Algunas palabras sobre Persecución y asesinato del rey de los ratones representada por el coro de las cloacas bajo la dirección de un escritor fracasado de A.G.Porta

Los cuentos de Navidad postmodernos se encuentran, de vez en cuando, con el bloqueo del escritor y acaban convirtiendo Madrid en Dublín mientras Porta sobrevive en Barcelona, esquivando a su mujer y soñando con las múltiples vías que le abren los senderos que se bifurcan en el soleado living de su piso. ¿Crees que Porta sabe quién es Gustavo Cerati? ¿Y Charly García? Recuerdo aquella canción de Sui Generis que Charly recuperó para sus directos salvajes de comienzo de siglo. Aquí pueden hacerse con el libro editado por Acantilado.

Era algo tan killer que nadie sabía muy bien si la salida también venía incluida con la entrada. Se llamaba Tribulaciones, Lamentos y Ocaso de Un Tonto Rey Imaginario, O No y correspondía al día en el que le nombraron Rey de la Papa en el Palacio de la Papa Frita. Octavio, perdona, ¿cuándo vas a empezar la reseña? ¿Por qué no le preguntan lo mismo a Antoni García Porta?

Construir un Scrooge sacado de otra dimensión, montado en un coche, ofreciendo sustancias a Carmen Martín Gaite, su limusina todavía lleva reproductor de deuvedés y parado en el semáforo, camino de casa, espera la llegada de los fantasmas. Espera a Bill Murray para que le enseñe a cortar con gusto su puro. Ven, Antoni, en el primer piso del Motel está alojado Enrique Vila-Matas, una habitación en Montevideo, Montevideo entero es para él, junto al Río de la Plata la Navidad se celebra en bañador y Papa Noel pasa calor con su traje mientras los pibes se suben en sus rodillas.

«De tres en tres, de cinco en cinco, también Miguel Delibes, segundo piso, puerta 22, junto a la de su adepto Umbral, Delibes le pide a Paco que se detenga, que tome aire,no puede escribir tanto. Envidia de Porta que sueña con mil cuentos que se terminan solos y no entiende que los cuentos de Umbral, millones de cuentos de Umbral, nunca terminaban, pero él los vendía igual. Un bocadillo con relleno frío, un bikini sin tostar. Me niego a hablar de Andersen o Perrault. Todas las versiones truchas de sus cuentos en los estantes de los bazares chinos, con dibujos hechos por encargo a coreanos que han fallado en los exámenes de acceso a la Universidad de Seúl y nunca podrán dedicarse al Manga. Antes había cintas de gasolinera, con las voces impostadas de gente anónima que imitaba a Manolo Escolar o Raphael en sus recopilaciones de villancicos. Todo trucho, todo mentira».

Dile a Philip K. Dick que llevo años invitándole al Motel. Que le espera Emmanuel Carrère con un bote de bencedrina sin abrir, dos máquinas de escribir eléctricas y una garrafa de cinco litros de agua mineral Vittel. ¿Coca-Cola contra los Reyes Magos? Mirra y oro. No me pidas que elija. 2666-466 son 2400 resultados o detectives o las páginas que quedan por escribir de Cant de Dèdalus anunciant fi.

Monzó, Perrault y otros fabulistas siguen las estrellas camino de Belén o de la plaza de Urquinaola mientras Ramón de España se abriga y extraña las albóndigas de una tasca de La Barceloneta por el traguito de ginebra con el que limpiaba el estómago antes y después de su ingesta. Ha llegado Marley y tiene la cara de Nicolas Cage. Nicolás Cage y Rubén Blades tienen, entre los dos, una de las mejores colecciones de cómics de Marvel del mundo. En sus épocas bajas han tenido que venderlas. Pero no a peso, en los USA se respeta al coleccionista, al hombre de los turrones, a un hombre de familia que haría lo que fuera por mantener calientes a sus hijos y con un plato de comida en la mesa.

«¿Antoni, me dejarás algo bajo la cartulina mal recortada que hace el papel de árbol navideño en mi casa? Dile a Josefina la Cantaora que mi abuelo fue capitán de una batería en L´Escala y que no puedo leer “El soldadito de plomo” a mi hijo de cuatro años porque se asusta con el monstruo que sale de la caja, el envidioso, rijoso, el que no soporta el amor entre el tullido y la bailarina. Como no sabe leer me tengo que inventar lo que sucede. Y es Navidad. No nos resistamos a los buenos sentimientos».

De acuerdo,no es el villancico correcto, pero tampoco esta es una reseña del todo perfecto y, al fin y al cabo, canta Bing Crosby, espero que me lo perdone, señor Porta.

