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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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Phillip Seymour Hoffman, o cómo resultar grandioso encerrado en tipos mediocres

Varios medios se han atrevido a adelantarlo: una sobredosis de heroína (sustancia con la que coqueteaba desde hace muchos años) ha acabado con la vida de Philip Seymour Hoffman, uno de los actores más llamativos de las últimas dos décadas.

Phillip Seymour Hoffman, en Venecia'2012

Phillip Seymour Hoffman, en Venecia’2012

Una jeringuilla colgando del brazo izquierdo y dos papelinas con algo parecido a caballo (había unas cuantas vacías) en la habitación de su casa parecen confirmar que este camaleón no supo, o no quiso, cargar con el peso de la fama y el éxito. Ambos, en su caso, eran merecidos: durante su corta carrera (le hemos podido disfrutar durante apenas 17 años) Hoffman deja varios papeles inolvidables y, sobre todo, un sello de autenticidad, una personalidad inconfundible y una apariencia, aunque muy variable, única.

Si hubiera que definir al actor con una palabra, esta podría ser intensidad. Uno cierra los ojos y no puede evitar recordarle bañado en lágrimas, tartamudeando o agitándose dentro del cuerpo de algún personaje desgraciado con el que, quizá, tenía más de un problema en común. Tres son los papeles de Hoffman que más recuerdo ahora mismo, quizá por ser los primeros en los que le disfruté: los de Boogie Nights, Happiness y Magnolia, tres películas magníficas en las que clavaba a tres tipos mediocres y vulgares, a los que su grandeza actoral convirtió en inolvidables.

Desde entonces una ristra de trabajos, casi siempre, aplaudidos por el público y la crítica. El Oscar por Capote estaba cantado, aunque no me gustó la película y su trabajo me pareció, casi, caricaturesco. Creo que la última vez que le vi fue en The Master, donde estaba irreprochable. Y, en el camino, infinidad de títulos, en casi todos ellos cambiando de peinado, modificando el acento, casi siempre tirando al exceso (no era lo que se dice una presencia discreta) pero siempre inconfundible.

Fallecido con apenas 46 años, deja mujer (Mimi O’Donnell, una diseñadora de vestuario) y tres hijos: Cooper Alexander, Tallulah y Willa, que por desgracia ya sólo podrán ver las múltiples caras tras las que se camuflaba su padre y nunca más a su papá de verdad.

Son leyenda: las doce estrellas vivas más veteranas de Hollywood

No está siendo un buen final de año: durante las últimas horas se anunció la muerte de dos grandes estrellas del cine clásico. Primero fue Peter O’Toole, fallecido el domingo a los 81 años. Horas después se conoció el deceso de Joan Fontaine, que moría el lunes a los 96 años.

Audrey Totter falleció hace una semana, Eleanor Parker hace un mes y en 2012 nos dejaron Ernest Borgnine, Ann Rutherford, Ben Gazzara o Charles Durning. Sin embargo, quedan todavía muchos nombres ilustres del viejo Hollywood, estrellas que, con casi un siglo de vida, siguen siendo sinónimo de gran cine e inolvidables trabajos. Ahí va un pequeño homenaje…

Olivia de Havilland en 'Lo que el viento se llevó'

Olivia de Havilland en ‘Lo que el viento se llevó’

Olivia de Havilland (1 julio de 1916, 97 años)

Ganadora de dos Oscar, protagonista de Lo que el viento se llevó y Nido de víboras (entre otras muchas) y hermana de una ilustre recién fallecida, Joan Fontaine (un año más joven). Desde hace muchos años vive en París, y fue allí donde se la vio por última vez en un acto público: fue en los César de 2011, donde fue presentada por Jodie Foster y recibió una enorme ovación.

