Alfred Hitchcock es probablemente el primer gran maestro del suspense que nos dejó una gran cantidad de títulos inolvidables. Hoy vamos a investigar uno de esos títulos que tiene como curiosidad estar inspirado en hechos reales.
La soga (1948) fue la primera película en color del director inglés y una de sus obras más destacadas. Pese a la gran técnica que muestra en los planos de la película y ese estilo inconfundible de desarrollar el suspense, no fue un éxito rotundo e incluso fue censurada en países como Francia e Italia y recortada en algunos estados norteamericanos. Aunque no se muestra de manera implícita, todo hace sospechar que los protagonistas son homosexuales, lo que significaba cierto escándalo en la puritana sociedad norteamericana de la época.
El guion de la película está basado en una obra de teatro, Rope, escrita por el dramaturgo británico Patrick Hamilton en 1929. En ella dos estudiantes malinterpretan las teorías filosóficas de su profesor. La obra de Hamilton está a su vez inspirada en un terrible asesinato sucedido en Chicago en 1924.
Richard Loeb y Nathan Leopold eran dos estudiantes de la Universidad de Chicago de 18 y 19 años respectivamente, que decidieron asesinar a Bobby Franks de 14 años. Lo más trágico es que confesaron en el juicio que lo hicieron por el mero hecho de saber que podían hacerlo, al creerse superiores y pretendían perpetrar un crimen perfecto (aunque de perfecto no tuvo nada). Fueron descubiertos, acusados y condenados a cadena perpetua.
Tanto Richard como Nathan provenían de familias adineradas, eran inteligentes y tenían un gran futuro por delante. Sin embargo había causas en sus vidas que les llevaron a cometer el denominado por la prensa del momento «crimen del siglo». La afición a las novelas de asesinatos o la posibilidad de lograr un crimen perfecto se unió a la idea filosófica del superhombre de Friedrich Nietzsche.
El concepto del «superhombre» del filósofo alemán trataba de superar la tradicional moral occidental que había llegado de la mano del cristianismo. En esta nueva situación, el hombre se situaba con un grado de libertad que le permitía establecer sus propios valores. Este concepto de «hombre nuevo» se asocia como una de las bases del nazismo, en concreto el referido a la superioridad que otorgaban a la raza aria.
La película de Hitchcock trata de una fiesta organizada por dos estudiantes, Brandon Shaw (John Dall) y Phillip Morgan (Farley Granger). La tensión en los jóvenes comienza a crecer cuando llega su tutor Rupert Cadell (James Stewart), experto en criminología y comienzan a hablar sobre la posibilidad o no de realizar un «crimen perfecto». El profesor opina que no es posible tal cosa sin dejar alguna evidencia. Los dos alumnos esconden un secreto en el arcón de la casa, lo que es una demostración práctica sobre si se puede o no realizar el crimen perfecto.
De existir un crimen perfecto nunca podremos saberlo ya que al ser perfecto solo el asesino los sabe y nadie más. Esa perfección implica la imposibilidad de demostrar su existencia.
28 julio 2022 | 2:25 pm