Ascuas del cambio climático frente a la COP27

Cada vez con más frecuencia, el tiempo meteorológico se enfada y nos recuerda que todos somos transitorios. Todos llevamos prendido un pin que en una de sus partes nos califica como sufrientes, aunque más de uno no se haya dado cuenta y solo vea los colores gloriosos. Normal, el cuerpo humano actúa a veces de cerebro. Además, el corazón no late acompasado con su exterior; qué decir del pensamiento acumulado. El clima, tan estudiado en los libros de texto, tan protagonista de conversaciones y demandas, se ha convertido en un túnel al que no llega la luz para leer. ¿Por qué esta manía de confundir tiempo y clima? Si por ejemplo se secan buena parte de los manantiales y las fuentes que antaño abastecían a pueblos y ciudades;  ¿será a causa del tiempo o del clima? Lo cierto es que España se seca y se quema como cuenta esta entrada de 20minutos.es. Allá por donde la catástrofe va todo son rescoldos del cambio climático (brasas, ascuas, escozores y residuos) que al final componen crisis más o menos sentidas. No pasa sólo aquí. Ahora mismo tiene lugar en Egipto la Cumbre del Clima COP27. Por algo será.

Una participante en la COP27 ante el reloj del clima. (Gehad Hamdy/EP)

Somos humanos y como tales nos comportamos. Apetece sentirse confortado con el tiempo (temporal, episódico, muy cambiante, antes distribuido en estaciones casi regulares), y que vaya siempre a nuestra conveniencia. Si llueve varios días seguidos -bueno eso era antes- los noticiarios nos muestran gente cabreada (de la ciudad casi siempre) con tanta agua. Si padecemos un calor veraniego en el otoño hay gente que se conforta y se da un baño en el Mediterráneo: que nos quiten lo “bailao”; mientras las personas que regentan tiendas de vestidos de temporada miran al cielo. Pero algo sucede con el tiempo meteorológico cuando el verano alarga su tiempo hasta seis meses como va a suceder este 2022 en España. Malos tiempos para las sociedades humanas y la biodiversidad, para lo económico y lo social; ¡Qué decir de lo ambiental! Pero la vida no se puede detener.

Los medidores de audiencia de los medios de comunicación afirman que seguir el tiempo en las cadenas televisivas bate récords cada año. Tal es nuestra fijación por el tiempo meteorológico que la mayoría llevamos la conexión inalámbrica en dispositivos móviles en una app de las buenas. Le pedimos que me fije el tiempo para ir a tal o cual sitio o vestirme de una manera determinada, que me diga la hora en que va a llover (con porcentajes) o hacer viento, o más o menos calor, pero ¡hay cómo se equivoque! La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que nos informó con detalle del clima en España en 2021, ha soportado varapalos mediáticos y comerciales por no acertar plenamente en día, hora y lugar en sus previsiones del tiempo, por no hacerlas a nuestra conveniencia.

Dicen que en España, el paraíso de los pantanos, falta agua en los ídem. Claro, el problema es que no ha llovido. La culpa la tiene el tiempo. Como se nos da como norma escrita o filmada, nosotros nos confiamos en su caracterización. Pero cuidado, muchos tiempos (con sus variables meteorológicas, ordenadas y similares en los calendarios mensuales durante años pueden “convertirse” en clima; para bien y para mal. Si lo pensamos bien, ¡no queremos imaginar series pluviométricas y olas de calor como las de este año! De lo que quema siempre nos llegarán las ascuas si estamos cerca, pronosticaba aquella parábola popular.

Si ahondamos en el tiempo meteorológico y sus consecuencias, en lo que los medios de comunicación cuentan de quienes tienen intereses lucrativos a costa de él, sospechamos que llevan una verdad encubierta: los pantanos tendrían más agua si no se hubiese derrochado en maniobras energéticas y en pérdidas en las redes de distribución, tanto para los agricultores del regadío como en las deterioradas redes urbanas de abastecimiento. Por cierto, la paradoja climática avisa de que la amenaza del deshielo del Ártico y tierras limítrofes como Groenlandia nos puede abrasar. La noticia nos deja en ascuas porque detrás de ella se esconde una desviación y otras anormalidades de las corrientes marinas en el Atlántico norte, además de aportes extraordinarios del agua a los mares. Vaya desde aquí un réquiem por los glaciares españoles (los del Pirineo que tantas veces nos han enseñado vivencias y proporcionado emociones) y de todo el mundo.

