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"No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras" Juan Luis Vives

Archivo de junio, 2016

Prisiones, Seguridad Social, selección vasca… el PP teme el peaje del PNV

Las cuentas están claras para que Mariano Rajoy pueda superar la investidura como presidente del Gobierno y formar un nuevo Ejecutivo. O bien logra la abstención del PSOE, que sería suficiente para iniciar la legislatura con el voto a favor del PP, o bien logra que voten a favor Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y la abstención o voto a favor de Nueva Canarias.

Rajoy con Urkullu

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el lehendakari, Íñigo Urkullu.

Desde el PP están trabajando en ambas direcciones. Por un lado, tratar de convencer al PSOE de que facilite la investidura y “la conformación del Gobierno cuanto antes por el bien de España”. Para ello, Rajoy está dispuesto a ofrecer un Gobierno de coalición al Partido Socialista. Si se niega, al menos reclamara su abstención. En el PP recalcan que “la sociedad española no aguantaría unas terceras elecciones” y confían en que, llegados a este extremo y aunque fuera en el último minuto, el PSOE no bloquearía la investidura de Rajoy.

En esta línea se han manifestado dirigentes del PSOE como Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, o el ex ministro Javier Solana. La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ha dejado claro que corresponde a Rajoy buscar los apoyos para conformar gobierno entre los partidos de centro-derecha, pero también ha sentenciado que el PSOE debe estar en la oposición y que no puede haber de ninguna manera unas terceras elecciones generales.

Pero la posición actual de la Ejecutiva del PSOE es votar en contra de la investidura de Rajoy y, por ello, el PP ha iniciado el plan B, también difícil: buscar el apoyo de Ciudadanos, el PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias.

El acuerdo con el Partido Nacionalista Vasco se antoja harto complicado para el PP. Y por ello Rajoy prevé encomendar a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría la tarea de negociación con los huesos más duros, el lehendakari Urkullu y el presidente del PNV Andoni Ortuzar. Rajoy y Santamaría estarán coordinados también con el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso.

El lehendakari Urkullu

El lehendakari Urkullu

Un punto que dificulta mucho el entendimiento con el PNV es que las elecciones autonómicas vascas se celebrarán el próximo mes de octubre, y al lehendakari Íñigo Urkullu no le interesa mucho dar una imagen de entendimiento ni con el PP, ni menos aún con Ciudadanos, partido que defiende la supresión del Concierto Económico y de las diputaciones provinciales y forales. Ambas pretensiones suponen un «ataque al autogobierno vasco», según fuentes del PNV.

Pero el PP, que como los nacionalistas vascos defiende el Concierto y las diputaciones forales, confía en apelar a la tradición histórica de entendimiento del PNV con el Gobierno central, especialmente cuando PP o PSOE gobiernan en minoría y les necesitan. A cambio, claro está, deberán otorgar contrapartidas beneficiosas para Euskadi.

¿En qué consiste la llamada ‘agenda vasca’?

Ortuzar, presidente del PNV

Ortuzar, presidente del PNV

En primer lugar la transferencia de todas las competencias que faltan del Estatuto de Gernika. Según el Gobierno vasco faltan 24 materias pendientes de transferir, entre ellas la gestión del régimen económico de la Seguridad Social y la política penitenciaria.

El Ejecutivo vasco ha reclamado en varias ocasiones asumir en su presupuesto lo que gasta la Seguridad Social en prestaciones contributivas en Euskadi, que rondaría los 7.000 millones de euros.

Este punto es complicado para lograr un entendimiento, ya que el PP, y también Ciudadanos, siempre han mostrado su oposición a lo que consideran ruptura de la caja única de la Seguridad Social. El PNV alega que se trata de cumplir el Estatuto de Gernika.

La gestión de las prisiones vascas, que ya están transferidas en Cataluña, será probablemente otra de las exigencias del PNV al Partido Popular. Históricamente, los Gobiernos de España tanto del PSOE como del PP se han negado a transferir la gestión de las cárceles vascas al Ejecutivo vasco, y el PNV tampoco las ha reclamado con verdadera insistencia.