 

Kirk Douglas en 'Espartaco'

Kirk Douglas en ‘Espartaco’

Kirk Douglas (9 de diciembre de 1916, 97 años)
Nunca ha ganado el Oscar, pero tampoco lo necesitó: es la estrella de títulos legendarios como Espartaco, El loco del pelo rojo, Duelo de titanes, Senderos de gloria o Cautivos del mal. Nacido en Amsterdam y de orígenes muy humildes, hace justo diez años le vimos en una de sus últimas películas, Cosas de familia, con su hijo Michael, su nieto Cameron y su exesposa Diana.

 

Zsa Zsa Gabor, en 1959.

Zsa Zsa Gabor, en 1959.

Zsa Zsa Gabor (6 de febrero de 1917, 96 años)
Bellísima y exótica, acabó siendo más famosa por sus matrimonios (nueve, uno más que Liz Taylor) que por sus trabajos en el cine (entre los que se incluyen títulos como Moulin Rouge, Lili o Sed de mal). A punto de cumplir los 97, se rumorea que está en coma desde hace meses.

 

 

 

Maureen O'Hara en 'El hombre tranquilo'

Maureen O’Hara en ‘El hombre tranquilo’

 

Maureen O’Hara (17 de agosto de 1920, 93 años)

Dueña de una espectacular melena roja y fascinantes ojos verdes, O’Hara estuvo en algunos de los mejores títulos de John Ford (¡Qué verde era mi valle!, Río grande o El hombre tranquilo), fue una de las primeras estrellas que demandó a una revista por difamación (fue en 1957, cuando Confidential Magazine la acusó de ser detenida por hacer el amor en un teatro) y vive en las Islas Vírgenes. Que dure.

Mickey Rooney (Wikipedia)

Mickey Rooney (Wikipedia)

 

Mickey Rooney (23 de septiembre de 1920, 93 años)
Es una de las grandes instituciones del cine estadounidense: ha trabajado durante casi 90 años (debutó en 1926), y tiene pendientes de estreno varios trabajos. También puede presumir de haber estado casado con una de las mujeres más bellas de la historia, Ava Gardner, y se separó hace pocos meses de la cantante Jan Chamberlin, su octava esposa.

 

Christopher Lee, como Drácula

Christopher Lee, como Drácula

Christopher Lee (27 de mayo de 1922, 91 años)
El que probablemente haya sido el mejor Drácula sigue en activo, y no hace demasiado le vimos en las exitosas trilogías de El señor de los anillos o las últimas entregas de Star Wars. Es un habitual de Tim Burton, grabó hace tres años un disco de heavy metal sinfónico (Charlemagne: By the Sword and the Cross) y reitera que no tiene ninguna intención de jubilarse.

Doris Day en 'Pijama para dos'

Doris Day en ‘Pijama para dos’

 

 

Doris Day (3 de abril de 1924, 89 años)
Tres comedias con Rock Hudson (Confidencias a medianoche, Pijama para dos y No me mandes flores) la convirtieron en ‘la novia de América’, pero su inocente apariencia tenía poco que ver con la realidad: un libro de David Kauffman, Doris Day: The Untold Story of the Girl Next Door, definía su vida como una interminable serie de penurias y desengaños, culminados por una vejez rodeada de mascotas y estafadores.

 

Eva Marie Saint en 'Con la muerte en los talones'

Eva Marie Saint en ‘Con la muerte en los talones’

Eva Marie Saint (4 de julio de 1924, 89 años)
Ganadora del Oscar por La ley del silencio, fue una de las más  perturbadoras rubias de Hitchcock gracias a la magnífica Con la muerte en los talones, donde se daba unos arrebatados besos con Cary Grant. También supo estar a la altura de Paul Newman en Éxodo, y la hemos visto encarnar a la madre de Cybill Shepherd en Luz de luna, de Tom Hanks en Nada en común y de Clark Kent en Superman Returns.

Lauren Bacall en 'El sueño eterno'

Lauren Bacall en ‘El sueño eterno’

 

Lauren Bacall (16 de septiembre de 1924, 89 años)
Palabras mayores: su belleza y elegancia la convirtieron en una de las presencias más irresistibles del cine, y su leyenda se vio acrecentada por ser, durante doce años y hasta la muerte del actor, la esposa de Humphrey Bogart. Bacall deslumbró en Tener y no tener o El sueño eterno, cantó y bailó en Cómo casarse con un millonario y ha seguido atrapando miradas en películas recientes como Manderlay, de Von Trier.

