Hay un precioso, preciosísimo poema de José Ángel Buesa, La despedida se llama, que reza en algunos de sus versos:
«Este amor intenso, apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho, no sé si te amé poco…
Tan solo sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa grabada en el recuerdo
y el corazón me dice que nunca te olvidaré.
Pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiece a amarte como jamás te amé».
(La he escrito de memoria, perdonadme si he confundido alguna palabra).
Y diréis vosotros, ¿y qué tiene esto que ver con Pamela Anderson? Pues mira, nunca es mal momento para ampliar nuestro repertorio cultural y, además, me ha venido a la mente pensando en lo diferente que es la percepción que teníamos en los ’90 de lo que era un «amor apasionado» de la que tenemos ahora, porque ahora la mayoría de esos «amores apasionados y locos» (no necesariamente el de Buesa) se quedaría en «una relación tóxica de m***da». Y pienso en eso al pensar en Pamela Anderson y Tommy Lee, los rockstars del amor más icónicos de los ’90. Aunque eso lo dejo para luego.
Al lío: Pamela Anderson.
Aunque no soy nada partidaria (lo sabéis) de hablar de la vida personal de la gente que me traigo a este blog, lo cierto es que en el caso de Anderson hago una excepción porque, durante mucho tiempo, se mantuvo en el candelero más por su vida sentimental (la real y la que le han inventado) que por su labor profesional.
Para esto me voy a tomar la libertad de parafrasear brevemente a mi predecesora en este blog: Se le han adjudicado relaciones con personajes de lo más variopinto: desde el guitarrista Slash al actor Arsenio Hall, pasando por el modelo Stephen Dorff y el rapero Usher. Con varios de ellos ha pasado por el altar y, con algunos, ha tenido una relación estable en más de una ocasión, como su primer marido (y padre de sus hijos), el batería de Mötley Crüe.
Pero lo cierto es que Anderson, además de ser frecuente en programas, cameos y realities, es una de las personalidades más activistas de la alfombra roja.
Aunque no en muchas, ha participado en varias series y películas, como Scary Movie 3, Superhero Movie o, muy recientemente, hemos visto su cameo en Baywatch, con Dwayne Johnson y Zac Efron.
Visitó la versión australiana de Gran Hermano en 2008, en 2010 pasó por la edición de la India de este reality y al año siguiente participó en el Gran Hermano de Reino Unido.
También fue participante del concurso de baile Dancing with the Stars durante diferentes años, y además hizo una aparición estelar en la versión argentina de este talent-show, Bailando por un sueño.
En 2013 se atrevió con el patinaje sobre hielo en la edición británica Dancing on Ice.
Como activista es un no parar. Creo que voy a empezar haciendo mención a la cita de Henry Miller que encabeza su perfil de twitter:
«Todo el mundo dice que el sexo es obsceno. La única obscenidad verdadera es la guerra»
Convencida vegana, forma parte de PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) y se ha unido numerosas campañas de la ONG. Tiene una fijación particular con la cadena de comida rápida KFC, de la que dice que «lo que hace con 750 millones de pollos cada año no es civilizado ni aceptable». En 2006 posó casi desnuda (solo con un tanga de color carne) en el escaparate de la tienda de Stella McCartney en Londres.
Por toda esta labor de defensa de los animales, en 2015 el príncipe de Montenegro, Stephan Cernetic, la nombró condesa de Gigli, italia.
Y, además, también ha publicado algunos libros (un par de ellos de tinte autobiográfico), aunque son formatos novelados, como Star Struck, Raw o Lust for Love.
A prácticamente nadie se le pasó por alto la serie Pam & Tommy, protagonizada por Lily James (Cenicienta) y Sebastian Stan (El soldado de invierno). Francamente, creo que la caracterización fue muchísimo mejor de lo que todos nos esperábamos.
Esa serie, producida por Hulu y distribuida en España a través de Disney+, no contó, sin embargo, con el beneplácito de la protagonista, que en contrapartida sí se convirtió en narradora en primera persona para un documental en Netflix estrenado el pasado enero: Pamela Anderson: Una historia de amor.
La razón de que la haya traído de nuevo al blog (hicimos un recorrido por su carrera hace un par de años), es que hace unos días volvió locos a sus fans al subir a sus redes sociales una foto que no podía ser más emblemática a la par que evocadora, y es que Pam compartió una fotografía vestida con el mítico bañador rojo de Los vigilantes de la playa, 30 años después de que la serie fuera emitida por televisión. La razón, por cierto, nada que ver con la nostalgia: es la presentación de la nueva colección de ropa de baño de Pam (Pam Swimswear with Frankies bikinis) que, tal como ella anuncia, estará en breve disponible a través de su página web.