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"No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras" Juan Luis Vives

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Pablo Casado, el preferido por Génova para candidato a alcalde de Madrid

Pablo Casado

El vicesecretario general del PP, Pablo Casado. (EFE)

La dimisión de Esperanza Aguirre como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid era algo esperado por la dirección nacional del Partido Popular tras estallar el escándalo de corrupción que ha llevado a Ignacio González, ex presidente de la Comunidad de Madrid, a la prisión de Soto del Real.

Aguirre ya tenía escasas posibilidades de repetir como candidata del PP a la alcaldía de Madrid en los próximos comicios municipales previstos para mayo de 2019, pero su dimisión por el ‘caso Lezo’ despeja el camino a la dirección nacional del PP que preside Mariano Rajoy para ‘limpiar’ el grupo municipal de los sectores aguirristas y apostar por una cara joven que simbolice una apuesta por la regeneración.

Cristina Cifuentes, apoyada por Rajoy, logró el gobierno regional con el apoyo de Ciudadanos tras los comicios autonómicos de mayo de 2015, después de que Génova descabalgara a Ignacio González como candidato. Posteriormente, tomó el control en febrero de 2016 de la gestora del PP de la Comunidad de Madrid tras la dimisión de Aguirre como presidenta regional por otro escándalo de corrupción que afectaba a una de las personas de máxima confianza de la ex lideresa, el ‘caso Granados‘. Y finalmente, Cifuentes fue refrendada como presidenta del PP de Madrid en marzo de 2017 con el apoyo del 93% de los militantes.

Sin embargo Cifuentes pasó a convertirse en una poderosa dirigente territorial que, como ya había hecho anteriormente Esperanza Aguirre con Rajoy, empezaba a volar sola, en muchas ocasiones desmarcándose de la línea oficial del aparato de Génova, como por ejemplo apoyando una mayor democracia interna en el partido o mayor contundencia contra la corrupción.

Cifuentes y Aguirre

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y la dimitida Esperanza Aguirre. (EP)

Contrapoder a Cifuentes

Por ello, en Génova se considera que no es conveniente que el posible próximo candidato, o candidata, a alcalde de Madrid sea un político sumiso a Cifuentes, sino todo lo contrario, alguien con ambición que pueda marcar perfil propio y, si es necesario, convertirse en un contrapoder al frente de la capital de España a la propia Cifuentes, como lo fue Alberto Ruiz-Gallardón con Esperanza Aguirre.

En la cúpula del PP, según fuentes de la dirección nacional, se cree que es factible recuperar la alcaldía de Madrid mediante un pacto de gobierno con Ciudadanos, ya que se da por seguro que Manuela Carmena, con una importante valoración social, no volverá a presentarse al frente de una confluencia de partidos liderados por Podemos.

Además, el PSOE está inmerso también en una batalla interna entre afines a Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López que podría perjudicar los intereses electorales del Partido Socialista, así como la búsqueda de un candidato, o candidata, de garantías.

Pero en el PP creen que necesitan un candidato de primer nivel para optar a recuperar la alcaldía y por ello en Génova creen que Pablo Casado es la persona idónea para lograrlo. Casado, ex jefe de gabinete de José María Aznar, está siendo leal a Mariano Rajoy, quien lo designó vicesecretario general de Comunicación.

Casado, criado en el PP de Madrid

Aunque Casado es diputado por Ávila, en realidad es un perfecto conocedor del PP de Madrid, de hecho fue el presidente regional de Nuevas Generaciones justamente con Esperanza Aguirre al frente del PP regional.

En la cúpula nacional del PP no prevén que Cifuentes intente promover a ningún candidato alternativo, ya que consideran que es la principal interesada en que su partido presente a un aspirante de primera fila en Madrid capital que le ayude a ganar con el mejor resultado posibles las elecciones autonómicas.

Garrido, mano derecha de Cifuentes

No obstante, si Cifuentes intentara promover a algún político de su estricta confianza, como su consejero de Presidencia, portavoz del Gobierno y secretario general de Madrid, Ángel Garrido, en Moncloa y Génova están decidido a jugar muy fuerte la baza de Casado.

