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El óleo de Carmen de Burgos ya está en su barrio

Acabo de recibir una foto del óleo de Carmen de Burgos, Colombine, que su autora, Ana Westley (awestley.com), ha donado al Hotel Catedral para que estuviera cerca de la casa de la Calle Mariana, donde nació la almeriense más relevante del siglo XX. Pronto acudiré allí, en peregrinación, a rendir pleitesía a la mayor defensora de los derechos de la mujer en la historia reciente de España. Contra el negacionismo machista y rampante de VOX yo reivindico a nuestra Colombine. El cuadro está situado en la subida a la espléndida terraza con vistas a la Alcazaba y a la Catedral. De día goza de una iluminación privilegiada procedente del antiguo patio de luces.

El óleo de Colombine en la subida a la terraza del Hotel Catedral.

Este óleo y la obra magna de Asunción Valdés («Revivir, la nueva Carmen de Burgos») fueron presentados a la vez en Almería, en el aljibe árabe del emir Jayrán (siglo XI), en el Hotel Catedral. Un acto emocionante e inolvidable.

 

Asunción Valdés y Ana Westley en el aljibe de Jayrán del Hotel Catedral de Almería.

El óleo es espectacular. Claro que no soy objetivo. Ana Westley es almeriense consorte y lleva casada conmigo más de 53 años. Dejó el periodismo (ex New York Times, ex Wall Street Journal, etc) para dedicar su tiempo a la pintura. Gracias, Ana, por este homenaje pictórico a mi paisana más ilustre.

Artículo publicado en La Voz de Almería.

Tras la incineración del cuerpo de nuestro querido Ramón Lobo, Nieves Concostrina dirigió la procesión cívica por el Cementerio Civi de Madrid. Seguíamos el itinerario que Ramón había dejado detallado en sus instrucciones. Entre las tumbas que debíamos visitar y adornar con flores de sus coronas estaba la de Carmen de Burgos.

Oleo de Carmen de Burgos, por Ana Westley (awestley.com)

Ante la Tumba de Colombine hace años… Hoy apenas se puede leer su nombre tallado en granito.

La tumba de Carmen de Burgos, Colombine, cuyo nombre, tallado en el granito, apenas se puede leer. Prometo ir con acrílico negro para restaurar el nombre de mi paisana, la primera periodista en nómina de España.

 

La resurrección de Carmen de Burgos, en Almería

Un retrato al óleo y un libro sobre Carmen de Burgos (1867-1932), la principal defensora de la mujer en el siglo XX, serán presentados el viernes, 19 de mayo a las 12:00h. en el Hotel Catedral de Almería. Con este motivo, ayer publiqué en La Voz de Almería este artículo:

Mi artículo en La Voz de Almería, 14 de mayo 2023, sobre Carmen de Burgos

Ya que algunos jubilados, como yo, pueden tener problemas para leer la página del diario, copio y pego a continuación el mismo texto en Word.

Retrato al óleo sobre madera de Carmen de Burgos obra de Ana Westley (awestley.com)

Almería, quién te viera… (28)

J.A. Martínez Soler

Carmen de Burgos (libro y óleo) en el barrio donde nació

Nuestra paisana, Carmen de Burgos, principal defensora de la mujer en el siglo XX, nació en la calle Mariana, con vistas a la Plaza Vieja. Por eso, Asunción Valdés y Ana Westley (awestley.com) le rendirán homenaje, con un libro y un retrato al óleo, respectivamente, el próximo viernes, 19 de mayo a las 12.00 horas, en el aljibe árabe del hotel Catedral, muy cerca de donde nació “la divorciadora”, la mujer más odiada y perseguida por el dictador Francisco Franco.

Carmen de Burgos, Colombine, primera española redactora en nómina, primera corresponsal de guerra, pionera del feminismo moderado, defensora de la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre, contraria a la pena de muerte, pragmática, posibilista y testaruda, fue una adelantada a su época. Todos los defensores de los derechos de la mujer estamos en deuda con ella.