De esto debería hablarse en una hipotética universidad del clima. Por cierto alguna universidad ya manifiesta la intención de promover una asignatura en todos los grados que abordaría la compleja estructura y variabilidad del cambio climático. Pero también la vida educa en la caracterización del clima. Cada día son más las personas que se interrogan si el cambio climático va a ser tan determinante en nuestras vidas, si no deberíamos saber de su presente y futuro; conocer lo que dice la ciencia. La ciencia de la psicología afirma que nuestro cerebro está preparado/entrenado para reaccionar enseguida al miedo, por una inundación o un incendio devastador por ejemplo, pero ese momento de alerta no es eterno. Se nos pasa cuando deja de afectarnos y no exploramos las causas que lo provocaron. El tiempo meteorológico es episódico mientras que el clima es una sucesión que por ahora da poco miedo. Bueno, a algunos sí que preocupa y mucho. Por cierto, la crisis climática redujo el tiempo de vida a bastante gente, y a otra le cercenó en parte la salud. Un estudio científico publicado hace unos días en The Lancet avisa de que las muertes de mayores de 65 años relacionadas con olas de calor y otros condicionantes del aire han aumentado un 68% en los últimos 20 años.

Una reclimatización saludable es lo que buscamos las gentes que queremos eliminar varios desacuerdos entre lo que hacemos cotidianamente y el mundo en que vivimos. Actuamos con la mejor intención para que las catástrofes y crisis globales no sucedan, o se aminoren sus efectos. Pero miramos a nuestro alrededor y se nos llena la mente de contrariedades con la realidad, incluidos los males endémicos que sufre mucha gente anónima. Sin olvidarnos del choque contaminador de países como China, EE.UU. o Rusia, por citar solo tres, que nunca hacen lo que alguna vez dicen, se les escapa, sobre la reducción del uso de combustibles fósiles; sus ascuas tienen carácter permanente y han llegado hasta la COP27.

Visto lo cual, se desmoronan los pensamientos de reconversión climática mundial, continuamente tizoneada. Vale aquí aquello que escribía Jorge L. Borges: “Mirar el río hecho de tiempo y agua. Y recordar que el tiempo es otro río. Saber que nos perdemos como el río. Y que los rostros pasan como el agua.” Pero ese río/tiempo tiene un caudal universal, en especial para la infancia –mucho más vulnerable a la contaminación– según demuestra el Informe FAROS. El ambiente y su impacto en la salud maternoinfantil: ¿a qué nos enfrentamos? del Hospital Sant Joan de Deu e IS Global. La misma infancia que este año ha podido vivir “El año más frío de su vida” como denuncia Unicef; tiempos y clima en interacción permanente, ascuas sobre las que hay que caminar. A la infancia de ahora le durarán muchos años hasta llegar a la vida adulta.

Así no hay manera de apagar el incendio del cambio climático; siempre hay por ahí tizones que se reavivan. Que pregunten a los agricultores y ganaderos españoles que soportan más de cerca las sequías. Les da igual o no de dónde vengan, el caso es que no duren tanto ni se repitan. ¡Bien quisieran hacer el tiempo suyo y poder manejarlo a conveniencia! Pero claro, las series temporales de agua de ellos a lo mejor no coinciden con las de los hoteleros y restauradores turísticos. Un ejemplo: si el pasado puente hubiese llovido mucho en un lugar, lo cual agradecería la gente del campo y los suministradores de agua potable -con los embalses y fuentes de abastecimiento casi secos-, despotricarían los gremios turísticos, quizás porque los informadores-as del tiempo televisivo o de otros medios no habían sabido precisar al milímetro el tiempo que iba a hacer cada cinco minutos. Unos de estos mensajeros son los científicos y científicas del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático por sus siglas en ingles), unos “cenizos pronosticadores de desgracias” que son cuestionados hasta por una parte de la clase política, que tanto debería apoyarse en las previsiones del IPCC para avanzar con medidas de “poliética ambiental” que hagan llevadero el futuro social, siendo que el cambio climático ya irrumpe en la política española y europea.

En demasiadas ocasiones, incluso a quienes queremos acercarnos o pregonar la realidad climática más se nos aleja. No tenemos éxito. Querríamos liberarnos de toda culpa por no seguir las prescripciones fruto de investigaciones climáticas y no lo conseguimos. Mientras tanto, los líderes políticos y empresariales escenifican sus pesares en algún momento, pero siempre “arriman el ascua a su sardina”, con o sin culpas añadidas. Vale para ellos aquello que escribía Antonio Muñoz Molina en un artículo reciente: la ignorancia ya no se disimula, ni se muestra sin complejo: ahora es un mérito, una señal de orgullo, un desafío contra los enterados, los expertos, los tediosos, los exquisitos, los avinagrados. Personalmente me encuentro muy próximo a estos cinco imaginados colectivos: todos los que alertan sobre la crisis/emergencia climática.