En Génova admiten que Garrido, mano derecha de Cifuentes, es un perfecto conocedor del Ayuntamiento Madrid (estuvo al frente de las juntas de distrito de Latina, Usera y Chamberí, Villa de Vallecas y Retiro), pero consideran que es un auténtico desconocido para el gran público, especialmente en comparación con Pablo Casado. Por ello, creen que la presidenta de la Comunidad de Madrid no planteará ningún tipo de batalla.

La ministra García-Tejerina

La ministra García-Tejerina (EP)

Otras posibles candidatas, como la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina (número 3 del PP al Congreso de los Diputados por Madrid), son opciones que Moncloa se reserva ante eventuales cambios en la política madrileña y nacional, tan alterada por los escándalos de corrupción.

Toni Cantó naufraga en Valencia: los sondeos dejan a UPyD fuera de Les Corts

Dos encuestas conocidas en un breve intervalo (una de Metroscopia publicada por El País el 9 de octubre y otra de Sigma Dos difundida por el PP valenciano el 14 de octubre) coinciden en que UPyD, la formación que lidera Rosa Díez, no entraría, a día de hoy, en Les Corts Valencianes al no superar la barrera electoral del 5% de los votos a nivel autonómico. Sigma Dos le otorga un 3,8% de los votos y Metroscopia aún menos, un 3,3%.

El diputado de UPyD Toni Cantó. (EFE)

El diputado de UPyD Toni Cantó. (EFE)

Tal resultado sería un fracaso absoluto para la formación magenta, especialmente porque en los pasados comicios europeos de junio logró un buen resultado, 8,47% de los votos (147.723 sufragios). Y porque además el diputado nacional y conocido actor Toni Cantó será previsiblemente su candidato a presidente de la Generalitat: este sábado se enfrentará en primarias a otros dos candidatos, los desconocidos José Vera (un médico de 75 años de Elche) y Ernesto Santillán (un dirigente de Valencia que tiene cierto predicamento entre las bases).

Es cierto que las encuestas son sólo eso encuestas, pero sí apuntan tendencias, y la de UPyD en la Comunidad Valenciana, uno de sus principales graneros de voto, no es nada buena pese al fuerte desgaste tanto del PP como, en menor medida, del PSPV-PSOE.

¿Qué ha pasado para que UPyD no sólo vea frenado su ascenso, sino que incluso sufra un significativo retroceso?

En mi opinión varios factores están debilitando a la formación magenta de Rosa Díez y Toni Cantó, no sólo en la Comunidad Valenciana sino en toda España.

Una muy importante es la potente irrupción de Podemos, el partido de Pablo Iglesias, que con su mensaje ‘anticasta’ y ‘antiprivilegios’ ha eclipsado a UPyD como el partido abanderado de la regeneración política. E incluso los ha englobado dentro del ‘establishment’ y, por tanto, una parte más de la ‘casta’.

Otro asunto que ha debilitado, y mucho, a UPyD es su guerra interna a raíz del hipotético pacto con Ciudadanos. Los improperios cruzados entre el eurodiputado Francisco Sosa Wagner, defensor de la alianza con el partido de Albert Rivera, y los diputados nacionales Irene Lozano y Carlos Martínez Gorriarán sin duda ha dañado la imagen de partido de aire fresco y sensato de UPyD.

El pasado 19 de agosto Wagner denunció que en UPyD hay “prácticas autoritarias”, en alusión sin citarla a Rosa Díez. Por su parte, Lozano contestó al día siguiente que “es difícil” que alguien “iguale en mezquindad” al eurodiputado por el que sólo dos meses antes pedían el voto. Y Martínez Gorriarán fue más allá: acusó a Sosa Wagner, que fue el cabeza de lista de UPyD al Europarlamento, de practicar “corrupción política pura, ha engañado masivamente, es un mentiroso al 100%”.

La guerra interna, que ha derivado en apertura de expedientes disciplinarios para todos ellos, no ha acabado, aunque sí ha menguado. Wagner, de hecho, se congratuló del nombramiento de Miguel Arias Cañete como comisario europeo de Energía, mientras que horas después Martínez Gorriarán la consideró “una mala noticia”.

