recalificación de terrenos. El controvertido político se salvó de la cárcel: unas grabaciones telefónicas que le incriminaban supuestamente fueron invalidadas y Blasco resultó absuelto.

Tras su destitución, trató de impulsar un partido político valenciano de corte autonomista, en una operación en la que incluso intentó coaligar a otros dos partidos antagónicos, Unió Valenciana (que llegó a obtener más de 200.000 votos en la Comunitat Valenciana con un discurso anticatalanista) y a Unitat del Poble Valencià (germen del actual Compromís y cercano a tesis favorables al acercamiento político y cultural de Valencia con Cataluña). Blasco intentó ser el puente entre las dos orillas valencianistas para crear una coalición que  impidiera al PP o al PSOE lograr mayorías absolutas y que tuvieran que pasar por sus condiciones, pero fracasó.

Distanciado del PSOE tras su destitución, Blasco se fue aproximando al PP de Eduardo Zaplana, que acabó fichándolo en 1995 como subsecretario de Planificación de la Generalitat. En 1999 lo nombró consejero de Empleo y luego de Bienestar Social. Entre otras leyes, Blasco impulsó la ley de uniones de hecho, una norma que provocó duras críticas del sectro democristiano y más conservador del PP valenciano, pero que Zaplana avaló para tratar de ganar votos de centro a costa del PSOE.

Tras la marcha de Zaplana al Gobierno de Aznar, primero como ministro de Trabajo y luego como ministro portavoz, Blasco prosiguió su proceso camaleónico y se acercó a Francisco Camps, quien venció en las elecciones autonómicas valencianas en 2003. Blasco no tuvo problema en convertirse también en uno de los hombres fuertes de Camps, pese a que éste procedía del sector democristiano del PP valenciano. Del comunismo revolucionario al socialismo institucional y luego al Partido Popular, no tuvo dificultad alguna en pasar del sector ‘liberal’ del PP valenciano al sector ‘democristiano’.

Juicio del caso Cooperación

El juicio oral contra el conseller de Solidaridad y Ciudadanía Rafael Blasco (4i) y otras ocho personas por el supuesto fraude en las subvenciones de la Generalitat para cooperación internacional. EFE/Juan Carlos Cárdenas

Blasco fue nombrado conseller de Territorio, luego de Sanidad y finalmente de la conselleria de Solidaridad y Ciudadanía. Fue durante esta etapa donde fraguó el ‘caso Cooperación’ por el que hoy ha sido condenado a 8 años de prisión. También estalló el caso de los trajes de Gürtel por el que fue imputado Francisco Camps. Y Blasco fue uno de los políticos que más defendió al expresidente de la Generalitat.

Por ello, y tras ganar las elecciones autonómicas de 2011, Camps nombró a Blasco portavoz del PP en Les Corts, quizá también lo sacó de su Gobierno temiendo una posible imputación por el ‘caso Cooperación’, como finalmente ocurrió. Pero Camps tuvo que dimitir, forzado por Rajoy, tras la apertura de juicio oral.

Con la llegada de Alberto Fabra a la presidencia de la Generalitat, el futuro de Blasco en el PP se complicó mucho, especialmente tras su imputación. Fabra le negó el acceso a las reuniones de su gobierno, lo destituyó de portavoz y presionó para que dimitiera y dejara su escaño en Les Corts. Al negarse este, Fabra amenazó con forzar una votación del grupo popular para expulsarlo, pero Blasco accedió a abandonar éste, pero al no renunciar al escaño pasó al grupo de no adscritos.

Ahora, era un cadáver político pendiente de su condena o absolución. La sentencia ha sido contundente. El camaleón Blasco pasará ahora a estar enjaulado, entre las rejas de prisión.

Alberto Fabra (PP) y Ximo Puig (PSOE) quedan muy tocados en Valencia

Tanto el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, como el líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, quedan tocados, muy tocados, tras el desplome del PP y del PSOE el domingo en las elecciones europeas.

El Partido Popular ha bajado en la Comunitat Valenciana del 52,8% de 2009 al 29% del domingo, mientras que el PSPV ha caído del 37,4% al 21,6%. Dos bruscos descensos que, pese a todo, parece que no han hecho mella en ambos dirigentes políticos.

González Pons con Fabra

El eurodiputado del PP, Esteban González Pons, con el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra

Fabra, de hecho, parece sentirse satisfecho tras haber ganado por 7,5 puntos al PSOE, pero su formación ha sufrido un castigo espectacular. Corrupción, recortes, deuda, aeropuerto sin aviones, cierre de Canal 9, sin reforma de la financiación autonómica… todo ello ha calado no sólo en los votantes críticos de centro-izquierda, sino también en el tradicional votante del PP.