Para saldar en parte esa deuda, dos mujeres excepcionales le rendirán honores en su tierra. Mi colega y amiga Asunción Valdés (ex directora del Telediario y ex jefa de prensa del rey Juan Carlos I) lo hará presentando su ópera prima (que para mí ya es su “obra magna”) dividida en dos tomos: “Revivir. La nueva Carmen de Burgos”.

Asunción Valdés, con su obra, acompañada, de pie, por Ana Westley, autora del retrato de Carmen de Burgos.

En 1916, preguntaron a Colombine cual sería su legado póstumo. Proféticamente, ella respondió: “Mi resurrección”. Asunción le da la razón. Ana Westley (mi esposa, almeriense consorte desde hace 54 años y mi maestra en feminismo), también pone sus pinceles al servicio de su resurrección, dándole un porte elegante y maduro, segura de sí misma.

Carmen murió, republicana, en 1932, y al terminar la guerra civil, en 1939, Franco incluyó su nombre (la única mujer) en la lista de autores prohibidos y mandó quemar todas sus obras, más de 250. La condenó a la danmatio memoriae, un castigo fatal inventado por los romanos para borrar la memoria de sus adversarios más temidos. Fue perseguida por subversiva por el general Saliquet, almeriense consorte de triste memoria, siete años después de muerta. La única fallecida encausada. Sus libros fueron quemados en la desembocadura del río Andarax. La Dictadura decretó el eclipse total de una de las mujeres más importantes del siglo XX. Hasta que murió el tirano. Un año después, en 1976, comenzó su resurrección. La librería/editorial Cajal publicó entonces “Carmen de Burgos, defensora de la mujer”, avance de la tesis doctoral de Elizabeth Starčervić.

Los almerienses, incluso los más interesados en la defensa de la mujer, no sabíamos quien era Colombine. Como ella, yo soy almeriense, periodista, feminista, laico, ateneísta y de corazón republicano… y no tenía ni idea de quien era Carmen de Burgos. De joven, descubrí la figura de esta paisana mía por puro azar. Con 21 años, trabajé en TVE para investigar y documentar el programa “España, Siglo XX”.  En la hemeroteca se me apareció, por primera vez, Carmen de Burgos con sus “Notas femeninas”. En ellas, colaba con disimulo sus ideas europeas y modernas en una sociedad atrasada, intolerante, anclada en el pasado. Ella quería “adelantar la civilización en España”, el sueño de Azaña.

El segundo flash de Colombine lo recibí cuando, hace 14 años, mis colegas almerienses Miguel Naveros y Federico Utrera (coautor de “La voz silenciada. Memorias de Colombine”) y la escritora Marijé Orbegozo me llevaron un día al Cementerio Civil de Madrid. Fue en octubre de 2009. Asistí allí a un emotivo homenaje. Hubo música de Bach y Casals y poemas de José Hierro, Pablo Neruda y Miguel Hernández, flores tricolor y discursos de María Soriano y Concha Núñez, ante la tumba recién restaurada de Carmen de Burgos. Está muy cerca del mausoleo de Nicolás Salmerón.

Con Marijé Orbegozo, Federico Utrera y Miguel Naveros, pariente de Carmen de Burgos, entre otros, en el Cementerio Civil de Madrid en octubre de 2009 ante la tumba de Colombine.

Aquella conmemoración íntima de la muerte de Carmen de Burgos (ocurrida hace ahora 91 años) despertó definitivamente mi interés y el de mis colegas por rescatar la memoria, verdaderamente democrática, de nuestra paisana. Muy pronto, al conocer parte de su obra (La rampa, Puñal de claveles, El arte de ser mujer, etc.) la fuimos descubriendo como una “figura descomunal y universal”, tal como como la define Concha Núñez, su gran biógrafa. (Por cierto, publicó su “Puñal de Claveles” en 1931, un año antes de que Federico García Lorca publicara su “Bodas de sangre” sobre el mismo crimen de Níjar (Almería). Carmen había crecido en Rodalquilar, muy cerca del lugar del trágico suceso y Federico había vivido en Almería donde conoció los hechos que relató la prensa).