Angela Lansbury en 'Luz de gas'

Angela Lansbury en ‘Luz de gas’

Angela Lansbury (16 de octubre de 1925, 88 años)
La inolvidable Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen ha vuelto a ser noticia: el pasado 16 de noviembre recibió un Oscar honorífico (había sido candidata tres veces sin éxito) por el conjunto de una carrera con películas como Luz de gas, El retrato de Dorian Grey o El mensajero del miedo. Además, tiene el récord de candidaturas al Emmy sin premio: lo rozó en 18 ocasiones a lo largo de 33 años, pero nunca lo ganó.

Jerry Lewis en 'El profesor chiflado'

Jerry Lewis en ‘El profesor chiflado’

 

Jerry Lewis (16 de marzo de 1926, 87 años)
Fue una de las grandes estrellas del cine durante los años cincuenta y sesenta por El botones, El ceniciento o El profesor chiflado, y hace pocos meses dio una de las ruedas de prensa más divertidas de los últimos tiempos en la presentación de Max Rose en el Festival de Cannes. Además de un cómico descomunal, ha brillado en títulos más amargos como El rey de la comedia, de Scorsese.

Sidney Poitier, en 'Adivina quién viene esta noche'

Sidney Poitier, en ‘Adivina quién viene esta noche’

 

Sidney Poitier (20 de febrero de 1927, 86 años)
Actor y símbolo: con Los lirios del valle, Poitier se convirtió en el primer actor varón negro en ganar el Oscar. Fue la gran superestrella de color de Hollywood por Adivina quién viene a cenar esta noche, Estado de alarma o En el calor de la noche, ha dirigido varias películas, es embajador en la UNESCO y recibió otro Oscar, esta vez honorífico, en 2001 por su «contribución global al cine americano».

 

Pero hay más, muchos más, históricos con vida: Roger Moore, Shirley Temple, Martin Landau, Max von Sydow, Vera Miles, Tippi Hedren, Robert Wagner, Clint Eastwood, Gena Rowlands, Sean Connery, Robert Duvall, Leslie Caron, Debbie Reynolds, Omar Sharif, Kim Novak, Joan Collins, Gene Wilder o Michael Caine siguen cumpliendo años. Algunos están muy en activo, mientras otros hace tiempo se retiraron a un discreto segundo plano. En todo caso, no lo duden: si se cruzan con cualquiera de sus películas véanla, porque estarán frente a un trozo de la historia viva del Séptimo Arte.

George Clooney llama «tontos» a los famosos que usan Twitter

En persona, parece más un (buen) político que un actor: sí, es guapo, elegante y está hecho con el material con el que se fabrican los sueños (o, en este caso, las estrellas de Hollywood), pero es que además George Clooney es rápido, ocurrente y extremadamente seductor.

Y, para colmo, a veces se sale del tiesto, con alguna de esas afirmaciones que hacen relamerse a quien le está entrevistando. Eso acaba de pasar en una charla con la edición británica de la revista Esquire, cuya portada de enero corresponderá al actor.

El actor George Clooney, en la presentación de 'Gravity' en Venecia (GTRES)

El actor George Clooney, en la presentación de ‘Gravity’ en Venecia (GTRES)

En la charla Clooney se sincera al director de la revista, Alex Bilmes, reflexionando sobre las ventajas e inconvenientes de la fama, su vida como soltero y, cómo no, los eternos rumores que circulan sobre su sexualidad.

Pero lo más jugoso llega cuando Clooney se lanza a hablar sobre redes sociales. En su opinión, bastantes inconvenientes implica que te persigan los periodistas por ser famoso como para encima desvelar tu vida privada a tus seguidores. «Creo que un famoso que escribe en Twitter es, simplemente, tonto», dice el actor. «Me parece estúpido».