Y Ximo Puig también parece estar contento por haber recortado bastante la abismal distancia con el PP y porque la formación de la gaviota perdería su mayoría absoluta de extrapolarse estos resultados a unas elecciones autonómicas. No obstante, Puig no puede obviar que los socialistas valencianos también se han pegado un batacazo descomunal, perdiendo 16 puntos y cosechando una nueva derrota electoral, pese a que habían difundido el rumor de que podían ganar en votos en la Comunitat Valenciana.

Sin duda, el electorado valenciano de izquierdas sigue viendo al PSOE como responsable, junto al PP, de los recortes de estos últimos años a nivel nacional, de los desahucios y del incremento del paro, así como de aplicar sin rechistar todas las órdenes de la ‘troika’, como ha recalcado hasta la saciedad Pablo Iglesias, líder de Podemos, y que tanto ha asumido parte de la ciudadanía.

¿Qué pasará ahora? Ambos, Fabra y Puig, se han debilitado (bastante más el presidente de la Generalitat) pero el partido no está sentenciado: en política un año es mucho (y poco). Los dos partidos cuentan con una militancia muy numerosa, experiencia en mil batallas políticas y un resorte institucional (sobre todo el PP que gobierna la Generalitat, las tres diputaciones provinciales y los cuatro grandes ayuntamientos de la Comunitat) que seguro que, pese a la fuerte caída del bipartidismo, les mantendrá al frente de las encuestas hasta 2015.

Ximo Puig tiene a favor que el PP sólo podría entenderse con UPyD, no con Podemos, EU ni Compromís. Unas Cortes fragmentadas le interesa para quebrar la mayoría popular, pero le complicaría gobernar a partir de 2015.

Alberto Fabra, por su parte, necesitará recuperar los 4,6 puntos que le han birlado Ciudadanos y Vox, movilizar a su electorado abstencionista (deberá presentar listas electorales limpias de corrupción, un proyecto ilusionante y, sobre todo, confiar en que la recuperación económica se traduzca en decenas de miles de puestos de trabajo). También tendrá que tener cohesionado el partido y eso significa no apoyarse sólo en unos pocos dirigentes.

Si no lo logra, perderá la mayoría absoluta y su carrera política se acabará. Y después de hacer todo esto, además, deberá tender puentes a UPyD para, en el caso de poder gobernar conjuntamente, no ver cómo en el último momento la formación magenta se entiende con el PSOE y EU. Una tarea, por tanto, nada fácil.

El líder del PSPV, Ximo Puig

El secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, en rueda de prensa tras conocerse el resultado electoral de las elecciones europeas. EFE/Gustavo Grillo.

Ximo Puig, por su parte, necesitará trasladar a la sociedad que va a liderar un proyecto del centro-izquierda valenciano que, por muy plural que sea, pasa por él. Deberá tratar de recuperar miles de votos que se han ido a Podemos, EU y Compromís para gobernar con la máxima independencia posible, y si es sólo con EU mejor.

El proceso de primarias (con sus pequeños problemas) fue positivo, un signo de regeneración y aperturismo. Pero Puig deberá seguir en la misma línea y tendrá que predicar con el ejemplo en asuntos como la corrupción y las imputaciones: no vale pedir que el PP prescinda de sus imputados y defender a los suyos (caso de Orengo, ex alcalde de Gandia y portavoz del PSPV en la Diputación de Valencia).

Y por último, ambos, Fabra y Puig, dependerán también de cómo lo hagan sus partidos a nivel nacional. Si el Gobierno de Rajoy recrudece sus recortes, endurece la reforma laboral y sigue exprimiendo el Estado del Bienestar Social para cumplir con el objetivo de déficit, Alberto Fabra puede despedirse de volver a presidir la Comunidad Valenciana. Necesitará el presidente de la Generalitat que la economía mejore, que se creen los 600.000 puestos de trabajo prometidos en España entre 2014 y 2015 (unos 60.000 en la Comunitat) y aún así el gobierno estaría en el aire.

Ximo Puig necesita que el PSOE supere la crisis interna tras la dimision de Rubalcaba y acertar al posicionarse en la elección del sucesor: en el Congreso de Sevilla apoyó a Carme Chacón, lo que le distanció de Rubalcaba. Si el PSOE se cohesiona en torno a un proyecto renovado, Puig se beneficiará, pero si el proceso se cierra en falso y hay crisis de liderazgo a nivel federal, el ex alcalde de Morella podría perder opciones de gobernar la Comunitat.

En definitiva, ambos quedan debilitados (Ximo Puig algo menos), pero son los que siguen teniendo más opciones que nadie (casi los únicos) de gobernar la Comunitat Valenciana a partir de las próximas autonómicas de mayo de 2015.