Albert Rivera

El presidente de Ciutadans, Albert Rivera.

El posible pacto con Ciudadanos, que es prácticamente imposible según confiesan fuentes de la dirección de UPyD, sigue debilitando a la formación de Rosa Díez. De hecho, Albert Rivera, casi omnipresente en ciertos medios de comunicación nacionales debido al proceso independentista que se vive en Cataluña, aprovecha para presentar a Ciudadanos como un partido nacional, nuevo, defensor de la unidad de España y que, según dice, a diferencia de UPyD antepone los intereses nacionales a los de partido, al buscar una alianza con Rosa Díez. Le va comiendo terreno, creando estructuras internas por todas las comunidades y realizando un mensaje similar en asuntos como la defensa de la unidad de España, mientras les acusa de no tender puentes, sino lo contrario, hacia un pacto electoral. Y UPyD no está sabiendo combatir a nivel comunicativo la inteligente estrategia de Ciudadanos y Albert Rivera.

Pero el resultado final puede ser que ambos partidos obtengan unos resultados pobres en muchas comunidades y ayuntamientos, al quedar fragmentados. Para Ciudadanos no sería tan malo porque sería su primera intentona, seguramente entrará en bastantes ayuntamientos pequeños y medianos, y, además, prevé un crecimiento significativo en Cataluña. Pero sí para UPyD, un partido más obligado a dar un salto cuantitativo y cualitativo importante, especialmente en un contexto de una crisis económica, social y política que ya dura seis años y que está debilitando mucho al bipartidismo tradicional.

Comunidad Valenciana, fragmentación política

Una de las pruebas es la Comunidad Valenciana donde UPyD y Ciudadanos, de poder entrar con fuerza en el Parlamento valenciano y los principales ayuntamientos (Valencia, Alicante, Elche, Castellón…) pueden quedar fuera de casi todos ellos.

González Pons con Fabra

El eurodiputado del PP, Esteban González Pons, con el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra

Volviendo a los sondeos, ambos arrojan un retroceso del PP, que, aún ganando con claridad, perdería la mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana y lograría entre 32 diputados (Metroscopia) y 43 (Sigma Dos) con entre un 30% y un 36,4%. En el Parlamento valenciano están en juego 99 diputados, la mayoría absoluta se logra a partir de 50.

La segunda fuerza sería el PSOE que lograría entre 23 y 29 diputados. Podemos irrumpiría con mucha fuerza, al conseguir entre 17 y 20 escaños. Tanto Compromís como Esquerra Unida accederían también al Parlamento valenciano, pero con mucha menos fuerza de la prevista por la irrupción de Podemos: Compromís, coalición en la que tanto Mònica Oltra como Enric Morera aspiran a ser los candidatos a presidir la Generalitat, lograría entre 10 y 14 escaños; Esquerra Unida, por su parte lograría entre 5 y 7 diputados.

Así, lo lógico es que hubiera un pacto cuatripartito de izquierdas, en el que Podemos resultaría clave. El problema es que Pedro Sánchez, líder del PSOE, ya ha dicho que descarta pactar con “los populistas” de extrema izquierda, a quienes equipara con la extrema derecha francesa de Marie Le Pen.

Ximo Puig

El líder del PSPV, Ximo Puig, en la votación del secretario general del PSOE.

De acatar las órdenes de Pedro Sánchez, el líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, necesitaría entonces poder sumar más diputados que el PP con una alianza con Compromís y Esquerra Unida, para formar un gobierno en minoría, con el PP y Podemos en la oposición y que, juntos, sumarían más diputados que el equipo de gobierno.

Otra opción de gobierno sería un pacto PP-PSOE, el preferido por la clase empresarial valenciana, pero descartado en principio por Ximo Puig. Esta hipotética alianza sí sumaría una clara mayoría absoluta.

Y otra posibilidad de gobierno, con la que sueña Alberto Fabra, el actual presidente de la Generalitat, sería un gobierno en minoría del PP, con pactos puntuales con el PSPV-PSOE como socio prioritario, y casi exclusivo. Para ello, el PP valenciano necesitaría lograr una clara victoria electoral, cerca de la mayoría absoluta, que el PSOE quedara con un muy mal resultado y Podemos casi alcanzara a los socialistas.