Pero después de que la banda terrorista ETA anunciara en octubre de 2011 el cese definitivo de su actividad armada, el Gobierno del PP podría plantearse la cesión, aunque inicialmente se opondrá, especialmente si es una exigencia irrenunciable del PNV, tanto la gestión de los centros penitenciarios como el acercamiento de presos etarras a las prisiones de Euskadi (actualmente diseminados por cárceles del resto de España).

Quedan otras competencias autonómicas menos relevantes, relativas al turismo, meteorología, agricultura… que no debería haber problema en que el Gobierno central las cediera al Ejecutivo vasco, si hubiera acuerdo.

¿Y cuáles son los puntos más alejados entre el PNV y el PP?

El denominado por el nacionalismo nuevo Estatus de Euskadi no ha sido muy concretado por el PNV ni tampoco por el lehendakari Iñigo Urkullu, pero podría asemejarse al llamado plan Ibarretxe, aunque con una nomenclatura más suave. Los nacionalistas vascos son conscientes de que el sentimiento independentista ha caído mucho en Euskadi en los últimos años, y es solo del 21% de los ciudadanos. De hecho, Urkullu se ha desmarcado del proceso separatista catalán e incluso lo ha criticado abiertamente.

Eso no quita, no obstante, que el PNV pretenda superar el Estatuto de Gernika con un ambicioso nuevo Estatus que refuerce el autogobierno, aunque está todavía por concretar. En su aspiración máxima podría llegar a considerar al País Vasco un Estado libre asociado a España, y con capacidad de autodeterminación.

Tanto fuentes del PNV como del PP dan por hecho que este punto no será una exigencia de negociación, porque supondría la ruptura inmediata de todo posible acuerdo. No obstante, desde el PNV recalcan que Urkullu concretará en qué consiste el nuevo Estatus vasco tarde o temprano, posiblemente tras las elecciones autonómicas de octubre y una vez quede despejado el horizonte político a nivel vasco, español y europeo (salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, posible referéndum de independencia en Escocia…).

Selección vasca de fútbol

Selección vasca de fútbol

Y otro punto que aleja al PNV del PP y de Ciudadanos son las selecciones nacionales vascas. Es una antigua aspiración nacionalista, tener una selección de fútbol propia (y del resto de deportes) que en Euskadi contaría con el apoyo no solo del PNV y Bildu, sino también de Podemos. Solo se oponen el PSE y el PP, partidos ambos con menor respaldo social. Por su parte, Ciudadanos es casi marginal en Euskadi.

Dadas las enormes dificultades de lograr un pacto entre el PP y el PNV, Rajoy encomendará a Soraya Sáenz de Santamaría, con toda probabilidad, la negociación con el lehendakari Urkullu y con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, para buscar todos los posibles puntos de entendimiento. Rajoy asumirá la primera ronda exploratoria de contacto.

Fuentes del PP aseguran que si el PNV antepone la voluntad pactista con peticiones asumibles, sean las que sean, se podrán entender. En cambio, “si se tiran al monte con reclamaciones soberanistas inconstitucionales significará que quieren forzar una ruptura de negociaciones”. Llegados a este extremo, el PP efectivamente romperá negociaciones con el PNV y presionará al PSOE para que se abstenga y facilite la gobernación de España.

Fuentes socialistas y populares coinciden en augurar que el PNV ganará las próximas elecciones en el País Vasco, pero sostienen que será con poca distancia sobre Podemos. Urkullu, en ese caso, posiblemente necesitará el apoyo del Partido Socialista de Euskadi, e incluso del PP. Los partidos constitucionalistas le darían respaldo, pero tendría que renunciar a un nuevo estatuto inspirado en el plan Ibarretxe. En la oposición podrían quedar, según las fuentes socialistas y populares, Podemos y Bildu.

En cambio, si Podemos venciera al PNV, podría haber un gobierno del partido de Pablo Iglesias, con el apoyo de Bildu y, posiblemente, también del PSE.

El tablero político vasco también influye, y mucho, en el tablero político español. Y la partida vasca dificulta un entendimiento, al menos de forma rápida, entre el PP y el PNV.

Lo que exigirán Coalición Canaria y Nueva Canarias a Rajoy para apoyarle

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha anunciado que se va a reunir con todos los partidos para sondear la posibilidad de lograr su apoyo de cara a la investidura a la que deberá someterse por encargo del Rey Felipe VI. Rajoy mantiene que su oferta principal será un gobierno de gran coalición con el PSOE, acuerdo al que también prevé sumar a Ciudadanos.