Para Clooney, las estrellas de la edad dorada de Hollywood no podrían resistir la presión que soportan los actores en la actualidad. «No es por compararme con Clark Gable«, dice Clooney, «pero dudo mucho que pudiera aguantar este entorno. Nos vemos afectados por la mierda que arroja un montón de gente, y eso requiere una personalidad muy zen».

A sus 52 años, Clooney cree que nada ni nadie puede prepararte para ser famoso. «Es impactante», concluye, «lo rápido que te ves atrapado en un mundo tan restringido».

Jennifer Lopez (casi 26 millones de seguidores), Ashton Kutcher (15,3), Charlie Sheen (10,3 millones de seguidores) o Leonardo DiCaprio (8,3 millones) son algunos de los actores más populares en la red social, lo que parece estar repercutiendo de manera positiva en su carrera. El (pen)último en sucumbir a los 140 caracteres ha sido el protagonista de House, Hugh Laurie, que abrió una cuenta el 16 de octubre diciendo: «Después de haber condenado esta tecnología como la simiente de Satanás, finalmente sucumbí».

Un mes y medio después ya ha publicado 500 tuits, y tiene casi 250.000 seguidores.

Paul Walker: un guapo encasillado y, según parece, buen tipo

Dueño de un físico espectacular pulido a base de deportes como el surf y padre de una adolescente, Paul Walker se definía como «un hombre de espacios abiertos, adicto al océano y yonqui de la adrenalina… Y ya de paso, actor».

Paul Walker, en una imagen promocional de 'A todo gas' (UNIVERSAL)

Paul Walker, en una imagen promocional de ‘A todo gas’ (UNIVERSAL)

Fue por esa última faceta, la actuación, por la que se convirtió en popular: tenía más de un millón de seguidores en Twitter y, atención, casi siete millones de admiradores en Facebook. Walker nos deja así con una prometedora carrera por delante, algunas buenas películas (otras, bastantes, muy flojas) y la fama mundial gracias a una saga de calidad discreta pero muy resultona en taquilla: todas las entregas de A todo gas obtuvieron buenos resultados económicos, y el invento seguía en plena forma… La sexta parte, estrenada hace unos meses, sumó más de 500 millones euros a nivel mundial.

Con su cara de chico bueno y sus músculos, Walker siempre se vio obligado a encarnar papeles de galán. En A todo gas era Brian O’Conner, un detective rebelde pero de buen corazón, impulsivo y a veces algo inocente en un mundo de hombres durísimos y adictos al gimnasio, las carreras de coches y el tunning, y en Inmersión letal (2005) exhibía su magnífico cuerpo junto a Jessica Alba en un título de escaso valor cinematográfico. No fue en ellas donde vimos sus mejores actuaciones: aunque como secundario, Walker apareció por ejemplo en Banderas de nuestros padres (2006), de Clint Eastwood, pero quizá su película más interesante fue Nunca juegues con extraños (2001), dueña de un prometedor arranque aunque algo diluida según avanzaba la trama.

Decía que nunca contemplaba sus películas porque no le gustaba verse actuar, y sus amigos le llamaban «el vagabundo» por su pasión por los viajes exóticos y su poca afición a echar raíces. Su belleza no era casual (no en vano, su madre también fue modelo) y, según parece, era un buen tipo: participaba con cierta asiduidad en actos benéficos y precisamente yendo a uno, para recaudar fondos para las víctimas del reciente huracán Yolanda, el actor ha encontrado la muerte. Descanse en paz.

Conmoción en Hollywood por la muerte de Paul Walker, protagonista ‘A todo gas’

Conmoción en Hollywood: Paul Walker, el guapo protagonista de la saga A todo gas, ha muerto en un accidente de tráfico. A sus 40 años, Walker viajaba como pasajero en el Porsche de su amigo Roger Rodas en Santa Clarita, cerca de Los Angeles. Según parece, ambos se dirigían a un evento benéfico de la organización Reach Out Worldwide y fallecieron en el acto. El vehículo se salió de la carretera, se estrelló contra un árbol o un poste y se incendió.

