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Crisis y defensa del Estado del Bienestar

Joaquin Estefanía, uno de los mejores divulgadores económicos que conozco, nos ofrece hoy un análisis espléndido de la crisis del Estado del Bienestar en los países que lo disfrutaron desde el fin de la II guerra mundial.

Estefanía firma en la portada de El País de hoy. Un espléndido análisis, pero…

Soy fan de Estefanía, pero hoy peca de cierto pesimismo. Habla, sobre todo, (con gran erudición) de la crisis profunda que sufre el modelo socialdemócrata, que salvó al capitalismo desde el crack del 29 hasta la caída del muro de Berlín en 1989 y venció al fascismo y al comunismo. No le falta razón. El declive es cierto, y las razones que lo explican son claras en su análisis, pero las reacciones potentes en su defensa, también. Y eso le falta.

Análisis de Joaquín Estefanía, en la portada de Ideas, en El País de hoy.

Cientos de miles de ciudadanos se manifiestan hoy mismo en Madrid y ayer lo hicieron en París reclamando sanidad publica y jubilaciones dignas. El laborismo británico está en auge, enterrando a los conservadores matarifes del Estado del Bienestar. Donald Trump perdió las elecciones y Bolsonaro, también. Tanto Trump en EE.UU. como Bolsonaro en Brasil fracasaron en sus respectivos asaltos violentos a los pilares sus respectivas democracias, después de haber dejado el Estado del Bienestar hecho un guiñapo. Y el presidente Joe Biden prometió solemnemente hace unos días subir los impuestos a los más ricos para luchar contra la desigualdad rampante en EEUU donde «los multimillonarios pagan menos impuestos que un bombero o una enfermera». Por tanto, hay motivos para cierto optimismo, querido Joaquín. «Los males de la Democracia se curan con más Democracia» (no recuerdo al autor de esta frase). Amén.

Joaquín Estefanía (con barba), presentando mi libro («La prensa libre no fue un regalo») en el Ateneo, junto a Manuel Saco, autor del preámbulo.

Joaquín y yo hemos compartido años de trabajo, codo con codo, en El País y de lucha anti franquista, y hemos defendido con convicción el Estado del Bienestar desde los años de la ominosa Dictadura de Franco. Nunca faltaron en esos debates nuestros amigos Emilio Ontiveros e Iñaki Santillana, entre otros ilustres miembros del «circulo de Rascafría». A pesar de los pesares, lo que ha ocurrido en España desde entonces hasta hoy (pasamos de 1.500 a 30.000 dólares per capita) ha sido casi un milagro. La realidad, en ocasiones, parece increíble.
Sin embargo, por muy pesimista que nos parezca su análisis, vale la pena leerlo y subrayarlo. Lo recomiendo vivamente. Es una llamada de atención, casi de alarma, a los ciudadanos y a los líderes políticos para que espabilemos y no nos dejemos robar lo que queda en pie del Estado del Bienestar que tanto trabajo y sacrifico compartido nos costó construir. Y felicito a Pepa Bueno, directora de El País, por llevar este asunto a la portada. Ya era hora. Gracias.

Portada de mi libro (aun hay disponibles algunos ejemplares😀) en el que dedico un capítulo, cargado de ingenuidad y buena fe, a la construcción del Estado del Bienestar en tiempos de Adolfo Suárez y Abril Martorell.

El primer trabajo que Iñaki Santillana y yo hicimos en 1979 sobre el Estado de Bienestar (inexistente) en España («Informe sobre necesidades sociales básicas») me costó una cariñosa bronca de Fernando Abril Martorell, vicepresidente económico del Gobierno Suárez.
Copio y pego las páginas de mi libro de memorias sobre ese asunto:

Página 356

Página 357

Página 358

Página 359

Como colofón, no puedo evitar copiar y pegar (sin apenas rencor) un sabroso párrafo textual que Estefanía  nos regala del ex presidente José María Aznar, calificado de «hombrecillo insufrible» por su correligionario el canciller alemán Helmut Kohl. Es una pequeña joya del amigo español del ex presidente George W. Bush, con quien nos llevó a la invasión ilegal de Irak…, al trágico 11-M-2004 y a las mentiras de ETA y no Al Qaeda en el 11-M que le costaron al PP perder, con razón, las elecciones generales.

«Nuestro país quiso entrar en Europa, pronto hará cuatro décadas que lo logró, no solo en busca de las libertades perdidas en el franquismo, sino también para disponer del mismo sistema de protección social que los países más avanzados de nuestro entorno. Así fue en casi todos ellos, excepto en los que se oponían de hecho al Estado de bienestar por motivos ideológicos aunque lo defendiesen de palabra.