Rajoy

El presidente del PP, Mariano Rajoy.

Ese es el plan A, pero el importante es el plan B, el que se está preparando ya en Moncloa.

Para que la investidura salga adelante, Rajoy necesita 176 votos a favor, o más síes que noes. Si logra que Ciudadanos, el PNV y Coalición Canaria le voten a favor, y Nueva Canarias (el famoso Pedro Quevedo) vote a favor o se abstenga, Rajoy sería investido presidente, no habría terceras elecciones generales y España tendría nuevo gobierno.

Después vendría un gobierno en minoría, que aprobaría leyes, o modificaciones de leyes, en función de la geometría variable, con estos partidos como socios preferentes, fundamentalmente Ciudadanos, pero no exclusivos, según aseguran fuentes del PP que auguran una gobernabilidad complicada. Rajoy prevé buscar grandes acuerdos posteriores con el PSOE en materia de política internacional o seguridad, y también acuerdos, fundamentalmente, a nivel económico con el PNV, Coalición Canaria e incluso con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Y también reformas de regeneración política pactadas con Ciudadanos, a la que ofrecerán sumarse a todos los partidos, también en este ámbito buscando el acuerdo con formaciones en las antípodas del PP como Unidos Podemos.

Pedro Quevedo

Pedro Quevedo, diputado de Nueva Canarias

En el PP dan por hecho que, aunque no será fácil, lograrán un entendimiento con Ciudadanos. Están dispuestos a sentarse y negociar con el partido de Albert Rivera todas las medidas que sean necesarias, siguiendo el ejemplo del acuerdo de gobierno que cerraron entre Cristina Cifuentes (PP) e Ignacio Aguado (C’s) en la Comunidad de Madrid.

Pero primero es la investidura, y para ello Rajoy necesita atraerse a los nacionalistas canarios, no sólo a C’s y el PNV, que serían los socios más importantes.

¿Qué van a reclamar los nacionalistas canarios?

Tanto Coalición Canaria como Nueva Canarias van a exigir, según dan por hecho en la dirección del PP, la que denominan ‘agenda canaria’, una propuesta de máximos que deberá negociarse para llegar al acuerdo.

La modificación del régimen económico y fiscal (REF) será el eje principal de la negociación. El REF se ha reformado en su vertiente fiscal durante la legislatura 2011-2015– y Coalición Canaria ya pactó con el Gobierno de Rajoy una serie de beneficios fiscales para Canarias que, entre otra cosas, han permitido por ejemplo que Brad Pitt ruede junto a Marion Cotillard la película Allied en Las Palmas de Gran Canaria. Y no solo por lo bonita que es la isla, sino también por los nuevos beneficios fiscales. No en vano, Gran Canaria cerrará este año con un récord de rodajes y repercusión económica de su incipiente industria cinematográfica.

Del régimen económico y fiscal falta por negociar, y actualizar, la parte económica. Y es aquí donde los nacionalistas canarios van a poner toda la carne en el asador.

Ana Oramas

Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria

La diputada de Coalición Canarias, Ana Oramas, lo ha dejado claro: “El régimen económico contiene todas las claves para garantizar la igualdad con el resto del territorio no solo en materia económica sino en cuestiones que nos afectan a nuestra vida cotidiana, como el descuento de viaje por residente, la subvención de la desalación de agua, la compensación del sobrecoste de la energía, las ayudas para abaratar el sobrecoste del transporte de las mercancías o las bonificaciones al transporte en guagua”.

Oramas, no obstante, sostiene que la negociación será complicada e incluso augura que la investidura no se dará hasta octubre, y será con otro candidato del PP, apoyado por Ciudadanos, el PNV y CC. En el PP creen que es una estrategia de negociación.

El segundo punto que van a reclamar los nacionalistas canarios: un convenio entre el Estado y el Gobierno de Canarias para impulsar un plan contra el paro juvenil. Podría rondar los 70 millones de euros anuales.

Un tercer punto. Actualizar con más inversión presupuestaria los convenios con el Estado en obras hidráulicas, carreteras, costas y empleo. En carreteras, por ejemplo, va a ser una exigencia fundamental de los nacionalistas canarios la finalización de la carretera de La Aldea, en Gran Canaria: una vía repleta de curvas que une el municipio de La Aldea de San Nicolás con el de Agaete. Otra carretera fundamental para que CC y NC permitan la investidura de Rajoy es la construcción del anillo insular en Tenerife.