Paul Walker en 'A todo gas 6' (UNIVERSAL)

Paul Walker en ‘A todo gas 6’ (UNIVERSAL)

El portal de noticias TMZ fue el primero que informó de lo sucedido, y poco después la página en Facebook del actor, su cuenta en Twitter y Universal Studios, la distribuidora de A todo gas, confirmaron la trágica noticia. La compañía emitió esta madrugada una nota de prensa comunicando que «Todos en Universal tenemos el corazón roto. Paul era uno de los más queridos y respetados miembros de la familia del estudio durante 14 años, y su pérdida es devastadora para nosotros, todos los que participamos en las películas de A todo gas, y para sus innumerables fans. Enviamos nuestras más profundas y sinceras condolencias a la familia de Paul».

Ayer mismo, el actor mostraba en su cuenta de Twitter una imagen junto a Vin Diesel recordando la próxima llegada de una nueva entrega de A todo gas, la séptima parte de una exitosa saga cinematográfica con la que Walker obtuvo la fama mundial. Artistas como Ashley Tisdale, Alyssa Milano, Benjamin Wallfisch o Amber Rose ya han transmitido, también a través de Twitter, su dolor por lo ocurrido. Dwayne Johnson, ‘The Rock’, compañero de Walker en las últimas entregas de A todo gas, ha escrito en su cuenta «Toda mi fuerza, mi amor y fe a la familia de Walker en este momento desgarrador. Encontraremos nuestra fuerza en su luz. Te amo, hermano». Y, cómo no, también Vin Diesel escribió un emotivo mensaje en las redes: «Hermano, te echaré muchísimo de menos. El cielo ha ganado un nuevo ángel. Descansa en paz».

Paul Walker, junto a Vin Diesel en la sexta entrega de 'A todo gas'

Paul Walker, junto a Vin Diesel en la sexta entrega de ‘A todo gas’

 

Paul William Walker nació en Glendale, California, el 12 de septiembre de 1973. Desde que era casi un bebé empezó a trabajar en anuncios publicitarios, y con apenas 10 años le vimos en algún capítulo de series como Autopista hacia el cielo. En 2001, gracias al estreno de A todo gas, se convirtió en una estrella con su personaje de Brian O’Conner, pero también destacó en películas como Pleasantville (1998), Nunca juegues con extraños (2001) o Inmersión letal (2005).

El actor deja una hija de 16 años, Meadow, fruto de su relación con Rebecca McBrain. Walker se encontraba en estos momentos rodando la séptima parte de A todo gas, cuyo estreno estaba previsto para el 11 de julio de 2014, y tenía pendiente de estreno Brick Mansions.

Miguel Ángel Muñoz: «El cine español se valora mucho más en el extranjero»

Cruza el charco cada dos por tres: que si una serie en México, que si un curso de interpretación en Los Ángeles… O, claro, el estreno de alguna película en España como Viral, que llega a los cines el viernes. «Llevo bastante tiempo fuera», explica Miguel Ángel Muñoz, «pero mis raíces están aquí, y la imagen que tenemos de nuestro cine no se corresponde con la realidad. Está infravalorada. Exportamos mucho talento, y en el extranjero se valora lo que hacemos… Es una pena que las cosas que leo fuera sobre el cine español no las lea en los periódicos españoles».

 

El actor Miguel Ángel Muñoz (foto: B. Doral)

El actor Miguel Ángel Muñoz (foto: B. Doral)

 

Así de contundente se muestra el actor, que en julio cumplió 30 años y al que llevamos viendo desde hace dos décadas. Empezó por pura casualidad: no hay antecedentes artísticos en la familia y a él lo que le gustaba era el fútbol. «Hasta que un día una amiga de mis padres me propuso ir a un casting, y salió bien. Les preguntaron a mis padres si podía ir a probar, y poco después estaba haciendo una película como El palomo cojo, con monstruos como Paco Rabal o Carmen Maura».