Los ángeles de Qué bello es vivir no se parecen en nada a los de Win Wenders, como tampoco hay mucho de Paco Martínez Soria de Se armó el Belén en Charles Bukowski. Sé que no me quieres vender nada, sé que no nos quieres vender nada. Como mucho el libro y, estoy casi seguro, que eso es tema de los editores de Acantilado. Tenía una idea, se me ha escapado, la atrapo de nuevo. Mientras escribo sobre ti y mientras te leo, también tengo otros libros entre manos: uno de Javier Pérez Andújar, Catalanes todos. En el libro también hay algún momento navideño y burlón, franquista, navideño y burlón. Catalanes todos.

«En algún momento aparecen los ratones. Los ratones humanizados. La película de Basil. Basil es un producto menor de Disney. Todos somos productos menores de Disney. Ya lo ha comprado todo. Gilito vive, la lucha sigue. Los únicos ejércitos liberadores con opciones son aplastados por los stormtroopers Imperiales. El Puño de Vader. Marlowe es cebada destilada, Colombo café y dibujo con lápiz en una película rodada en Berlín. Ahora sí que hay ángeles. Ahora sí que nos hemos ganado las alas».

¿Cuándo ha aparecido el Rey déspota? Porta escribe un cuento de Navidad republicano. ¿Existe literatura monárquica? ¿y literatura navideña? Apuro el tiempo para poder publicar la reseña en los días claves. Corran a comprar el libro. Yo me hice con uno de Simenón hace unas fechas y le he hecho un hueco en el Motel Margot. Estará también el segundo piso, con un jersey de renos, esperando su oportunidad para escapar de las Ardenas y convertirse en norteamericano.

Un fantasma que acosa al Rey Ratón solo pide una mejora de las prestaciones sociales. La mujer y el hombre. Los cuentos escritos en pijama. La Navidad se acerca. Estado de excepción en la calle del Júbilo. Marlowe y West Side Story, una navaja y cigarrillos en la terraza. Porque esto ya no son los cincuenta, cuando todo el mundo podía fumar donde quisiera. Un festival navideño de instituto, una fiesta en Nochebuena con láser sobre la Iglesia, ratones que muerden a los que entran a la Misa del Gallo porque su olor a cena copiosa es demasiado apetecible como para resistirse. Hallyday y Gainsbourg cantando La Marsellesa. Gainsbourg con el manuscrito de La marsellesa en sus manos. ¿Qué podría salir mal esa Navidad?

El escritor se convierte en abuelo y descubre que todos los personajes de la cultura pop han aparecido alguna vez en un especial Navidad. No nombra el horrendo engendro de la Guerra de las Galaxias. Pero yo sí. Esto es una reseña que se me está yendo de las manos. Debería estar poniendo en orden los langostinos frescos y el pavo congelado. Pero escribo, escribo porque una vez me puse una máscara de lucha libre y me hice una fotografía con Peppa Pig y, entonces, todavía no sabía que iba a ser padre, pensaba que iba a ser escritor. Sigue la revuelta. Es Navidad. Siempre es Navidad en el libro, hasta con la llegada del último de los espíritus. Caída de la bolsa. Dinero que se alimenta de dinero. El detective Colombo acabará armado de una mina negra, trazará sombras negras y estiradas con las formas del café derramado sobre su gabardina y proclamará, con ironía, que son ángeles por descubrir. Bukowski, cartero de la vida, la cantaora, Marlowe pasa de disfraces excepto cuando hay un poco de dinero por el medio. Extraño los pitillos. Mañana vuelvo, mejor pasado. Pero vuelvo, eso sí. Una camiseta del Barcelona para el ratón inmigrante, negro como el rey Baltazar. Está usted haciendo trampas, escritor fracasado, todos los que lo leemos sabemos que Baltazar tuvo dos temporadas buenas, en el Celta de Vigo y en el Atlético de Madrid. El ratoncillo negro hoy llevaría un chándal de PSG. Lo he visto con mis propios ojos de rata, rata, rata almizclera, en la luz escasa de la primera madrugada. Dios, patria, rey, república, revolución. ¿Y si la revuelta ya ha terminado y no me he dado cuenta? ¿Y si vivo en una sociedad donde la justicia social es un hecho tangible pero se parece demasiado a cuando no lo era? Héroes de David Bowie en la versión de Parálisis Permanente o, todavía mejor, en la de Richard Coleman para Fricción.

Es 24 de enero, el libro que tienes entre las manos es lo que pudieron arrancar a su autor. Ahora explícale al virus el porqué de no terminar su trabajo. La razón por la que no pudimos disfrutar la distopía final. Hoy, en el striptease de medianoche, A.G. Porta trae un bello corazón.

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