Cuarto punto. Respaldo económico a los patronatos por la rehabilitación de diversas zonas turísticas tanto en Puerto de la Cruz, en Tenerife, como en San Bartolomé de Tirajana, en Las Palmas.

Y quinto punto importante. Gestión de los aeropuertos por parte del Gobierno canario. Es una reclamación del Ejecutivo insular que actualmente está dirimiéndose en los juzgados.

En el Gobierno en funciones que preside Mariano Rajoy esperan, además, una complicada reclamación por parte de Nueva Canarias, y en concreto del presidente del Cabildo de Gran Canaria y uno de los hombres fuertes del partido, Antonio Morales.

Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria

Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria

El Ejecutivo central quiere rebajar el enorme gasto que supone la generación de energía eléctrica en Canarias, 1.300 millones de euros en 2020, y 2.600 millones en 2030.

Para ello, tanto el Gobierno estatal del PP como el autonómico de Coalición Canarias, presidido por Fernando Clavijo, y apoyado por el PSOE, son favorables a la apertura de dos regasificadoras, una en Tenerife y otra en Gran Canaria, con el objetivo de introducir el gas en ambas islas.

Sin embargo, Morales, de Nueva Canarias, se opone y apuesta por agilizar los trámites para el desarrollo de energías renovables. De hecho, ha declarado que «la guerra del gas» la van a ganar. Y en este punto cuenta con el apoyo de Podemos y el PSOE local. Este puede ser uno de los puntos de fricción.

¿Quién negociará con los nacionalistas canarios en nombre del PP?

Desde el entorno de Mariano Rajoy aseguran que el presidente del Gobierno en funciones es un perfecto conocedor del régimen económico y fiscal canario, y de los problemas y reclamaciones del Gobierno canario.

En 1996 ya negoció con Coalición Canaria en multitud de ocasiones como ministro de Administraciones Públicas. Además, recalcan que incluso tiene una casa familiar en el sur de Gran Canaria y considera a las islas Afortunadas su “segunda tierra”. Además, cree que pueden lograr un entendimiento con el presidente de Nueva Canarias, Román Rodríguez, a quien consideran un político pragmático que “antepone los intereses de Canarias sobre los de partido”.

No sería de extrañar que el propio Rajoy, o alguien de su máxima confianza en su nombre, intervenga en la negociación de los asuntos principales.

En el PP dan por hecho el entendimiento con Coalición Canaria y Nueva Canarias en las subvenciones al turismo o en ayudas al transporte del plátano, y creen que la revisión del Régimen Económico y Fiscal “se puede negociar y se negociará”.

Mucho más complicado será la cesión de la gestión de los aeropuertos y la paralización de plantas regasificadoras.

Fuerte caída del nacionalismo canario

La fuerte caída a nivel electoral del nacionalismo canario también puede ayudar al entendimiento, ya que tanto Coalición Canaria como Nueva Canarias necesitan vender al electorado canario que votarles es efectivo porque logran inversiones para su tierra.

En las elecciones generales del pasado 26 de junio solo obtuvieron un escaño, el de Coalición Canaria, de 15 en juego. Y eso que es el partido que gobierna ininterrumpidamente Canarias desde 1993 con pactos alternos con el PSOE o el PP.

Por su parte, Nueva Canarias logró el escaño gracias a ir en las listas del PSOE. De hecho, no es descartable que tanto CC como NC inicien un acercamiento progresivo con la vista puesta en las elecciones autonómicas y municipales de 2019 y estudiar una posible alianza electoral.

Y para ello una acción conjunta para lograr inversiones del Gobierno central en Canarias estos años podría convertirse en un éxito para dos partidos nacionalistas que ahora están claramente a la baja ante la fortaleza tradicional, también en Canarias, del PP y el PSOE, a la que se han sumado Podemos y Ciudadanos.

Escocia quiere otro referéndum tras el ‘brexit’; el secesionismo catalán también

La victoria de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea tiene múltiples consecuencias. Una de ellas es que está rebrotando el sentimiento independentista en Escocia, donde se ha impuesto en la votación la permanencia en la Unión Europea, a diferencia de Inglaterra y Gales.