Un Ximo Puig debilitado tendría muy complicado conformar un gobierno cuatripartito, de hecho el candidato de Podemos (que aún se desconoce) podría reclamarle ser el presidente, o presidenta, de la Generalitat Valenciana.

Pero para todo esto aún faltan mucho, las elecciones autonómicas son el 24 de mayo de 2015. Todos los partidos políticos tienen margen de mejora, y de empeoramiento.

Fabra versus Fabra: el corrupto Carlos se acerca a prisión, Alberto rechaza el indulto

El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, hace bien en oponerse al indulto del otro Fabra, de Carlos, el expresidente de la Diputación de Castellón condenado a 4 años de prisión por defraudar 700.000 euros a Hacienda.

Carlos Fabra

El ex presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, en 2013 ante la Audiencia Provincial.

Militantes del PP fieles al polémico Carlos Fabra recogieron firmas para pedir su indulto, pero el jefe del Consell, quien ha hecho de la contundencia contra los presuntos corruptos su principal seña de identidad, ha dejado bien claro que ni el PP ni su Gobierno apoyarán la petición de indulto. «En ningún caso», advirtió.

No en vano, lo contrario sería un insulto a los ciudadanos, que asisten atónitos a escándalos de corrupción como Gürtel, Emarsa o Blasco en la Comunidad Valenciana, los ERE y los cursos de formación en Andalucía, o el caso Pujol en Cataluña...

Cierto es que la petición de indulto es un derecho que asiste a todo ciudadano, pero haría bien Carlos Fabra en dejar ya de dañar  a su expartido con peticiones que sabe que están condenadas al fracaso.

Se negó a dimitir todos estos años, incluso cuando le abrieron juicio oral, y lo que es peor, en su partido le permitieron que siguiera en el puesto. En 2011 fue relevado en la Diputación de Castellón y luego al frente del partido por el joven Javier Moliner, la persona que él eligió pero que no tardó en soltar lastre de Carlos Fabra, mostrarse contundente contra todo indicio de corruptelas y eliminar a la vieja guardia afín al exdirigente.
Ahora, dos dirigentes políticos del PP de Castellón, que crecieron bajo la sombra del control político en su partido, casi absoluto, de Carlos Fabra en la provincia, han sido los más contundentes contra éste: Alberto Fabra, ex alcalde de Castellón y actual presidente de la Generalitat, y Javier Moliner, actual presidente de la Diputación y del PP provincial. Seguramente son los más conscientes del daño que ha provocado a su partido el que antaño fuera intocable líder de los populares de Castellón. Carlos Fabra está más cerca de ingresar en prisión.

Blasco, del comunismo revolucionario a conseller del PSOE, del PP, y ahora al trullo

La historia personal de Rafael Blasco es, probablemente, una de las más peculiares entre los políticos españoles.

Rafael Blasco

Fotografía de archivo tomada el 08/03/2012, del exconseller de Solidaridad Rafael Blasco. EFE/Kai Försterling

Nacido en Alzira (Valencia) en 1945, militó en su juventud en varios partidos antifranquistas, primero en el Partido Comunista de España (PCE), luego en el Movimiento Comunista de España (MCE) y posteriormente en el extremista Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), que rechazaba la reconciliación nacional promovida por Santiago Carrillo y apostaba por forzar la caída de la dictadura franquista por métodos que no descartaban la lucha armada. Esta militancia, todavía bajo el franquismo, le llevó a situaciones de exilio.

Ya en democracia, Rafael Blasco se fue acercando al Partit Socialista del País Valencià-PSOE, partido en el que su hermano Francisco fue alcalde de Alzira. Tanto se fue acercando que acabó de conseller de Presidencia del primer gobierno autonómico de Joan Lerma en 1983. Su poder era inmenso en el gobierno socialista.