A los 14 años vino el primer pelotazo televisivo: Al salir de clase. A los 16, otro éxito absoluto: Compañeros. Pero fue a los 18 cuando todo explotó con Un paso adelante, donde como Rober, uno de los protagonistas, tuvo que aprender a cantar o bailar. «Fue un fenómeno social, y luego vino el grupo musical…» La pregunta es de rigor: ¿Cómo hace uno para, tan joven y tan famoso, no volverse un completo idiota? «Mientras hacía Al salir de clase veía, sin ser uno de los protagonistas, que casi no podíamos salir a la calle, pero también que a los tres meses de terminar la serie ya nadie me pedía un autógrafo. Fue un shock, pero me vino muy bien. Con el paso del tiempo te das cuenta, viendo la carrera de otros, de que la fama no tiene nada que ver con la calidad como actor, y eso te ayuda a tener los pies en el suelo. La fama se agradece, pero no es lo más importante».

Sin embargo, es innegable, Muñoz es famoso. Lo demuestran sus más de 137 mil seguidores en Twitter, herramienta de promoción que él mismo maneja y de la que está «desintoxicándose». «Cuando llegué a México hace unos años, no paraba… Y de pronto me di cuenta de que estaba todo el día compartiendo cosas, retuiteando otras y subiendo todo lo que se me pasaba por la cabeza. Así que, desde hace un año, he decidió quitarme Internet del móvil: así sólo puedo conectarme cuando tengo wifi, aunque sigo usando mucho Twitter en momentos como este, para promocionar lo que hago».

Lo que hace en estos momentos es, precisamente, promocionar Viral, película cercana al terror pero que no se ahorra alguna que otra broma y que, de paso, habla de las redes sociales y los reality shows. En ella Muñoz da vida a Frank, un director de cine andaluz («decidimos que fuera andaluz para crear más empatía con el público, y nos metimos en un buen jardín con el tema del acento») que desengrasa de vez en cuando la trama. «Me gusta que la película toque esos temas porque los jóvenes están hambrientos por salir en la tele, o por tener muchos seguidores en las redes sociales, sin saber que también puede ser peligroso. Muchos chicos confunden la realidad con lo que vemos en Internet: la tecnología nos facilita la vida, pero también puede alejarnos porque pasamos demasiado tiempo navegando y perdemos de vista lo que nos rodea».

Y lo que nos rodea es, claro, la crisis. La del cine y la del país en general. Sobre la primera, Muñoz no tiene dudas: «El cine, tanto el español como el extranjero, le gusta a la gente, es necesario. Pero la crisis aprieta mucho, y si no tienes ni para comprar el pan cómo vas a pensar en cines o teatros.. Pero hay ganas. Se vio con la Fiesta del Cine. Confío en que la situación económica mejore, porque el cine también lo notará». Y, mientras, recomienda para los que todavía se atreven a ir las salas dos películas además de Viral: Gravity («donde se ve que los latinos tienen ahora el poder en Hollywood, y que va a hacer carrera en los Oscar») y una que llegará próximamente, Dallas Buyers Club, «donde Matthew McConaughey hace un trabajo espectacular como enfermo de SIDA».

 

La desconocida mujer que escribe los tuits de las grandes estrellas

Cuando Channing Tatum se contonea en una película miles de personas se relamen, pero eso no es nada comparado con lo que provocan sus chistes en Internet.

Zac Efron no tiene tantos músculos, pero sí una sonrisa angelical. Todavía no ha hecho una película potable, pero si alza una de sus perfiladas cejas millones de chicas lo retuitearán con histeria.

No, Channing: sabemos que con esos deditos no escribes tus tuits.

No, Channing: sabemos que con esos deditos no escribes tus tuits.

 

Porque a Tatum le siguen casi 18 millones de personas a través de Twitter, Instagram y Facebook, y con Efron pasa algo parecido: tiene casi 17 millones de admiradores entre las tres redes sociales.

Grave, sí, ¿pero saben lo peor de todo? Que ninguno de los dos escribe una sola de las palabras que tanto emocionan a sus fans.