La primera ministra de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, amenazó con solicitar un segundo referéndum de independencia si Gran Bretaña optaba por la salida de la UE, como así ha sido. Con un rotundo 62% de los votos frente a un 38%, los nacionalistas escoceses han decantado la balanza hacia la permanencia en Europa, en contraste con Inglaterra y Gales, donde mayor es el sentimiento de pertenencia al Reino Unido.

Independentistas catalanes a favor de la secesión de Escocia del Reino Unido

Independentistas catalanes a favor de la secesión de Escocia del Reino Unido

En 2014 ya hubo un referéndum en Escocia sobre la independencia, pactado entre el primer ministro británico, David Cameron, y el entonces primer ministro de Escocia, Alex Salmond. La victoria del No a la independencia fue rotunda, un 55,3% frente a un 43,7%, lo que supuso la posterior renuncia de Salmond.

Nicola Sturgeon tomó las riendas del Partido Nacionalista Escocés y en las elecciones generales británicas de 2015 logró una contundente victoria: los nacionalistas obtuvieron 56 de los 59 escaños, cuando en 2010 solo habían logrado 6 escaños.

Esa victoria, lograda por la concentración del voto nacionalista en el SNP frente la división de los probritánicos entre conservadores, laboristas y liberales, ha dado alas a Sturgeon para plantear un nuevo referéndum de independencia y la salida de la UE es una excusa perfecta.

Está por ver qué pasará en Londres, quién y cuándo sucederá a David Cameron, y si permitirá otro referéndum en Escocia después de que hace solo dos años se haya celebrado uno con un resultado muy claro a favor de la permanencia en Gran Bretaña.

¿Y las consecuencias en España?

El independentismo catalán reclama también un referéndum de independencia y pone el escocés como ejemplo a seguir. En Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se ha abogado mayoritariamente por defender una consulta pactada con el Estado, mientras que la CUP reclama una declaración unilateral de independencia y en ERC no se descarta, ante la negativa del Gobierno español a celebrarlo.

No obstante, los resultados de las elecciones autonómicas en Cataluña el 27 de septiembre de 2015, planteadas como plebiscitarias por el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, arrojaron una victoria en escaños de los partidos independentistas, pero una victoria en votos de los partidos que defienden, cada uno con sus matices, la permanencia de Cataluña en España (52% frente al 48%).

Puigdemont con el ex primer ministro escocés, Salmond

Puigdemont con el ex primer ministro escocés, Salmond

Ahora, los independentistas catalanes esperan a los resultados del 26 de junio en las elecciones generales para ver si un nuevo gobierno en España facilitaría un referéndum en Cataluña. No parece nada fácil ya que el único de los partidos con opciones de gobernar que defiende la consulta, Unidos Podemos, necesitaría, según todas las encuestas, gobernar apoyado al menos por el Partido Socialista, que rechaza un referéndum en Cataluña. El PSOE, al igual que el PP y Ciudadanos, sostienen que en un hipotético referéndum deberían votar el conjunto de los españoles, y no sólo los pertenecientes a una Comunidad Autónoma. Incluso, Pablo Iglesias se ha mostrado dubitativo sobre este asunto en la campaña electoral, asegurando que no debe ser una línea roja para poder conformar un gobierno con los socialistas, pero remarca que es su apuesta y no renuncia a celebrarlo en Cataluña. el País Vasco y Galicia.

Tanto ERC como CDC ponen como condición para apoyar a cualquier posible gobierno en España la celebración del referéndum… mientras miran de reojo a Escocia.

Gordó, aspirante a liderar CDC y relegar a la guardia pretoriana de Artur Mas

Germà Gordó, diputado de Junts pel Sí, acaba de hacerse famoso a nivel estatal después de que haya trascendido que Daniel de Alfonso, jefe de la oficina Antifraude de Cataluña, propusiera su nombre al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, como hombre a potenciar para derrocar al expresidente de la Generalitat, Artur Mas, al frente de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).

Germà Gordó

Germà Gordó

Pero ¿quién es Germà Gordó?