Blasco se casó con Consuelo Císcar, secretaria personal del ex president de la Generalitat Joan Lerma y hermana de Ciprià Císcar, que también fue conseller de Educación y llegó a ser el número tres del PSOE (secretario de Organización Federal) con Felipe González.

Rafael Blasco fue nombrado conseller de Obras Públicas y Urbanismo en 1985 y en 1989 fue destituido tras una denuncia por sobornos a funcionarios de la Conselleria a cambio de la recalificación de terrenos. El controvertido político se salvó de la cárcel: unas grabaciones telefónicas que le incriminaban supuestamente fueron invalidadas y Blasco resultó absuelto.

Tras su destitución, trató de impulsar un partido político valenciano de corte autonomista, en una operación en la que incluso intentó coaligar a otros dos partidos antagónicos, Unió Valenciana (que llegó a obtener más de 200.000 votos en la Comunitat Valenciana con un discurso anticatalanista) y a Unitat del Poble Valencià (germen del actual Compromís y cercano a tesis favorables al acercamiento político y cultural de Valencia con Cataluña). Blasco intentó ser el puente entre las dos orillas valencianistas para crear una coalición que  impidiera al PP o al PSOE lograr mayorías absolutas y que tuvieran que pasar por sus condiciones, pero fracasó.

Distanciado del PSOE tras su destitución, Blasco se fue aproximando al PP de Eduardo Zaplana, que acabó fichándolo en 1995 como subsecretario de Planificación de la Generalitat. En 1999 lo nombró consejero de Empleo y luego de Bienestar Social. Entre otras leyes, Blasco impulsó la ley de uniones de hecho, una norma que provocó duras críticas del sectro democristiano y más conservador del PP valenciano, pero que Zaplana avaló para tratar de ganar votos de centro a costa del PSOE.

Tras la marcha de Zaplana al Gobierno de Aznar, primero como ministro de Trabajo y luego como ministro portavoz, Blasco prosiguió su proceso camaleónico y se acercó a Francisco Camps, quien venció en las elecciones autonómicas valencianas en 2003. Blasco no tuvo problema en convertirse también en uno de los hombres fuertes de Camps, pese a que éste procedía del sector democristiano del PP valenciano. Del comunismo revolucionario al socialismo institucional y luego al Partido Popular, no tuvo dificultad alguna en pasar del sector ‘liberal’ del PP valenciano al sector ‘democristiano’.

Juicio del caso Cooperación

El juicio oral contra el conseller de Solidaridad y Ciudadanía Rafael Blasco (4i) y otras ocho personas por el supuesto fraude en las subvenciones de la Generalitat para cooperación internacional. EFE/Juan Carlos Cárdenas

Blasco fue nombrado conseller de Territorio, luego de Sanidad y finalmente de la conselleria de Solidaridad y Ciudadanía. Fue durante esta etapa donde fraguó el ‘caso Cooperación’ por el que hoy ha sido condenado a 8 años de prisión. También estalló el caso de los trajes de Gürtel por el que fue imputado Francisco Camps. Y Blasco fue uno de los políticos que más defendió al expresidente de la Generalitat.

Por ello, y tras ganar las elecciones autonómicas de 2011, Camps nombró a Blasco portavoz del PP en Les Corts, quizá también lo sacó de su Gobierno temiendo una posible imputación por el ‘caso Cooperación’, como finalmente ocurrió. Pero Camps tuvo que dimitir, forzado por Rajoy, tras la apertura de juicio oral.

Con la llegada de Alberto Fabra a la presidencia de la Generalitat, el futuro de Blasco en el PP se complicó mucho, especialmente tras su imputación. Fabra le negó el acceso a las reuniones de su gobierno, lo destituyó de portavoz y presionó para que dimitiera y dejara su escaño en Les Corts. Al negarse este, Fabra amenazó con forzar una votación del grupo popular para expulsarlo, pero Blasco accedió a abandonar éste, pero al no renunciar al escaño pasó al grupo de no adscritos.

Ahora, era un cadáver político pendiente de su condena o absolución. La sentencia ha sido contundente. El camaleón Blasco pasará ahora a estar enjaulado, entre las rejas de prisión.

¿Influye algo Valencia en Madrid?