Lo siento. Había que decirlo. Su abrumador éxito en Internet se debe a una negra diminuta y desconocida, LaQuishe Wright, con más o menos el mismo carisma en la Red que un político español.

Eso sí, su historia es mucho más emotiva y humana que la de Rubalcaba o Rajoy. En 2004, tras deambular por varios empleos, Wright creó una empresa de diseño web y marketing que no lograba arrancar, pero la cosa fue todavía peor cuando dos años después le diagnosticaron una grave enfermedad a su bebé de diez meses.

Wright entró en una depresión, hasta que una película la rescató del pozo: un musical llamado Un paso adelante. Si la han visto probablemente les habrá dado ganas de suicidarse, pero a LaQuishe le pasó lo contrario: para que luego digan que el cine mediocre sólo sirve para recibir subvenciones.

La cosa no quedó ahí. LaQuishe terminó de espantar su pena creando una web consagrada a su nuevo ídolo, Channing Tatum Unwrapped, donde aplicó sus conocimientos de marketing cibernáutico y que en un solo mes ya tenía 30.000 usuarios únicos. El bebé se curó. Los padres de Tatum le felicitaron por la web sobre su hijo. Y, finalmente, el milagro se completó: el propio actor contactó con ella para pedirle que su página fuera su web oficial.

El resto ya os lo he contado: la vida digital de Tatum quedó en manos de la hábil Wright, que después ha sumado como clientes a Zac Efron, Paul Walker o el escritor Nicholas Sparks (en cuyos lacrimógenos libros se basan algunas exitosas películas de los últimos años). La tipa es una auténtica genia propulsando carreras con mensajitos de móvil.

Querida LaQuishe: no soy digno de que entres en mi blog, pero si lo haces y te animas a hacer conmigo lo que has hecho con tus chicos prometo aprender a bailar y ponerme tan cachas como ellos.

Adrián Lastra: «Me cabrean mucho el paro y las medidas que no están arreglando nada»

Buenas noticias para sus admiradores y admiradoras: Adrián Lastra es, efectivamente, un cielo. Lo avisan sus compañeros. La persona que lleva su imagen. Y puede corroborarlo cualquiera que hable con él: nacido en 1984 en Madrid, está en pleno ascenso profesional pero parece no haber cambiado. «Acabo de salir del gimnasio», cuenta, «intentando desestresarme un poco. Es el único lugar donde mi cabeza se está un poco quieta».

Es normal que ande un poco estresado, porque no para. Podemos verle en el cine, donde ha hecho Fuga de cerebros 2, Primos (por la que fue candidato al Goya) o Temporal, que se estrena este viernes. En el teatro, donde protagoniza el musical Hoy no me puedo levantar. O en la tele, donde estará próximamente con Galerías Velvet, cuya primera temporada está a medio rodar.

Adrián Lastra

«No me puedo quejar, desde luego», explica, «porque la situación que vivimos es muy mala: desempleo o precariedad, gente que no puede llegar a fin de mes ni al final del día… De eso habla Temporal: de la mierda que estamos viviendo. Pero la película, que es muy humilde, le da una vuelta de tuerca y logra arrancar una sonrisa».

Temporal es, en efecto, una película humilde e independiente. Otro ejemplo del cine al que nos está acostumbrando una industria, la española, que atraviesa un momento difícil. «No me gusta hablar de películas pequeñas o cine pequeño», aclara el actor, «porque Temporal no lo es. Es humilde, no aspira a triunfar en la taquilla, pero sí a contar de manera detallista, con mucho trabajo y de manera maravillosa, la historia de cinco personas».

Adiós, entonces, a las grandes producciones y al concepto «estrella» del cine. El actor tendrá que ser más humilde… O no será. «Hacer películas como se hacían antes es imposible. Somos muchos profesionales y cada vez hay menos trabajo. Espero que la situación remonte o, simplemente, tendremos que adaptarnos todos. Lo hizo Paco León con Carmina o revienta, y es maravilloso: actualizarse, apostar por otro sistema, reinventarse».