Gordó, nacido en La Pobla de Segur, Lleida, en 1963, es abogado y fue conseller de Justicia desde 2012 a 2016. Tras el pacto entre Junts pel Sí y la CUP, Puigdemont accedió a la presidencia de la Generalitat tras exigir la formación antisistema la salida de Artur Mas. Gordó fue defenestrado a diputado por Puigdemont, pero ostenta un puesto relevante, presidente de la Comisión de Justicia del Parlament de Cataluña.

Fuentes de CDC aseguran que nunca se ha sentido cómodo ni con la lista única con ERC auspiciada por Artur Mas y su guardia pretoriana, Francesc Homs (cabeza de lista de CDC por Barcelona al Congreso de los Diputados y ex portavoz de la Generalitat) y Jordi Turull, secretario general de CDC, ni con el pacto con la CUP, un partido considerado antisistema y de extrema izquierda y muy alejado a las ideas políticas, económicas y sociales de Germà Gordó por una gran parte de la militancia tradicional de la antigua CiU.

Gordó ha cargado en un blog de reciente creación contra «el populismo de Ada Colau» y contra «la dinámica anticapitalista de la CUP».

Político ambicioso y decidido, tampoco ha dudado en ir preparando una alternativa sólida, desde las bases, para vencer a Artur Mas y su camarilla en el próximo congreso de CDC. Para ello, ha cuestionado abiertamente la estrategia de Mas de cambiar el nombre histórico del partido, Convergència Democràtica de Catalunya.

Por el contrario, Gordó ha lanzado dos nombres que están calando en las bases convergentes en las redes sociales, «Orgull convergent» y «Nova Convergència», cuya página en twitter utiliza la cuatribarrada oficial catalana, no la bandera independentista estelada.

Germà Gordó, no obstante, ha mantenido la disciplina siempre en el Parlament de Catalunya en todas las votaciones a favor del proceso independentista. Eso sí, también es partidario de que CDC recupere el diálogo con el Ejecutivo central, gobierne quien gobierne, y aboga por no saltarse las leyes y por realizar un referéndum de autodeterminación pactado con el Estado, nunca una declaración unilateral de independencia.

Gran conocedor de la vertebración de Cataluña (fue secretario general de la Asociación Catalana de Municipios y Comarcas), sabe que la militancia de CDC está desorientada tras sucesivas elecciones muy a la baja en respaldo social, también por los pactos con fuerzas de izquierda e incluso antisistema, y por la escisión con su aliado histórico, Unió Democràtica de Catalunya (UCD), el partido de Josep Antoni Duran i Lleida, con quien Gordó tiene buenas relaciones.

En el fondo, Gordó, y otros dirigentes convergentes, temen un próximo gobierno en Cataluña conformado por ERC, En Comú Podem y el PSC, y una travesía en el desierto de CDC como fuerza política menor en la oposición.

Por ello está decidido a dar guerra frente a quienes considera culpables de la caída progresiva de CDC y de la pérdida de su identidad liberal tradicional.

El pasado mes de abril, el ex conseller de Justicia almorzó con el conseller de Cultura, Santi Vila, y los presidentes de las diputaciones de Tarragona, Josep Poblet, y de Lleida, Joan Rañé, en busca de apoyos de cara al próximo congreso. También cargó contra Homs, principal aliado de Artur Mas, por no buscar el diálogo con el Ejecutivo central, con el argumento de que no hay otra salida y que es lo que siempre ha hecho históricamente CDC.

Sin embargo, el escándalo de las conversaciones entre De Alfonso, director de la oficina Antifraude de Cataluña, (que también ha implicado a Albert Rivera) y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, puede debilitar sus opciones de asaltar el liderazgo de CDC, tanto porque desde el independentismo afin a Mas le pueden acusar de conspirar con las cloacas del Estado como porque puede parecer que su compromiso con la independencia de Cataluña es falso.

Francesc Homs con Artur Mas

Francesc Homs con Artur Mas

No obstante, salvo retirada inesperada de Gordó a causa de este escándalo, la batalla está servida en el seno de CDC: Artur Mas controla aun muchos resortes de poder vinculados a la Administración y el Gobierno de Puigdemont, pero Gordó lleva meses pateándose las sedes y agrupaciones locales de CDC por toda Cataluña y también tiene fuerza entre la militancia de la ciudad de Barcelona, donde desde hace años está muy implicado en la asociación ciudadana Barcelona 2020, una entidad nacionalista.