Bauzá y Fabra

Los presidentes de Baleares,  Bauzá, y la Comunidad Valenciana, Fabra.

Un servidor, que trabaja y vive en Madrid, tiene la sensación de que la Comunitat Valenciana pinta poco, muy poco, en los ámbitos de decisión política y empresarial de España.

Aquí es donde se cuece casi todo lo gordo (grandes inversiones extranjeras, los contratos millonarios de obra pública estatal, incluso las grandes campañas mediáticas o publicitarias, que pueden catapultar a una región o castigarla…).

¿Pinta algo la Comunitat Valenciana? En mi opinión, Valencia, Alicante y Castellón son vistas en Madrid como zonas de buenas playas, donde se come bien y se roba mucho.

En la capital del reino, lo que importa ahora es si llega de una vez (y cómo) la recuperación económica en España, cómo se resuelve el ‘problema’ catalán o saber si el Real Madrid o el Atlético ganan la Liga y la Champions.

Monago y Floriano

El presidente de Extremadura, Monago, con el número 3 del PP, Floriano.

Por ello, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, puede olvidarse de que su órdago por lograr que se cambie la financiación autonómica en esta legislatura le salga bien. No es una prioridad para Rajoy y sí un engorro (como suele dejar claro Montoro).

Ni Monago (presidente de Extremadura), ni Cospedal (presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP) ni Núñez-Feijoo (presidente de Galicia y persona muy influyente en Rajoy) quieren saber nada de perder dinero en un nuevo sistema de financiación autonómica (ni Aragón, Cantabria, Asturias…). Si ha de ser, que acabará siendo, será durante la próxima legislatura y dependiendo de cómo vaya el tema catalán y de qué partido y con qué fuerza gobierne en España.

Madrid (Ignacio González) y Baleares (Bauzá) son dos buenos aliados de Alberto Fabra, pero insuficientes aún para dar la vuelta a la tortilla. Así que el tema de la financiación no será más que un espejismo que, por mucho que se  insista desde Valencia, no va a ninguna parte ahora. Es más, sólo sirve para evidenciar que la Comunitat Valenciana hoy en día pinta poco… porque Rajoy no va a abrir ese melón antes de las elecciones europeas, ni tampoco de las municipales y autonómicas ni de las generales. Como mucho habrá reuniones para aparentar que se avanza, pero poco más.

Fabra con Bataller

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, con el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, imputado en Gürtel.

¿Y la corrupción? Por mucho que Alberto Fabra fulmine a presuntos corruptos de su partido, en Madrid queda como eso, como que en el PP valenciano está repleto de ladrones. A la ciudadanía sí le gusta que los dirigentes políticos sean contundentes contra los corruptos, pero sus ‘adversarios’ internos en el PP nacional (Monago entre ellos) pueden aprovechar la corrupción en Valencia (que inevitablemente acaba aireando Fabra con su contundencia) para debilitar las pretensiones de modificación del sistema de financiación autonómica del presidente valenciano.

¿Y el PSOE valenciano? De momento ni está ni se le espera… Ximo Puig es casi desconocido en el resto de España y, aunque se está moviendo (se ha dejado ver con Susana Díaz o Pere Navarro), su influencia en Madrid es casi nula. Las encuestas dicen que, a día de hoy, el socialista Puig podría llegar a gobernar en la Comunitat Valenciana (aunque sería en un gobierno tripartito y desde una posición de debilidad, condicionado por Compromis (partidarios de plantar cara a Madrid sin contemplaciones y reorientarse hacia Cataluña) y, en menor medida, Esquerra Unida.

Ximo Puig con Rubalcaba

El líder del PSPV, Ximo Puig, con el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

¿Y los empresarios valencianos, influyen? ¿Hay un lobby que presione y logre inversiones? Hoy por hoy, nada de nada. En Madrid conocen a «Roig, el de Mercadona». Y poco más.  La Confederación Empresarial Valenciana (CEV) o la patronal Cierval deberían tratar de articular un grupo influyente en Madrid, promocionar la Comunitat Valenciana, explicar y tratar de convencer al empresariado madrileño, y a los políticos gubernamentales, de que construir el Corredor Ferroviario Mediterráneo es bueno para ellos, es bueno para España. Convencerles de que Valencia y Barcelona deben también estar conectados por AVE. En definitiva, pintar algo.