Desde que empezamos a conocer su obra, pregonamos, con éxito desigual, las excelencias de Carmen de Burgos. Triunfó en La Sorbona y en otras universidades europeas y americanas. Como pionera, se anticipaba a sus colegas. De ella dice Wikipedia que “defendía la libertad y el goce de vivir”. La dulzura de vivir… ¿Cómo no admirarla y, por tanto, quererla?  Lástima que, hasta que recuperamos la libertad en España, haya sido tan desconocida para nosotros.

«Revivir. La nueva Carmen de Burgos», obra de Asunción Valdés.

El 2 de mayo de 1939, el diario Arriba publicó un comentario, titulado “Letras de humo”, celebrando la quema de libros: “Con esta quema de libros también contribuimos al edificio de la España, Una, Grande y Libre. (…) En España los hombres jóvenes tienen el valor de quemar vuestros libros y, sobre todo, de quemarlos sin un gesto de aflicción”.

Siguieron la línea de la España intolerante del inquisidor Torquemada quien, en el siglo XV, mandó quemar todos los libros no cristianos. Antes de que los nazis y Franco le dieran la razón, el poeta alemán Heine, del siglo XIX, lo tuvo muy claro:

 – “Allí donde queman libros, acaban quemando personas”.

Colombine, como diría Machado, era una de esas personas «universales del corazón». Carmen luchó toda su vida contra la injusticia y la ignorancia. Por eso, quienes creemos en la igualdad entre el hombre y la mujer, y la tenemos como modelo ético y profesional, estamos en deuda con ella. Con actos como éste del libro de Asunción Valdés y el óleo de Ana Westley me consta que ambas quieren rescatar la memoria democrática de esta creadora genial, cuya vida y obra nos reconcilia con la condición humana.

“Lleva quien deja y vive el que ha vivido”, escribió Antonio Machado. Carmen de Burgos viajó y vivió apasionada e intensamente, hizo muchas preguntas para conocer lo diferente y, con sus obras salvadas de la hoguera por sus admiradores, nos ha dejado mucho. Por eso, ni siquiera Franco, con todo su poder y su odio, consiguió borrarla del mapa. La damnatio memoriae no le funciono al tirano. Carmen de Burgos resucita cada día en nuestra memoria. El próximo viernes lo hará de nuevo en su barrio. Así sea.

Mas información en awestley.com

Más información en martinezsoler.com

 

La resurrección de Colombine, milagro de Chonín

Emocionante y edificante presentación de «Revivir. La nueva Carmen de Burgos», obra en dos tomos de mi colega Asunción Valdés (Chonín para los amigos). Y me quedo corto.  La Cátedra Mayor del Ateneo de Madrid se vistió ayer de luces y se llenó de gente principal para aplaudir a esta periodista/investigadora/historiadora que ha sacado lo mejor (y más oculto) de la gran Colombine, la escritora/ periodista/feminista más odiada por el general africanista Francisco Franco. Carmen de Burgos, Colombine, fue la primera corresponsal de guerra de España (¡y en nómina, oiga!) y cubrió con sensibilidad y humanidad los desastres de la Guerra de Africa. No os perdáis la biografía de esta heroína borrada del mapa por Franco, el tirano felón.

Asunción Valdés, con su obra en mano, acompañada por Ana Westley (ex New York Times) que ha terminado el retrato al óleo de Carmen de Burgos, inspirada y animada por la biografía de nuestra querida Chonín y la Agrupación Carmen de Burgos del Ateneo.

Retrato al óleo sobre madera de Carmen de Burgos, Colombine. Obra de mi chica, Ana Westley (awestley.com), almeriense consorte desde hace 54 años. Este óleo viajará pronto a Almería donde nació nuestra heroína. Y allí se quedará por voluntad de la artista.

Portada de los dos tomos

Presumiendo de mi colega en el Ateneo. Antes de ser jefa de prensa de la Casa Real (con Juan Carlos I), Asunción dirigió un telediario en TVE y yo, otro. Daba gusto trabajar con ella.

