Archivo de julio 24th, 2021

Desaceleración transitoria: Michel Houellebecq (Parte I)

Una vida, dos vidas. Michel me estará escuchando ahora mismo. Fumará mirando el mar o a escondidas de su mujer en el cuarto de las escobas. Fumará, eso seguro. Y yo le escribo, como quien lanza una botella al océano, con un papel digital y en un idioma ilegible. Houellebecq, el último dandy desarrapado, que bebe y fuma con una compulsión antigua, analógica y transgresora. Escribe versos con rotuladores indelebles mientras las distopías que imagino se desmoronan, como se desmoronan todas las distopías cuando se cumplen, a su alrededor.

«Houellebecq, que ha consagrado toda su vida a la provocación, a la sexualidad occidental, a todas la represiones que segrega la sociedad del primer mundo, es el último dique frente a la cultura de la cancelación.»

Sus manuscritos, de un potencial narrativo creciente, van aliñados de un exigente bagaje científico que permite a los ingenieros con vocación literaria —como yo— sentirse todavía importantes. Cómo no quererte, Michel, no tendrás el carisma de Boris Vian ni tus dedos artríticos recogerán los premios oficiales de Emmanuel Carrère, pero tú me amas, con ese pelo de cartón, con tus petardos contra las democracias fatuas. Yo te amo, porque sé que Fernando Arrabal está de tu lado, porque dejas fluir el conocimiento como una tóxica mancha de aceite que cubre los pocos metros cuadrados de tu apartamento. Porque tú vives en un chalet y también vives en una colmena prefabricada de un barrio periférico y en una vieja casa en un pueblo perdido de la España profunda, porque tú, Michel, vives conmigo, vives con todos. Lee el resto de la entrada »