Recientemente, una dirigente política española dedicó en sede parlamentaria epítetos despectivos a quienes protestan/se lamentan por la inacción ante la crisis climática –suponemos que ahí no están incluidos los miles de investigadores-as de todo el mundo del IPCC o de universidades-. Basaba su negación del cambio climático  en que siempre ha variado el clima; lo debía asimilar a lo de las glaciaciones pero tiene poco que ver con el momento actual de la acción antrópica. No sabemos quién le aconseja decir esas cosas, que parecen veleidades del señor Trump –este también confundía tiempo y clima- cuando al ver la nevada de la costa este de EE UU (nov. 2019) aprovechaba esas ascuas gélidas para arremeter contra la ciencia del IPCC. Todos recordamos un presidente del Gobierno español que hace ya bastantes años negaba la existencia del cambio climático porque un primo físico de Sevilla no lo tenía claro. Ahora mismo hay un partido político que directamente niega el cambio climático y otro más mayoritario que lo ningunea. Por los mismos vericuetos viajan líderes como Putin, Bolsonaro y otros que han convertido la ignorancia en un mérito. ¡Peligro! No está la escena climática para confundir con frivolidades en torno a ella.

La verdad es que esas manifestaciones verbales, o ideas fijas, quedan muy mal cuando se celebra la COP27, a donde suponemos no llegarán las palabras de los negacionistas con altos cargos o que aspiran a ser líderes en España. Pero aquí desmontan muchos esfuerzos educativos sobre el clima y desmotivan a la gente indecisa. Algo parecido sucede últimamente en Francia, Italia, etc., hasta en las antiguas democracias modelo como Dinamarca o los Países Bajos. Sin embargo, luego van sus conciudadanos, que no suponemos ignorantes, y siguen votándoles. Sin darse cuenta, la ciudanía perdona esos deslices para que se sigan despreciando las evidencias climáticas, las consecuencias que pronto o tarde llegarán, también a sus hijos y nietos. Para sumergirme todavía más en lo del tiempo ambivalente y el clima, para enmarcar mi percepción de que no se valoran la inacción, el principio de precaución o el no miedo climático me quedo dándole vueltas a aquella idea de que era menos costoso prevenir que curar. Llegará 2030 y nos pillará…en ascuas.

Esculturas de jirafas, rinocerontes, conejos y otros animales de materiales reciclados invaden el parque donde el Gobierno egipcio habilitó la Zona Verde como espacio paralelo al destinado a la cumbre climática COP27 de Sharm el Sheij. (EFE/Rosa Soto)

Escribe aquí tu comentario





    Normas para comentar en 20minutos.es

    • Antes de enviar su comentario lee atentamente las normas para comentar en 20minutos.es.
    • Esta es la opinión de los internautas, no la de 20minutos.es.
    • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
    • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
    • Por favor, céntrate en el tema.
    • Algunos blogs tienen moderación previa, ten paciencia si no ves tu comentario.

    Información sobre el tratamiento de sus datos personales

    En cumplimiento de lo dispuesto en el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, y Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales le informamos que los datos de carácter personal que nos facilite en este formulario de contacto serán tratados de forma confidencial y quedarán incorporados a la correspondiente actividad de tratamiento titularidad de 20 MINUTOS EDITORA, S.L, con la única finalidad de gestionar los comentarios aportados al blog por Ud. Asimismo, de prestar su consentimiento le enviaremos comunicaciones comerciales electrónicas de productos y servicios propios o de terceros.

    No está permitido escribir comentarios por menores de 14 años. Si detectamos el envío de comentario de un usuario menor de esta edad será suprimido, así como sus datos personales.

    Algunos datos personales pueden ser objeto de tratamiento a través de la instalación de cookies y de tecnologías de tracking, así como a través de su acceso a esta web desde sus canales en redes sociales. Le rogamos consulte para una más detallada información nuestra Política de Privacidad y nuestra Política de Cookies.

    Los datos personales se conservarán indefinidamente hasta que solicite su supresión.

    Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión y portabilidad de sus datos, de limitación y oposición a su tratamiento, así como a no ser objeto de decisiones basadas únicamente en el tratamiento automatizado de sus datos, cuando procedan, ante el responsable citado en la dirección dpo@henneo.com

    Le informamos igualmente que puede presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, si no está satisfecho con en el ejercicio de sus derechos.