«En el año 1991, apenas un lustro después de la entrada de España en la Unión Europea, el líder de la derecha José María Aznar escribía: “Sólo aspiran a un resurgimiento del Estado de bienestar quienes siguen deseando ese modelo dirigista. ¿Merece entonces la pena hablar de Estado de bienestar? Es necesario hacerlo porque hay algo incuestionable: el Estado de bienestar es incompatible con la sociedad actual. Tenemos que tenerlo muy claro: el Estado de bienestar se ha hundido solo por su propia insuficiencia y anacronismo. Al llegar a este punto, es difícil evitar una sugerencia electoralista: ¿qué encubre el debate apropiado y mantenido por los socialistas sobre el Estado de bienestar? Un complejo de inferioridad” (Libertad y solidaridad, Planeta).

Reconozco que sobre «complejo de inferioridad», Aznar puede hablar con autoridad, por su propia experiencia. De eso, sabe.

Perdonar, siempre. Olvidar, nunca.

 

 

 

Suárez rompió los cordones sanitarios contra el PCE, CC.OO., UGT y USO

En 1977, tal día como hoy, 28 de abril, el presidente Suárez rompió todos los «cordones sanitarios» contra los sindicatos ilegales Comisiones Obreras, UGT y USO. Unas semanas antes, el 9 de abril, sábado santo, había cortado también el cordón sanitario que el franquismo había impuesto contra el PCE durante 40 años.

Legalización de los sindicatos CC.OO., UGT y USO

La decisión de Suárez, apoyada en un informe confidencial de suma importancia, realizado por mi paisano Andrés Cassinello, su jefe de Información (embrión del CESID), fue la primera piedra imprescindible para poder construir la Democracia y enterrar la Dictadura. El rechazo a la violencia por parte de Santiago Carrillo, líder de los comunistas, y el consenso de las demás fuerzas políticas (salvo las franquistas) permitieron la recuperación de las libertades.

Adolfo Suárez, el presidente del Gobierno que rompió col «cordón sanitario» contra el PCE y los sindicatos ilegales.

He tenido el privilegio de leer ese informe secreto que el teniente general Cassinello ha incluido en sus memorias (aún inéditas). Es un texto contundente, muy bien razonado, capaz de convencer entonces al pres¡dente Adolfo Suárez de la conveniencia y la utilidad de legalizar al Partido Comunista para poder consolidar la Democracia. La ausencia de violencia era un compromiso fundamental para poder dar ese paso histórico que permitiría la alternancia en el Poder decidida por la soberanía popular.

Charla animada con el teniente general Cassinello (centro derecha, en la foto) y otros dos almerienses.

Ahora se habla mucho de establecer o no un cordón sanitario contra VOX, el partido de extrema derecha populista que no condena claramente las balas de CETME (un arma militar) que han recibido por correo varios políticos españoles como aviso o amenaza de muerte. Bildu es un partido legal porque renunció al uso de la violencia. Los herederos de los terroristas de ETA cambiaron las balas por los votos y están hoy pacíficamente en las instituciones públicas. No hay lugar para cordón sanitario contra Bildu. Tampoco puede haberlo contra VOX siempre que condene explícitamente el uso de la violencia. Frente a las amenazas de muerte recibidas por el ministro del Interior, la directora de la Guardia Civil y el candidato Pablo Iglesias, la candidata de VOX, Rocío Monasterio, ha renunciado claramente a condenarlas. Peor aún, ha hecho burla y mofa de ellas. Supongo que rectificará y condenará explícita y claramente todo uso de la violencia en Democracia. Si no lo hace, VOX se expone no solo a un cordón sanitario, que impida pactar con ellos, sino a ser declarado ilegal por la Justicia.

La base de la Democracia es la alternancia en el poder en ausencia de violencia. Si VOX no acepta esta base esencial, deberá ser prohibido como partido político. Cordón sanitario es una expresión equívoca que no me gusta. La Democracia es el imperio de la Ley igual para todos. Si VOX se coloca fuera de la Ley, al no condenar la violencia, desaparecerá como partido político y se convertirá en una partida de la porra. Creo que es pronto para llamar fascistas a los miembros y votantes de VOX. El fascismo se basa en dos pilares: el uso de la violencia y el cambio de un sistema democrático por otro totalitario. Los de VOX aún no han llegado a eso por mucho que se les vea el plumero. Por eso, sería bueno no llamarles fascistas sino atraerles al campo democrático... si se dejan.