Me han llegado varios wasaps de mis colegas en la defensa de lo ambiental fechados en el 6 de abril. Todos incluían fotografías del verdeado con césped artificial del otrora Salón de la ciudad, como lo bautizaron ediles anteriores al actual equipo de gobierno. Todos los remitentes de los wasaps exponían la preocupación del plastificado verde de la plaza. ¡No será para tanto!, pensé en el primer momento.
Dado que al día siguiente debía desplazarme a una actividad impulsada por “Ciudad deporte”, esperé antes de formarme una idea del asunto. Una vez en la plaza confirmé el verdeado chillón al que se aludía. Supuse que lo del día anterior era una preparación del escenario acotado para realizar actividades organizadas por el Ayuntamiento dentro del ciclo “Hola, primavera”, entre ellas el deporte inclusivo. También me enteré que se quería impulsar el deporte para todos con vistas a la capitalidad europea del deporte que iba a ostentar la ciudad en 2027.
Vista la plaza, en perspectiva alejada, me chirriaba un poco el conjunto: decirle hola a la primavera con un tapiz plastificado. Menos mal que tres ejemplares de olivos de vivero adornaban el césped plástico. Le daban al espacio un poco de distinción. Pero esa perspectiva me produjo preguntas incómodas. Una ciudad EuroCities 2030, que no identificamos porque podría ser cualquier otra de las europeas que ostentan ese calificativo, debía ser cuidadosa ante la plastificación de casi todo.
Me surgió la duda sobre la demostrable belleza plástica: suponía una agresión de color al conjunto, rodeado de edificios singulares civiles y religiosos; ¡como que no pegaba! Desconocemos si el márquetin aconseja pintar de verde hasta el suelo para resaltar su influjo vivencial, dado que bastantes ciudades carecen de suficiente naturaleza. No es el caso de esta ciudad de ríos con sotos esplendorosos; rodeada también de estepas en donde la belleza se amontona en tonos grisáceos, igual de trascendentales porque denotan que las plantas también ahí exhiben su aguante hacia la neutralidad climática.
Me temo que el césped, unos 2.000 m2, tendrá una vida efímera. O porque lo retiran pronto o por los castigos que sufrirá al ser pisado por tanta gente, por el calor asfixiante que soportará en esa plaza desnuda y por las partículas que depositará allí el viento; y si llueve. Con todo, los microplásticos se pondrán en marcha.
El ayuntamiento asegura que esa manta plástica será reciclada, pero no especifica si se ha elaborado con plástico reciclado. Eché en falta unos carteles en los cuales se publicitase que el material (donado) era de cercanía, reciclado/reciclable y con varios usos posteriores, y al final sería llevada al centro de tratamiento de residuos para reaprovechar no sé cuánta parte y en qué se iba a convertir después. Carteles que portarían los iconos de la certificación de sostenibilidad. Eso se llama fomento de la cultura ciudadana comprometida. No basta con obrar a favor de la sostenibilidad, hay que decir qué se hace y por qué. ¡Qué didáctico hubiera quedado unir deporte, general o inclusivo, y residuos cero!
Seguro que los y las ediles municipales son conscientes de que el uso masivo del plástico conlleva contaminación en tierra, mar y aire. Efectos que el tiempo no llega a borrar. Además de afear el paisaje y desdecir la imaginada transición conservacionista, penetra en las cadenas alimenticias de la biodiversidad que nos acompaña, y en forma de nanoplásticos hasta a la leche materna de las mujeres.
Sirva este artículo para poner en alerta a todas las ciudades, máxime a las que se han comprometido con la completa descarbonización; acompasando sus actuaciones a lo que se dice en la Agenda 2030 sobre las ciudades climáticamente neutras como esta. Deben hacer pedagogía ciudadana ante la invasión plástica. Además, el Fórum Económico Mundial -nada sospechoso de ser ecologista o como esa gente tan pesada (sic) que me envió los wasaps- advertía hace años: para descarbonizar los plásticos en 2050, tenemos que actuar hoy.
Algo se empieza a mover, pero despacio. Leímos en la web municipal que esa ciudad invertirá 280 millones de euros en una nueva planta para ser una ciudad cero residuos en 2030. Según los datos facilitados por el ayuntamiento se recuperan en su centro de tratamiento más del 50 % de los de residuos globales, uno de los porcentajes más altos entre las 100 ciudades elegidas en Europa para ser climáticamente neutras e inteligentes. Con esa nueva planta proyectada se pretende recuperar el 100 % de la basura. Precisamente, el reciclaje de residuos y la potenciación de la economía circular son dos de los elementos claves del plan de acción de la Agenda 2030 de esa ciudad. Los últimos párrafos son copia casi textual.
Lo mejor del día “Ciudad deporte” era quedarse con la ilusión y la cara de felicidad de los participantes, “Special Olimpics” o no, en los juegos deportivos. Seguro que el Gobierno de la ciudad había participado en el evento, pero llegué un poco tarde por lo que tampoco pude disfrutar de otras actuaciones. Estaba manifestándome en “Renovables sí, pero no así”.