El llamado ‘poder valenciano’ que acuñó el expresidente de la Generalitat y ex ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, (este sí, bien enraizado en los círculos de influencia de la sociedad madrileña) no es real. No existe.

El edil con la supuesta ‘raya’ de coca, Carlos Fabra y twitter

Vicente Adsuara, el ex concejal del PP de Nules que ha dimitido tras difundirse por las redes sociales una imagen suya en la que supuestamente preparaba una ‘raya’ para esnifar cocaína (cosa que el niega rotundamente) es un ejemplo.

Adsuara, exconcejal del PP de Nules

Adsuara, presentando la guía del contribuyente del Ayuntamiento de Nules.

Pero no un ejemplo de comportamiento ejemplar por dimitir ya que tal actuación, sea cierta o no, es censurable para un político. No. Me refiero a que es un ejemplo de que con el auge de las redes sociales (twitter, facebook, etc) cualquier político puede verse abocado a un serio problema por comentarios o imágenes que, se trate de bromas o no, pueden truncar sus carreras.

Adsuara era una promesa del PP de Castellón. Apuntaba alto, pero una mala imagen difundida por twitter, y posteriormente por los medios de comunicación, ha acabado con sus expectativas.  Dentro de su partido, tenía sus apoyos y sus adversarios. Entre estos últimos, tenía uno poderoso: Javier Moliner, actual presidente provincial y de la Diputación Provincial y sucesor del polémico Carlos Fabra.

Moliner quiere barrer todo lo que huela a Carlos Fabra, condenado por varios delitos de corrupción. Y no le tiembla el pulso a la hora de sustituirlos. Pero Adsuara también tenía otros apoyos, además del polémico Carlos Fabra. El dimitido edil de Nules iba para presidente provincial de Nuevas Generaciones de Castellón, y contaba con el apoyo de la expresidenta regional y diputada autonómica Verónica Marcos (afín al secretario general del PPCV, Serafín Castellano).

Carlos Fabra

El expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, durante su declaración en el juicio contra él por tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal. EFE/Domenech Castelló

Moliner, que desconfiaba de Adsuara por su afinidad al encarcelado Carlos Fabra y a Serafín Castellano, dio el poder en Nuevas Generaciones de Castellón a Pablo Roig, concejal de Catí al que posteriormente nombró diputado provincial. Ahora, el presidente de NNGG de Castellón es Gonzalo Bautista, de Villarreal y también leal a Moliner.

La relación de Adsuara, antes de dimitir por el asunto de la fotografía de la raya de cocaína, también era distante con el alcalde de Nules. Mario García. De hecho, Mario García también forma parte del equipo de Moliner en la Diputación de Castellón.

Tras esta dimisión, por tanto, no sólo hay un caso de conducta inapropiada difundida por las redes sociales. Subyace también la lucha por la renovación en el PP de Castellón que impulsa Javier Moliner y que pretende enterrar la etapa de Carlos Fabra, histórico dirigente popular de la provincia que tiene una imagen pésima en toda España tras sus condenas judiciales por varios delitos.

Adsuara, exconcejal del PP

El alcalde de Nules, Mario García, con Adsuara, concejal que dimitió por el escándalo de la foto de la cocaína.

Este error de Adsuara, prestarse a que le fotografíen con una supuesta raya de ‘cocaína’ (se supone que alguien de su entorno), sirve a su vez a Moliner para continuar con la defenestración de Carlos Fabra y sus afines en el PP de Castellón.

En Génova (sede nacional del PP) se avala el relevo generacional y político emprendido por Javier Moliner para pasar página definitivamente a la época de Carlos Fabra. Y Adsuara, que pretendía amenazar el control de Moliner entre los jóvenes del PP de Castellón, es ya historia en política. Como Carlos Fabra.

Adsuara no es ni será el primer político que cae por sus propios errores… multiplicados por la implacable onda expansiva de las redes sociales.