La autora con Benita Ferrero-Waldner, ex ministra de AA.EE. de Austria, que glosó el libro.

Contra cubierta del primer tomo. Asunción tiene una calle con su nombre en Alicante. No me sorprende.

Contra cubierta del segundo tomo. Esta es su «opera prima», pero también su obra magna.

Un placer encontrarme allí con Fernando Almansa, que precedió a Asunción como jefe de prensa de la Casa Real.

Las prisas no son buenas para glosar (sin leer) una obra tan descomunal como la mi amiga Chonín. La leeré con atención y publicaré mi crítica, aunque sea a favor.  El que avisa no es traidor. Soy admirador de Carmen de Burgos… de Asunción Valdés.

 

¿Quien conoce a Carmen de Burgos? 2

Hoy me toca presumir de lo lindo. ¿Y cuándo no?, dirán quienes conocen mi tendencia al narcisismo. Pues, hoy, sí. Me acaban de nombrar vocal de la Agrupación Carmen de Burgos del Ateneo de Madrid.

Carmen de Burgos

A muchos les parecerá poca cosa, aunque me han nombrado por unanimidad, no por una nimiedad.

Con Roberto Cermeño (presidente), Odilo Domínguez (vocal) y mi colega Asunción Valdés, especialista en Carmen de Burgos. Falta en la foto Mar Abad (vocal)

Y estoy muy contento. Hace años que pregono, sin mucho éxito, las excelencias de Carmen de Burgos (Colombine), paisana almeriense, primera redactora fija de España, primera corresponsal de guerra, autora de mas de 200 obras, defensora de la mujer, del voto y del divorcio, desconocida para muchos españoles y, muy especialmente, por haber tenido el honor de ser la mujer más odiada por el dictador Franco y toda su clerigalla.  Su nombre fue prohibido desde el golpe de Estado de 1936 y sus obras quemadas. Gracias a la Biblioteca Nacional, que salvó algunas, y a Concha Núñez, su gran biógrafa, que resucitó su figura «descomunal y universal», quienes sobrevivimos a la censura del tirano hemos podido conocer a la grandísima feminista y progresista Carmen de Burgos.

El 9 de octubre de 2009, rendimos un primer homenaje a Carmen de Burgos, en el aniversario de su muerte en 1932, ante su tumba en el cementerio civil de Madrid. Concepción Núñez cantó como nadie la figura de nuestra colega. Muchos paisanos la ensalzaron. Federico Utrera hizo un programa espléndido para Canal Sur, la inigualable Nieves Concostrina (almeriense consorte, que vive en Rodalquilar, cerca de donde nació y creció la Colombine) la destacó en su serie Pioneras en Movistar, el Ateneo de Madrid (donde fue la segunda mujer socia después de la Pardo Bazán) y otros muchos se fueron sumando al coro de admiradores de esta pionera del feminismo.

Paseo Marítimo Carmen de Burgos, en Almería.

Hasta el Ayuntamiento de Almería se dignó, por fin, poner su nombre a un espacio singular: el Paseo Marítimo Carmen de Burgos. Y pronto aparecerá publicado el primer tomo de la magna obra «Revivir. La nueva Carmen de Burgos» de mi colega Asunción Valdés. En mi primera sesión como vocal de la Agrupación Carmen de Burgos del Ateneo pude participar modestamente en la preparación del próximo homenaje que le dedicaremos el próximo octubre en el 90 aniversario de su muerte. El venerable salón de actos del Ateneo estará a rebosar. Ya podéis ir anotando este acto en vuestras agendas. Todos los seres humanos que creemos en la igualdad entre la mujer y el hombre estamos en deuda con Carmen de Burgos, la Colombine. Necesitamos imitadoras e imitadores para que la humanidad mejore como ella soñaba. Ella era, como diría Machado, una de esas personas «universales del corazón».

Tumba de la Colombine. En la foto de 2009, estoy con Marijé Orbegozo, Miguel Naveros y Federico Utrera.

Mar Abad, periodista almeriense (y casi universal), vocal de la Agrupación Carmen de Burgos del Ateneo, que no salió en la foto.