Otra cosa, claro, es el teatro. Hablamos de Hoy no me puedo levantar, el musical basado en canciones de Mecano. «Lo que vivo con esa obra es pura felicidad», concede, «porque me da lo que siempre he soñado. Estamos dándole una vuelta de tuerca a los personajes de un musical: ya no es sólo cantar o bailar sino, sobre todo, interpretar. Con Colate hemos creado un personaje real, un chico de pueblo que llega cargado de sueños al Madrid de los ochenta y que, además de cosas bonitas, encuentra cosas más feas como la droga. Pura realidad».

Actúa, canta, baila… En resumen: ¿el típico caso de niño que, desde pequeño, sueña con ser artista? «¡Para nada!», desmiente entre risas. «Yo quería ser futbolista, como todos los niños, pero Operación Triunfo me hizo cambiar. Se estrenó cuando tenía 17 años y me despertó algo que no tenía… ¡Me apetecía cantar! Mi padre cantaba y en mi casa he oido mucho flamenco, pero al ver OT vi que se me podía dar bien. Que entonaba. Que me apetecía lanzarme. Estaba estudiando electrónica, pero vi que ese era mi reto, y me gustan mucho los retos».

Y ahí sigue, de reto en reto. El próximo es aprender idiomas («no quiero ir a Hollywood, porque me daría una leche importante, pero sí trabajar en Europa, Sudamérica, Centroamérica…) y, por supuesto, seguir en contacto con sus seguidores, cada vez más. «Me gusta mucho Twitter, pero depende del dia y de cómo me levante. Es una forma de compartir tu vida profesional y privada, como un regalo para la gente que te sigue, pero a veces tengo que controlarme porque soy hiperimpulsivo y no puedo escribir las cosas ofensivas que me apetecen cuando me cabreo». ¿Y, por ejemplo, qué le cabrea? «Infinitas cosas. El paro. O las medidas que presuntamente se toman. Que me digan que todo se está arreglando, que va a mejor, mientras miro a mi alrededor y encuentro justamente lo contrario».

Han… Solo a cambio de Indiana Jones

Se avecinan días de secuelas. De secuelas de secuelas. E, incluso, de secuelas de precuelas, que vendrían a ser la película original a ver si nos la cuelan y pagamos otra vez. Se avecina el retorno de esperadísimas sagas pero, de entre todas, la más esperada debe ser la de Star Wars.

Harrison FordSí, George Lucas vendió la franquicia (no quedaba ya nada más que vender) y J.J. Abrams se hará cargo del asunto. Pero Lucas no puede estarse tranquilo y según parece él es la clave de que se haga realidad uno de los grandes alicientes del Episodio VII: reunir a Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher para encarnar a los avejentados y originales Han Solo, Luke Skywalker y Leia Organa.

Hamill y Fisher están encantados con la idea, y los colegas que les han ido dejando dinero estos años también, porque la cosa promete dar mucha pasta. Pero Ford no está muy convencido: que si el chaleco con camisa ya no se lleva, que si exige que Calista Flockhart haga de Jar Jar Binks… En fin, cosas de estrellas.

Y es aquí donde aparece Lucas: ha prometido a Ford que, de volver a subirse al Halcón Milenario (pendiente de pasar la ITV), él pone en marcha otra entrega de Indiana Jones. ¿Es necesario? ¿No teníamos suficiente? ¿Por qué a tanta gente no le gusta el ajo? Definitivamente: no, no hacía falta otro Indiana Jones. Pero a Ford, como le pasa a tantos otros (véase el caso de Nacho Vidal), le apetece volver a sacar a pasear el látigo.

En resumen: que si quieres un Han Solo entrañable y abuelete tendrás que comerte otras dos horas y media del decrépito arqueólogo. ¿Te apetece lo primero? ¿Te horripila lo segundo? ¿Alguien puede echarme una mano (incluido Harrison Ford, que para eso es carpintero) para montar esta tarde una estanteria de Ikea?